El viento que nos pegaba por la fuerza de la moto ayudó a que nos secáramos un poco, la noche comenzaba a ponerse muy fría, los dientes me temblaban junto con todo mi cuerpo. Jos se estacionó frente a unas ventas ambulantes, se bajó y me ayudo a quitarme el casco. —Si no te cambias te resfriaras.
—Estoy bien, cuando llegue a casa.
—Ahora, ven —me cargo y me bajo de la motocicleta, tomó mi mano y comenzamos a caminar hacia una venta de ropa.
—En serio no es necesario —hizo caso omiso a mis palabras y siguió caminando, tomo un sudadero con la mano izquierda y luego lo puso frente a mí.
—Te queda bien - rodé los ojos, luego tomo otro y lo llevo hacia la caja, se lo empacaron y me llevo hasta los vestidores —puedes meter aquí la ropa mojada —me dio una bolsa plástica, la tomé junto con el sudadero. Para ser franca no era feo para haberlo tomado sin ver otras opciones no estaba mal, era negro con capuchón y tenía un alíen en la parte superior derecha, él tomó
Aún le falta mucho a Jos, y no lo voy a culpar ha vivido así siempre, sé que él cambió le constará.—Tal vez no debí haber venido —gire sobre mis talones y le dedique una media sonrisa.—Está bien, es mejor que nos enfoquemos en las fotografías —baje al sótano en donde tenía mi estudio de fotos.—Aún me falta completar la colección.—Pues estas están muy bien —comenzó a contemplar las fotografías que ya tenía.—Gracias. —Recuerda que solo tienes cinco días. Si quieres puedo darte algunas técnicas para que salgan con mejor calidad.—Eso sería genial —Alan me paso sus tips mientras probaba fotografiar cualquier cosa en la casa, a pesar de que los estornudos no me dejaban ni por un momento. Alonso llegó cayendo el sol.—Que puntual.—Lo siento, me quede entretenido hablando con Ariel.—Ahora la prefieres a ella.—Las quiero por igual.Prepare algo de comer y nos sentamos al rededor de la mesa. —¿Así que no hay ningún
Nuevamente se repite la historia, nunca había lidiado con algo así, con alguien así ¿debería dejar pasar algo así? ¿Deberia enojarme? Tal vez ambas cosas. No sabía que decirle y él no decía nada.—No sé - la voz se me corto, y es porque siempre lloro cuando me enojo o estoy desesperada, pero en este momento no quiero hacerlo. Me tomo el rostro y pegó su frente contra la mía.—No son celos, tampoco es desconfianza, solo… Únicamente temo perderte. Temo perder a la única persona a la que realmente amo. July, ya no sé vivir sin ti. —¿Por qué tiene que sacar su lado cursi en estos momentos? Sin embargo ayuda mucho —¿Puedes perdonarme? - Levanto mi rostro y pude ver su sinceridad en sus ojos.—No es justo, esta es la parte en que yo hago mis rabietas y no en la que me dan ganas de besarte —él sonrió de oreja a oreja, luego se acercó a mí dándome uno de esos besos que tanto me gustan -me aparte un poco. —No siempre será así Jos, necesitó que me prometas que jamás lo ha
Y es verdad Jos se volvió parte fundamental en mi vida, nada tendría sentido sin él. Todo deja de tener sentido cuando él esta a mi lado, cuando nos hundimos en un inmenso beso, cuando solo importamos nosotros, cuando hacemos nuestro propio universo.—Eres todo mi universo July —me dio un beso corto y me depositó en el suelo. Alan llegó a buscarme con otras personas para que les explicara con más detalle cada fotografía, mientras me alejaba volteaba a ver a Jos y de igual modo no había quitado su mirada de la mía. Al pasar por uno de los pasillos noté que Alonso llevaba a Ariel hacía su fotografía, me acerqué sigilosamente. La fotografía de mi amiga era en dónde ella estaba sentada en el pasto de la escuela con el brazo encima de su rodilla observando directamente a Alonso y él también la está viendo, esa fotografía no pudo quedar más perfecta. Observé que Ariel se acercaba a ver la descripción, que decía: Yo también tengo un universo y para mí eres la única estrella que habi
En definición el mejor don de Jos es: endulzar el oído. Pero me encanta cuando me dice cosas como esas.—Eres un charlatán —me tomo de la cintura y me depositó un beso en la parte baja de mi cuello.—¿Qué te parece si nos escapamos? —sus besos comenzaron a subir por mi cuello, tuve que morderme el labio inferior para no soltar un gemido —también tengo un lugar especial en donde podemos ir de pícnic —me aparte de golpe.—¿De dónde sacaste eso?—También soy buen amigo de Alonso.—Pecoso bocón.—Fui insistente. Podemos hacerle casitas a las tortugas.—En el lago no hay tortugas y ellas no tiene casas.—Podemos averiguarlo.—No creo que me dejen salir a esta hora.—Podemos bajar por ahí —hizo un ademán hacía el balcón. Negué rápidamente con la cabeza.—No, no, no ¿estás loco?—Un poco, vamos no es tan difícil —me tomo de la mano y me saco al balcón. Salto la madera y se encaramó en la rama del árbol - tú
La luz que traspasaba la lona de la tienda comenzaba a ofenderme. Esperen, ya es de día. Me levanté sobresaltada, Jos abrió los ojos confundido. Tenía el pelo alborotado y se miraba muy tierno. Volví a mi desesperación y Quiero un amor como el de la luna con el sol que a pesar de la distancia saben que se tienen el uno con el otro que a pesar de sus diferencias se aceptan tal y como son y que juntos forman un eclipse perfecto.Suena lindo, encontrar a tu otra mitad, a la persona que llega a perfeccionar tu mundo. Cerré el libro de frases que me regaló mi mejor amigo; mi hermano. Alonso, nos conocimos desde que tengo memoria aun recuerdo el día en que lo vi por primera vez. Tenía 5 años. Estaba en el parque sentada en la silla del columpio viendo como las hojas de los árboles caían, cuando un niño de ojos azules y cabello rojizo, se sentó en el otro columpio.—Hola ¿qué miras? —dijo el niño.-Nada, bueno más bien las hojas, creo que lloran al desprenderse de su mamá —dije viendo la copa del árbol.—No creo que les duela, ellas no siCapítulo 1
-¿Estás loco?—Lo siento - él comenzó a reír.—¿Por qué te ríes? No le encuentro gracia, pudiste haber causado un accidente —le reclamé—Pero no paso, así que deja el drama.Vi a Alonso del otro lado de la carretera, volví acomodarme en la bici y rodee al demente que tenía enfrente, él rodeó la cabeza para verme, era difícil verlo con esas enormes gafas de sol y su gorra, pase de largo y fui con Alonso. Alonso me siguió hasta llegar al parque en donde nos conocimos—¿Quién era él tipo con el que hablabas alegremente?-me pregunto, con una sonrisa burlona. Rodé los ojos—Casi lo paso tirando, es un tarado. —Nunca lo había visto —con Alonso conocíamos a cada persona del pueblo, de pequeños nos gustaba investigar a cada habitante y fue as&i
El último sábado de cada mes siempre acampamos con Alonso en nuestro pequeño rincón en el bosque, nunca habíamos invitado a nadie más, ya que ninguno de los dos somos sociables y estamos bien siendo únicamente nosotros dos. Alonso armó la tienda de acampar mientras yo le prendía fuego a la leña. Tal vez pareciera aburrido solo dos personas acampando, pero siempre se nos ocurría algo nuevo para divertirnos. Nos pusimos frente a la fogata y empezamos a comer malvaviscos, Alonso contó lo que le había pasado durante el día, yo le conté lo del chico lobo. —¿Chico lobo? —pregunto con una sonrisa. —Si, así le he puesto, él me dijo Caperucita se merecía un apodo a la altura del mío ¿No te parece? —Me parece que en serio necesitas comunicarte con alguien que no sea tu padre o yo. —Me parece que así estoy bien. —Bueno cuida bien a tu padre o el lobo se lo comerá —comenzó a reír. —Que chistoso estás hoy. —No, la que está amargada el día de hoy e