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Capítulo 4: ¿Fuiste a la guarida del lobo?

Capítulo 4: ¿Fuiste a la guarida del lobo?

La mujer se movió incómoda al escucharla, sin saber como explicar lo que estaba sucediendo, pronto las risas en la sala de estar, llegaron a los oídos de Meylin. 

—¿Sonia, quien es? —[...] inquirió Liz, desde adentro. 

—Señorita vayase —susurró la mujer mayor mirando a la chica que tenía enfrente. 

La joven mujer al no obtener respuesta había salido de la sala de estar, al ver a su hermanastra, ladeo un poco su cabeza y esbozó una sonrisa.  —¡Mamá, mira quién está aquí! —exclamó llamando a su madre que enseguida, salió de la sala. 

Karla, al ver a la chica allí, apretó su mandíbula y se acercó a toda prisa. —Eres una estupida, ¿Sabes en lo que nos has metido? — inquirió mientras caminaba hacia ella, con una mirada malvada, en un segundo, levantó su mano con la intención de golpearla, pero el golpe nunca llegó, ella había sujetado la mano de la mujer en el aire, la tensión se podía sentir en el ambiente. 

Mey, la miró con desdén y masculló: —Jamás en tu vida, volverás a tocarme, y si tú y papá tienen problemas financieros, dile a tu querida hija Liz, que los saque del problema o dile a Adrian que les de dinero, pero nunca te permitiré dañarme de nuevo… ¿Me escuchaste? —al terminar de decirle esto, la soltó con fuerza haciendo que la mujer se tambaleara, atónita por su comportamiento, quedó inmobil. 

—¡¿Qué te pasa Mey?! —exclamó Liz, acercándose con la intención de golpearla, pero la hermosa chica estaba preparada para lo que estaba por hacer, así que reaccionó antes, levantó su mano y la abofeteó con fuerza, lo que provocó que la otra cayera de rodillas, puso su mano en su mejilla y soporto el dolor en esta. 

—Vengo a recoger mis cosas —masculló.

—¡¿Cómo te atreves a venir a golpearnos en nuestra propia casa? Esto no se quedará así, mi padre te castigará por esto! 

—Entonces dile que lo estaré esperando, para decirle unas cuantas cosas en la cara, a ver si aún le queda vergüenza de volverme a ver a los ojos. 

La mujer al escuchar eso cerró su boca enseguida, su padre no sabía lo que ellas habían hecho con la chica. 

—Sonia, trae las cosas que están en la sala de estar —masculló la mujer mayor, acercándose a su hija, para luego ayudarla a levantar.  

—Mamá esto es indignante, nos golpeó a las dos delante de la servidumbre —indignada murmuró a su madre mientras se levantaba. 

—Esto no se quedará así, no te preocupes. 

La empleada estaba de vuelta con algunas cosas en sus manos, pero la niña divisó la imagen de su madre, arrugada. —¿Que les he hecho para que me hagan esto? —susurro con desdén, sus ojos se nublaron al instante.

—Es solo una foto —masculló Liz. 

—¡Esta era la única fotografía que tenía de mi madre! —exclamó, se dio vuelta y salió corriendo de la villa, sacó las llaves y entró al auto. 

Las dos mujeres quedaron atónitas por el comportamiento de la chica, miraron a su empleada y sin más la amenazaron para que nunca fuera abrir la boca. 

Al llegar al complejo de apartamentos, la chica tristemente se apoyó en el volante del auto, sintiendo como sus lágrimas resbalaban, saco la imagen de su madre y depositó un beso en ella, se secó con el dorso de la mano guardo la foto, y luego bajó, llegando al departamento, volvió a secar su rostro para que su amiga, no se diera cuenta que había estado llorando. 

Entró al departamento y encontró a Lena, jugando con el celular.                                                                 —Estaba preocupada por ti, ¿donde estabas? —inquirió. 

—Fui a por mis cosas, a la villa —contestó con sinceridad, sus palabras habían dejado a su amiga sorprendida.

—¿Fuiste a la guarida del lobo sola? —inquirió, acentuando cada palabra atónita. —¿Te hicieron algo? 

La joven negó con la cabeza a la pregunta de su amiga, esbozó una sonrisa y le contó lo que había hecho con las dos mujeres, al escucharla dió saltitos de emoción.—Oh, amiga mía, iremos a celebrar este gran paso que has dado. 

—¿A dónde iremos?... Lena, no quiero beber —susurró.

—No tontuela, vamos a cenar contestó. Te llevaré al restaurante donde me llevó mi padre la semana pasada musitó recordando la deliciosa cena que había tenido aquel día.

Está bien.

Salieron juntas del departamento después de arreglarse, llegaron al auto, mientras Lena manejaba, Mey, colocaba la música, cantando por todo el camino e intentando olvidar lo ocurrido disfruto el momento, 30 minutos después llegaron al restaurante. "Delicious Imperial" Estaciono el auto y volvió para ver a su amiga. 

Mey, hemos llegado —anunció observando a su amiga como bailaba y cantaba al mismo tiempo

Que bueno, por que muero de hambre expresó y esbozó una sonrisa. Vaya, que restaurante tan bello manifestó al ver la fachada, el color que predominaba, era el blanco y el café, aparte las luces que iluminaban la fachada lo hacían ver único. 

Lena, sujeto la mano de su amiga, mientras le contaba un poco de aquel restaurante. Vamos, y aún no ves lo de adentro... Tampoco la comida y es realmente deliciosa.

Ya lo veremos al entrar también quedó maravillada con lo que veía en el interior.  

Buenas Noches, sigan por favor saludo el joven camarero. 

Gracias contestó.                                     

El camarero las ubico en una mesa ubicada al lado de la ventana del piso al techo, el lugar era luminoso y majestuoso.

Hicieron un poco de silencio mientras veían el menú. —Para mi un plato shoyu marinado y pimientos ordenó Mey. 

Para mí, lo mismo y una botella de vino de la casa, gracias.

Mey, observaba por la ventana el exterior con tristeza, recordando los tiempos bellos que había pasado con el hombre que la había hecho sufrir, sus ojos se nublaron al recordar lo que había vivido hoy.  

Su amiga soltó un suspiró pesadamente, simpatizando con ella y sintiéndose vacilante dijo: —Mey, nena, no tiene caso ya, pensar en una persona que no te merece… lo que él hizo es muy bajo.

La pequeña mujer, sintió que su corazón se saltó un latido, secó sus ojos, al escuchar las palabras de su amiga y asintió. —Tienes razón, no vale la pena.

La chica volvió para verla dubitativamente: Mey, ¿sabes que hay un video circulando? —inquirió en un susurró, y miró a su amiga expectante. 

¿Qué video?preguntó frunciendo el ceño.

Mey, ya sabes, que debes hacerles saber que no eres débil sacó su teléfono móvil y abrió las últimas noticias, debajo del video se visualizaban los buenos deseos de las personas. 

Helena, le entregó el teléfono móvil, donde se mostraba otro video de Adrian de la mano con Liz y luego se dieron un beso rápido, en la parte inferior los comentarios de los cibernautas aumentaban a cada segundo.

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