Annalise
Tomo la carpeta entre mis manos, no podía dejar de temblar, aún tenía en mi mente a Paul sentado en su oficina con ese puto punto rojo marcando el blanco donde pegar, al leer el contenido de esta empecé a hiperventilar no podía creer lo que veía.
—¿Qué m****a es esto? —le miró furiosa.
—Acaso eres estúpida o no sabe leer la columnista estrella del magazine "Estilo" —se levanta de su asiento y se acerca extendiendo un bolígrafo.
—¡Estás demente! Que pretendes con esto —empieza a reírse y me da miedo no sé qué más pueda llegar a pasar.
—Lo que pretenda es mí problema tu solo obedece y firma —no podía no quería hacerlo Paul era mi marido lo amaba y él me está obligando a firmar mí divorció.
—¡No lo haré! Mátame si quieres prefiero mil veces eso —intenté levantarme, pero me detiene pegándome una cachetada me ardía la mejilla y sentía el calor de la sangre bajar por mi labio.
—Mira lo que me haces hacer, pero está bien jugaremos tu juego —saca su celular y pone la llamada en altavoz.
—Hola Tayler —una voz de hombre se siente al otro lado.
—Necesito que vayas a lo de Carter y esperen mi orden para desaparecerlo —me mira y sonríe.
—¡De acuerdo! —Cuelga la llamada y me muestra nuevamente el video dónde está Paul y entra un hombre a su oficina, empiezo a temblar más aún y tengo que hacer lo que me dice o matará a Paul.
—¡Está bien! Haré lo que me pidas solo no lo mates —hablaba con un nudo en la garganta y mis lágrimas empiezan a caer.
—Lo salvaste por un segundo —empieza a reírse y me vuelve a entregar el bolígrafo lo tomo y firmó esperando acabar con esto.
—Contento, ahora puedes irte y dejarme en paz —le señalo la puerta.
—¡Annie! ¡Annie! ¡Annie! Creo que no entendiste —se acerca a mí y tomó mi rostro.
—Entender que —se lo digo temblando del miedo que sentía al no entender que más faltaba.
-—Nunca más verás a nadie ¡¡Ahora eres mía!! —Besa mis labios y solo cierro mis ojos tratando de aguantar lo más que puedo.
—No por favor ¿Qué dices? —mis lágrimas ahora caían sin cesar.
—Que pensabas que firmando un papel lo salvas no —él niega con la cabeza y vuelve a tomar mi cabello con fuerza.
—¡Estas loco! Eres un psicópata —me pega una bofetada y caigo al suelo.
—¡Yo psicópata! Tú eres una puta que jugó conmigo, que creías que esto se iba a quedar así —se acerca hasta mí y me levanta de los pelos.
—Por dios eso fue hace muchos años, lo nuestro fue algo pasajero —sentía el ardor en mi cuero cabelludo.
—Pero yo te amaba —veo como cae una lagrima de sus ojos —y tú lo preferiste a él —me tira nuevamente al piso.
—Nunca te voy a amar así me tengas toda la vida encerrada —me quito las lágrimas de mi rostro y me levanto.
—Ahora que hago contigo —se pone una mano en su barbilla como pensando —ve lávate la cara nos iremos y no intentes nada estúpido o ya sabes -saca un arma de su pantalón y me apunta, hago caso a lo que me dice me limpio mí rostro y desinfecto la herida de mi labio, desearía que alguien apareciera y me ayude no merezco esto.
- ¡Ya estoy lista! -Se acerca hasta mí y me deja un beso en mis labios.
—Perdóname, pero eres una chica mala y necesitas una lección —acaricia mi rostro con su revólver y tragó saliva del miedo que siento.
—¿A dónde vamos? —Hablo temblando.
—Primero quiero que llames a Cristopher y renuncies —me extiende mí celular.
—Yo no puedo lo que me pides ¡Es imposible! —Me apunta a la cabeza.
—Analisse no estoy jugando —sostiene aún el revólver en mí cien y marcó el número de Cris.
—Hola Annie dime en qué puedo ayudarte —intentó hablar sin que se sienta el sollozo de mi voz.
—Hola si llamaba para decirte que me voy a New York, pero dejaré todo con Scott—-estaba nerviosa y temía lo peor.
—Annie hay mucho trabajo tu nueva columna está en desarrollo —Tayler me hace seña que ya corté.
—Lo siento Cris si no puedes aceptar mi pedido renunció —y colgué la llamada, luego él tomó mi celular y lo apagó dejándolo en la mesita de la sala.
—Resultaste ser buena mintiendo, ahora vamos —abrió la puerta y fuimos juntos hasta el ascensor, bajamos al subsuelo y nos subimos a un auto negro, subimos en la parte trasera, luego siento un pinchazo en mí brazo y mi visita se nublo había perdido el conocimiento.
Paul
Tenía una leve sospecha de que algo pasaba con Annie, al llegar a casa encontré un folder con un pedido de divorcio, allí también había una carta escrita a máquina, estaban todas sus pertenencias su celular sus documentos pasaporte todo, no podía entender qué sucedía, salí directo hacia la casa de su hermano Érick, él y Patrick eran policías y debían saber de esto porque algo está mal aquí.
—Hay que hacer una denuncia ya —hablaba Sonia la esposa de Erick.
—Definitivamente pero aún no pasaron ni 48 horas desde que desapareció —Erick avienta todo lo que había arriba del mostrador.
—¡Cálmate si! Primero llamemos a sus amigos a lo mejor alguien sabe de ella —y así lo hicimos nadie sabía nada de ella desde el viernes el último día que fue a trabajar. Luego mi teléfono sonó era Scott una leve alegría inundó mi pecho a lo mejor él sabe dónde está.
—Hola Paul ¿Estás en tu casa?
—Por favor dime qué sabes dónde está.
—No, pero hay algo que debes saber —le pasó la dirección de Erick y luego de unos minutos aparece junto a Cristopher Collins.
—No tengo buenas noticias —por detrás de ellos entra Patrick quien había ido hasta la delegación hacer la denuncia.
—¿Cómo? Porque ¿Qué pasó? —todos nos sentamos en la mesa del comedor y Sonia prepara café.
—No podremos hacer la denuncia hasta después de mañana que se cumplen las 48 horas —me llevo una mano a la cabeza.
—Lo que nos faltaba, Scott dime que tenían que decirnos.
—Bueno en realidad Cristopher —lo mira y el habla.
—Annie me llamó ayer por la noche para pedirme unos días que se iba a New York, me dijo que tenía todo el trabajo adelantado con Scott y al no obtener una respuesta positiva de mi parte renuncio —al escucharlo, me levanto furioso.
—Erick hay que hacer algo Annie jamás actuaría así, llama a tu jefe no sé —empiezo a desesperarme.
—Es cierto, porque se iría si tu vendrías a la boda de su prima —me dice Scott
—¡La boda de Tami! Annie jamás se la perdería —me vuelvo a sentar y pienso quién puede estar detrás de todo esto.
Annalise
Me despierto con un fuerte dolor de cabeza y empiezo a recordar lo que sucedió, las lágrimas se hacen presentes mojando mis mejillas, intentó calmarme, noto que estoy atada en una silla esposada de manos y pies, miró a mí alrededor, estoy en un lugar oscuro y hay bastante humedad, solo había una puerta, seguía pensando cómo hacer para escapar o conseguir un teléfono para pedir ayuda mis muñecas ardían y seguramente están lastimadas por el roce de mí piel con ellas, después de varios intentos fallidos por querer soltarme siento la puerta abrirse y recuesto mi cabeza simulando que estoy dormida.
—Llévenla a una de las habitaciones pero no la suelten o ustedes pagarán con su vida si escapa —era Tayler y escucharlo hablar me dio escalofríos. Uno de los hombres me desata y me levanta en brazos, seguía con los ojos cerrados, siento que sube las escaleras y luego entramos en una habitación y me depositan en la cama aún seguía esposada, las lágrimas vuelven a salir no podía creer estar pasando por esto por qué a mí que hice justo ahora que todo iba bien con Paul, el tiempo nos había ayudado nos extrañamos y nos dimos cuenta que nos amamos y además está mi puesto en la revista, tenía todo y lo había perdido por el capricho de un psicópata que hice yo para merecerlo.
—¡Despierta! —siento que me mueven —vamos Annie abre los ojos —los abrí lentamente y me encuentro a Tayler con una bandeja de comida en sus manos.
—¿Qué es lo que quieres ahora? —Le escupo a la cara, estaba furiosa.
—Hay mi querida Annie, no te enseñaron modales —toma mi rostro y me besa a la fuerza.
—¡Déjame! ¿Por qué haces esto? Sabes que mi familia me buscará, nadie creerá que me fui —se levanta de la cama y avienta la charola al suelo.
—Que te busquen debajo de las piedras si quieren, jamás te encontraran —se acerca hacia mí tomándome del cabello —¡Jamás! Me escuchaste —me suelta bruscamente.
—Eres un maldito te odio —empiezo a moverme intentando soltarme y solo logro lastimarme más.
—Ya cálmate que nada va a hacer que cambie de opinión, eres mía ahora mételo en la cabeza —me pega con dos dedos en mí frente —ahora quiero que te des una ducha, voy a soltarte y mucho cuidado con hacer algo estúpido, no vaya a ser que tus padres tengan un accidente —me tenso al instante.
—Por favor voy a hacer lo que me pides, no dañes a mis padres —le suplicó y él solo ríe. Mientras me quita las esposas siento la puerta abrirse y entra una señora mayor de baja estatura.
—¡Permiso patrón! Me mandó a llamar —ella habla con su cabeza gacha.
—Así es Antonia, mira ella es mi futura esposa Annalise —me toma por la cintura y me deja un beso en mi cuello.
—¡No soy nada tuyo! —intento alejarme, pero él afianza su agarre.
—Antonia cuidara de ti cariño mientras yo vuelvo a la ciudad —se levanta de mí lado y ambos salen de la habitación dejándome sola. Me levanto y observo mejor la habitación y es más grande que mi propio departamento, camino hacia la puerta del baño y antes de abrir una señorita entra pidiendo permiso.
—Hola soy Natasha vine a traerte esto —deja un cambio de ropa —ve báñate aquí te espero así bajes a cenar.
—¡Gracias! —Solo digo eso entró al baño el cual es bastante grande y muy lujoso como todo en la habitación, no entiendo cómo es que tiene tanto dinero, no es el mismo Tayler que conocí hace 8 años atrás, tenía mucho miedo temía lo peor no solo por mí vida sino por mí familia y Paul.
Tayler —Te volviste loco Tayler —Steven empezó a caminar en círculos en mi despacho. —Qué más podía hacer, sabía que ella se rehusaba a vivir conmigo —me acomodo bien en mi sillón. —¡Pero secuestrarla! Sabes que hay una denuncia y que la buscan por todo el país —se rasca su nuca y su nerviosismo me está alterando. —¡Cálmate si! Que ya está establecida en mi Quinta en Puerto Madero —apoyo mis manos en mi escritorio —además, no creo que la encuentren —deja de caminar y se sienta por fin. —Y qué piensas hacer luego que te canses de ella —él vuelve a tomar asiento en su lugar. —La amo y nunca la dañaría —saco un paquete de cigarros y prendo uno. —Qué manera tan peculiar la tuya de amar —le doy una calada a mí cigarro luego prendo mi monitor para verla. —Necesito que investigues el curso de su búsqueda —levantó la mirada. —Y que logras con ello, según tú nunca la encontr
Natasha —Todo salió tal cual lo planeamos —sirvo más vino en mi copa y lo bebo deleitándome con su exquisito sabor. —Tú crees que saldrá todo bien —la pregunta de Monserrat me inquieta. —Hay querida como si no me conocieras, primero que te deje el camino libre con Cristopher es todo tuyo, segundo Tayler no sabe con quién se metió y tercero y más importante Paul me las va a pagar por haber dejado a Claudio en coma de por vida —mi amiga se veía nerviosa. —Bueno si tienes razón, esperé mucho por este día, dime qué la perra de Annalise está sufriendo —su mirada irradiaba veneno. —Por supuesto ese Tayler es un animal, pero se ve que la quiere aún no abusó de ella —y eso me tranquiliza, busco venganza, pero no justamente de Annalise. —Y hasta cuándo tendré que aguantarlo en la oficina —ella hace cara de asco. —En esta semana va a pedir la renuncia ya que le hará creer que lo llamaron a t
Sentía que estaba en una pesadilla, de la cual no podía despertar, me sentía sucia de mí mente no salían las imágenes de lo sucedido hace un momento, el me hizo suya me tomo como si fuera de su propiedad, nunca en mi vida pensé que esto podría pasarme, mientras la lágrimas caían sin cesar, yo me encontraba desnuda bajo los brazos de Tyler, intentaba cerrar mis ojos para dormir pero en cada intento recordaba lo sucedido y me desesperaba saber que esto sería así por el resto de mi vida, de repente siento su mano moverse desde mi ombligo hacia mí seno deteniéndose en mí pezón, trague saliva al sentir sus caricias, quería salir corriendo pero no podía, lo único que tenía en mi mente eran las imágenes de lo sucedido. Flashback —Eres tan hermosa Annie —él término de sacarse su ropa quedando completamente desnudo ante mis ojos, yo solo lo miraba no había hablado en ningún momento ya que solo quería que esto acabe pronto, no estab
Annalise —Todo esto es una maldita m****a —suelto enfurecida sentada al lado de Natasha, también estaba Brandon el guardaespaldas de Tayler vigilándonos. —¡Cálmate si! —Ruedo los ojos ante su comentario. —No entiendo ¿Qué hacemos aquí? —Estaba tan enfurecida que tomó una copa de vino y la tomó de un saque. —Tu marido quería presentarte ante la sociedad —me señala con la cabeza hacía Tayler. —Ya sabes que no puedes tomar, los antibióticos no te van a hacer efecto —había tenido angina la cual me dejó afónica. —Ni que fuera un premio y tomar un poco de vino no me va a hacer mal —busco con la mirada a Paul hasta que lo veo, está con una morena, ella le coquetea y él se sonríe con ella, me levanto de mi silla para irme. —¿A dónde vas? —Me detiene Natasha. —¡Quiero irme a casa! No ves que no vine para que conozcan a la esposa de Tayler sino para eso —le señalo hacia Paul quie
Dos semanas después Ya habían pasado 14 días desde que estuve con Paul, y no podía entender cómo es que él no notó que era yo quien estuvo en sus brazos, esa noche me sentí plena, nunca pensé que volveríamos a estar juntos, todo se lo debía a Natasha, este tiempo ella me ayudó mucho a poder estar aquí, aún no entendía su postura, sé que algo oculta ya que Tayler confía ciegamente en ella. Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos. —¿Sí quién es? —preguntó. —¡Soy Natasha! —le dejó entrar, trae una charola con comida —te traje una sopa de verduras — entra y deja la bandeja sobre la cama. —Gracias no debiste molestarte —le sonrió. —Sabes que no es molestia, además somos amigas —acaricia mi cabello con el dorso de su mano. —¡Por supuesto que sí! Cambiando de tema ¿Sabes si Tayler volverá hoy? —Llevaba dos días fuera, no es que lo extrañe, pero a veces temía que le hicier
Natasha —Por favor cálmate sí que nada va a sucederles —estaba en el estudio de Steven. —Tu mejor que nadie conoces a Tayler —lleva sus manos a su cabeza. —Mira Steven yo sé que es difícil, pero hay algo que debes saber —él me mira incrédulo. —¿Qué? —me acerco a su escritorio y tomó asiento. —Primero debo saber algo —siento el ambiente tenso, pero debo decirle mí verdad. —Por dios Natasha habla de una maldita vez —pega un golpe a la mesa. —Carajo Steven lo que hago es para proteger a tu familia ¿Vas a contestar mi pregunta si o no? —le digo furiosa. —Habla pregunta lo que sea —se tira para atrás apoyándose en su sillón —Muy bien necesito que digas todo lo que sabes de los negocios de Tayler y cuando digo todo es todo entendiste —se inclina y me mira raro. —No entiendo para qué quieres saber eso ¿Cómo ayudarías a mí familia con esa información? —Bueno
Annalise Los días pasaban y las esperanzas de que me encuentren se desvanecen día tras día, de Natasha no sabía nada, llevaba más de una semana sin venir a la mansión, el abogado tampoco vino, Tayler se la pasaba encerrado en su oficina hecho una furia ya que no conseguía sacarme del país. —Señora quiere más café —Antonia me saca de mis pensamientos. —No gracias, puedes retirarte a descansar —ella asiente y se va dejándome sola, me levanto limpio lo que ensucie y siento gritos en la entrada, caminó lentamente hacia la sala, entran el abogado seguido de Natasha. —Maldito Benson sal de tu cueva —me quedo escondida tras una columna. —No me hagas reír Steven, sabías que si juegas con fuego te puedes quemar —Tayler larga una risa maquiavélica. —¡Bastardo! —le lanza un puñetazo a su boca y Brandon interviene apuntado hacia el abogado. —Yo te avise querido amigo, quien avisa no traiciona
Annalise Nos habían traído a una cabaña en el bosque, lo sabía porque durante el día se sentía el canto de los pájaros y el agua correr de algún cercano arroyo, la cabaña era de madera, al parecer antes era una granja ya que había un hedor a m****a de algún animal, a través de las rendijas de madera ingresaba la luz del sol, durante la mañana nos traían pan duro y agua. Llevábamos dos días aquí metidos sin tener noticias de Tayler. —Crees que la policía lo haya atrapado —miraba hacia la esquina donde Steven se encontraba. —Ese maldito tiene más vidas que un gato, no te olvides que está forrado en dinero que heredó de Valeria y con dinero todo es posible en este mundo. —Esto no debe ser así ¿Por qué hace todo esto? Pudo haber sido feliz con cualquier mujer —mis ojos se cristalizan, trago saliva no quiero llorar, no de nuevo. —Es un maniático, no te culpes por sus locuras tú también eres vícti