35.- Jonás.

Me recuesto en una tumbona en el área de la piscina, he pensado en irme al ático unos días, pero luego de lo que le voy a soltar al profe se vería sospechoso. Al cabo de un rato llegan los chicos junto a un Jeremy Marshall cabizbajo y con los ojos rojos de llorar. Sé que los chicos no le han hecho nada, pero un castigo de este calibre para un hombre heterosexual es la peor humillación que puede haber ¡y sin haberse burlado ninguno! Eso no lo iba a permitir por supuesto, eso es algo serio.

— ¡Por ahí vienen unas pizzas Jonás, tu eres el de la pasta! – saco un fajo de dinero de la cartera y se lo entrego a Elvis.

— ¡Siéntate con nosotros Jeremy! – Lo invito sonriente y niega — hablemos de algo importante – obedece y se sienta.

— Debo irme a mi casa – expresa con voz rota.

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