Capítulo 3: Yo, no merezco esto.
—No, señor Waltón.
Pensando en cómo cancelar el servició, miró al taxista un poco avergonzada, debía llamar a su mejor amiga, sería la única que podría ayudarla en estos momentos; observo por la ventanilla y se mordió el labio inferior pensativa, luego volvió a mirar al hombre e incómoda y decidida le preguntó al anciano: —¿Señor, podría por favor prestarme su celular? —el hombre miró a la chica por el espejo retrovisor, recogió el celular y se lo entregó.
—Gracias. Sin perder tiempo marcó el número de su mejor amiga, Helena.
—¡Amiga! ¿cómo te fue en la…
—Lena, ayudame por favor, estoy llegando al apartamento, voy en un taxi, pero deje el bolso en la villa, ¿podrías prestarme dinero y cancelarle al señor, por el servicio de taxi? —preguntó a su amiga interrumpiendola, su voz temblaba pero intentó ocultarlo —Necesito tu ayuda —terminó de decir y siguió mirando por la ventanilla del auto.
—Por su puesto nena… Dime qué ha pasado, tu tono de voz no es el mismo, me estás preocupando—[…] frunciendo los labios intentó ahogar un sollozó, aún sin quitar la vista de la concurrida calle.
—Lena, en cuanto llegue tu trasero a casa, te contaré lo que ha sucedido y… porque fui invitada a la dichosa reunión —expresó con tristeza.
—Está bien —contestó —. Amiga, te haré el favor e intentaré llegar pronto.
—Gracias, te haré llegar el código para que canceles —dijo y luego colgó la llamada, envió la imagen del código a su amiga por mensaje de texto, y devolvió el celular al hombre.
—Señor, espere a la notificación de pago por favor y es en el complejo de apartamentos, Luna Verde —el anciano asintió con la cabeza.
Sin más se tumbó en la silla e intentó poner sus pensamientos a un lado.
Al llegar al complejo, la pequeña niña bajó después de que sonó la notificación de pago, y entró saludando al guardia de seguridad, sin darse cuenta que en un Mercedes-Benz SLR McLaren 722. se encontraba el hombre con el que había estado la noche anterior.
El joven al ver donde había bajado aquella niña, miró a su asistente y dijo: —Averigua quién es ella, quiero saber todo.
El asistente Paul, disimuladamente frunció su entrecejo, era la primera vez en 5 años, que escuchaba a su jefe querer saber de una mujer, había tenido infinitas mujeres pero ninguna le había interesado como para investigarla, parpadeo repetidas veces intentando borrar sus pensamientos y asintió. —Sí señor —dio vuelta al auto y aceleró por el camino.
En la empresa Jewelry Empire.
Helena, atónita miró el teléfono móvil después de hacer el pago, guardó el aparato y se levantó alistando una pila de papeles, en ese instante, se acercó una colega con su teléfono móvil en la mano.
—Oye Lena, ¿No es Adrian, el novio de Meylin? —le preguntó la chica estirando su mano con el móvil. Lena, dejó de hacer sus cosas para ver lo que se proyectaba en las imágenes.
Completamente sorprendida le quitó el teléfono móvil de las manos a su colega, y lo miró con la boca abierta. —M*****a Liz, es una zorra —murmuró enojada, la mujer a su lado volvió para verla y arqueo las cejas confundida.
—¿No, era Adrian, novio de Meylin? —le preguntó una vez más expectante, era una noticia bastante jugosa para todos en la compañía, y sentía un poco de envidia de Meylin, pero también sabía que era mejor ella, que Liz, la chica ahora con el título de la prometida del CEO, se pondría más difícil de tratar.
Lena, miró a la mujer a su lado frunciendo el ceño. —No, digas tonterías, mi amiga se merece a alguien mejor —masculló y le entregó el móvil. “Ahora entiendo porqué se escuchaba así durante la llamada”. pensó para sí misma y terminó de recoger las cosas.
De vuelta al complejo, la pequeña mujer entró al departamento insertando la clave de la puerta y luego la cerró detrás de ella, cayendo pesadamente en esta.
—No, puede ser —musitó con tristeza, se levantó y corrió a la habitación, se retiró todo lo que llevaba puesto, se cambió a ropa cómoda y se tumbó en la cama llorando, un rato después se quedó profundamente dormida.
A las 6 de la tarde, su mejor amiga estaba de vuelta, busco a Mey, apenas entró, al no verla en la sala corrió a la habitación de la niña, pronunciando su nombre, mientras entraba. —¡¿Mey?! —la llamó acercándose a ella.
Al escuchar que la llamaron, abrió sus ojos y levantó la cabeza somnolienta.
—¿Cómo estás? —le preguntó con una mirada ansiosa.
Sin poder articular palabra, negó con la cabeza mientras se sentaba en la cama, y sus lágrimas brotaron nuevamente, el corazón de su amiga, se estrujo al verla de esa manera, la única vez que la vio así, fue cuando murió su abuela, hace un año.
—Aw, Mey lo sé, ven aquí —murmuró, apoyando la cabeza de la niña sobre su hombro.
La chica miró a su amiga y respiro hondo—. Yo… yo no merezco esto Lena —susurró, sintiendo que su corazón sufría cada vez más y los recuerdos que tenía con aquel hombre no ayudaban.
Helena la miró negando con la cabeza. —Claro que no —le dijo y limpio una lágrima que caía por su mejilla—. Tú no mereces esto, por eso amiga mía, quiero que dejes de llorar; ellos no merecen una lágrima tuya, debes demostrarles que eres feliz, que eres fuerte, no les des el gusto que te vean así —musitó intentando levantar el ánimo de su amiga. —Mey, ahora tienes que luchar y volverte mas fuerte.
La niña pensativa volvió para verla, sintiéndose incómoda quiso contarle a su amiga lo que habían hecho con ella. —¿Sabes? —musito —. Son unos desgraciados, mi padre y esas dos mujeres —susurró, mientras sus lágrimas resbalaban por sus mejillas, llamó la atención de su amiga. —Me vendieron, Lena —balbuceó, dejando a la chica a su lado completamente atónita.
—¿De qué hablas Mey? —inquirió sorprendida e incrédula.
—Ellos… me vendieron a un hombre… por una deuda que tiene mi padre, pero me escapé y terminé en la cama de otro hombre. —no pudo más y se desplomó en las piernas de su amiga, llorando al contar esto.
Lena, frunció su entrecejo al escucharla. —Por Dios, Mey… ¿es eso cierto?[...] —la chica asintió—. Son tan bajos, al haberte hecho eso nena —consoló a su amiga, y acaricio su rostro mientras intentaba tranquilizarla, se acostó a su lado. —Eres muy valiente Mey, ¿Cómo escapaste de ellos? —le preguntó.
Ella respiró hondo antes de empezar a contar. —Recuerdo, que recibí una copa de vino y que después de eso sentía debilidad… sentía algo extraño entre mis piernas —[...] la pequeña chica le contó a su amiga todo lo sucedido desde el principio, poco tiempo después, se quedaron dormidas.
Al despertar miró a su amiga que aún dormía, se levantó intentando no despertarla y salió de la habitación, entró al siguiente cuarto de baño y se arregló un poco, para luego salir del complejo.
Pronto el taxi estacionó en la entrada de la villa Jones, caminó decidida y golpeó repetidas veces la puerta, esta se abrió y Meylin entró sin ser invitada.
—Señorita no puede pasar —farfulló la mujer que se encontraba allí.
—Solo vengo por mi bolso, el auto y me voy enseguida.
Capítulo 4: ¿Fuiste a la guarida del lobo? La mujer se movió incómoda al escucharla, sin saber como explicar lo que estaba sucediendo, pronto las risas en la sala de estar, llegaron a los oídos de Meylin. —¿Sonia, quien es? —[...] inquirió Liz, desde adentro. —Señorita vayase —susurró la mujer mayor mirando a la chica que tenía enfrente. La joven mujer al no obtener respuesta había salido de la sala de estar, al ver a su hermanastra, ladeo un poco su cabeza y esbozó una sonrisa. —¡Mamá, mira quién está aquí! —exclamó llamando a su madre que enseguida, salió de la sala. Karla, al ver a la chica allí, apretó su mandíbula y se acercó a toda prisa. —Eres una estupida, ¿Sabes en lo que nos has metido? — inquirió mientras caminaba hacia ella, con una mirada malvada, en un segundo, levantó su mano con la intención de golpearla, pero el golpe nunca llegó, ella había sujetado la mano de la mujer en el aire, la tensión se podía sentir en el ambiente. Mey, la miró con desdén y mascull
Capítulo 5: ¿Quién crees que eres?. "[Son tal para cual]" "[Son la pareja perfecta, la segunda dama de la familia Jones, es hermosa, realmente se merece un príncipe azul como Adrian]". "[Le deseo a la hermosa pareja una feliz vida]" —Bueno, nadie sabe lo que realmente sucede —murmuró Lena, mientras acariciaba con cariño la mano de su amiga. La hermosa joven soltó un suspiró, mirando a su amiga expresó: —Si, tienes razón. —Señoritas sus platillos están listos y el mejor vino del restaurante —las interrumpió el camarero mientras organizaba cada plato en la mesa, recogió la botella de vino y la destapó como todo un profesional, para luego servirles a cada copa. —Guarda eso por favor, me da nauseas de solo verlo —susurró con su mirada en el plato, se veía apetecible, pero no sentía ganas de comerlo. —Si, está bien —guardó su móvil, para luego comenzar a cenar—. De verdad que está delicioso —expresó mientras degustaba la comida en su boca. —Buen provecho —musitó con una s
Capítulo 6: Suéltame quiero bajarme. Y lo había logrado, con estas palabras se subió al auto, dejando a una Helena completamente atónita. —¿Martín Walton?... ¿De dónde rayos mi amiga conoció a este hombre? —se preguntó a sí misma, sin darse cuenta que el auto ya había acelerado por todo el camino, decidió investigarlo. Al ver que se habían alejado, tuvo un sentimiento de abandono, como si algo le faltara, ella quería tanto a su amiga, que eran como hermanas, se dió vuelta y se subió al auto, pensativa se dijo a sí misma que su hermana estaría bien con este hombre, al menos ya tiene quien la proteja. En el auto, Meylin, sujeto la manija de la puerta, al mismo tiempo el seguro, lo levantó y abrió la puerta al detenerse en un semáforo. Pero el hombre hizo un rápido movimiento y la cerró de nuevo. —¿Estás loca? —le preguntó con su entrecejo fruncido y sosteniéndola por los hombros c
Capítulo 7: La información ha llegado. —¿Podrías por favor, por favor entregarme el celular? —Ah, ahora si puedes hablarme bien, ¿Para qué lo quieres? —inquirió. La niña volcó sus ojos, molesta, pero aun así dijo: —Es para revisar algo que tengo pendiente, yo… estoy por renunciar a la empresa donde trabajo. —Bien, ya que estas por renunciar a tu trabajo, no te molestes en buscar uno —masculló, dejándola con la boca abierta. —Señor Waltón, no se quien… La pequeña mujer no terminó de hablar, en ese instante el asistente entró a la oficina con una carpeta en sus manos, dirigiéndose a su jefe, directamente. —Señor, la información que pidió esta mañana, ha llegado. El hombre volvió para ver a la niña que se encontraba inmovil en la mitad de la oficina, recibió la carpeta y espero a que Paul, saliera. Respiró hondo y abrió la carpeta en sus manos. —Meylin Jones, 23 años, graduada en la prestigiosa universidad del país con honores —arqueo una ceja y prosiguió —. Diseñadora de Joy
Capítulo 8: Fragmentos. —¿Qué estás haciendo aquí? —inquirió él, con suavidad. Mey, al escuchar sus palabras frunció el ceño expectante. —Martí, tú… —no pudo articular palabra alguna, se detuvo y sintió como sus ojos se inundaban y su cuerpo temblaba. La joven niña aun allí, al escucharla como llamó al hombre, lo repitió en su cabeza. “Martí” —Jenn, por favor esperame afuera, saldré enseguida —susurró, acercándose a ella cuidadosamente, la chica una vez le había salvado la vida, sintiéndose agradecido, él le prometió protegerla y siempre cuidar de ella, dándole todo lo que ella quisiera. Sin saber que lo que ella más quería era su amor, él nunca logró enamorarse de ella, porque la veía como a una hermana menor. Esto tenía a la chica muy inquieta, aunque él cuidaba de ella, y siempre fue su prioridad, ella quería a este hombre como su esposo. La mujer solo asintió con la cabeza
Capítulo 9: Quiero decirte que ella es muy importante para mí. Sorprendida miró el celular, lo devolvió y subió a la habitación, para hacerse limpieza en las heridas, podrían ser pequeñas pero dolían demasiado. se sentó en el sofá, observando por la ventana, y 30 minutos después, el golpeteo en la puerta llamó su atención, se levantó para abrir, era la mujer mayor con una bandeja y platos de comida en sus manos. —Niña, le traje el desayuno. —No debiste molestarte, me hubieras llamado. —musito amablemente, mientras recibía la bandeja en sus manos y la depositaba sobre la mesa que se encontraba a un lado del sofá. —No, no es ninguna molestia y esas pequeñas cortadas también duelen. —Si, la verdad es que si duelen —se detuvo por un momento pensativa y luego volvió para verla—. Antes no me había presentado, soy Meylin, pero llamame Mey. —Soy, Agata —dijo la mujer con una sonrisa—. Y llevó muchos años trabajando para la familia Waltón, Mey, siento que eres una mujer pura y muy
Capítulo 10: No la necesitarás.—Mey, ve con él, ¿si? —le dijo con suavidad, se dio vuelta y miró al hombre—. Al menos deja que se lleve parte de su ropa. —No, la necesitará —contestó él, con desdén. —¿Y qué piensas hacer, tenerme desnuda todos los días a tu antojo? — inquirió la niña, al borde de las lágrimas, sus palabras habían hecho que las otras dos personas allí se avergonzaran. El hombre miró a la niña y levantó las cejas. No era una mala idea, pero obviamente no podía decir esto. —Paul, hazte cargo de su ropa —diciendo estas palabras, se acercó, ella rápidamente dejó el celular sobre la mesa, y fue cargada por los aires una vez más. —¡¿Podrías dejar de hacer esto?! —exclamó —. Puedo caminar, señor Martín. Al escucharla su rostro se oscureció y con desdén la acomodo en su hombro haciendo que ella saltará. —¡Eres una bestia, me lastimas! —gritó. —¡Callate Mey, estoy siendo muy paciente contigo! —le gritó, saliendo del apartamento, bajo la
Capítulo 11: Buscaré un trabajo.—Quiero que te quede claro, no hables con hombres, no te quiero ver con nadie del sexo opuesto, Mey. Sus palabras habían dejado a la chica inmobil, frunció su entrecejo y dijo: —¿Y tú? —inquirió. —Solo haz lo que te digo.La chica, subió las escaleras ignorando al hombre y a mitad de estas se detuvo. —Buscaré un trabajo Martín, no soy una mantenida, y no quiero ser la protegida de nadie, quiero encontrar un trabajo por mi cuenta. El hombre que había empezado a caminar se detuvo al escucharla, volvió para verla y luego siguió su camino. Mey, entró a la habitación revisando su celular, tenía llamadas perdidas de su padre, luego entró a Skype, y pronto se dió cuenta que algunos mensajes habían sido eliminados, inflo sus mejillas aguantando su ira, siguió revisando percatandose que le faltaban muchas imagenes que tenia con sus amigos de la Universidad, y de Adrian, aunque estas ya no le importan mucho, las demás si, eran bellos recuerdos de todos. Pa