Capítulo 7

Joel:

Que estúpido… ¿Por qué subí?, Bajo a toda velocidad las escaleras y siento sudor en mi rostro. Salgo de casa y voy directo a las caballerizas en busca de Jeff. Tengo que hablarlo con él.

Me aseguro de que no haya nadie en el lugar, ya ha anocheciendo y el cambio de turno aún no llega.

—Jeff —le llamo pero no responde como de costumbre—. Tengo que hablar contigo…

Bufo, hablarle a un caballo… claro que sirve, para mí. Él es más fiel que cualquier hombre en estas hectáreas. Abro la puerta de madera y lo veo mascando pasto… está muy sereno.

—Te necesito amigo… —me acerco a él y acaricio su negro pelaje—. No sé qué m****a me está pasando, estoy actuando como un adolescente… ¿crees que soy viejo?

Niego varias veces, soy demasiado viejo para ella, es solo una niña, ¿Cuántos años debe tener 20, 21?, escucho como relincha.

—Es una niña —le digo sentándome en una de las pacas que hay en el lugar. Me quito el sombrero y paso una y otra vez mis manos por mi cabello—. No puedo evitar mirarla y… solo la acabo de conocer ayer ¿sabes?, es amiga de Adriana, ¿Cómo puede ser que todo esto haya surgido con solo verla?, solo tocar su mano me hace…

Escucho como relincha otra vez y sonrío.

—No puede existir esto Jeff, de verdad, no lo creo —me pongo de pie y tomo mi sombrero—. Buenas noches amigo.

Escucho como vuelve a relinchar, cierro la puerta de madera y me dirijo a casa de nuevo. Él lo sabe, yo lo sé.

Cruzo rápidamente el amplio pasillo para después entrar al salón. Mis padres lanzan un saludo de bienvenida el cual contesto y ni Adriana, ni Corina están ahí.

—Te digo que sí, es buena idea instruirlas y enseñarles un poco de lo que se hace aquí —dice mi padre

—Matt, vienen de vacaciones, no ha hacer trabajo comunitario.

—Puede servirles… más a Adriana que gracias a ti no sabe ni ordeñar una vaca —suelto una carcajada

—Sería buena idea —digo apoyando a mi padre.

—¿Lo ves? —mi madre niega, tomo un sorbo de refresco mientras planeo algunas tareas para ellas.

—No Matt, no les hagas eso.

—Un día de prueba madre, a ver qué tal les va —tomo un trozo de carne y lo llevo a mi boca, me mira frunciendo el ceño—. ¿Qué?

—Díselo tú a tu hermana…

—Lo haré.

Termino de cenar en muy poco tiempo. Subo a toda velocidad y estoy a punto de llamar a la puerta de Adriana cuando las escucho hablar.

—Es obvio que le gustas…

—Claro que no, además es muy extraño —esa es la voz de Corina.

—¿De verdad?, yo lo veo muerto por ti —¿estarán hablando de mí?

—No creo que sea para mí.

—¿Por qué?, ¿luce mayor? —soy yo… m****a soy yo, me alejo de golpe de la puerta y camino rápidamente hasta mi habitación.

No le gusto… lo sabía, fui un estúpido al creer que podía llamar su atención, es una niña. ¿Cómo se fijaría en alguien como yo?

Doy un golpe en la pared. ¿Por qué reacciono así?, me importa, de verdad me importa. Tengo que olvidarla. Me tiene que dar igual. Por Dios, solo llevo dos días de conocerla y ya transforma mi temperamento.

Esto no es verdad, debo estar dejándome llevar por esto. Pero se acabo, me quedo claro.

Abro la puerta de nuevo y voy a informarle a esas dos niñatas que mañana empieza su trabajo en esta granja.

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