Ante la inquietud del consejo, Teo ya no podía retener por más tiempo el asunto de la mujer que fué encarcelada hace ya dos días. Pues como Alfa de la manada necesitaba firmar una sentencia para la mujer si no pensaba darle la libertad confiando en sus dichas palabras de inocencia.
Sentado en su trono, podía oirlos hablar sobre la posible sentencia de muerte. Pues para esos miembros ya viejos, cualquier intruso que no fuera invitado por nadie ya era considerado un problema.
Pero había un problema y ese era que no era solo una mujer cualquiera, se trataba de su pareja predestinada. Aquella con quien la Diosa luna formó un vínculo que no puede ser roto a menos de un rechazo.
"Si no piensas tomarla como nuestra luna y reconocerla como pareja, al menos dejala ir" —se decía a si mismo, siendo sus pensamientos interrumpidos por Amul, su lobo interno.
"Espero que tus pensamientos solo sean una broma de mal gusto" —bramo su lobo con molestia.
"No puedo aceptar a una desconocida como Luna. Me niego a incluirla en mi manada sin antes saber de sus origenes."—respondió usando la conexión mental que tenía con su bestia.
"Ni siquiera has intentado buscar información en estos dos días." —se quejó con inquietud Amul. "Esperamos mucho tiempo por encontrar a nuestra pareja y ahora que la tenemos, ni siquiera le das derecho a la duda."
"¿Que no le doy derecho a la duda dices, Amul? De no haber sido así ella estaría muerta."
"Quiero conocer a su loba, preguntale su nombre o te abandonare."
Cortando conexión con su lobo, Teo dirigió una severa mirada a los miembros del consejo, quitándola de ellos para ahora dirigirla a su Beta.—Kael, trae a la prisionera para que podamos tomar una decisión —ordenó, viendo a su mas leal amigo asentir y marchar por el pedido de su Alfa.
—Alfa, todos los ancianos del consejos creemos que la mejor solución al asunto es descartar de inmediato a la intrusa —propuso Scramuth, el mayor de todos los pertenecientes al consejo.
—No podemos tomar una decisión como esa a la ligera, ni siquiera sabemos si es o no una enemiga —cuestionó Teo mientras se ponia de pie —mi deber como Alfa es proteger la manada y tomar decisiones que nos favorezcan sin insultar a ninguna otra manada. Por esto mismo considero que sin siquiera saber la razón por la cual la desconocida apareció en nuestras tierras, el asunto debe tomarse con calma y pensar bien antes de actuar.
—En cualquier otra circunstancia usted Alfa, hubiera llevado a cabo lo solicitado por el consejo. Razón pot la cual en éste momento me pregunto ¿Cual es la diferencia entre los otros prisioneros y está mujer? —preguntó intrigado Bellzaf.
—Quizás la mujer le parece atractiva a nuestro Alfa y por ello lo está considerando demasiado —agregó otro mientras reía en compañia del resto.
—Quizás quiera disfrutarla antes de darle fin —incluyó el 4to a cargo.
Cada palabra salida de sus bocas era un golpe para Teo. Pues sea o no una desconocida, esa mujer es su pareja, una que le fué otorgada por la Diosa luna.
Entre carcajadas y burlas, tanto Teo como Amul sentían estallar. No podían seguir soportando las obcenidades que insinuaba sobre él y la mujer en un momento íntimo. ¿Que clase de consejo era ese?
—Alfa, quizás lo mejor es que luego de que usted la utilice a su conveniencia la comparta con el resto de hombres. Creo que todos estarán complacidos en poder tomarla como amante una vez al día —inquirió otro del consejo sin esperarse la reacción de su lider.
Esas palabras fueron la gota que rebalsó el vaso y por lo cual en un rápido movimiento impulsado por la ira de Amul y la suya propia, se enconreo frente a ese vejestorio tomandolo con fuerza de su camisa.
—Repitelo y juro que tu cabeza rodara por todo el lugar —amenazó, viendo terror en los ojos del sujeto frente a él.
—Alfa, Sólo...
—¡ESA MUJER ES MÍA! ¡MI PAREJA! —rugió con furia, lanzando a aquel miembro del consejo al frio suelo —Y quien se atreva a pensar de esa manera o si quiera hacerse imagenes obscenas de ella, sabrá de lo que soy capaz.
Giró nuevamente a su asiento dejando un murmullo sorprendido detrás de él, pues estos desconocen totalmente que aquella mujer y su Alfa fueran la pareja predestinada.
—Pero si ella es nuestra luna... ¿Porque el Alfa decidió..?
—No deja de ser una desconocida —lo cortó Teo —consideré no tomar una decisión aún debido que como todos ustedes, no tengo idea de quien es. Por ello espero que el asunto quede aquí dentro, nadie fuera de esta habitación puedr saber que la mujer recien llegada es mi pareja.
—Lo entendemos Alfa, dejaremos en sus manos la decisión de que hacer con ella debido a su vínculo —aceptó Scramuth, teniendo consigp la aceptación del resto.
Dando un fuerte suspiro, Teo se preguntó porque razón es que Kael se había demorado. Sabía que la prisión estaba un poco alejada, pero no tanto como para demorarse esa eternidad que él consideraba, había pasado.
Como si su pregunta fuera un llamado, su Beta cruzó la puerta trayendo consigo a la mujer quien era escoltada por dos guardias.
—Alfa, aquí está la prisionera como lo solicitaste —notificó Kael.
—Quitenle las esposas, no son necesarias —ordenó Teo, viendo a su Beta asentir y girar a los guardias moviendo su cabeza como una orden —. ¿Ya piensas decirme cual es tu nombre? —preguntó, dirigiéndose esta vez a la mujer, quien pese a todo lo que estaba acontesiendo a su alrededor se comportaba de manera tranquila.
—Ya le dije que no tiene caso decir quien soy, si dr igual manera eso no cambiará la decisión que de seguro ya pensaste —respondió viendo a su alrededor —incluso los miembros de tu manada me ven como una amenaza.
—Si no se tu nombre, ¿Como piensas que podré darte una sentencia?
—Pero que tarado —comentó la linda Itha, riendo con falsedad mientras que él se ponía de pié y el resto dentro del lugar comenzaba a murmurar sobre las palabras de la mujer.
—Tu...
—¿Me crees tan estupida como para que firmes una sentencia a mi nombre? Vaya alfa que resultaste ser —añadió, oyendolo rechinar sus dientes mientras que su Beta reía por lo bajo.
—¡DI TU NOMBRE!
—¡OBLIGAME!
—Itzel —intervino el Beta —ese es su nombre, Alfa.
—¿Y tú como lo sabes? —preguntó Teo con curiosidad al ver el Intercambió de miradas que se dieron los dos.
—Porque lo dijo cuando fui a interrogarla.
ItzelEl puente detrás de mí se desvanecía en la oscuridad, marcando el final de las tierras del León Negro mi padre, y la guerra con los Ghouls. Con cada paso que me alejaba, la esperanza de llegar quizás antes de tiempo a mi destino, es reemplazada por un agotamiento que consumía mi ser.Pase dos dias avanzando, no queriendome detener ni para comer o beber algo. Quería llegar cuando antes al territorio de la manda Luna creciente esperando ser resivida con cortesía.El veneno de aquella garra de Ghoul seguía corriendo por mis venas, un fuego frío que me robaba la fuerza. Cada movimiento era una lucha, cada aliento un desafío. La naturaleza misma parecía estar en mi contra, y en mi debilidad, me convertí en presa en lugar de cazadora.Entonces, cuando la desesperación estaba a punto de tomar el control, pude sentir la presencia de un aroma que no pertenecía a este mundo. Era una armonía de fragancias, dulce y embriagadora, que me recordaba al hermoso aroma de aquella extravagante flor
Meredy, caminaba por los pasillos de la mansión con determinación, su corazón latía con la fuerza de un tambor de guerra. La Fiesta de Luna Roja estaba a la vuelta de la esquina, y con ella, la oportunidad de unir su destino al del alfa. La última vez, la festividad había pasado sin la tradicional unión, dejando un vacío en la manada que resonaba como un eco en las paredes de su hogar. Teo, su alfa, aún no había encontrado a su luna, y aunque el consejo mayor le había concedido una extensión, Meredy sabía que las oportunidades no durarían para siempre.Se sentía favorecida, pues sin su pareja aún, Teo tendría que escoger sin excusa a cualquiera de su clan y como una luna tiene que ser tan poderosa como el alfa, ella era perfecta para ese puesto. Pues de todas las embras en la manada, tanto su fuerza como belleza eran bien mencionadas. Al llegar a la oficina de Teo, Meredy no dudó. Empujó la puerta y se plantó frente a él con una mezcla de esperanza y desafío.—Teo, la Fiesta de Luna
Teo.La intensa molestia parecía no dejarme respirar. Sentía que cada vez iba en aumento y esto solo pasaba por una razón que me estaba negando a aceptar.'Lleva dos semanas en ese lugar y no fuiste capaz de ir a verla' —gruñó con molestia Amul.'¿Por qué tendría que ir a verla, Amul? ¿Sólo porque es mi pareja?' —respondió, obteniendo solo silencio por parte de su lobo 'Y esa es una pregunta a la cual mi lobo no puede responder. De haberlo sabido la hubiera hecho antes.' 'Esto es extraño' —comentó Amul, pasando su incomodidad a Teo.'¿Que cosa es extraña?'—preguntó el Alfa.'Es que...entable conexión con su loba por un momento' —contestó, logrando que Teo se pusiera de pie rápidamente. '¿Que fue lo que te dijo?''Nada, solo la oí aullar, algo que solo hacen las lobas cuando su dueña está...' —¡MALDICIÓN! —rugió Teo, abandonando su despacho mientras corría con la destreza de alguién que quiere alcanzar la meta. Los pocos miembros de la manada que estaban en el patio, se asustaron a
Los párpados pesados impedían que la linda mujer que yacia en la cama pudiera despertar, pero la apenas audible respiración y el sentido de su lobo, le indicaban a Teo que lo peor ya había pasado. Sentándose junto a la cama y suspirando cansado, dirige su severa mirada a los encargados de las mazmorras y los proveedores de alimento del lugar. —Señores del consejo ¿Que los trae ante mí? —preguntó primero, dirigiendo esta vez la mirada a los cuatro presentes. —Alfa, sabe que somos los encargados de velar por la seguridad de nuestra manada en compañía del lider —contestó Scramuth, dando unos pasos al frente —como así también se nos es encargado por el consejo mayor asegurar que nuestro alfa tendrá descendientes.—Vaya al punto, por favor —lo cortó Teo, tocando su cien en signos de cansancio.—En cuanto supimos que usted trajo con suma urgencia a la prisionera, no pudimos evitar preocuparnos —intervino Bellzaf, apoyando la mano en el hombre del anterior —mientras usted no tome una deci
Teo se quedó en silencio, procesando las palabras de Itzel. La revelación de su vulnerabilidad y la petición de ayuda lo golpearon con la fuerza de una tormenta. Se levantó lentamente, su figura imponente se recortaba contra la luz tenue que se filtraba a través de las ventanas altas.'Amul, ¿qué sabes de esto?' —preguntó en voz baja, dirigiéndose al lobo que yacía en su interior.'No más de lo que tú sabes. Pero está claro que ella es más de lo que parece. Su fuerza no reside en su físico, sino en su espíritu.' —respondió Amul, su voz un gruñido bajo.Teo asintió, su mente trabajando a toda velocidad. Se acercó a Itzel, su mano se extendió y acarició suavemente su cabello. La conexión entre ellos era innegable, y él lo sabía. ¿Era hora de aceptar el vínculo, de aceptar que su destino estaba entrelazado con el de ella?—Itzel, sé que puedes oírme —susurró, su voz apenas audible—. No estás sola, prometo que todos los que te han hecho daño pagarán por su falta contra ti y contra mi.Con
Itzel.Los bellos de mi piel comenzaron a erizarse ante la presencia del peligro. Sabía que algo a mi alrededor no marchaba bien y quería saber el porque. Claramente no había regresado a casa, pero podía sentir una comodidad diferente a la que me dieron en éste lugar. ¿Quizas mi padre presintió el peligro y vino a auxiliarme? No, nada de eso podría ser real. Pese a la conexión que teníamos debido al pacto realizado, él no tenía forma de saber si algo me pasaba a menos que me mandara a seguir. Mi corazón comenzó a acelerarce, un torbellino de sentimientos se abalanzó sobre mi pecho y un desgarrador grito abandonó mis labios. 'Peligro' la voz de mi loba me alertó, por lo que mis ojos se abrieron abruptamente y mi cuerpo se doblo dejandome sentada en una cómoda cama. Mis ojos observaron el alrededor dándome la absoluta certeza de que estaba en la habitación de alguien. 'Estan en peligro' Volví a oirla decir, sin poder enlazar mi mente con la de ella y descubrir de lo que hablaba.M
El asombro en los ojos de los presentes no pudo ser ocultado al ver como aquella mujer se abría paso entre los enemigos. Cortando cabezas, lanzando flechas, usando toda la furia que parecía emanar de su interior. En un posible ataque, la vieron correr y saltar, dejando una nueva version de su apariencia. Una poderosa loba blanca se encontraba frente a Teo, siendo el escudo que necesitaba en ese momento. —Itzel... —pronunció Teo, tratando de ponerse en pie sin conseguirlo. —No necesito de tu ayuda, sólo ve a refugiarte porque así herido no le sirves a nadie —contestó con voz de mando, dejando al alfa ofendido por sus palabras. Bien, admitia que en ese caso ella tenía razón y no se atrevia a cuestionarla. Pues como alfa no supo separar sus pensamientos y dejó que estos lo envolvieran a tal punto de llevarlo a casi la primer derrota de su vida.Dos de los guardias más cercanos caminaron hasta él y lo escoltaron lejos de la loba blanca. Pues temían que ante una posible rebelión fuera
Al entrar nuevamente a la habitación y con la solicitud de nueva ropa para Itzel ya en marcha, la sienta sobre la cama dando un paso atrás. Luego de carraspera su garganta, procede a inclinarse delante de ella y pedir una vez más las disculpas que sabía, no se merecía.Si Rewlly llegaba a saber que él encerró a su hija y los de su manada casi la matan, sabía que no le quedarían huesos en el cuerpo. —Pido nuevamente disculpas por los acontecimientos recientes. Como Alfa debí darte la oportunidad de hablar y explicar la razón de tu aparición por nuestras tierras —suspira —admito que si actúe de manera impulsiva, fué porque sé el poder que el vinculo tiene sobre mí y no quería tomar una mala decisión por dejarme llevar de los sentimientos que nacieron al verte.—Comprendo tu posición al ser un Alfa, pero como tal siempre se debe indagar en cualquier circunstancia —respondió Itzel con dureza —si en lugar de ordenar que me encerraran apenas me viste, hubieras preguntado quien era o de do