Tres años después
Nico sentado en el auditorio esperaba emocionado que su esposa que su esposa subiera, para su satisfacción no debió esperar mucho y minutos después escuchó al orador de orden llamarla.
—Lucila Wells…—No pudo contener su alegría y se levantó aplaudiendo mientras ella recibía su título de licenciada en enfermería. Luego se paró de frente y buscó su mirada, levantó el pergamino y esbozó su radiante sonrisa, sin pérdida de tiempo corrió hacia él quien fue a su encuentro la alzó mientras la besaba.
—Estoy muy orgulloso de ti, no sabes lo feliz que me haces que hayas cumplido tu meta de graduarte, estos más de tres años a pesar de haber enfrentado muchas dificultades como familia te has mantenido firme, apoyándonos a
El viento mecía los árboles con fuerza, la lluvia comenzó a caer estrepitosamente, era el mes más lluvioso del año en la ciudad de Richmond. Lucila Moonchild, circulaba por Three Chopt Road, cuando de repente su auto hizo un pequeño ruido y se apagó, colocó el auto en neutro y lo dejó rodar hasta poderlo estacionar a un lado de la calzada.Debido a la copiosa lluvia, se quedó en el auto con el aire acondicionado encendido y los vidrios arriba, de esa manera evitaría mojarse mientras rezaba fervientemente por un milagro. Intentó marcar el número de uno de sus hermanos o su padre para pedirles ayuda, pero lamentablemente su celular se había quedado sin batería, comenzó a buscar en su bolso el cargador portátil, después de volver su interior un desastre recordó haberlo sacado la tarde anterior cuando llegó a su casa, lo bajó distra&ia
Lucila vio al hombre alejarse sin siquiera mirar atrás, ni tomarla en cuenta, era la primera vez en su vida, que no solo había sido objeto de desprecio sino también de indiferencia. Eso causó un sentimiento muy lastimero en ella, aunque quiso evitar las lágrimas acumuladas en su pestaña inferior, estas terminaron desbordándose; aunque muchas veces estas habían brotado por capricho, para terminar logrando salirse con la suya, esta vez, eran genuinas, producidas por el profundo dolor sentido en el alma al ser desdeñada.Sin embargo, segundos después pudo controlar ese sentimiento y la rabia se dio paso como un huracán, puso el pie donde había caído el dinero y los restregó entre el pavimento y su zapato mientras su hermoso rostro se deformaba en un gesto de enfado. Luego se inclinó tomó los billetes los apretó en el puño de su mano arrug&aacu
La conversación con Shawna, le había dejado a Lucila, una profunda tristeza, le gustaría hacer algo por ella, pensaba en encontrar una forma de ayudar a su amiga y a todas las chicas de su comunidad que quisieran emprender sus estudios, pero tuvieran esas limitantes, a veces era fácil encerrarse en una burbuja y no darse cuenta del sufrimiento y de las luchas de los demás.Le parecía contradictorio; aunque las gitanas eran muy independientes para algunas cosas, a la vez se dejaran imponer otras, o tal vez ella pensaba así porque no compartía sus costumbres, pero a sus ojos eso era una completa injusticia, la cual quería ayudar a combatir y estaba dispuesta a hacer todo lo posible para lograrlo, pensó mientras meditaba en una salida.Otra de las situaciones intolerables para Lucia, era el hecho de que su amiga tenía prohibido enamorarse de alguien no gitano, porque su pueblo le daba suma
Ante las palabras de Lucila hubo un silencio muy incómodo, su familia no respondió, peor aún, ni siquiera intentaron defenderse, eso causó mucho pesar y decepción en la joven.—Me llenan de vergüenza ¿Cómo pueden comportarse de esta manera? ¿Cómo pueden tener doble rasero? He vivido toda mi vida engañada, en una burbuja, ¿Dónde perdieron el norte de lo correcto frente a lo incorrecto? Esto me causa demasiada incomodidad, me hace daño. ¡No entiendo! —Decía tratando de dilucidar lo ocurrido, pero definitivamente eso estaba fuera de su capacidad de comprensión— ¿Por qué quieren darle la espalda? Si ella está esperando un bebé, de nuestra sangre, su deber es apoyarla, porque esa criatura también forma parte de nuestra familia —manifestó conmovida la chica.—Lucila, las cosas n
Lucila se quedó sorprendida ante el trato de su amiga, porque Shawna siempre había tenido un trato agradable para con ella y ahora de repente tenía esa actitud más fría que un congelador. Por más que pensaba no podía dar con una razón para explicarse las causas de esa actitud totalmente contraria a como hasta ahora había sido una buena relación de amistad.—Shawna, lo siento, tal vez no fue buena idea venir a visitarte, pero eres mi única amiga y no tengo con quien hablar, necesitaba desahogarme de ciertos problemas familiares que estoy viviendo —manifestó la joven tratando de disimular su perturbación por las palabras que le había proferido la otra chica y en su interior pensaba, definitivamente “hoy era el día de las sorpresas y de ver el verdadero rostro de la gente”.—Lo siento Lucila, ahora no es la mejor ocasión para
Lucila se dejó mojar por la lluvia, llegó a un parque y se sentó en un banco, flexionó sus rodillas colocándolas también en el asiento posó su cabeza entre ella y se quedó allí, sin ejecutar ningún otro movimiento únicamente pensando en todo lo que había sucedido y la decepción iba crecido en su interior a pasos agigantados, como una avalancha que poco a poco iba creciendo, hizo una mueca de disgusto mientras llegaba a la conclusión que sería bueno terminar de alejarse de todos.Se encontraba en una situación que para ella era muy complicada porque solo tenía a su familia, pero no quería verlos, su doble moral la asqueaba, y no tenía ningún otro lugar a donde ir porque aparte de Shawna no tenía ninguna amiga cercana y ya esta última no podía considerarla de esa manera, en ese instante se dio cuenta cuan sola estaba.
Lucila se había quedado totalmente sorprendida al ver a la persona que menos se había imaginado encontrarse y menos allí, a esas horas y circunstancias. Siempre escuchó el dicho que reza: "El Mundo es un pañuelo", pero hasta ahora no había entendido el significado, pensó el mundo no era tan grande como creía.—¿Qué haces aquí? —preguntó Lucila y la chica la observó por un momento, sin poder creer que realmente le estaba preguntando eso, pero se dio cuenta de que así era.—Creo que es obvio, buscando a donde ir, me expulsaron de mi casa de mi gente, de mi comunidad. Lo hizo mi hermano mayor, porque deshonré a la familia, en mi comunidad lo que yo hice es una causa de destierro, nunca más podré volverlos a ver —manifestó la joven con tristeza, mientras ambas se sentaban a la orilla de la arena —. ¿Y tú q
Esa noche, después de aquel juramento que las uniría para siempre, pasearon por la playa, jugaron haciendo castillos de arena, mientras reían y charlaban. Sintiéndose realmente a gusto en tener la compañía la una de la otra. Jovanka siguió contándole las tradiciones y costumbres romanís, despertando la curiosidad en Lucila, quien sintió, por alguna razón extraña, el anhelo de conocer y sumergirse en su cultura.—Es fascinante todo lo que me cuentas, me hubiese gustado nacer en una cultura así. Poder pasar tus costumbres, tradiciones, cuentos, rituales de generación en generación, es una garantía del esfuerzo que cada una de esas personas que conformaron cada familia transmitió a sus hijos y de cierta manera, es como si ellos perduraran a través del tiempo. Jovanka, ¿De dónde proviene tu gente?—Bueno, se estima que nues