Corina:
Los campos son espectaculares, la vista es hermosa y más porque está a punto de atardecer. Llevamos ya casi media hora de camino.
—¿Qué tal les fue en el vuelo? —pregunta Yvonne
—Genial, fue muy cómodo ¿no es así Cori?
—Muy cómodo —me limito a contestar.
—Tenemos una cena preparada para ustedes.
—Muchas gracias, no debió molestarse —tomo un respiro y dejo que mi amiga siga hablando con su madre sobre las novedades que tiene.
Recargo mi frente en el cristal del auto. Después recuerdo que no he encendido mi móvil, tal vez mi madre ya haya contestado… Pero la pantalla no muestra ninguna notificación nueva. Vuelvo a recargar mi frente en el cristal y una punzada de dolor me invade, pero al final lo sé. No soy su prioridad ahora.
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Al fin llegamos al lugar. El auto se aparca delante de una enorme casa parecida a una cabaña pero… por Dios esto es una mansión.
Tiene 3 pisos, con un hermoso jardín delantero. Tengo que obligarme a cerrar la boca y seguir a mi amiga quien se adentra a toda velocidad por la casa.
—¡Papá estamos aquí!, ¡hemos llegado! —yo voy a paso un poco más lento tras de ella y arrastrando mi maleta.
—Señorita no se preocupe, yo me encargo —dice el que ahora sé que se llama Kevin. Su rostro es afilado, tiene ojos café oscuro y una sonrisa muy linda, desvió la mirada rápidamente
—Gracias —digo y me adentro junto a Yvonne quien nos mira riendo.
—Bienvenida a tu casa Corina.
—Gra… gracias Yvonne, de verdad —sonríe y me indica que pase a lo que creo yo que es la sala.
—Corina, que gusto —dice Matt, el padre de Adriana
—Señor —se pone de pie rápidamente y me funde en un abrazo, todos aquí son muy cálidos.
—¿Cómo estás mi niña?, ¿te va bien en la escuela? —asiento mientras reacomodando un mechón que se me ha soltado.
Matt tiene el cabello canoso al igual que su esposa. 65 años de edad, pero de complexión delgada y ejercitada, nariz afilada y su rostro es mera masculinidad, en su juventud debió ser muy apuesto.
—¿Listas para la cena?
—¿Dónde está Joel, madre? —escucho un carraspeo ronco
—Estoy aquí hermana —su voz es imponente, gruesa y fuerte. Mi piel se eriza casi al instante así que froto mi brazo para evitar que se den cuenta.
—Que gusto verte al fin… eres el único que no me visita y no sabes cuánto te he extrañado cascarrabias —Joel es el hermano mayor de Adriana, no sé mucho sobre él, salvo que… es un cascarrabias.
—Mira… quiero presentarte a mi amiga Corina—oh no, trato de recomponerme antes de darme la vuelta y encontrarme con…
—Corina, él es mi hermano Joel —parpadeo varias veces sintiéndome un tanto estúpida. Quedo anonadada en el primer momento que veo a aquel hombre alto de alucinantes ojos azules. Tiene nariz afilada, sus labios son apenas una línea, cejas y pestañas pobladas, el mentón es sumamente pronunciado, lleva puesto un sombrero y camisola a cuadros, jeans, botas…
—Mucho gusto, Corina —está extendiendo su mano. M****a, despierta Corina. Estrecho su mano y desvío la mirada al suelo, no quiero lucir como una idiota petrificada de nuevo.
—Bueno, deberíamos ir a cenar —anuncia la madre de Adriana. Me libero torpemente de su agarre.
—Primero quiero instalarme madre… y tomar un baño, por favor —dice mi amiga.
—Está bien, muéstrale su cuarto a Corina, está junto al tuyo —asiente y me toma de la mano para comenzar a caminar de manera obligada. Aún siento la mirada de Joel pero no me atrevo a confirmarlo, mejor me dedico a mirar el suelo y las escaleras de madera fina que subo rápidamente.
—Esta será tu habitación —dice mi amiga abriendo la puerta. Es un lugar amplio y extremadamente lujoso, las paredes están hechas de madera al igual que el suelo. La cama es sumamente amplia, la iluminación recorre todas las esquinas y...
—Es… hermosa.
—Es mi hermano y su gusto... no me agrada mucho pero me alegra que a ti sí.
—¿Bromeas?, es precioso, los acabados, los muebles… por Dios —suelta una carcajada.
—Bien, te dejo para que tomes una ducha y te prepares para la cena, te recomiendo que uses tu ropa de verano… —le hago mala cara
—Como si tuviera.
—Pues mañana mismo vamos de compras, no quiero que te deshidrates usando esos abrigos…
—Vale… lo he entendido —sonríe y cierra de un portazo. Es cuando puedo tomarme el tiempo para admirar a mi alrededor. No puedo dejar de ver los acabados color chocolate y las hermosas pinturas. Paso un rato admirando el espacioso lugar hasta convencerme e irme a dar una ducha, no estaré lista a tiempo.
Abro la puerta del baño y me encuentro con más madera… lo juro esta casa me volverá loca.
La ducha tiene un vitral de puerta… será algo incomodo, coloco el seguro y tomo un par de toallas, mi shampoo y el acondicionador para dar comienzo a mi glorioso baño.
Joel:—Estoy tan feliz de tenerlas aquí —repite mi madre una y otra vez. Mi hermana ha vuelto después de casi un semestre fuera de casa y ha traído a su amiga… Corina.—Corina ha crecido desde la última vez que la vi —dice mi padre mientras toma asiento. Esa chica es, muy hermosa y… delicada—. ¿No te parece bueno tener a tu hermana aquí por el verano Joel?—Teniendo en cuenta que yo nunca la habría dejado ir tan lejos… si padre, es bueno tenerla aquí —me hace mala cara.—Joel…—Dejémoslo—termino la conversación con esas palabras cuando escucho la puerta.—¡Estamos aquí! —entra mi hermana gritando como una adolescente.—Adriana por favor… —digo quejándome y al alzar la mirada me encuen
Corina:He dormido genial. Miro el reloj entrecerrando los ojos. 5:45 am Poco a poco me pongo de pie.No quiero perder la costumbre de salir a correr por las mañanas, probablemente sea temprano pero habrá alguien a quien pueda preguntarle dónde puedo ir a correr.Lavo mi cara, los dientes y me coloco un pantalón deportivo y una blusa al cuerpo, mis zapatillas para correr y recojo mi cabello con una cola de caballo. Bajo las escaleras en silencio, Puedo escuchar algunos ruidos en la cocina.—Buenos días —digo dirigiéndome a Tomasa—Niña, ¿Qué hace despierta a las 6 de la mañana?—Voy a correr un poco, ¿sabes dónde puedo hacerlo sin molestar a ninguna animalito o persona? —me dedica una dulce sonrisa mientras corta un pimiento verde.—Kevin está en la entrada, puedes preguntarle a &eacu
Joel:Apenas el pequeño cuerpo de Corina sale del salón me pongo de pie y camino con pasos pesados hacia el establo 4.Al llegar me encuentro con un desastre de plumas por doquier y varios de mis hombres tratando de controlar a 4 gallinas que se han escapado de la vacunación.—Joel, hemos tratado pero… —ignoro las palabras de Kevin y tomo a la primera. Con dos pasos más tomo a la segunda.—¿Quieren que haga su trabajo?, porque me puedo quedar con su paga… —se esfuerzan por capturarlas y al cabo de un momento las gallinas están en su lugar.El veterinario les coloca la vacuna y vuelven a las jaulas. Inspecciono el desorden y doy la orden de que limpien el espacio. Ahora me dirijo hacia mi caballeriza.—Buen día, Joel —saluda el encargado—¿Cómo está él? —digo refirié
Corina:Son las 2 de la tarde y no sé nada de Adriana, ¿Cómo puede dormir tanto?—No te pongas histérica —dice irrumpiendo en la habitación.—No lo hago, yo sé cuáles son tus horarios —guiño un ojo—Pues vámonos de compras ahora mismo —dice jalando mi brazo, apenas alcanzo a tomar mi bolsa y salir corriendo.▮▮▮▮▮▮—Me gusta este short —dice mi amiga—Es un poco corto ¿no crees? —me mira con los ojos bien abiertos—¿Y cuál crees que es su finalidad?, ¡evitar que te mueras de calor!, por favor Cori tienes que poner de tu parte —suspiro y termino tomando el short.También selecciono un par de camisas a cuadros, varios short de diferentes colores y también deportivos para mis recorridos por la mañana.—No
Joel:Que estúpido… ¿Por qué subí?, Bajo a toda velocidad las escaleras y siento sudor en mi rostro. Salgo de casa y voy directo a las caballerizas en busca de Jeff. Tengo que hablarlo con él.Me aseguro de que no haya nadie en el lugar, ya ha anocheciendo y el cambio de turno aún no llega.—Jeff —le llamo pero no responde como de costumbre—. Tengo que hablar contigo…Bufo, hablarle a un caballo… claro que sirve, para mí. Él es más fiel que cualquier hombre en estas hectáreas. Abro la puerta de madera y lo veo mascando pasto… está muy sereno.—Te necesito amigo… —me acerco a él y acaricio su negro pelaje—. No sé qué mierda me está pasando, estoy actuando como un adolescente… ¿crees que soy viejo?Niego varias veces, soy demasiado
Corina:—¿Por qué?, ¿luce mayor? —bufo tomando una cucharada de helado.—¿Kevin?, ¿mayor? —sonrió—. ¿Es de nuestra edad que no?—Dos o tres años mayor solamente—Pues no me parece que luzca mayor, pero es muy extraño, siempre está… mirándome.—Pues claro tonta… te digo que le gustas.—No es mi tipo, es muy lindo y guapo, pero no es mi estilo —Adriana asiente mientras empuja una cucharada de helado a su boca.—Lo sé, después del chico ese que ordenaba libros en la biblioteca entendí que tu próximo novio sería un anciano de 70 años que apenas se pudiera mover para hacerte el…—¡Adriana! —interrumpo y ella suelta una carcajada—Es la verdad amiga, era un bobo aburrido.
Corina:—¿Corina? —reconozco la voz de Kevin—. Te llevaré dentro.Me toma entre sus brazos y trato de abrir los ojos pero mi vista está desubicada por completo.—¿Qué está pasando? —esa voz ronca, también la reconozco.—Se ha desmayado Joel.—¡Ves, te lo dije!, ¡pero la quieres traer como sirvienta, como vil hombre de granja!, ¡ve lo que has hecho, animal! —niego varias veces hasta que siento una brisa fresca y un cómodo sillón debajo de mi.—¿Cori? —abro los ojos pero no logro ubicarme, todo me da vueltas y el dolor de cabeza es abrumador.—No puedo ubicarme, estoy muy mareada, necesito azúcar —ya me ha pasado esto anteriormente, necesito una cuchara de miel de abeja o azúcar y comer algo.Tomasa llega casi de inmediato con una cuchara de
Corina:Toda la tarde la he pasado recostada en la cama mirando NatGeo. Para mí, el canal de televisión más interesante. Froto mis ojos y bostezo levemente. Apago la TV y me dirijo al balcón.Son las 7 pm y el sol se está ocultando. Al salir el aire fresco choca en mi pecho y aprovecho para tomar una bocanada de aire cuando escucho la puerta de mi habitación.—No piensas pasar todas las vacaciones, encerrada… ¿o sí? —pregunta Adriana. Camina hasta saltar hacia el colchón. Me adentro a la habitación.—Para nada, solo estaba descansando.—He hablado con papá y mamá, parecen muy disgustados con Joel por lo sucedido.—No tienen porque, fue mi culpa al no haber desayunado, el trabajo no fue tan duro, acéptalo —rueda los ojos y se deja caer de espaldas.—El punto es, que no debi&o