Itzel.
Si bien mi padre se había tomado el asunto a la ligera, no podía decir lo mismo del resto de leones.
Estaban furiosos conmigo por el primer error cometido en estos dos años que llevo con ellos. Pero ni siquiera el explicar mi punto de vista en ese momento me salva de sus miradas llenas de condenas y prejuicios.
—Rewlly, su majestad —habló uno de los caballeros al estar como todos frente al trono —creo como muchos que el actuar de Itzel nos puso en peligro a todos y por ello considero que lo mejor es que ya no participe en el campo de batalla.
—Bien —afirmo mi padre dejandome totalmente sorprendida. Pues pese a que en su momento dijera que no estaba molesto conmigo, ahora demostraba totalmente otra cosa.
Entiendo que como rey tiene que velar por la seguridad de su pueblo, pero no merezco ser sentenciada y sin derecho a una defensa justa.
—Digamos que yo acepto sus terminos y no deje que Itzel vuelva a participar en el campo de batalla —señaló mi padre mientras me miraba —¿Cuantas vidas piensan que salvaran sin ella? ¿cuantas cabezas Ghouls traerán ante mi?
—Majestad, sabe que...
—Todos ustedes saben que desde que mi hija comenzó a participar en las guerras iniciadas por los Ghouls, el número de víctimas disminuyó de gran manera y hasta puedo decir que en varias ocasiones no hubieron victimas —lo interrumpió.
—Pero su duda en aquel momento pudo costarle la vida a uno de los nuestros —dijo otro de ellos furiosos.
—Pero se retracto de su acto a tiempo y eliminó al Ghoul permitiendo que nuestro hombre regresara a casa sano y salvo.
—Pero majestad...
—Si quiero lo mejor para mi reino, tengo que dejar a los debiles en casa y llevar a los fuertes al campo de batalla, cosa que estoy haciendo incluso poniendo en juego la vida de mi única hija —aclaró y sentí el orgullo invadir mi corazón.
—Pero si ni siquiera es su hija lejitima, lo que nos lleva a pensar que solo esté allí para usurpar el reino una vez te descuides —intervino una mujer de la multitud y solo la vi.
—Tenga mi sangre o no, es mi hija porque asi lo decidí —agregó papá poniendose de pie —por ello tienes que dirigirte a nosotros con respero a menos que quieras aliarte a los Ghouls y terminar siendo destruida junto con ellos —añadió con su ceño fruncido —Itzel seguirá participando en los campos de batalla y quien se atreva a desobedecer mi orden... Que se abstenga a las consecuencias.
Creí que con eso bastaria para que el asunto quede resulto, pero no fue así.
Dia tras días el pueblo entero me veía de mala manera. No importaba cuantos enemigos acabara después de lo ocurrido, ni mucho menos las heridas que esas batallas me costaran. Para ellos no era más que la mujer que iba por la corona, una que no me interesaba en lo más mínimo.
....
—Papá.. —hablé al verlo parado junto a la ventana, con ambas manos detrás de su espalda.
—No importa cuanto puedan decir. El reino del leon negro no volverá a ser lo mismo sin ti —comentó sin apartar la mirada de aquel hermoso jardín —. Una vez te dije que me arrepenti de muchas cosas en mi vida, las cuales me costaron la vida de ser amados y verdaderos aliados —me ve —pero tú eres mi decisión mejor tomada Itha. Lo mejor que me pasó después de haberlo perdido todo.
—Papá... —repeti sollozando, quizás y hasta sabiendo como él que este era el último dia que compartiriamos como una familia.
Solo dos integrantes conformaban una familia. La real, la fuerte, la cual es capaz de todo con tal de protegernos el uno al otro.
Queria creer que este efa mi lugar de origen y que fuera de aqui nadie aguarda por mi. De esa forma tendría una razón para regresar sin ligarme a sentimientos de lobo.
Pasamos un largo rato junto a la ventana, observando como poco a poco el crepúsculo cede lugar a la fría noche que anunciaba una última cena juntos.
El silencio fué nuestro mejor compañero durante lo que llevaramos de tiempo cenando, brindando por un pronto reencuentro y porque al tiempo de volver el reino del leon negro fuera más fuerte.
—Rewlly... —habló uno de los tantos caballeros, acercándose hasta el poderoso leon negro y extendiendo una carpeta —como lo solicitaste. Toda la información está allí y... Creo que lo más apropiado sería salir de aquí con unos guardias.
—No los necesito, se defenderme sola —intervine, extendiendo la mano para que se me otrogara la información.
—Princesa Itzel, la salida del reino está rodeada de Ghouls ¿Como pretende salir impune de nuestras tierras? —protestó.
Sabía que era el único capaz de defenderme y protegerme sin importar lo que los demas dijeran. Como así también sabía sobre su interes en mi pero... No podria ser más que solo una atracción física. No somos compatibles en ninguno de los puntos específicos que se necesitan para una relación, como así tampoco pertenecemos a la misma manada.
Soy de la tribu del lobo luna creciente, mientras que él solo es un perteneciente a la tribu del tigre alado, una que desapareció hace bastante tiempo.
—Buscaremos la forma de distraerlos para que su salida sea exitosa y...
—No papá —interrumpi —eso significaria descuidar la protección de todos en estás tierras.
—También podría irse cuando el sol este en su punto máximo —inquirió Romano —de cualquier forma los Ghouls no estarán allí debido a la luz del día.
—Cualquier criatura está al asecho sin importar si es de día o de noche. Quedarme sería retrasar mi partida, por lo tanto me niego a ambas solicitudes —me pongo de pie —solo quiero la información, yo me encargare del resto.
Y solo me vieron sin decir nada, dejándome saber su desacuerdo ante mi decisión ya tomada.
Soy una poderosa guerrera, no hay enemigo que pueda conmigo.
Itzel.Estaba preparada. Decidí salir del reino del leon en mi forma humana ya que considero tener más oportunidad de defenderme. En cambio en mi forma de loba creo que esos Ghouls tienen más a favor para ganar. Una vez el arco rodeo mi torso y las espadas quedaron rodeando mi cintura en sus respectivas fundas, caminé fuera de mi habitación con pasos firmes. Lo difícil del momento era tener que despedirme de mi padre, pues en estos años junto a él me dio más de lo que cualquier ser humano podría haberme dado, tanto en cariño como aprendizaje. Llegada a la sala, lo veo observar de forma seria la puerta, como si con ello pudiera ponerle un pestillo e impedirme abandonar el castillo.—Papá... —No importa lo que suceda cuando te encuentres con tu manada —gira a verme —tanto si te aceptan como si no, sabes que este siempre sera tu hogar. El lugar al cual podras retornar sin necesidad de explicar el porque. —Padre... —susurré conmovida por sus palabras, reteniendo esos pemsamientos que
**Capítulo XX: Sombras del Pasado**La luna llena bañaba el bosque con su luz plateada, creando sombras danzantes entre los árboles. Yo, Teo Birdman, me encontraba en lo alto de una roca, observando el territorio que había jurado proteger. Como alfa de la Manada Estrella, mi vida estaba dedicada a la seguridad de mi gente. No había llegado a esta posición por herencia, sino por fuerza y astucia. La muerte de mis padres a manos de cazadores cuando era apenas un cachorro me había enseñado la crueldad del mundo fuera de nuestra manada. Había luchado, había ganado y había perdido, pero cada batalla me había forjado en el líder que soy ahora.Mis pensamientos fueron interrumpidos por el perceptible olor y sonido de pasos apresurados. Mis guardias se acercaron, arrastrando entre ellos a una prisionera. Su presencia en nuestro territorio era una afrenta, pero algo en su postura me decía que no era una enemiga común.—¿Quién es ella? —pregunté, mi voz resonando con autoridad.—No lo sabemos,
Ante la inquietud del consejo, Teo ya no podía retener por más tiempo el asunto de la mujer que fué encarcelada hace ya dos días. Pues como Alfa de la manada necesitaba firmar una sentencia para la mujer si no pensaba darle la libertad confiando en sus dichas palabras de inocencia. Sentado en su trono, podía oirlos hablar sobre la posible sentencia de muerte. Pues para esos miembros ya viejos, cualquier intruso que no fuera invitado por nadie ya era considerado un problema. Pero había un problema y ese era que no era solo una mujer cualquiera, se trataba de su pareja predestinada. Aquella con quien la Diosa luna formó un vínculo que no puede ser roto a menos de un rechazo. "Si no piensas tomarla como nuestra luna y reconocerla como pareja, al menos dejala ir" —se decía a si mismo, siendo sus pensamientos interrumpidos por Amul, su lobo interno."Espero que tus pensamientos solo sean una broma de mal gusto" —bramo su lobo con molestia."No puedo aceptar a una desconocida como Luna.
ItzelEl puente detrás de mí se desvanecía en la oscuridad, marcando el final de las tierras del León Negro mi padre, y la guerra con los Ghouls. Con cada paso que me alejaba, la esperanza de llegar quizás antes de tiempo a mi destino, es reemplazada por un agotamiento que consumía mi ser.Pase dos dias avanzando, no queriendome detener ni para comer o beber algo. Quería llegar cuando antes al territorio de la manda Luna creciente esperando ser resivida con cortesía.El veneno de aquella garra de Ghoul seguía corriendo por mis venas, un fuego frío que me robaba la fuerza. Cada movimiento era una lucha, cada aliento un desafío. La naturaleza misma parecía estar en mi contra, y en mi debilidad, me convertí en presa en lugar de cazadora.Entonces, cuando la desesperación estaba a punto de tomar el control, pude sentir la presencia de un aroma que no pertenecía a este mundo. Era una armonía de fragancias, dulce y embriagadora, que me recordaba al hermoso aroma de aquella extravagante flor
Meredy, caminaba por los pasillos de la mansión con determinación, su corazón latía con la fuerza de un tambor de guerra. La Fiesta de Luna Roja estaba a la vuelta de la esquina, y con ella, la oportunidad de unir su destino al del alfa. La última vez, la festividad había pasado sin la tradicional unión, dejando un vacío en la manada que resonaba como un eco en las paredes de su hogar. Teo, su alfa, aún no había encontrado a su luna, y aunque el consejo mayor le había concedido una extensión, Meredy sabía que las oportunidades no durarían para siempre.Se sentía favorecida, pues sin su pareja aún, Teo tendría que escoger sin excusa a cualquiera de su clan y como una luna tiene que ser tan poderosa como el alfa, ella era perfecta para ese puesto. Pues de todas las embras en la manada, tanto su fuerza como belleza eran bien mencionadas. Al llegar a la oficina de Teo, Meredy no dudó. Empujó la puerta y se plantó frente a él con una mezcla de esperanza y desafío.—Teo, la Fiesta de Luna
Teo.La intensa molestia parecía no dejarme respirar. Sentía que cada vez iba en aumento y esto solo pasaba por una razón que me estaba negando a aceptar.'Lleva dos semanas en ese lugar y no fuiste capaz de ir a verla' —gruñó con molestia Amul.'¿Por qué tendría que ir a verla, Amul? ¿Sólo porque es mi pareja?' —respondió, obteniendo solo silencio por parte de su lobo 'Y esa es una pregunta a la cual mi lobo no puede responder. De haberlo sabido la hubiera hecho antes.' 'Esto es extraño' —comentó Amul, pasando su incomodidad a Teo.'¿Que cosa es extraña?'—preguntó el Alfa.'Es que...entable conexión con su loba por un momento' —contestó, logrando que Teo se pusiera de pie rápidamente. '¿Que fue lo que te dijo?''Nada, solo la oí aullar, algo que solo hacen las lobas cuando su dueña está...' —¡MALDICIÓN! —rugió Teo, abandonando su despacho mientras corría con la destreza de alguién que quiere alcanzar la meta. Los pocos miembros de la manada que estaban en el patio, se asustaron a
Los párpados pesados impedían que la linda mujer que yacia en la cama pudiera despertar, pero la apenas audible respiración y el sentido de su lobo, le indicaban a Teo que lo peor ya había pasado. Sentándose junto a la cama y suspirando cansado, dirige su severa mirada a los encargados de las mazmorras y los proveedores de alimento del lugar. —Señores del consejo ¿Que los trae ante mí? —preguntó primero, dirigiendo esta vez la mirada a los cuatro presentes. —Alfa, sabe que somos los encargados de velar por la seguridad de nuestra manada en compañía del lider —contestó Scramuth, dando unos pasos al frente —como así también se nos es encargado por el consejo mayor asegurar que nuestro alfa tendrá descendientes.—Vaya al punto, por favor —lo cortó Teo, tocando su cien en signos de cansancio.—En cuanto supimos que usted trajo con suma urgencia a la prisionera, no pudimos evitar preocuparnos —intervino Bellzaf, apoyando la mano en el hombre del anterior —mientras usted no tome una deci
Teo se quedó en silencio, procesando las palabras de Itzel. La revelación de su vulnerabilidad y la petición de ayuda lo golpearon con la fuerza de una tormenta. Se levantó lentamente, su figura imponente se recortaba contra la luz tenue que se filtraba a través de las ventanas altas.'Amul, ¿qué sabes de esto?' —preguntó en voz baja, dirigiéndose al lobo que yacía en su interior.'No más de lo que tú sabes. Pero está claro que ella es más de lo que parece. Su fuerza no reside en su físico, sino en su espíritu.' —respondió Amul, su voz un gruñido bajo.Teo asintió, su mente trabajando a toda velocidad. Se acercó a Itzel, su mano se extendió y acarició suavemente su cabello. La conexión entre ellos era innegable, y él lo sabía. ¿Era hora de aceptar el vínculo, de aceptar que su destino estaba entrelazado con el de ella?—Itzel, sé que puedes oírme —susurró, su voz apenas audible—. No estás sola, prometo que todos los que te han hecho daño pagarán por su falta contra ti y contra mi.Con