Lucila se había quedado totalmente sorprendida al ver a la persona que menos se había imaginado encontrarse y menos allí, a esas horas y circunstancias. Siempre escuchó el dicho que reza: "El Mundo es un pañuelo", pero hasta ahora no había entendido el significado, pensó el mundo no era tan grande como creía.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Lucila y la chica la observó por un momento, sin poder creer que realmente le estaba preguntando eso, pero se dio cuenta de que así era.
—Creo que es obvio, buscando a donde ir, me expulsaron de mi casa de mi gente, de mi comunidad. Lo hizo mi hermano mayor, porque deshonré a la familia, en mi comunidad lo que yo hice es una causa de destierro, nunca más podré volverlos a ver —manifestó la joven con tristeza, mientras ambas se sentaban a la orilla de la arena —. ¿Y tú q
Esa noche, después de aquel juramento que las uniría para siempre, pasearon por la playa, jugaron haciendo castillos de arena, mientras reían y charlaban. Sintiéndose realmente a gusto en tener la compañía la una de la otra. Jovanka siguió contándole las tradiciones y costumbres romanís, despertando la curiosidad en Lucila, quien sintió, por alguna razón extraña, el anhelo de conocer y sumergirse en su cultura.—Es fascinante todo lo que me cuentas, me hubiese gustado nacer en una cultura así. Poder pasar tus costumbres, tradiciones, cuentos, rituales de generación en generación, es una garantía del esfuerzo que cada una de esas personas que conformaron cada familia transmitió a sus hijos y de cierta manera, es como si ellos perduraran a través del tiempo. Jovanka, ¿De dónde proviene tu gente?—Bueno, se estima que nues
Shawna no había dormido bien, la preocupación por cómo había tratado a su amiga, la mantuvieron totalmente en vela, por eso al levantarse tenía dos grandes sombras debajo de sus ojos, las cuales procuró cubrirlas maquillándose muy bien. Se colocó un vestido largo bastante colorido, se puso sus joyas brillantes y llamativas, varias pulseras lucían en sus muñecas y dos grandes aros adornaban sus orejas.Salió de su casa, acompañada por una tía, pues no se les permitía salir sola, aunque a decir verdad, ella si había logrado escaparse en varias oportunidades, y para su alivio no había tenido consecuencias. Cuando llegaron a la universidad, lo primero que hizo fue pedir que la acompañaran a buscar a Lucila, fue por ella al salón donde recibirían clases, pero al no encontrarla, se fue a la biblioteca con resultados no satisfactorios y por últi
Tres meses despuésLucila se encontraba en su hermosa habitación en la casa de sus padres, por un momento se quedó observándola y se dio cuenta de que debía hacer cambios en la decoración, porque aparte de destacar los colores blanco y rosa, tenía un acentuado toque infantil y ya no era por lo menos en tamaño, una niña, aunque siguiera creyendo en la llegada del príncipe azul, era necesario conferirle un carácter más serio.En ese momento decidió que debía remodelarla y la incluiría en sus tareas pendientes. Estaba acostada en su cama de piernas cruzadas en la posición del loto, cuando observó en la mesita de noche su diario, extendió su mano y lo tomó colocándoselo en sus piernas, pero justo en ese momento se cayó de entre sus folios una hoja perfectamente doblada; la tomó y la abri&oac
Nico, llegó a la fiesta de celebración del pueblo gitano, solo había ido con una sola intención, encontrarse con la hermana del hombre que se burló de la suya, no podía olvidar la vergüenza a la cual habían sido expuestos todos en su familia y como principal jefe de su familia, después de la muerte de su padre, tenía que hacer algo para hacerles pagar.Entró al salón observando hacia todos los lados, sabía que la joven iba a ir acompañada de Shawna o era lo que le habían dicho, sin embargo, su búsqueda fue interrumpida cuando vio a la chica que había auxiliado cuando su auto se averió en pleno torrencial de agua, la muchacha bailaba con una soltura que le atraía de manera irremediable, tenía un ritmo hipnotizante, no podía evadir la mirada de ella, tenía una lucha interna entre alejarse y no volver a fijar su vista hacia ella
Lucila no estaba acostumbrada al gran escándalo que se había formado, sin embargo, como pudo se defendió de los ataques, pero al verse criado como una princesita a quien nadie dañaba sino por el contrario todos protegían fue inevitable que saliera lastimada.Shawna intervino en defensa de su amiga, tratando de aplacar el enojo y ataque de su madre, pero esto solo logró resultados contrarios a lo que esperaba, porque la señora se exacerbó y abofeteó también a la muchacha sin ninguna contemplación por tratarse de su hija.—¡Apártate de mi camino Shawna! Porque si no lo haces también haré que conozcas la fuerza de mi ira —espetó amenazante la mujer.—Mamá ya, no sigas lastimando a Lucila, —la enfrentó la joven, aparentemente sin miedo —¿Ve cómo la has dejado
Lucila se debatía entre aceptar su proposición o seguir caminando y ubicar un taxi, pero esta última opción no le parecía tan segura, además se moría de ganas por estar a solas con él, conocerlo, hablar, observarlo, fueron meses que pasó soñando con ese hombre tanto dormida como despierta, hasta contrató un detective privado para localizarlo y volverlo a ver, y ahora cuando había renunciado a encontrarlo porque creyó no lo hallaría nunca, la vida se lo volvía a poner al frente. Inmediatamente pensó que eso no era más que una señal de que sus destinos estaban entrelazados y esta vez no perdería la oportunidad, concluyó la joven y aceptó ir con él.—Si claro, acepto ir contigo, para que por favor me lleves a mi casa. Muchas gracias, eres muy atento —expresó Lucila nerviosa, sentía
Lucila luchaba por liberarse —¡Suéltame! Pasado, abusivo —. Gritaba la chica golpeando su espalda. El hombre la subió en el auto y pasó seguro, sin embargo, mientras daba la vuelta ella volvió a abrir la puerta para escapar, pero Nico se percató de lo que iba a hacer y la atrapó antes de que volviera a escaparse y esta vez la aprisionó contra el auto.Ella sentía que su corazón se iba a escapar de su pecho, golpeaba con fuerza mientras una corriente fría la recorría, sintió sus piernas temblar y su boca seca.El hombre acercó su boca al rostro de la joven y con una voz cargada de deseo pronunció.—Ya, no huyas. Quédate quieta. Siento mucho que mis palabras te hayan ofendido, no fue mi intención hacerte sentir mal. Yo...—Y sin seguir pronunciando palabra la tomó por el mentón y unió
Lucila se despidió de Nico con un frío adiós que fue respondido de la misma manera, y caminó a su casa sin mirar atrás, solo al entrar escuchó el sonido del auto alejarse. Cuando entró a la sala de estar estaba su madre sentada en unos de los sofás, con la mirada pérdida.—Buenas noches madre, o mejor dicho buenas madrugadas —. Saludó Lucila.Solo allí su madre se percató de su presencia, la miró frunciendo el ceño para después hacer un gesto de molestia mezclado con preocupación al mirarla a la cara —¿Qué te ha pasado Lucila? ¿Por qué tienes el rostro así? ¿te has estado peleando? ¿Quién te ha rasguñado y golpeado?La chica hizo un gesto despreocupado —No pasa nada mamá todo está bien— respondi&oacu