Joel:
—Estoy tan feliz de tenerlas aquí —repite mi madre una y otra vez. Mi hermana ha vuelto después de casi un semestre fuera de casa y ha traído a su amiga… Corina.
—Corina ha crecido desde la última vez que la vi —dice mi padre mientras toma asiento. Esa chica es, muy hermosa y… delicada—. ¿No te parece bueno tener a tu hermana aquí por el verano Joel?
—Teniendo en cuenta que yo nunca la habría dejado ir tan lejos… si padre, es bueno tenerla aquí —me hace mala cara.
—Joel…
—Dejémoslo—termino la conversación con esas palabras cuando escucho la puerta.
—¡Estamos aquí! —entra mi hermana gritando como una adolescente.
—Adriana por favor… —digo quejándome y al alzar la mirada me encuentro con Corina, no puedo evitar mirarla de arriba abajo. Lleva puesto unos jeans y blusa color blanco. Muerde sus labios constantemente y está ruborizada.
Su piel es pálida y tiene algunas pecas en su rostro que sólo la hace lucir más hermosa. No tiene curvas exageradas, sus piernas son delgadas al igual que su torso y tiene tetas perfectas…
—¿Joel? —mi padre me sorprende pasándole registro.
—He… ¿Qué cosa? —alza una ceja y mira hacia Corina
—Refresco… —asiento
—Bien niñas, tomen asiento y pronto Tomasa traerá la comida —Corina con un leve movimiento toma asiento y su mirada está fija en el plato. O es muy tímida o tiene hambre…
—Corina y ¿Qué tal está tu madre? —es mamá quien habla
—He… está bien, trabajando y… ya sabe —dice esbozando una sonrisa.
—¿Le has dicho que venías?
—Sí… le he dejado un mensaje —¿su madre no se preocupa por ella?, ¿A qué clase de madre se le deja mensaje para avisar que viajarás a otro estado?
La comida llega y Tomasa la coloca frente a nosotros. Huele exquisitamente, es res. Cada quien toma su porción y yo la devoro, me estoy muriendo de hambre, el trabajo ha sido duro.
La cena continúa y Adriana habla sobre su semestre en NY y cosas sobre el campus. Corina apenas despega su boca para decir sí o no. Contesta solo las cosas que le preguntan y después se limita a jugar con el tenedor o tomar sorbos de agua.
—El postre… —anuncia mi padre y Tomasa trae la tarta. La coloca en el centro de la mesa y todos toman sus trozos. Noto como Corina toma una porción demasiada pequeña y frunzo el ceño.
—¿Es todo lo que vas a comer? —pregunto con un tono un tanto molesto. Sus ojos me miran bien abiertos, parece un pequeño conejito asustado.
—Si —se limita a decir y su pequeño cuerpo se encoje.
—Cori no come demasiado… ¿no la miras?, he luchado por hacerla subir de esos 47 kilos pero es imposible…
—¿47 kilos?, ¿es lo que pesas?, eso pesa un ternero al nacer —digo un tanto sobresaltado. Corina me mira alzando una ceja y por primera vez la veo reír, es muy hermosa.
—Pero que dices… —escucho a mi padre y niega —. Disculpa al muchacho Cori, demasiado trabajo…
Continúa riendo y niega. Tiene la sonrisa más jovial y hermosa que he visto. Su rostro se ilumina, produce… que yo también quiera sonreír.
—No se preocupe —tomo el tenedor y pincho un trozo de la tarta y no puedo evitar sentirme confundido. No sé que he dicho que le ha dado tanta gracia, es la verdad, pesa lo que un ternero.
—Bueno, nos iremos a dormir —anuncia mi hermana y veo como Corina se pone de pie. No quiero que se vaya, no quiero dejarla de ver.
—Buenas noches y muchas gracias —le dice a mis padres y al mirarme una leve sonrisa se dibuja en su rostro y luego sale del salón.
—No pudiste haberle dicho peor hijo… digo, si lo que querías era conquistarla…
—¿Conquistar a Cori?, pero si es una pequeña Matt, tu hijo ya es un hombre… —miró de mala gana a mi madre al escuchar sus palabras. Doy un pinchazo en el último trozo de tarta y lo llevo a mi boca.
—Solo hice una observación y gracias por decirme roble viejo madre.
—No quise decir eso, solo que comparando a la pequeña Cori, contigo… —niego y me pongo de pie de inmediato. Salgo del salón y subo las escaleras rápidamente.
En mi habitación me libero del sombrero, desabrocho mi camisola y jeans, botas… tomaré una ducha. No sin antes detenerme en el espejo… La barba me aumenta tal vez un poco de edad pero estoy en buena forma, no soy viejo, no soy tan viejo… 35 años no es ser viejo. ¿Pensará Corina así?
Corina:He dormido genial. Miro el reloj entrecerrando los ojos. 5:45 am Poco a poco me pongo de pie.No quiero perder la costumbre de salir a correr por las mañanas, probablemente sea temprano pero habrá alguien a quien pueda preguntarle dónde puedo ir a correr.Lavo mi cara, los dientes y me coloco un pantalón deportivo y una blusa al cuerpo, mis zapatillas para correr y recojo mi cabello con una cola de caballo. Bajo las escaleras en silencio, Puedo escuchar algunos ruidos en la cocina.—Buenos días —digo dirigiéndome a Tomasa—Niña, ¿Qué hace despierta a las 6 de la mañana?—Voy a correr un poco, ¿sabes dónde puedo hacerlo sin molestar a ninguna animalito o persona? —me dedica una dulce sonrisa mientras corta un pimiento verde.—Kevin está en la entrada, puedes preguntarle a &eacu
Joel:Apenas el pequeño cuerpo de Corina sale del salón me pongo de pie y camino con pasos pesados hacia el establo 4.Al llegar me encuentro con un desastre de plumas por doquier y varios de mis hombres tratando de controlar a 4 gallinas que se han escapado de la vacunación.—Joel, hemos tratado pero… —ignoro las palabras de Kevin y tomo a la primera. Con dos pasos más tomo a la segunda.—¿Quieren que haga su trabajo?, porque me puedo quedar con su paga… —se esfuerzan por capturarlas y al cabo de un momento las gallinas están en su lugar.El veterinario les coloca la vacuna y vuelven a las jaulas. Inspecciono el desorden y doy la orden de que limpien el espacio. Ahora me dirijo hacia mi caballeriza.—Buen día, Joel —saluda el encargado—¿Cómo está él? —digo refirié
Corina:Son las 2 de la tarde y no sé nada de Adriana, ¿Cómo puede dormir tanto?—No te pongas histérica —dice irrumpiendo en la habitación.—No lo hago, yo sé cuáles son tus horarios —guiño un ojo—Pues vámonos de compras ahora mismo —dice jalando mi brazo, apenas alcanzo a tomar mi bolsa y salir corriendo.▮▮▮▮▮▮—Me gusta este short —dice mi amiga—Es un poco corto ¿no crees? —me mira con los ojos bien abiertos—¿Y cuál crees que es su finalidad?, ¡evitar que te mueras de calor!, por favor Cori tienes que poner de tu parte —suspiro y termino tomando el short.También selecciono un par de camisas a cuadros, varios short de diferentes colores y también deportivos para mis recorridos por la mañana.—No
Joel:Que estúpido… ¿Por qué subí?, Bajo a toda velocidad las escaleras y siento sudor en mi rostro. Salgo de casa y voy directo a las caballerizas en busca de Jeff. Tengo que hablarlo con él.Me aseguro de que no haya nadie en el lugar, ya ha anocheciendo y el cambio de turno aún no llega.—Jeff —le llamo pero no responde como de costumbre—. Tengo que hablar contigo…Bufo, hablarle a un caballo… claro que sirve, para mí. Él es más fiel que cualquier hombre en estas hectáreas. Abro la puerta de madera y lo veo mascando pasto… está muy sereno.—Te necesito amigo… —me acerco a él y acaricio su negro pelaje—. No sé qué mierda me está pasando, estoy actuando como un adolescente… ¿crees que soy viejo?Niego varias veces, soy demasiado
Corina:—¿Por qué?, ¿luce mayor? —bufo tomando una cucharada de helado.—¿Kevin?, ¿mayor? —sonrió—. ¿Es de nuestra edad que no?—Dos o tres años mayor solamente—Pues no me parece que luzca mayor, pero es muy extraño, siempre está… mirándome.—Pues claro tonta… te digo que le gustas.—No es mi tipo, es muy lindo y guapo, pero no es mi estilo —Adriana asiente mientras empuja una cucharada de helado a su boca.—Lo sé, después del chico ese que ordenaba libros en la biblioteca entendí que tu próximo novio sería un anciano de 70 años que apenas se pudiera mover para hacerte el…—¡Adriana! —interrumpo y ella suelta una carcajada—Es la verdad amiga, era un bobo aburrido.
Corina:—¿Corina? —reconozco la voz de Kevin—. Te llevaré dentro.Me toma entre sus brazos y trato de abrir los ojos pero mi vista está desubicada por completo.—¿Qué está pasando? —esa voz ronca, también la reconozco.—Se ha desmayado Joel.—¡Ves, te lo dije!, ¡pero la quieres traer como sirvienta, como vil hombre de granja!, ¡ve lo que has hecho, animal! —niego varias veces hasta que siento una brisa fresca y un cómodo sillón debajo de mi.—¿Cori? —abro los ojos pero no logro ubicarme, todo me da vueltas y el dolor de cabeza es abrumador.—No puedo ubicarme, estoy muy mareada, necesito azúcar —ya me ha pasado esto anteriormente, necesito una cuchara de miel de abeja o azúcar y comer algo.Tomasa llega casi de inmediato con una cuchara de
Corina:Toda la tarde la he pasado recostada en la cama mirando NatGeo. Para mí, el canal de televisión más interesante. Froto mis ojos y bostezo levemente. Apago la TV y me dirijo al balcón.Son las 7 pm y el sol se está ocultando. Al salir el aire fresco choca en mi pecho y aprovecho para tomar una bocanada de aire cuando escucho la puerta de mi habitación.—No piensas pasar todas las vacaciones, encerrada… ¿o sí? —pregunta Adriana. Camina hasta saltar hacia el colchón. Me adentro a la habitación.—Para nada, solo estaba descansando.—He hablado con papá y mamá, parecen muy disgustados con Joel por lo sucedido.—No tienen porque, fue mi culpa al no haber desayunado, el trabajo no fue tan duro, acéptalo —rueda los ojos y se deja caer de espaldas.—El punto es, que no debi&o
Corina:De apoco me voy acercando hacia la mesa donde Adriana se balancea de un lado a otro y Kevin la contempla riendo.—Por Dios Cori… como has tardado —apenas coloco la botella en la mesa cuando ella la arrebata y da un sorbo.—Lo siento, había mucha gente y…—No puede ser… ¿nos estás siguiendo Joel? —dice mi amiga con cara de molestia. Mi cuerpo se tensa al instante.—Pues no —su voz ronca hace que la piel se me erice sin ni siquiera verlo, sé que está a mis espaldas.—Que mierda… —maldice mi amiga. Tomo asiento aun dándole la espalda, tengo la mirada fija en la botella de cerveza que llevo en la mano y sin pensar doy un trago.—No sabía que vendrían —noto como se sienta en la silla de al lado pero prefiero no mirarlo. No después de lo que fui testigo y