El último sábado de cada mes siempre acampamos con Alonso en nuestro pequeño rincón en el bosque, nunca habíamos invitado a nadie más, ya que ninguno de los dos somos sociables y estamos bien siendo únicamente nosotros dos.
Alonso armó la tienda de acampar mientras yo le prendía fuego a la leña. Tal vez pareciera aburrido solo dos personas acampando, pero siempre se nos ocurría algo nuevo para divertirnos. Nos pusimos frente a la fogata y empezamos a comer malvaviscos, Alonso contó lo que le había pasado durante el día, yo le conté lo del chico lobo.
—¿Chico lobo? —pregunto con una sonrisa. —Si, así le he puesto, él me dijo Caperucita se merecía un apodo a la altura del mío ¿No te parece?
—Me parece que en serio necesitas comunicarte con alguien que no sea tu padre o yo.
—Me parece que así estoy bien.
—Bueno cuida bien a tu padre o el lobo se lo comerá —comenzó a reír.
—Que chistoso estás hoy.
—No, la que está amargada el día de hoy eres tú.
—Para nada ¿Qué te parece si vamos a buscar a alguna luciérnaga?
—Claro luciérnagas, lo que quieres encontrar es un lobo. Me lancé sobre él y comencé hacerle cosquillas, él las odia.
—¡Basta! ¡Basta! July ya no te molestaré ¡Basta!
—¿Por qué lo quieres matar? Me sobresalté al escucharlo que caí sentada a un lado de Alonso. Es el chico lobo.
—Gracias, me salvaste la vida — mi amigo se sentó —me llamo Alonso Escuche unos silbidos que provenían de la cabaña. El chico lobo volteo a ver y luego dirigió su vista hacia nosotros
—Solo quería ver un asesinato, pero solo era una tonta guerra de cosquillas —se metió las manos en los bolsillos de su chamarra y comenzó a caminar hacia la cabaña.
—Que arrogante —dije molesta.
—Es muy raro, ni siquiera me dijo su nombre.
—No le prestes atención, no dejemos que nos arruine la noche.
💫💫🌠
Metí las deliciosas jaleas que hace mi padre a la canasta de mi bicicleta. Hace unos años comencé ayudarle a mi padre a vender sus jaleas, son muy conocidas por aquí, ya que es un trabajo que va de generación en generación. Monte la bici y comencé abajar el camino de siempre, iba lento, ya que no podía arriesgarme en botar los frascos de jalea.
—¿Le vas a dejar eso a tu abuelita? —río —Seguí mi comino sin voltear a verlo —este chico no tendrá nada que hacer —¿Eres muda o algo por el estilo?
-Sé hablar perfectamente —le grité. Cuando estaba ya retirada de él, voltee a verlo, seguía sentado frente a la cabaña, con un cigarro en la mano. Insolente, viene a contaminar el ambiente.
Luego de llevar los recipientes de jalea a mis clientes me senté en una banca del parque me puse mis audífonos y saque mi cuaderno de dibujo junto con un lápiz. Comencé a dibujar los árboles secos que había en el parque, estaba a punto de terminar, alguien se sentó a mi lado y me quito los audífonos, gire bruscamente.
Era el chico lobo.
—No dibujas nada mal —es la primera cosa buena que le he escuchado decir desde que nos conocimos.
—Gracias —Seguí dibujando, él seguía a mi lado viéndome, eso me desconcertaba.
—¿Siempre te tiemblan las manos? —Gire y me tope con unos ojos impresionantes, ya estaba acostumbrado a los lindos ojos de Alonso, pero él tenía algo especial, voltee rápidamente.
—No estoy temblando. —Tomo mi mano
-Si sigues así solo harás garabatos y estropearás el dibujo. Retire mi mano de la suya y me paré rápidamente.
—Creo que ya se me hizo tarde.
—¿Pero no has terminado?
—Ya, solo estaba dándole los últimos detalles. Puse el cuaderno en la canasta y subí en mi bici, comencé a pedalear, pero él se puso en frente.
—¿Me llevas?
Lo miré fijamente y no había señales de que estuviera bromeando. —Está bien, sube atrás —puso sus manos en el timo y se reclinó hacia delante. —¿Qué te parece si yo manejo? - subió una ceja y torció el labio. —Que te parece si no, mi bici mis reglas, así que si quieres te vas atrás - me enderece y crucé los brazos, haciendo sus mismos gestos. Él frunció el ceño y volvió a enderezarse. —Te vas a cansar más llevándome ahí atrás. Es mejor que yo conduzca. —No seas machista, puedo llevarte, además no creo que peses tanto —Lo vi de abajo hacia arriba. —Ahí viene tu novio, creó que con caminar un poco no me moriré, adiós caperuza —Se fue alejando. —¡Espera! —Otra vez no me dijo su nombre. —Creí que lo odiabas— llego Alonso, dándome una palmada en la cabeza. Reí al recordar como se dirigió ese chico a Alonso. Mi novio, eso sí que es loco. —Él se acercó hablarme ¿Te llevo? —Claro —Alonso se subió en la parte trasera y com
Las clases terminaron. Con Alonso nos dirigimos al estacionamiento. —Lindos vehículos — volteé a ver quien había dicho eso, atrás de nosotros estaba el grupo de Canela. —¿No quieres subir a un verdadero mostró— señalo su impresionante motocicleta. Ese chico casi ni se ve detrás de todo ese pelaje, yo tengo menos cabello que él. Solo ignóralos —me aconsejo Alonso. —¡Ey! Princeso, cómprate algo verdaderamente bueno —Grito Canela —Ignóralos —le aconsejo, y reímos. —Subimos a las bicicletas y comenzamos a pedalear hasta llegar a mi casa. —¿Cómo les fue? —salió de inmediato mi padre. —Bien, nada del otro mundo —contestó Alonso —uuhm huele delicioso ¿qué es? —Pollo horneado y pastel de arándanos —contestó mi padre. —Sabes yo hubiera querido tener un chef como padre. —Te presto él mío cuando quieras —lo tome de la mano y entramos hasta el comedor. —¿Saben quien vino a visitarme? —¿Quién? —pregunte -
Con Ariel abrimos los ojos como platos al ver que se trataba del libro que recientemente me había hablado. —Vaya ya se habían tardado. Aunque. —¿Qué? —Esto es raro, antes no funcionaba así. —¿Entonces? —Siempre las chicas se peleaban por tener este libro en su poder y ahora a ti te llega así de fácil y enviado directamente de ellos. —Tal vez se equivocaron. —No, algo estarán tramando, seguro uno de ellos quiere algo contigo o más bien darte duro contra el muro —río. Pero a mí no me dio gracia. Cerré el libro de golpe. —Ellos me van a escuchar —me levanté con el libro en la mano. —Espera —Ariel me hizo sentarme. Es mejor que no te metas con ellos, créeme ellos no solo dan servicio sexual. ¿Por qué crees que nadie los delato?. -Bueno tendré el honor de ser la primera en hacerlo —Me paré —¿Quieres morir? —me volvió a sentar. —No les tengo miedo. —Es mejor que solo dejes el libro aquí, créem
La fiesta comenzaba a ponerse incómoda, quise irme, pero Alonso no me dejo, ya que quería comer pastel. Le dije que le compraría uno, pero él justamente quería el que estaban por partir, Alonso a veces llega a comportarme como un niño, se devoró su pastel y termino comiéndose el mío.—La fiesta no estuvo nada mal - Decía mientras caminábamos por la salida. Entre la persona vi a Jos, como un impulso tome el brazo de Alonso. Jos me miraba y yo no lograba apartar mi vista de la suya.—July, estas enterrándome tus uñas —lo solté de inmediato, cuando volví mi vista hacia dónde estaba Jos ya no estaba.—¿Te pasa algo?—No, creo que me mareé. Es mejor que caminemos rápido. —lo tome de la mano y lo lleve tras tumbando hacia la casa.—¿Cómo les fue? —pregunto mi pad
Comencé a pensar en lo que me contó Ariel, como alguien enamorado es capas de hacer tantas estupideces, yo nunca me he enamorado y no sé si sea capas de hacer semejantes locuras por amor. En otro caso es terrible lo que hace Jos con sus amigos ¿Cómo pueden pensar en sexo y nada más? ¿Será que nunca se han enamorado? Siempre me ha gustado el misterio y esos chicos están rodeados de muchas preguntas. ¿Cómo serán realmente? ¿Habrá más que solo deseo? Con tantas preguntas no lograba dormir, eran las tres de la mañana. Decidí salir a ver las estrellas, cuando no logro dormir ver el cielo nocturno me relaja mucho. Tome mi telescopio. Pase un largo tiempo observando el cielo. El sueño me gano y decidí volver a la cama.Estábamos en el cuarto periodo del día. Tenía mucho sueño y eso no me permitía prestar atención a la clase. Me puse en reposo. Un ruido horrible me hizo despertar. Me quede dormida, rayos.—¿July vas a salir a comer? —me preguntaba Ariel.—¿Cuánto tiempo p
El beso de Jos se me repetía una y otra vez. No creí que mi primer beso sería así. Ni con alguien como él.Hace cuatro años con Alonso intentamos salir, La imagen de Jos no podía salir de mi mente, ese chico tierno, sonriente mojado por el jabón. En la escuela era diferente, rodeado de chicas y de sus amigos. Cada día era una nueva conquista y no sé por qué me dolía verlo. —Ya duro con esa chica. —¿Eh? —volví la vista hacía lo que estábamos haciendo. —Te advertí que no te ilusionaras. —No te preocupes, no me está pasando nada con él. —nada. Así tenía que ser. Por instinto volteé a ver a Jos muy sonriente con su acompañante. Su mirada se detuvo en la mía, gire como si no me importara, pero algo dentro de mí se desmoronaba. Me dolía verlo mirando a alguien más. Y me duele más no poder evitar voltearlo a ver como es feliz con alguien que no soy yo. No lograba conciliar el sueño, los pensamientos que tengo sobre él me están devorando. Tome una libreta. Y escribí: tierno / patán. Comencé a escribir las cosas buenas y las malas de Jos, nunca me había topado con alguien que tuviera dos personalidades, queCapítulo 10
Por un instante me deje llevar por el momento, deje que los consejos de mi padre tuvieran valor: “Vive momentos que marquen tu vida” Sus manos rodearon mi rostro, su beso amargó dejaba de importar. Recordé la historia de Ariel, como los besos sin amor de Freddy la hicieron ser una persona fría. No quiero que eso me pase. Empuje a Jos haciendo que callera a un lado. —Aléjate de mí Jos, no soy como las demás que están en tu estúpido libro —me puse de pie y tome mi bicicleta, me alejé de él así como cuando te alejas de algo que sabes que te va a lastimar, que te va a destruir. Esa noche tampoco pude dormir, Jos se está adueñando de mis insomnios. Y eso no es bueno, no lo es. El día lunes y ni el martes Jos se presentó a estudiar. Por alguna extraña razón siempre estaba pendiente de la puerta de la cafetería, de la cancha. Jos está en el equipo de lacrosse así que si en algún lugar de la escuela estaría era aquí en la cancha. —¿Desde cuándo te gusta el