Lucila luchaba por liberarse —¡Suéltame! Pasado, abusivo —. Gritaba la chica golpeando su espalda. El hombre la subió en el auto y pasó seguro, sin embargo, mientras daba la vuelta ella volvió a abrir la puerta para escapar, pero Nico se percató de lo que iba a hacer y la atrapó antes de que volviera a escaparse y esta vez la aprisionó contra el auto.
Ella sentía que su corazón se iba a escapar de su pecho, golpeaba con fuerza mientras una corriente fría la recorría, sintió sus piernas temblar y su boca seca.
El hombre acercó su boca al rostro de la joven y con una voz cargada de deseo pronunció.—Ya, no huyas. Quédate quieta. Siento mucho que mis palabras te hayan ofendido, no fue mi intención hacerte sentir mal. Yo...—Y sin seguir pronunciando palabra la tomó por el mentón y unió
Lucila se despidió de Nico con un frío adiós que fue respondido de la misma manera, y caminó a su casa sin mirar atrás, solo al entrar escuchó el sonido del auto alejarse. Cuando entró a la sala de estar estaba su madre sentada en unos de los sofás, con la mirada pérdida.—Buenas noches madre, o mejor dicho buenas madrugadas —. Saludó Lucila.Solo allí su madre se percató de su presencia, la miró frunciendo el ceño para después hacer un gesto de molestia mezclado con preocupación al mirarla a la cara —¿Qué te ha pasado Lucila? ¿Por qué tienes el rostro así? ¿te has estado peleando? ¿Quién te ha rasguñado y golpeado?La chica hizo un gesto despreocupado —No pasa nada mamá todo está bien— respondi&oacu
Lucila se sorprendió al verlo, porque después de como había terminado su encuentro la noche anterior, pensó que le costaría mucho llegar nuevamente hasta ese hombre y demostrarle que no todas las mujeres gorger eran quienes él creía, y ahora lo veía frente a su casa con una espléndida sonrisa, como si la persona de ayer y esta que tenía frente a sí fueran totalmente distintas.— Nico, Qué sorpresa, ¿Qué haces acá? —. Indicó frunciendo el ceño.—Hola, Lucila, vine a verte...—. Titubeó un momento y continúo —. Te debo una disculpa por lo que sucedió ayer, no fue mi intención ofenderte. Hay cosas que para ti tal vez son normales y que ocurren en tu entorno día a día, pero para un gitano es diferente, con esto no pretendo en ningún momento cuestionart
Aunque Lucila permaneció por un momento sorprendida y desconcertada por sus palabras, segundos después se repuso y reaccionó —¿Perdón? ¿Escuché mal o dijiste tu novia?— Sin esperar respuesta, se dirigió a los caballeros con una sonrisa, extendió su mano y les dijo: — Mi nombre es Lucila, mucho gusto. Y este señor les mintió porque yo no soy su...—Y antes de que pudiera concluir sus palabras, Nico la haló hacia él, cubrió su boca con la suya y comenzó a besarla profundamente ante la mirada sorprendida y atenta de aquel par de hombres, quienes al ver la escena decidieron alejarse. Por un momento Lucila se concentró en esa agradable sensación que le producía el roce de sus lenguas jugueteando, sentía como si una especie de energía eléctrica le recorría a trav&ea
Lucila se sintió muy avergonzada de que Nico le hiciera esa pregunta tan íntima, aquello era algo que le concernía solo a ella ¿Cómo podía atreverse a preguntarle algo tan personal?, no pudo evitar que su rostro se tiñera carmesí, al mismo tiempo que su indignación crecía —. Realmente Nico, no creo que sea de tu incumbencia si he tenido intimidad o no, ¿A caso te he preguntado yo si has tenido relaciones con mujeres?—Ya que lo mencionas y por si te interesa saber; sí, por supuesto que me he acostado con mujeres. Pero yo soy hombre, de modo que no está mal que lo haga, en tu caso me interesa saber la respuesta a lo que te estoy preguntando, porque de ella dependen muchas cosas —. Declaró con ansiedad de conocer lo que le diría la chica.—Acércate —Pidió Lucila, Nico la miró extraña
Nico se quedó observando las diversas expresiones que reflejaba la chica en su rostro, pasó en segundos de la preocupación al enojo para luego cubrirse de vergüenza, hasta darse cuenta de que las lágrimas pugnaban por escapar de sus ojos.Entretanto Lucila no podía creer como vino a entregarse fácilmente a Nico, aún después de todo lo que él opinaba de las gorger, y ahora ella con su comportamiento no había hecho más que demostrarle que sus apreciaciones eran ciertas.No pudo evitar que las lágrimas comenzaran a brotar de sus ojos y cubriéndose el rostro le dio rienda suelta a su dolor. —Fui una estúpida, lo siento —susurró en un lamento—, me comporté como no debía hacerlo, ya sé que estarás pensando lo peor de mí y que no te interesa tener una relación con una mujer liberti
Lucila se quedó sin palabras ante la reprimenda de su hermano, pensando en una buena explicación para darle, pero pronto recordó sus palabras, que la había descubierto porque fue a cenar y a bailar con Shawna, allí se percató de que su mejor defensa era el ataque, así que se giró y lo encaró.—¿Estabas con Shawna? No entiendo. Si hace apenas un par de días se odiaban y se estaban matando como locos y ahora comen juntos y bailan ¿Qué cambió con ustedes? —Interrogó de manera audaz.Su hermano se puso pálido al darse cuenta de que por su impulso de querer demostrarle a Lucila que sabía que estaba mintiendo, terminó revelando su secreto.Shawna y Jereth, se habían encontrado por casualidad en un centro comercial, ambos estaban caminando de prisa cuando colisionaron, luego de meditar
El hombre se quedó pensativo y no respondía a la pregunta que le había hecho Lucila, ella frunció el ceño contrariada, no entendía que le pasaba últimamente, lo sentía demasiado distraído, estaban compartiendo y divirtiéndose felices y de pronto él se abstraía, eso le irritaba, porque quería que le diera la debida atención que merecía, por eso molesta le dio un manotazo en el brazo.—¡Nico! ¿Qué te sucede? —Exclamó dejando notar en su tono de voz la molestia que sentía. Inmediatamente él salió de la especie de letargo en la cual se encontraba y la abrazó.—Te amo Lucila —. Luego la tomó por las mejillas y comenzó a cubrir su rostro de besos con ternura, hasta llegar a sus labios y fundirse nuevamente en un gran &oacu
Lucila escuchó la voz dura de Nico y su cuerpo comenzó a temblar descontroladamente, apretó sus ojos con más fuerza, sin tener la más mínima intención de abrirlos, tenía miedo de lo que se encontraría, y no porque ella fuese impura si no por el tono de voz con el que le había hablado Nico.Cuando el hombre se dio cuenta de lo nerviosa que estaba, tomó una toalla y se acercó a ella —. Abre tus ojos. ¿No era esto lo que querías hacer? —Interrogó junto a ella apenas en un susurro, pero aún la joven se negaba a abrirlos—. Lucila, por favor, necesito que abras los ojos —. Pidió nuevamente, sin embargo, la mujer se negaba a hacerlo y Nico continuó insistiendo.« No te tenía como una cobarde, pensé que eras la chica más valiente de Richmond —. La joven movió neg