Con Ariel abrimos los ojos como platos al ver que se trataba del libro que recientemente me había hablado.
—Vaya ya se habían tardado. Aunque.
—¿Qué?
—Esto es raro, antes no funcionaba así.
—¿Entonces?
—Siempre las chicas se peleaban por tener este libro en su poder y ahora a ti te llega así de fácil y enviado directamente de ellos.
—Tal vez se equivocaron.
—No, algo estarán tramando, seguro uno de ellos quiere algo contigo o más bien darte duro contra el muro —río. Pero a mí no me dio gracia. Cerré el libro de golpe.
—Ellos me van a escuchar —me levanté con el libro en la mano.
—Espera —Ariel me hizo sentarme. Es mejor que no te metas con ellos, créeme ellos no solo dan servicio sexual. ¿Por qué crees que nadie los delato?.
-Bueno tendré el honor de ser la primera en hacerlo —Me paré
—¿Quieres morir? —me volvió a sentar.
—No les tengo miedo.
—Es mejor que solo dejes el libro aquí, créeme será más divertido.
—¿Qué? -Ariel me quito el libro de las manos y lo colocó en la mesa, me tomo del brazo y caminamos hacia la esquina de la cafetería.
—Solo observa.
Canela se puso de pie y camino hacia la mesa en la que estábamos, abrió el libro, luego de un rato lo cerró bruscamente y se lo llevó con sus amigos, ellos se burlaron de él.
A Ariel también le daba mucha gracia.
—Apuesto a que ellos apostaron a que no te inscribirías —no dejaba de reír yo no le encontré mucha gracia.
💫💫🌠
Estaba muy felizmente descansando, cuando mi padre llego abrir las cortinas de mi ventana y cantando ópera.
—¿En serio? —me metí abajo de mis sabanas.
—Es sábado —me tiro un almohadón.
-Sí, es sábado, por eso aún duermo —le tire el mismo almohadón.
—En la encimera te dejé dinero para que compres un vestido. Esa palabra me quito el sueño y bajé corriendo hasta la cocina.
—¿Vestido?
—Hoy es la fiesta. La fiesta, ya me había olvidado de eso, y deseaban que mi peculiar padre también la hubiera olvidado.
—Pero eso es hasta en la noche, no entiendo por qué debo madrugar - bostecé.
—July son las 9 de la mañana
—¡Nueve! Aún es muy temprano.
—Vete a bañar, arréglate y ve a buscar algo lindo para regalarle a Fernanda —me despeino y salió hacia su trabajo. Genial Tome un vaso de leche y me hice unos panes con jalea. Arregle el pequeño desorden que tenía por toda la casa y al final tome un baño. Tome el dinero que dejo mi padre y salí a buscar un regalo para la famosa Fernanda. Ni siquiera sé cuantos años va a cumplir o que le gusta. Rayos. ¿Ahora que le compró?
Recordé a Ariel y le llame para que me ayudara.
—No puedo creer que vas a ir a la fiesta de Fernanda ella siempre da las mejores fiestas, nunca me invito por supuesto, pero todos siempre hablaban de cuán gloriosas eran sus fiestas. Créeme lo que sea que traigas ahí no te alcanzará para comprarle un regalo “digno” —rodeo los ojos.
—Bueno lo importante es llevar algo, además no le pondré mi nombre. Entramos a la tienda que Ariel creó más apropiada y todo brillaba y todo se veía muy caro
—Mira ese vestido, mira esas hoyas, ¡Oh por dios! Mira esos zapatos —mi amiga iba de un lado a otro burlándose de como otras tontas chicas reaccionarían a esas cosas, no podía evitar reírme así que me uní a ella.
—Mira este sombrero —Me lo puse y comencé hacerle ojitos
—Mira este labial, lo abrió y se aplicó un poco. -Este vestido me queda di-vi-no —comencé a dar vueltas con el. Hasta que alguien me lo arrebató.
—Si no van a comprar algo es mejor que dejen las cosas en sus respectivos lugares -Una señora de unos treinta y algo, muy bien vestida, llego hablarnos.
—Creo que aquí no hay nada acorde a mi figura
—Ariel me tomo de la mano y salimos de esa tienda riéndonos.
—Eso es lo más gracioso que he hecho.
—July, cariño te hace falta vivir más, pero no te preocupes ahora que estas conmigo eso cambiara. Termine por comprarle una cajita de música. Llegue a mi casa a conseguir algo apropiado para la tal fiesta. Me puso un macaquinho corto rosa, un sombrero negro y unos botines negros, me maquillé discretamente. Tome el regalo de Fer y salí de la casa. Toqué en la pequeña cabaña y salió alguien a decirme que la fiesta era en la parte trasera, rodee la casa y me encontré con un patio grande y despejado, lleno de mesas muy bien adornadas luces por todos lados. Un pequeño escenario muy bien equipado, ahora veo a lo que se refería Ariel.
—Pase adelante —una señora muy amable llego a saludarme —Soy la madre de Fernanda - me dio un beso en la mejia
—Yo soy su vecina, July
— Lo sé, tu padre habla muy bien de ti —le sonreí.
¿Cómo Canela puede tener una madre tan linda?
—July, que bueno que ya estás aquí.
—Le presentó a Alonso, es mi amigo espero no se moleste de que lo haya invitado.
—De ninguna manera entre más mejor —Nos llevó hasta una mesa vacía y nos ofreció algo de tomar, luego se fue a tender a los demás invitados.
—Es la mejor fiesta que he visto que hagan aquí. —comentó Alonso
—Es la primera fiesta que hacen aquí. La comida esta realmente buena, ya llevamos aquí hace mucho y aún no conozco a Fernanda. Alonso se fue por unas bebidas, pero ya se tardó mucho. Comencé a jugar con mi pulsera. Note que un pequeño niño comenzaba acosarme.
—¡Buu! —el niño salió corriendo. Comencé a reírme.
—¿Por qué asustas al niño? Volteé a ver desconcertada.
—Hola —Canela tomó mi sobrero y se lo puso mientras se sentaba a mi lado.
—Hola, sabes desde qué nos conocimos es la primera vez que me saludas. La culpa es del niño que comenzaba acosarme. —alce las cejas
—La cortesía no es lo mío —sonrió, no había notado que tenía dientes de conejo, eso hasta es tierno.- Y que culpa tiene el niño de que seas tan linda —paso su dedo debajo de mi barbilla.
—Así, no lo había notado — dejé escapar mi lado irónico.
—Estás muy linda.
—Gracias —¿En serio, me dijo un cumplido?
—¿Quieres bailar?
—Ah, no, yo no bailo.
—Claro, esta clase de música no va acorde a tu estilo de vida, puedo decirle al Dj que ponga country
-¿Qué, que te hace pensar que yo bailo country? Me vio de arriba hacía abajo.
—Bueno no se creí que eso se baila en este pueblucho.
—Pueblucho, te recuerdo que ya eres parte te esté pueblucho. —me levanté.
—Espera —me tomo de la muñeca - no quise ofenderte —volví a sentarme.
—No te preocupes Canela.
—¿Canela? No me gusta que me llamen por mi apellido, mi nombre es Jos —volvió a sonreír.
—El mío es
—Juliet, lo sé
—Me gusta que me digan July ¿Cómo supiste mi nombre?
—Averigüé —me hizo un guiño
—¿Por qué?
—Porque no lo haría, no te que no te inscribiste en el libro.
—¿Qué? —lo mire atónica.
—Imaginó que Ariel te contó como funciona —fruncí el ceño
—Eres un idiota.
Esta vez fui rápida y logré alejarme de él.
La fiesta comenzaba a ponerse incómoda, quise irme, pero Alonso no me dejo, ya que quería comer pastel. Le dije que le compraría uno, pero él justamente quería el que estaban por partir, Alonso a veces llega a comportarme como un niño, se devoró su pastel y termino comiéndose el mío.—La fiesta no estuvo nada mal - Decía mientras caminábamos por la salida. Entre la persona vi a Jos, como un impulso tome el brazo de Alonso. Jos me miraba y yo no lograba apartar mi vista de la suya.—July, estas enterrándome tus uñas —lo solté de inmediato, cuando volví mi vista hacia dónde estaba Jos ya no estaba.—¿Te pasa algo?—No, creo que me mareé. Es mejor que caminemos rápido. —lo tome de la mano y lo lleve tras tumbando hacia la casa.—¿Cómo les fue? —pregunto mi pad
Comencé a pensar en lo que me contó Ariel, como alguien enamorado es capas de hacer tantas estupideces, yo nunca me he enamorado y no sé si sea capas de hacer semejantes locuras por amor. En otro caso es terrible lo que hace Jos con sus amigos ¿Cómo pueden pensar en sexo y nada más? ¿Será que nunca se han enamorado? Siempre me ha gustado el misterio y esos chicos están rodeados de muchas preguntas. ¿Cómo serán realmente? ¿Habrá más que solo deseo? Con tantas preguntas no lograba dormir, eran las tres de la mañana. Decidí salir a ver las estrellas, cuando no logro dormir ver el cielo nocturno me relaja mucho. Tome mi telescopio. Pase un largo tiempo observando el cielo. El sueño me gano y decidí volver a la cama.Estábamos en el cuarto periodo del día. Tenía mucho sueño y eso no me permitía prestar atención a la clase. Me puse en reposo. Un ruido horrible me hizo despertar. Me quede dormida, rayos.—¿July vas a salir a comer? —me preguntaba Ariel.—¿Cuánto tiempo p
El beso de Jos se me repetía una y otra vez. No creí que mi primer beso sería así. Ni con alguien como él.Hace cuatro años con Alonso intentamos salir, La imagen de Jos no podía salir de mi mente, ese chico tierno, sonriente mojado por el jabón. En la escuela era diferente, rodeado de chicas y de sus amigos. Cada día era una nueva conquista y no sé por qué me dolía verlo. —Ya duro con esa chica. —¿Eh? —volví la vista hacía lo que estábamos haciendo. —Te advertí que no te ilusionaras. —No te preocupes, no me está pasando nada con él. —nada. Así tenía que ser. Por instinto volteé a ver a Jos muy sonriente con su acompañante. Su mirada se detuvo en la mía, gire como si no me importara, pero algo dentro de mí se desmoronaba. Me dolía verlo mirando a alguien más. Y me duele más no poder evitar voltearlo a ver como es feliz con alguien que no soy yo. No lograba conciliar el sueño, los pensamientos que tengo sobre él me están devorando. Tome una libreta. Y escribí: tierno / patán. Comencé a escribir las cosas buenas y las malas de Jos, nunca me había topado con alguien que tuviera dos personalidades, queCapítulo 10
Por un instante me deje llevar por el momento, deje que los consejos de mi padre tuvieran valor: “Vive momentos que marquen tu vida” Sus manos rodearon mi rostro, su beso amargó dejaba de importar. Recordé la historia de Ariel, como los besos sin amor de Freddy la hicieron ser una persona fría. No quiero que eso me pase. Empuje a Jos haciendo que callera a un lado. —Aléjate de mí Jos, no soy como las demás que están en tu estúpido libro —me puse de pie y tome mi bicicleta, me alejé de él así como cuando te alejas de algo que sabes que te va a lastimar, que te va a destruir. Esa noche tampoco pude dormir, Jos se está adueñando de mis insomnios. Y eso no es bueno, no lo es. El día lunes y ni el martes Jos se presentó a estudiar. Por alguna extraña razón siempre estaba pendiente de la puerta de la cafetería, de la cancha. Jos está en el equipo de lacrosse así que si en algún lugar de la escuela estaría era aquí en la cancha. —¿Desde cuándo te gusta el
¿Me está comenzando a gustar? No, eso es imposible ni siquiera sé que síntomas tiene el enamoramiento. Tome la libreta sobre Jos, decidí ponerle: Investigación sobre el lobo. Es un título ridículo pero está en clave. Decidí anotar los últimos cambios que tuvo Jos: Atento, grosero, delicado. Es difícil, poder definirlo en una sola palabra o en saber quien de los dos es él y quien domina a quien. Como todas las noches salí a ver el cielo estrellado, siempre me relaja, y me hace ver cuán pequeño es el mundo y que insignificante somos.Eso me hace querer hacer más, lograr ser alguien, alguien a quien muchas personas recuerden. Yo veo el cielo y pienso en mi madre. Pienso en todas esas personas que dejaron una marca que hicieron grandes cosas y cambiaron la evolución del hombre.Note que la casa de Jos aún tenía las luces encendidas, cr
—¿No crees qué estás exagerando? —me preguntó algo preocupado Alonso. —¿Te parece? Alonso él viene y me trata como se le da la gana. No puedo solo hacer todo lo que dice. —trate de hablarle calmada. —Es así con todas —se unió Alan. —¿Por qué no te llevas con tu primo? —quise saber. —No estoy de acuerdo en las cosas que hace, él dice que soy la oveja negra de la familia, pero creo que es todo lo contrario. —Pienso lo mismo. —¿Quieres bailar? — Ah no, yo no bailó. — Te puedo enseñar —alzo su mano. La tomé y me llevo al centro de la pista. —¿No importa si te dejo en ridículo? —le grite. —Te preguntó lo mismo —comenzó a sonar una canción de rock and roll. Es un género muy divertido y me encanta así que no fue muy difícil seguirle el paso a Alan. —Así que no bailas. —Es fácil cuando tienes a un gran maestro. No sentí cuantas canciones habíamos bailado hasta que mis píes comenzaron a dolerme.
La fiesta no término muy alegré, decidí meterme al cuarto de Ariel a esperar a que las personas terminarán de irse. Recordé lo último que hable con Jos…—¿Por qué le temes al amor?—No le tengo miedo al amor, le temo a las personas que no saben amar.Necesito más que una aventura.Comencé a ver las fotografías de Ariel, y ha cambiado mucho. Antes se veía más tierna. Ahora ya echa toda una mujer. Tanto la hizo cambiar Freddy. ¿Y si Jos me hace lo mismo? No quiero cambiar. No quiero salir lastimada.Tanto pensar comenzó a darme jaqueca, siempre me pasa cuando comienzo a frustrarme por algo. Baje a la cocina a buscar alguna pastilla. El dolor comenzaba aumentar más.—¿Estás bien? —me preguntó Alonso.—Si, solo quiero una pastilla.—Otra vez —dijo preoc