Annalise
Tres días después
—¿Cómo te sientes? —me pregunta Steven al entrar en casa luego de llegar del trabajo, aún no vivíamos juntos, pero él trataba de estar aquí conmigo cuidándome y al mismo tiempo con su pequeña.
—Ahora que te veo mucho mejor —le sonreí y él se acercó a darme un beso.
—Veo que el helado estaba rico —había una cuántas cajas de helado en la mesada de la cocina.
—Debo confesar mi inocencia abogado —hice un puchero y el me tomo entre sus brazos.
—Me parece que... ¡No le creo! Dejó mucha evidencia —sonreí junto con él y luego nos envolvimos en un apasionado beso.
—Perdóneme, pero... Perderá el juicio —me encogí de brazos y fui hacia la mesada tomé las cajas y las puse en la b****a.
—Deja yo preparo la cena —tomó lo que tenía en las manos, me tomó de los hombros y me hizo sentar en un banquito del desayunador.
—¿Que
Bianca —Ella sospecha, no debes subestimar la inteligencia de Annalise —estamos en la oficina de Marcos con Steven y el jefe de la Federal. —Entiendo que no quiere estar fuera, pero está vez quiero hacer todo bien, no me perdonaría equivocarme nuevamente. —Entonces qué vamos a hacer con Annie jefe —mire a mi exjefe. —Se que Brandon trabaja para ella, también sabemos que le tiene aprecio, ¿Verdad? —todos asentimos —Será fácil, jamás Brandon la pondrá en peligro, es uno de mis mejores agentes. —¿Qué propones entonces? —pregunta Marcos. —Mañana necesitaré que lleves a Annalise de paseo o que se queden en casa, así podré hablar con Brandon, sé que él también quiere el bienestar de Annalise. —Okey entonces ¿Cuál es el plan? —pregunta Steven. —Uno de nuestros agentes está infiltrado en el caso de la ruta de la cocaína, según sus informes hay un evento, ahí entramos nosotros, lo p
Unos días después —¿Puedes dejar de dar vueltas? —me dice mi hermano Erick. —¡Annie calma todo saldrá bien! —ahora me habla mi cuñada. —¡No puedo! y si le pasa algo o no sé... —me detuve una vez más a revisar mi celular y nada. —¿Qué puede pasarle a ese...? —Erick se quedó callado. —¿Cómo dijiste? —miré duramente a mí hermano. —Tampoco te enojes, sabes que poco lo tolero —voltee mis ojos al oírlo. —Hubiera preferido estar con Monserrat encerrada antes que aquí escuchando tus estupideces. —Vamos Annalise tampoco exageres —me reí irónica al escucharlo. —¿Que yo exageró...? Tú eres quien no acepta mi nueva vida. —¡Porque eres una terca! —y aquí vamos de nuevo con su sarta de incoherencias. —¿Por qué? Por amar a un hombre que mi hermano no acepta —reí… —¡Estamos en el 2020 querido! no necesito la aprobación de nadie para ser feliz. —Nunca t
Sábado —Necesito lleves estos papeles a Annalise —por lo general los sábados no trabajamos, pero había papeles importantes que firmar, y Charlotte sería la encargada de llevarlos. —¡Muy bien! Ahí le dejé en el folder azul el pedido de juicio de la causa de Silvia Alvarado. —Ese lo llevaré conmigo, puedes retirarte es todo por hoy. —¡Gracias, señor Ferrara! Hasta el lunes. —Hasta el lunes —Charlotte se fue y me quedé redactando el pedido para el juicio contra esas mujeres incluidas mí hermana. Una vez que termine fui a casa a prepararme para esta noche. —¡Estas guapísimo hermanito! Silvia quedará maravillada. —Gracias tú también estás brillante —llevaba un vestido color rosa chicle, si supiera que esta noche terminarás bajo arresto. Fuimos en mi auto al evento que se llevaba a cabo en una finca fuera de la ciudad, era de esperarse que este tipo de ev
No podía dejar de mirar las fotos de mí casamiento, ahí estaba feliz y en esas mismas imágenes veía amor era lo que me transmitían, en estos momentos desearía sentir lo que alguna vez sentí por Paul mí marido, siento que todo fue desvaneciéndose, que el cuento de hadas se terminó, nuestra vida de casados no era la misma se había vuelto rutinaria, solo nos veíamos para la cena, ya no compartíamos salidas juntos y la verdad que no me molestaba solo que no encontraba un motivo más para decir hasta aquí llegamos, no sé porque me costaba tanto intentar hablar con él sobre nuestra crisis, vamos que él también se daba cuenta, solo el sexo era lo único que manteníamos, aunque claro una vez por semana y si estoy con la regla es peor porque hay veces que no hacemos nada en todo el mes. Hoy había empezado mi día con el pie izquierdo, estaba muy desanimada mi jefe Cristopher Collins el dueño de la revista para la que trabajo me dio un ultimátum de buscar un
Por fin era viernes, esta noche se imprimían los ejemplares y tenía millones de nervios, me encontraba terminando de editar mi artículo modificando lo que Cristopher me remarcó de mí nota, tenía altas expectativas en cuanto a mí trabajo espero tener buena respuesta de los lectores y obtener una buena venta, término y envío todo a redacción cierro mi laptop y me dirijo a casa para cambiarme para esta noche, espero encontrar a Paul en casa y que se una a nuestro festejo aunque lo veo poco probable. Al subir al bus mí teléfono empieza a vibrar e inmediatamente lo veo tenía varios mensajes de mí grupo de chat del trabajo. Las chicas de Scott Alana: chicas prepárense esta noche para perrear Scott: mis chicas hoy las quiero bien perras Malena: espero esta noche conseguir algo o me volveré monja<
—¡Suéltame! ¿Qué te pasa? —ella está arriba mío tirándome del cabello yo intento sacármela de encima, pero es imposible y le devuelvo los jalones de cabello tirándoselos también. —¡Eres una zorra! Seguramente te abriste de piernas para Cristopher —Me araña el rostro y siento el ardor en mi cara. —¡Por dios! Deja de hablarme así —nuestros compañeros intentan sacarla de encima hasta que lo hacen, a mí me sostiene Scott y a ella Zac. —Es la verdad te acostaste con él para llegar hacer columnista y encima destacada —intenta soltarse de su agarre y empieza a patalear, pero no lo consigue. —Eres una loca desquiciada no puedo creer que esto lo haces por mí ascenso —le gritó ya no podía más ahora sí quería irme encima suyo y arrancarle las extensiones forcejeo con Scott, pero no me suelta. —Yo seré loca, pero tú eres una prostituta bara... —¡YA BASTA! —Grita nuestro jefe Cristopher y todos se quedan en silencio —vuelvan a su tra
—Primero que nada, quería pedirte una disculpa por lo sucedido en el bar la otra noche —el haber aceptado estar aquí ya me estaba asqueando. —No pasa nada ya lo olvidé —le digo tratando de así poder librarme de él. —Entonces podemos empezar de cero ya que ahora seremos compañeros de trabajo y no sé tal vez lleguemos a ser amigos. —Tayler solo seremos compañeros de trabajo eso no implica ninguna relación más que la laboral —me levanto para irme y él me detiene tomando mi mano. —Jamás querría nada de ti solo llevar la fiesta en paz —me suelta y toma de su café. —¡Me parece bien! —Y me dirijo hacia mis amigos para almorzar. —Annie cariño si sigues con ese humor tu comida te caerá mal —me habla Scott. —Tienes razón, pero ese estúpido de Taylor me fastidia —llevó una mano a mí rostro y cubrió mis ojos. —Que te dijo ahora —le cuento a mí amigo lo sucedido luego él se encargó de hacerme olvidar mi mal humo
Annalise Tomo la carpeta entre mis manos, no podía dejar de temblar, aún tenía en mi mente a Paul sentado en su oficina con ese puto punto rojo marcando el blanco donde pegar, al leer el contenido de esta empecé a hiperventilar no podía creer lo que veía. —¿Qué m****a es esto? —le miró furiosa. —Acaso eres estúpida o no sabe leer la columnista estrella del magazine "Estilo" —se levanta de su asiento y se acerca extendiendo un bolígrafo. —¡Estás demente! Que pretendes con esto —empieza a reírse y me da miedo no sé qué más pueda llegar a pasar. —Lo que pretenda es mí problema tu solo obedece y firma —no podía no quería hacerlo Paul era mi marido lo amaba y él me está obligando a firmar mí divorció. —¡No lo haré! Mátame si quieres prefiero mil veces eso —intenté levantarme, pero me detiene pegándome una cachetada me ardía la mejilla y sentía el calor de la sangre bajar por mi labio.