En definición el mejor don de Jos es: endulzar el oído. Pero me encanta cuando me dice cosas como esas.
—Eres un charlatán —me tomo de la cintura y me depositó un beso en la parte baja de mi cuello.
—¿Qué te parece si nos escapamos? —sus besos comenzaron a subir por mi cuello, tuve que morderme el labio inferior para no soltar un gemido —también tengo un lugar especial en donde podemos ir de pícnic —me aparte de golpe.
—¿De dónde sacaste eso?
—También soy buen amigo de Alonso.
—Pecoso bocón.
—Fui insistente. Podemos hacerle casitas a las tortugas.
—En el lago no hay tortugas y ellas no tiene casas.
—Podemos averiguarlo.
—No creo que me dejen salir a esta hora.
—Podemos bajar por ahí —hizo un ademán hacía el balcón. Negué rápidamente con la cabeza.
—No, no, no ¿estás loco?
—Un poco, vamos no es tan difícil —me tomo de la mano y me saco al balcón. Salto la madera y se encaramó en la rama del árbol - tú
La luz que traspasaba la lona de la tienda comenzaba a ofenderme. Esperen, ya es de día. Me levanté sobresaltada, Jos abrió los ojos confundido. Tenía el pelo alborotado y se miraba muy tierno. Volví a mi desesperación y Quiero un amor como el de la luna con el sol que a pesar de la distancia saben que se tienen el uno con el otro que a pesar de sus diferencias se aceptan tal y como son y que juntos forman un eclipse perfecto.Suena lindo, encontrar a tu otra mitad, a la persona que llega a perfeccionar tu mundo. Cerré el libro de frases que me regaló mi mejor amigo; mi hermano. Alonso, nos conocimos desde que tengo memoria aun recuerdo el día en que lo vi por primera vez. Tenía 5 años. Estaba en el parque sentada en la silla del columpio viendo como las hojas de los árboles caían, cuando un niño de ojos azules y cabello rojizo, se sentó en el otro columpio.—Hola ¿qué miras? —dijo el niño.-Nada, bueno más bien las hojas, creo que lloran al desprenderse de su mamá —dije viendo la copa del árbol.—No creo que les duela, ellas no siCapítulo 1
-¿Estás loco?—Lo siento - él comenzó a reír.—¿Por qué te ríes? No le encuentro gracia, pudiste haber causado un accidente —le reclamé—Pero no paso, así que deja el drama.Vi a Alonso del otro lado de la carretera, volví acomodarme en la bici y rodee al demente que tenía enfrente, él rodeó la cabeza para verme, era difícil verlo con esas enormes gafas de sol y su gorra, pase de largo y fui con Alonso. Alonso me siguió hasta llegar al parque en donde nos conocimos—¿Quién era él tipo con el que hablabas alegremente?-me pregunto, con una sonrisa burlona. Rodé los ojos—Casi lo paso tirando, es un tarado. —Nunca lo había visto —con Alonso conocíamos a cada persona del pueblo, de pequeños nos gustaba investigar a cada habitante y fue as&i
El último sábado de cada mes siempre acampamos con Alonso en nuestro pequeño rincón en el bosque, nunca habíamos invitado a nadie más, ya que ninguno de los dos somos sociables y estamos bien siendo únicamente nosotros dos. Alonso armó la tienda de acampar mientras yo le prendía fuego a la leña. Tal vez pareciera aburrido solo dos personas acampando, pero siempre se nos ocurría algo nuevo para divertirnos. Nos pusimos frente a la fogata y empezamos a comer malvaviscos, Alonso contó lo que le había pasado durante el día, yo le conté lo del chico lobo. —¿Chico lobo? —pregunto con una sonrisa. —Si, así le he puesto, él me dijo Caperucita se merecía un apodo a la altura del mío ¿No te parece? —Me parece que en serio necesitas comunicarte con alguien que no sea tu padre o yo. —Me parece que así estoy bien. —Bueno cuida bien a tu padre o el lobo se lo comerá —comenzó a reír. —Que chistoso estás hoy. —No, la que está amargada el día de hoy e
Lo miré fijamente y no había señales de que estuviera bromeando. —Está bien, sube atrás —puso sus manos en el timo y se reclinó hacia delante. —¿Qué te parece si yo manejo? - subió una ceja y torció el labio. —Que te parece si no, mi bici mis reglas, así que si quieres te vas atrás - me enderece y crucé los brazos, haciendo sus mismos gestos. Él frunció el ceño y volvió a enderezarse. —Te vas a cansar más llevándome ahí atrás. Es mejor que yo conduzca. —No seas machista, puedo llevarte, además no creo que peses tanto —Lo vi de abajo hacia arriba. —Ahí viene tu novio, creó que con caminar un poco no me moriré, adiós caperuza —Se fue alejando. —¡Espera! —Otra vez no me dijo su nombre. —Creí que lo odiabas— llego Alonso, dándome una palmada en la cabeza. Reí al recordar como se dirigió ese chico a Alonso. Mi novio, eso sí que es loco. —Él se acercó hablarme ¿Te llevo? —Claro —Alonso se subió en la parte trasera y com
Las clases terminaron. Con Alonso nos dirigimos al estacionamiento. —Lindos vehículos — volteé a ver quien había dicho eso, atrás de nosotros estaba el grupo de Canela. —¿No quieres subir a un verdadero mostró— señalo su impresionante motocicleta. Ese chico casi ni se ve detrás de todo ese pelaje, yo tengo menos cabello que él. Solo ignóralos —me aconsejo Alonso. —¡Ey! Princeso, cómprate algo verdaderamente bueno —Grito Canela —Ignóralos —le aconsejo, y reímos. —Subimos a las bicicletas y comenzamos a pedalear hasta llegar a mi casa. —¿Cómo les fue? —salió de inmediato mi padre. —Bien, nada del otro mundo —contestó Alonso —uuhm huele delicioso ¿qué es? —Pollo horneado y pastel de arándanos —contestó mi padre. —Sabes yo hubiera querido tener un chef como padre. —Te presto él mío cuando quieras —lo tome de la mano y entramos hasta el comedor. —¿Saben quien vino a visitarme? —¿Quién? —pregunte -
Con Ariel abrimos los ojos como platos al ver que se trataba del libro que recientemente me había hablado. —Vaya ya se habían tardado. Aunque. —¿Qué? —Esto es raro, antes no funcionaba así. —¿Entonces? —Siempre las chicas se peleaban por tener este libro en su poder y ahora a ti te llega así de fácil y enviado directamente de ellos. —Tal vez se equivocaron. —No, algo estarán tramando, seguro uno de ellos quiere algo contigo o más bien darte duro contra el muro —río. Pero a mí no me dio gracia. Cerré el libro de golpe. —Ellos me van a escuchar —me levanté con el libro en la mano. —Espera —Ariel me hizo sentarme. Es mejor que no te metas con ellos, créeme ellos no solo dan servicio sexual. ¿Por qué crees que nadie los delato?. -Bueno tendré el honor de ser la primera en hacerlo —Me paré —¿Quieres morir? —me volvió a sentar. —No les tengo miedo. —Es mejor que solo dejes el libro aquí, créem
La fiesta comenzaba a ponerse incómoda, quise irme, pero Alonso no me dejo, ya que quería comer pastel. Le dije que le compraría uno, pero él justamente quería el que estaban por partir, Alonso a veces llega a comportarme como un niño, se devoró su pastel y termino comiéndose el mío.—La fiesta no estuvo nada mal - Decía mientras caminábamos por la salida. Entre la persona vi a Jos, como un impulso tome el brazo de Alonso. Jos me miraba y yo no lograba apartar mi vista de la suya.—July, estas enterrándome tus uñas —lo solté de inmediato, cuando volví mi vista hacia dónde estaba Jos ya no estaba.—¿Te pasa algo?—No, creo que me mareé. Es mejor que caminemos rápido. —lo tome de la mano y lo lleve tras tumbando hacia la casa.—¿Cómo les fue? —pregunto mi pad