Annalise
Llegué a casa de Steven y jamás en mí vida creí presenciar esta escena, salí de allí aturdida, las lágrimas caían como cascadas por mis mejillas, se me hizo un nudo en la garganta no podía pensar con claridad, porque Steven me estaba haciendo esto, porque ahora porque él.
—¿Señorita está bien? —subo al auto y largué mi llanto, tanto era mi desahogo que preocupé a Brandon.
—Por favor llévame a casa —el solo me miraba y me extiende un pañuelo —Gracias Brandon no sucede nada, por favor nada de esto a nadie —él asiente a mí pedido y enciende el auto poniéndolo en marcha, miraba a través de las ventana las luces de la ciudad, mi llanto no cesaba estaba muy llorona no podía calmarme, estaba muy sensible e irritada al mismo tiempo, lleve las manos a las carpetas que hoy recibí y recordé que también llevaba la escritura de mi casa decidí recluirme allí, no quería volver a casa no ahora.
—¡Llévame a esta
Steven —Marie me consigues una aspirina, luego me traes los casos de hoy —ingresé a mí oficina, dejé mi portafolios sobre la mesa, prendí mi laptop y empecé a trabajar, me había despertado con mucho dolor de cabeza por haber tomado ayer. —Permiso Doctor Ferrara, aquí tiene la aspirina —Marie me extiende la pastilla y un vaso de agua. —¡Muchas gracias! Sabes si Annalise ya llegó. —No señor no la vi, para hoy tiene reunión por videoconferencia con el caso Bianchi y en media hora junta con los abogados del bufete. —Muy bien, ¿Sabes de qué se trata la reunión? —ella mira su tablet y me responde. —No señor cuando llegue ya estaba en agenda la reunión, fue convocada por el doctor Federico Cárdenas. —Puedes retirarte, y avísame cuando Annalise llegué —mí secretaria se fue y empecé a trabajar en uno de los casos que tenía en investigación cuando la puerta de mi oficina suena.
AnnaliseMe pase toda la semana pensando en Steven, se que el sabe que me pasa algo, no le llame ni mande mensaje, cada vez que él lo hacía me negaba a atenderlo, quería poner mi mente en blanco y buscar respuestas por mí misma, había ido a visitar a Scott en la revista con la excusa de que perdí mi celular y así poder saber de Natali o Celeste, pero ninguna pisaba la revista desde hacía una semana, al estar con Scott y para que no me descubriera le salí con la excusa de que hoy sábado me acompañe a pintar mi departamento, se negaba hacerlo pero luego fácilmente lo convencí.—Cariño porque mejor no pagas a alguien para que te dejen tu depa bien lindo y nos vamos por ahí a almorzar.—¡Ya te dije que no! Además, que tenga dinero no quiere decir que lo usaré para cada cosa que necesite —blanquea los ojos y niega.—No sé cómo Steven te aguanta —le pegó en su brazo. —Mejor cállate y conduce —íbamos en su auto para mí departamento, antes de llegar retiramos las pinturas que usaríamos.—¿Esa
Steven Hacía tres días que estábamos en este congreso, tres días que no sabía nada de Annalise, ni un mensaje o una llamada me recibió, solo sabía por boca de Bianca que su celular se había roto y que con el cambio de departamento ella no tenía tiempo de comprarse uno nuevo. Conozco a Annie sé que algo le está pasando, cada hora del día que pasa sin estar con ella es una tortura, por suerte es el último día y en unas horas estaré de regreso, lo primero que estoy pensando hacer es buscarla, necesito verla, besarla sentirla. —¡Steven...! —un leve golpe en mi brazo me saca de mis pensamientos. —¿qué sucede? Me perdí algo —miraba a mí alrededor y todos estaban listos para irse. —¡Así parece! Porque tú celular no ha parado de sonar —me percate del sonido cuando Fede me lo dijo. —Lo siento enseguida vengo —me levanté de mí lugar y lo que me dijo Agustín de monitoreo me dejó en duda, quería verme y
Annalise Tres días después —¿Cómo te sientes? —me pregunta Steven al entrar en casa luego de llegar del trabajo, aún no vivíamos juntos, pero él trataba de estar aquí conmigo cuidándome y al mismo tiempo con su pequeña. —Ahora que te veo mucho mejor —le sonreí y él se acercó a darme un beso. —Veo que el helado estaba rico —había una cuántas cajas de helado en la mesada de la cocina. —Debo confesar mi inocencia abogado —hice un puchero y el me tomo entre sus brazos. —Me parece que... ¡No le creo! Dejó mucha evidencia —sonreí junto con él y luego nos envolvimos en un apasionado beso. —Perdóneme, pero... Perderá el juicio —me encogí de brazos y fui hacia la mesada tomé las cajas y las puse en la b****a. —Deja yo preparo la cena —tomó lo que tenía en las manos, me tomó de los hombros y me hizo sentar en un banquito del desayunador. —¿Que
Bianca —Ella sospecha, no debes subestimar la inteligencia de Annalise —estamos en la oficina de Marcos con Steven y el jefe de la Federal. —Entiendo que no quiere estar fuera, pero está vez quiero hacer todo bien, no me perdonaría equivocarme nuevamente. —Entonces qué vamos a hacer con Annie jefe —mire a mi exjefe. —Se que Brandon trabaja para ella, también sabemos que le tiene aprecio, ¿Verdad? —todos asentimos —Será fácil, jamás Brandon la pondrá en peligro, es uno de mis mejores agentes. —¿Qué propones entonces? —pregunta Marcos. —Mañana necesitaré que lleves a Annalise de paseo o que se queden en casa, así podré hablar con Brandon, sé que él también quiere el bienestar de Annalise. —Okey entonces ¿Cuál es el plan? —pregunta Steven. —Uno de nuestros agentes está infiltrado en el caso de la ruta de la cocaína, según sus informes hay un evento, ahí entramos nosotros, lo p
Unos días después —¿Puedes dejar de dar vueltas? —me dice mi hermano Erick. —¡Annie calma todo saldrá bien! —ahora me habla mi cuñada. —¡No puedo! y si le pasa algo o no sé... —me detuve una vez más a revisar mi celular y nada. —¿Qué puede pasarle a ese...? —Erick se quedó callado. —¿Cómo dijiste? —miré duramente a mí hermano. —Tampoco te enojes, sabes que poco lo tolero —voltee mis ojos al oírlo. —Hubiera preferido estar con Monserrat encerrada antes que aquí escuchando tus estupideces. —Vamos Annalise tampoco exageres —me reí irónica al escucharlo. —¿Que yo exageró...? Tú eres quien no acepta mi nueva vida. —¡Porque eres una terca! —y aquí vamos de nuevo con su sarta de incoherencias. —¿Por qué? Por amar a un hombre que mi hermano no acepta —reí… —¡Estamos en el 2020 querido! no necesito la aprobación de nadie para ser feliz. —Nunca t
Sábado —Necesito lleves estos papeles a Annalise —por lo general los sábados no trabajamos, pero había papeles importantes que firmar, y Charlotte sería la encargada de llevarlos. —¡Muy bien! Ahí le dejé en el folder azul el pedido de juicio de la causa de Silvia Alvarado. —Ese lo llevaré conmigo, puedes retirarte es todo por hoy. —¡Gracias, señor Ferrara! Hasta el lunes. —Hasta el lunes —Charlotte se fue y me quedé redactando el pedido para el juicio contra esas mujeres incluidas mí hermana. Una vez que termine fui a casa a prepararme para esta noche. —¡Estas guapísimo hermanito! Silvia quedará maravillada. —Gracias tú también estás brillante —llevaba un vestido color rosa chicle, si supiera que esta noche terminarás bajo arresto. Fuimos en mi auto al evento que se llevaba a cabo en una finca fuera de la ciudad, era de esperarse que este tipo de ev
No podía dejar de mirar las fotos de mí casamiento, ahí estaba feliz y en esas mismas imágenes veía amor era lo que me transmitían, en estos momentos desearía sentir lo que alguna vez sentí por Paul mí marido, siento que todo fue desvaneciéndose, que el cuento de hadas se terminó, nuestra vida de casados no era la misma se había vuelto rutinaria, solo nos veíamos para la cena, ya no compartíamos salidas juntos y la verdad que no me molestaba solo que no encontraba un motivo más para decir hasta aquí llegamos, no sé porque me costaba tanto intentar hablar con él sobre nuestra crisis, vamos que él también se daba cuenta, solo el sexo era lo único que manteníamos, aunque claro una vez por semana y si estoy con la regla es peor porque hay veces que no hacemos nada en todo el mes. Hoy había empezado mi día con el pie izquierdo, estaba muy desanimada mi jefe Cristopher Collins el dueño de la revista para la que trabajo me dio un ultimátum de buscar un