Vivir

Itzel.

Estaba preparada. 

Decidí salir del reino del leon en mi forma humana ya que considero tener más oportunidad de defenderme. En cambio en mi forma de loba creo que esos Ghouls tienen más a favor para ganar. 

Una vez el arco rodeo mi torso y las espadas quedaron rodeando mi cintura en sus respectivas fundas, caminé fuera de mi habitación con pasos firmes. Lo difícil del momento era tener que despedirme de mi padre, pues en estos años junto a él me dio más de lo que cualquier ser humano podría haberme dado, tanto en cariño como aprendizaje. 

Llegada a la sala, lo veo observar de forma seria la puerta, como si con ello pudiera ponerle un pestillo e impedirme abandonar el castillo.

—Papá... 

—No importa lo que suceda cuando te encuentres con tu manada —gira a verme —tanto si te aceptan como si no, sabes que este siempre sera tu hogar. El lugar al cual podras retornar sin necesidad de explicar el porque. 

—Padre... —susurré conmovida por sus palabras, reteniendo esos pemsamientos que por momentos me querían convencer de quedarme —. Prometo que sin importar lo que pasé volveré y traeré conmigo una linda mujer para que sea tu compañera. 

—Dejate de tonterías —pronunció sonrrojado mientras yo reía y limpiaba mis lágrimas —no deseo la compañía de ninguna otra mujer que no sea mi adorada hija —añadió, poniendose de pie y llegando hasta mí para luego abrazarme. 

Me sorprendí tanto como los guardias ante su acto cariñoso, pues el rey Rewlly, no era alguien que guera a demostrar sus sentimientos publicamente y así aquí fueran cinco guardias, era demasiado para aceptar. Pero no importaba ahora, creo que ambos somos iguales en cuanto a eso. Pues en este momento ni siquiera me pregunté la razón, solo lo abrace en respuesta sellando con ello mi promesa de volver. 

—Lleva éste amuleto contigo —ordeno una vez rompió el abrazo y sacando dicho objeto de su cuello —es el sello de nuestro reino y con él nadie se atreverá a tocarte un solo pelo. 

—Exceptuando a los Ghouls —contesté y él asistió con una suave sonrisa. 

—Ve con cuidado y que la Diosa luna te acompañe —agregó besando mi frente. 

A pasos lentos caminé en dirección a la puerta siendo reverenciada por los soldados presentes, quienes solo pronunciaron un 'regrese pronto, alteza'. 

Dirigí una última mirada a mi padre luego de tomar la perilla de la puerta, regalandole una sonrisa tranquilizadora y abandonando por fin el palacio. 

La oscuridad de la noche me envolvió, mientras corría por las calles del pequeño reino podía notar las luces de las casas raramente encendidas. Y es que aquí pasada la media noche todos dormían, cosa que al parecer hoy decidieron no hacer. 

—¡REGRESE PRONTO ALTEZA! —el grito de una niña provocó que girara mi mirada en busca de su voz, encontrándola en la segunda planta de una de las viviendas. 

No podía detenerme a dialogar por más que así lo quisiera, por lo tanto sólo saludé con movimiento de mano y continúe mi camino a la puerta que me guiaba a la salida de estás tierras. 

.....

Jamás esperé vivir una experiencia como esta ni mucho menos imagine que fuera de lo que conocía como humana, podría encontrar algo tan maravilloso como hombres orcos de distintas especies. 

Todo parecía pintar a una rara fantasia, pero era algo que me tocó vivir y ser. 

Mis pasos se detuvieron abruptamente y mi piel se erizo al detectar la presencia de enemigos. No hacía falta preguntarme quienes eran, ya que los únicos en esperar para un ataque eran los malditos Ghouls.

—Se que están muy cerca, pero por extraño que parezca ninguno hizo un movimiento para darse a ver —me dije, viendo de un lado a otro. Quizás y hasta preguntándome cuanto de ellos había —. ¡Malditos mounstros chupa sangre! —pronuncié en un tono fuerte, sacando de mi bolsa un cañon de luz y lanzandolo frente a mí, dándome cuenta que al menos 50 Ghouls me estaban rodeando —. Es hora de mandarlos al más allá —agregué, cruzando mis manos y desenfundando las espadas —¿QUÉ ESPERAN? ¡VENGAN POR MÍ MALDITOS CONDENADOS! 

En menos tiempo del que pensé, cabezas comenzaron a rodar, la sangre de esa especie se derramó por todo el lugar mientras mis pasos seguian apresurados el camino.

No salí ilesa de todo esto, pues unos cuantos rasguños y cortes acompañaron la escena de guerra que se había formado, pero no era algo que no hubiera vivido antes. 

Gemidos de dolor, gritos y sed de sangre era todo lo que mis oidos podían detectar. Algo que para alguien acostumbrada a la guerra no era más que una dulce melodía. 

Por momentos me creí atrapada entre el muro frente a mí y los odiosos mirad vampiros que tenía en frente, pero todo pensamiento de encierro desapareció al ver varias flechas de fuego ser lanzadas. Marcando una linea que dividía mi espacio de los Ghouls. 

Al ver detrás de ellos, pude apreciar como aquel temible Leon negro hacía su aparición y comenzaba a arrancar cabezas junto a unos cuantos guardias. 

—Vete ya —pronunció en un fuerte rugido —encontrarás un camino limpio al pasar el puentebque está a tu izquierda —añadió y viendo como un Ghoul se dirigía a él, decidí correr en la dirección que me marcó y evitar distraerlo más. 

El puente lucía bastante tenebroso, pero sin importarme nada más, decidí cruzarlo lo más rápido posible tratando de llegar al otro lado. 

Ghouls que se encontraban volando intentaban derribarme, pero como una de las mejores arqueras los derribe sin problema.

Al llegar por fin al otro lado, un claro bosque inundo mis ojos dándome a entender que era una tierra a la que los deformes mitad vampiro no entrarán. 

—Solo queda avanzar unos cuantos días más para poder llegar a la manada de luna creciente —me dije luego de ver el mapa y guardándolo para ahora continuar con mi camino. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo