Quiero un amor como el de la luna con el sol que a pesar de la distancia saben que se tienen el uno con el otro que a pesar de sus diferencias se aceptan tal y como son y que juntos forman un eclipse perfecto.
Suena lindo, encontrar a tu otra mitad, a la persona que llega a perfeccionar tu mundo. Cerré el libro de frases que me regaló mi mejor amigo; mi hermano. Alonso, nos conocimos desde que tengo memoria aun recuerdo el día en que lo vi por primera vez. Tenía 5 años. Estaba en el parque sentada en la silla del columpio viendo como las hojas de los árboles caían, cuando un niño de ojos azules y cabello rojizo, se sentó en el otro columpio.
—Hola ¿qué miras? —dijo el niño.
-Nada, bueno más bien las hojas, creo que lloran al desprenderse de su mamá —dije viendo la copa del árbol.
—No creo que les duela, ellas no sienten nada —dijo mientras recogía una hoja.—Bueno, eso no lo sabemos. —¿Quieres ser mi amiga? No tengo muchos amigos, y tú me caes muy bien —dijo viéndome con una gran sonrisa que no pude negarme.
—Claro, seamos los mejores amigos —se puso atrás de mí y comenzó a balancearme.
—Sí, seremos los mejores amigos. -Colúmpiame hasta el cielo, quiero tocar esa nube —dije riendo.
—Hasta el infinito y más allá —comenzamos a reír. No pude evitar sonreír al recordar ese momento.
—¿De qué te ríes? Pareces una demente haciendo eso —ese agradable chico es mi mejor amigo ha cambiado mucho desde entonces, ahora es rubio, pero sigue siendo mi mejor amigo.
—De nada, solo recordé el día que nos conocimos —me tire en el pasto y mire hacia el pequeño columpio que colgaba de la rama de un gran árbol. Después que conocí a Alonso encontramos un hermoso prado detrás de mi casa y decidimos que sería nuestro lugar secreto. Aunque después nuestros padres lo descubrieron, mi padre nos construyó ese pequeño columpio. Me trae mucha nostálgica aunque aún lo seguimos usando.
Salimos del lugar y nos dirigimos hacía nuestros vehículos, nuestras flamantes bicicletas.
—Sabía que pasaríamos —dijo Alonso, mientras montaba su bicicleta.
—Tú como siempre lo adivinas, a veces pienso que eres brujo - habíamos pasado los exámenes para entrar al curso de astronomía, desde que tengo memoria me ha fascinado la astronomía, esa es una de las ventajas de estar con Alonso, ya que él se adaptaba a mi mundo y yo al suyo. El cielo comenzaba a nublarse, con Alonso pedaleamos más rápido para evitar mojarnos. Al llegar a casa corrí hacia dónde estaba mi padre para darle la noticia.
—¿Y pasaron?
—¿Tú qué crees? —dije con una gran sonrisa que dejaba ver mis dientes.
—Imaginó que sí, si no no estuvieras aquí, sino con el presidente alegando por no haber pasado - él y Alonso comenzaron a reír.
—Sí, porque no tendría ningún sentido que no hayamos aprobado - saqué tres copas de la alacena y serví un poco de vino.
— Supongo que es un buen motivo para brindar— los tres topamos las copas.
🌠💫💫
Como era costumbre tome mi bicicleta y salí a dar una vuelta me encantaba sentir la brisa fresca de la mañana, ver los enormes árboles y disfrutar de los cantos de los pájaros. Al llegar al pueblo me coloqué los audífonos no me gustaba el ruido de los carros y de las personas. Comenzó a sonar venus de sleeping at last. Me encanta esa canción Comenzaba a cantar la canción de Venus cuándo un tipo se me atravesó haciendo que frenara con brusquedad, quedando frente a su rostro.
Retrocedí rápidamente.
-¿Estás loco?—Lo siento - él comenzó a reír.—¿Por qué te ríes? No le encuentro gracia, pudiste haber causado un accidente —le reclamé—Pero no paso, así que deja el drama.Vi a Alonso del otro lado de la carretera, volví acomodarme en la bici y rodee al demente que tenía enfrente, él rodeó la cabeza para verme, era difícil verlo con esas enormes gafas de sol y su gorra, pase de largo y fui con Alonso. Alonso me siguió hasta llegar al parque en donde nos conocimos—¿Quién era él tipo con el que hablabas alegremente?-me pregunto, con una sonrisa burlona. Rodé los ojos—Casi lo paso tirando, es un tarado. —Nunca lo había visto —con Alonso conocíamos a cada persona del pueblo, de pequeños nos gustaba investigar a cada habitante y fue as&i
El último sábado de cada mes siempre acampamos con Alonso en nuestro pequeño rincón en el bosque, nunca habíamos invitado a nadie más, ya que ninguno de los dos somos sociables y estamos bien siendo únicamente nosotros dos. Alonso armó la tienda de acampar mientras yo le prendía fuego a la leña. Tal vez pareciera aburrido solo dos personas acampando, pero siempre se nos ocurría algo nuevo para divertirnos. Nos pusimos frente a la fogata y empezamos a comer malvaviscos, Alonso contó lo que le había pasado durante el día, yo le conté lo del chico lobo. —¿Chico lobo? —pregunto con una sonrisa. —Si, así le he puesto, él me dijo Caperucita se merecía un apodo a la altura del mío ¿No te parece? —Me parece que en serio necesitas comunicarte con alguien que no sea tu padre o yo. —Me parece que así estoy bien. —Bueno cuida bien a tu padre o el lobo se lo comerá —comenzó a reír. —Que chistoso estás hoy. —No, la que está amargada el día de hoy e
Lo miré fijamente y no había señales de que estuviera bromeando. —Está bien, sube atrás —puso sus manos en el timo y se reclinó hacia delante. —¿Qué te parece si yo manejo? - subió una ceja y torció el labio. —Que te parece si no, mi bici mis reglas, así que si quieres te vas atrás - me enderece y crucé los brazos, haciendo sus mismos gestos. Él frunció el ceño y volvió a enderezarse. —Te vas a cansar más llevándome ahí atrás. Es mejor que yo conduzca. —No seas machista, puedo llevarte, además no creo que peses tanto —Lo vi de abajo hacia arriba. —Ahí viene tu novio, creó que con caminar un poco no me moriré, adiós caperuza —Se fue alejando. —¡Espera! —Otra vez no me dijo su nombre. —Creí que lo odiabas— llego Alonso, dándome una palmada en la cabeza. Reí al recordar como se dirigió ese chico a Alonso. Mi novio, eso sí que es loco. —Él se acercó hablarme ¿Te llevo? —Claro —Alonso se subió en la parte trasera y com
Las clases terminaron. Con Alonso nos dirigimos al estacionamiento. —Lindos vehículos — volteé a ver quien había dicho eso, atrás de nosotros estaba el grupo de Canela. —¿No quieres subir a un verdadero mostró— señalo su impresionante motocicleta. Ese chico casi ni se ve detrás de todo ese pelaje, yo tengo menos cabello que él. Solo ignóralos —me aconsejo Alonso. —¡Ey! Princeso, cómprate algo verdaderamente bueno —Grito Canela —Ignóralos —le aconsejo, y reímos. —Subimos a las bicicletas y comenzamos a pedalear hasta llegar a mi casa. —¿Cómo les fue? —salió de inmediato mi padre. —Bien, nada del otro mundo —contestó Alonso —uuhm huele delicioso ¿qué es? —Pollo horneado y pastel de arándanos —contestó mi padre. —Sabes yo hubiera querido tener un chef como padre. —Te presto él mío cuando quieras —lo tome de la mano y entramos hasta el comedor. —¿Saben quien vino a visitarme? —¿Quién? —pregunte -
Con Ariel abrimos los ojos como platos al ver que se trataba del libro que recientemente me había hablado. —Vaya ya se habían tardado. Aunque. —¿Qué? —Esto es raro, antes no funcionaba así. —¿Entonces? —Siempre las chicas se peleaban por tener este libro en su poder y ahora a ti te llega así de fácil y enviado directamente de ellos. —Tal vez se equivocaron. —No, algo estarán tramando, seguro uno de ellos quiere algo contigo o más bien darte duro contra el muro —río. Pero a mí no me dio gracia. Cerré el libro de golpe. —Ellos me van a escuchar —me levanté con el libro en la mano. —Espera —Ariel me hizo sentarme. Es mejor que no te metas con ellos, créeme ellos no solo dan servicio sexual. ¿Por qué crees que nadie los delato?. -Bueno tendré el honor de ser la primera en hacerlo —Me paré —¿Quieres morir? —me volvió a sentar. —No les tengo miedo. —Es mejor que solo dejes el libro aquí, créem
La fiesta comenzaba a ponerse incómoda, quise irme, pero Alonso no me dejo, ya que quería comer pastel. Le dije que le compraría uno, pero él justamente quería el que estaban por partir, Alonso a veces llega a comportarme como un niño, se devoró su pastel y termino comiéndose el mío.—La fiesta no estuvo nada mal - Decía mientras caminábamos por la salida. Entre la persona vi a Jos, como un impulso tome el brazo de Alonso. Jos me miraba y yo no lograba apartar mi vista de la suya.—July, estas enterrándome tus uñas —lo solté de inmediato, cuando volví mi vista hacia dónde estaba Jos ya no estaba.—¿Te pasa algo?—No, creo que me mareé. Es mejor que caminemos rápido. —lo tome de la mano y lo lleve tras tumbando hacia la casa.—¿Cómo les fue? —pregunto mi pad
Comencé a pensar en lo que me contó Ariel, como alguien enamorado es capas de hacer tantas estupideces, yo nunca me he enamorado y no sé si sea capas de hacer semejantes locuras por amor. En otro caso es terrible lo que hace Jos con sus amigos ¿Cómo pueden pensar en sexo y nada más? ¿Será que nunca se han enamorado? Siempre me ha gustado el misterio y esos chicos están rodeados de muchas preguntas. ¿Cómo serán realmente? ¿Habrá más que solo deseo? Con tantas preguntas no lograba dormir, eran las tres de la mañana. Decidí salir a ver las estrellas, cuando no logro dormir ver el cielo nocturno me relaja mucho. Tome mi telescopio. Pase un largo tiempo observando el cielo. El sueño me gano y decidí volver a la cama.Estábamos en el cuarto periodo del día. Tenía mucho sueño y eso no me permitía prestar atención a la clase. Me puse en reposo. Un ruido horrible me hizo despertar. Me quede dormida, rayos.—¿July vas a salir a comer? —me preguntaba Ariel.—¿Cuánto tiempo p
El beso de Jos se me repetía una y otra vez. No creí que mi primer beso sería así. Ni con alguien como él.Hace cuatro años con Alonso intentamos salir, Último capítulo