Castigo y comodidad.

Los párpados pesados impedían que la linda mujer que yacia en la cama pudiera despertar, pero la apenas audible respiración y el sentido de su lobo, le indicaban a Teo que lo peor ya había pasado.

Sentándose junto a la cama y suspirando cansado, dirige su severa mirada a los encargados de las mazmorras y los proveedores de alimento del lugar.

—Señores del consejo ¿Que los trae ante mí? —preguntó primero, dirigiendo esta vez la mirada a los cuatro presentes.

—Alfa, sabe que somos los encargados de velar por la seguridad de nuestra manada en compañía del lider —contestó Scramuth, dando unos pasos al frente —como así también se nos es encargado por el consejo mayor asegurar que nuestro alfa tendrá descendientes.

—Vaya al punto, por favor —lo cortó Teo, tocando su cien en signos de cansancio.

—En cuanto supimos que usted trajo con suma urgencia a la prisionera, no pudimos evitar preocuparnos —intervino Bellzaf, apoyando la mano en el hombre del anterior —mientras usted no tome una deci
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