Annalise
—Todo esto es una maldita m****a —suelto enfurecida sentada al lado de Natasha, también estaba Brandon el guardaespaldas de Tayler vigilándonos.
—¡Cálmate si! —Ruedo los ojos ante su comentario.
—No entiendo ¿Qué hacemos aquí? —Estaba tan enfurecida que tomó una copa de vino y la tomó de un saque.
—Tu marido quería presentarte ante la sociedad —me señala con la cabeza hacía Tayler. —Ya sabes que no puedes tomar, los antibióticos no te van a hacer efecto —había tenido angina la cual me dejó afónica.
—Ni que fuera un premio y tomar un poco de vino no me va a hacer mal —busco con la mirada a Paul hasta que lo veo, está con una morena, ella le coquetea y él se sonríe con ella, me levanto de mi silla para irme.
—¿A dónde vas? —Me detiene Natasha.
—¡Quiero irme a casa! No ves que no vine para que conozcan a la esposa de Tayler sino para eso —le señalo hacia Paul quien ahora le estaba comiendo la boca a esa mujer.
—Annie lo siento —ella le dice algo al guardaespaldas —ven vamos al toilette —camino a su lado sin despegar mi vista de Paul, si soy masoquista pero que rápido se olvidó de mí. Entramos al baño, al no haber nadie cierra con seguro y se para frente mía cruzada de brazos.
—Escúchame sé que te duele lo que viste, pero si haces algún berrinche y te dejas en evidencia a tu marido no le temblará el pulso y matará a Paul —sus palabras me hicieron palidecer.
—Está bien ¡Pero como controlo lo que siento aquí! —Señalo mi corazón, me quito el antifaz y me miro al espejo.
—¡Escúchame! —Toma mi rostro con ambas manos —esta noche tengo algo planeado para ti —no entendía que podía ser especial si el solo ver a Paul con otra mujer destrozó mi corazón.
—¡Solo quiero irme! —me suelto de su agarre, me colocó el antifaz y salgo al salón, cuando iba llegando choco con alguien no le lleve mucha atención hasta que oí su voz.
—¡Lo siento! —Levantó la vista y era Paul, tenerlo cerca despertó en mí millones de sentimientos encontrados, por un lado, quería abalanzarme a sus brazos, decirle que soy yo y por otro lado patearle las bolas por estar de ligue. No le respondo más que una sonrisa de labios cerrados, intento seguir, pero me detiene tomándome del brazo.
—Disculpa, pero… ¿Nos conocemos? —Su tacto me encendió de una manera inexplicable, sentía mis piernas temblar.
—¡No creo! —Intenté sacar mi mejor voz ya que estaba un poco afónica.
—No sé qué tienes y discúlpame por esto, pero desde que te vi que no puedo dejar de mirarte —sus palabras no coinciden con sus actos, pero sé que su corazón aún me ama porque a pesar de este disfraz que llevo puesto aún lo atraigo.
—Yo también lo siento —me acerco hacia él lentamente aspiró su aroma y me vuelvo loca, él acerca su boca a la mía y lentamente sin dejar de mirarnos nos acercamos hasta que nos fundimos en un apasionado beso, mis labios temblaban, estaba con él con mí Paul, subo mis manos hasta su nuca y tomó de su cabello entre mis manos, el beso era desesperado lleno de pasión, su lengua jugaba con la mía en una perfecta sincronía, era tanto el deseo que él empezó acariciar mi cuerpo hasta que se detuvo de pronto.
—Nena aquí nos pueden ver no quiero que tengas problema con tu marido —sus palabras me hicieron entender que esto solo era atracción él quería sexo, nunca se dio cuenta que era yo y eso me termino de romper el corazón —mi habitación es la 202 te espero ahí cuando acabe la fiesta —se dio la vuelta y volvió a la fiesta. Yo hice lo mismo, busqué a Natasha y volvimos al salón juntas.
—Tu ve que yo me encargo de Tayler —saca de su bolso una pequeña botellita.
—¿Qué vas a hacer con eso? —tenía muchas dudas del contenido del frasco.
—Tranquila que no lo matare, es un somnífero y tú se lo darás —me atragantó con mí vino al escucharla.
—¿Qué? Y si él me descubre, además cómo saldré de la habitación —Natasha me regala una enorme sonrisa.
—Mira será fácil, yo me encargue de reservar las habitaciones y están una al lado de la otra —seguía sin entender.
—Y que se supone que voy a hacer con Brandon —me cruzo de brazos mirándola obvia.
—¡Bueno pues! Las tres habitaciones se comunican una con la otra —levanta su copa y bebe su champagne.
—¿Tres habitaciones? Y para quien… —soy interrumpida y siento la mano de Tayler en mí hombro.
—Cariño me parece a mí o tu querido Paul ya te cambió —me habla al oído y me tenso ante su comentario.
—Él jamás me olvidará —me remuevo en mi silla, la fiesta fue larga y tal como lo dijo Natasha nos quedamos en el hotel, ella entró en su habitación y yo junto a Tayler.
—Mi amor espero esta noche estés bien caliente porque hay que festejar —recuerdo el somnífero e ideó un plan para dárselo.
—Creo que tienes razón, tengo que hacerme a la idea que estaré contigo siempre además te felicito si querías que olvidara a Paul lo estás logrando —él sonríe ante mis palabras y se acerca a besarme.
—Annie sabía que eras inteligente, como verás Paul te olvidó y seguramente ahora está teniendo sexo con esa morena, hermosa mujer, por cierto —me toma de la cintura se acerca a la cama se sienta y me subo arriba de él.
—Primero quiero brindar —sus ojos brillaban estaba feliz, por dentro mío estaba hecha un manojo de nervios.
—Voy por dos copas... —le pongo un dedo en su boca y luego un pequeño beso.
—Déjame encargarme —él asiente y salgo de la habitación, busco las copas sirvo el champagne y a su copa le vierto el somnífero.
—Annie porque tardas —su pregunta me pone a pensar y si él lo nota qué hago entonces se me ocurre una idea.
—Perdón no podía bajarme el zipper del vestido —me había quitado el vestido, estaba en ropa interior de encaje sin brasier, llevaba ambas copas, le di la suya y brindamos.
—¡Estas hermosa! ¿Dime por qué brindamos? —Empieza a besar mis pechos desnudos y antes que siga le hablo.
—¡Por un nuevo comienzo! —Chocamos nuestras copas y él se toma todo el contenido dejándola caer al piso, toma la mía y la avienta contra la pared, me acorrala contra su cuerpo, empieza a besarme desesperado, lo empujó y cae en el colchón le desprendo la camisa de un tirón los botones volaron por la habitación, sigo moviéndome arriba suyo hasta que lo veo que empieza a cerrar los ojos lentamente, una vez que quedo bien dormido me levanto voy al clóset y me coloco una bata, luego de unos minutos aparece Natasha.
—Tienes 4 horas querida Annie —le miró sin entender cómo haré para salir sin ser vista.
—¿Pero si alguien me ve? —Empiezo a pensar que este plan es una m****a.
—Cariño eso está solucionado ¡Ven vamos! Dejemos a este engendro descansar —ella toma mí mano y vamos a su habitación —te dije que había reservado tres habitaciones y que se comunican una con la otra —asiento ante sus palabras.
—Entonces el vendrá —me abalanzo sobre ella abrazándola —gracias, Natasha aunque para el esto sea sexo casual para mí será todo —me coloco el antifaz y voy hacia la siguiente habitación, las luces están tenues no quiero que él sepa de mí por ahora, ya que Tayler lo mataría a él o peor aún a mis familiares. Me siento a esperarlo en la cama después de 15 minutos golpean a mi puerta y me acerco a abrirle.
—Hola pensé que te habías arrepentido —le tomó de la corbata y lo jalo hacia mí besándolo intensamente.
—Espera porque llevas aún el antifaz —detiene el beso e intenta sacarme la máscara.
—No lo quites o te vas —le di a elegir y él se aferró a mí cuerpo desesperado.
—Como quieras muñeca pero hoy serás mía —vuelve atacar mis labios, baja a mi cuello dejando pequeños besos hasta que llega a la apertura de mí bata yo me la desprendo y la dejó caer a mis pies, empiezo a desprender uno por uno los botones de su camisa, acarició sus abdominales esos que me vuelven loca los cuales extrañaba, él toma mi pezón con su boca chupa y lame haciéndome gemir de placer, con su mano me sostiene de la cintura, vuelve atacar mis labios, sus besos eran desesperados, llenos de pasión. Me recuesta en la cama mientras que se detiene para quitarse el pantalón seguido de su bóxer.
—Eres tan hermosa que me vuelves loco —se acerca hacia mí posicionándose arriba mío, antes de entrar en mí masajea mi entrada con su glande y me desespero por sentirlo dentro mío.
—Dios mío Paul hazme tuya por favor ya necesito que me penetres —sus ojos estaban llenos de lujuria y lentamente fue hundiéndose en mí, sentía tanto placer que no quería que está noche nunca termine, mientras el me embestía rudo, yo me aferraba con mis piernas a su cintura, cerraba mis ojos y jadeaba de placer que sentía en sus brazos haciendo el amor con él, bajo mis piernas y dejo que el masajee mi botón del placer, era tanta mi excitación que sentía que en cualquier momento iba a acabar y así lo hice.
—Paul, si Paul —él empezó a embestirme más fuerte dejó de estimular mi clítoris y acercó su boca a mí pezón, cada lamida y mordida me estimulaba aún más que sentía un nuevo orgasmo, mientras me recomponía del maravilloso orgasmo siento como su punta se hincha y me llena de su simiente, él cae a un lado mío en la cama, se posiciona boca abajo gira su cabeza y me observa, con su mano me rodea la cintura y me atrae a su cuerpo.
—¡Fue maravilloso! —deja un beso en mis labios.
—¿Eres casado? —necesito saber qué está pasando en su vida y saber qué piensa de mí.
—Era, estoy divorciado —me suelta y se levanta de la cama y empieza a cambiarse.
—No quise incomodarte, no te vayas —me siento en la cama.
—No puedo quedarme esto fue solo sexo, me gustaste mucho y es todo lo que diré —él seguía cambiándose mientras que yo quería decirle que era yo, ni siquiera tendiendo sexo noto quien era realmente.
—Esto es lo que haces desde que tú mujer desapareció —mientras se lo digo un nudo se forma en mí garganta.
—Tú no sabes nada de Annie, y si me tengo que hacer a la idea que se fue dejándome solo sin importarle si la quería o no —me levanto de la cama envuelta en una sábana.
—Y si ella no se fue por su propia voluntad, nunca te lo preguntaste —él se detiene y se gira para quedar frente a mí.
—Tú qué sabes ¿Acaso eres amiga de ella? —Me quedo muda no sé qué responderle —¡Eso pensé! —sale de la habitación dejándome sola, mis lágrimas empiezan a caer sin cesar, este era el nuevo Paul quien ahora creía que lo había dejado, si supiera que estoy viviendo un infierno al lado del psicópata de Tayler y todo lo hice por él por salvarle su vida.
Dos semanas después Ya habían pasado 14 días desde que estuve con Paul, y no podía entender cómo es que él no notó que era yo quien estuvo en sus brazos, esa noche me sentí plena, nunca pensé que volveríamos a estar juntos, todo se lo debía a Natasha, este tiempo ella me ayudó mucho a poder estar aquí, aún no entendía su postura, sé que algo oculta ya que Tayler confía ciegamente en ella. Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos. —¿Sí quién es? —preguntó. —¡Soy Natasha! —le dejó entrar, trae una charola con comida —te traje una sopa de verduras — entra y deja la bandeja sobre la cama. —Gracias no debiste molestarte —le sonrió. —Sabes que no es molestia, además somos amigas —acaricia mi cabello con el dorso de su mano. —¡Por supuesto que sí! Cambiando de tema ¿Sabes si Tayler volverá hoy? —Llevaba dos días fuera, no es que lo extrañe, pero a veces temía que le hicier
Natasha —Por favor cálmate sí que nada va a sucederles —estaba en el estudio de Steven. —Tu mejor que nadie conoces a Tayler —lleva sus manos a su cabeza. —Mira Steven yo sé que es difícil, pero hay algo que debes saber —él me mira incrédulo. —¿Qué? —me acerco a su escritorio y tomó asiento. —Primero debo saber algo —siento el ambiente tenso, pero debo decirle mí verdad. —Por dios Natasha habla de una maldita vez —pega un golpe a la mesa. —Carajo Steven lo que hago es para proteger a tu familia ¿Vas a contestar mi pregunta si o no? —le digo furiosa. —Habla pregunta lo que sea —se tira para atrás apoyándose en su sillón —Muy bien necesito que digas todo lo que sabes de los negocios de Tayler y cuando digo todo es todo entendiste —se inclina y me mira raro. —No entiendo para qué quieres saber eso ¿Cómo ayudarías a mí familia con esa información? —Bueno
Annalise Los días pasaban y las esperanzas de que me encuentren se desvanecen día tras día, de Natasha no sabía nada, llevaba más de una semana sin venir a la mansión, el abogado tampoco vino, Tayler se la pasaba encerrado en su oficina hecho una furia ya que no conseguía sacarme del país. —Señora quiere más café —Antonia me saca de mis pensamientos. —No gracias, puedes retirarte a descansar —ella asiente y se va dejándome sola, me levanto limpio lo que ensucie y siento gritos en la entrada, caminó lentamente hacia la sala, entran el abogado seguido de Natasha. —Maldito Benson sal de tu cueva —me quedo escondida tras una columna. —No me hagas reír Steven, sabías que si juegas con fuego te puedes quemar —Tayler larga una risa maquiavélica. —¡Bastardo! —le lanza un puñetazo a su boca y Brandon interviene apuntado hacia el abogado. —Yo te avise querido amigo, quien avisa no traiciona
Annalise Nos habían traído a una cabaña en el bosque, lo sabía porque durante el día se sentía el canto de los pájaros y el agua correr de algún cercano arroyo, la cabaña era de madera, al parecer antes era una granja ya que había un hedor a m****a de algún animal, a través de las rendijas de madera ingresaba la luz del sol, durante la mañana nos traían pan duro y agua. Llevábamos dos días aquí metidos sin tener noticias de Tayler. —Crees que la policía lo haya atrapado —miraba hacia la esquina donde Steven se encontraba. —Ese maldito tiene más vidas que un gato, no te olvides que está forrado en dinero que heredó de Valeria y con dinero todo es posible en este mundo. —Esto no debe ser así ¿Por qué hace todo esto? Pudo haber sido feliz con cualquier mujer —mis ojos se cristalizan, trago saliva no quiero llorar, no de nuevo. —Es un maniático, no te culpes por sus locuras tú también eres vícti
Annalise Llevábamos 30 minutos por un camino alternativo, estaba esperando el momento que llegue a una autopista más transitada, si bien había escuchado a las 10 am llegaríamos a destino para cruzar la frontera, apoye mi cabeza en la puerta y miraba a través del cristal de la ventana de la camioneta, de un momento a otro quede dormida, al despertarme noté que ya había amanecido, me senté y mire la hora, eran las 8:20 am, aún tenía tiempo para mí plan, fijé la vista al camino, solo había árboles y una solitaria carretera. —Dime ¿Qué tanto piensas? —Tayler iba concentrado en el camino mientras me hablaba. —La manera de matarte —se lo digo mientras veo que ingresa a una autopista transitada. —No me digas ¿Tú y cuántos más? —saca de debajo del asiento un revólver apuntándome. —No necesito a nadie y mucho menos un arma —él empieza a reírse mientras apoya el arma en mí cabeza, su vista seguía fija al ca
Annalise Me sentía sumergida en una burbuja de aire, no sentía nada solo mi cuerpo flotar, era una sensación inexplicablemente maravillosa, a lo lejos sentía una dulce voz que me llamaba, no lograba verla, solo escucharla, era raro ya que no reconocía su voz, intentaba acercarme pero me perdía en la bruma de su risa melodiosa, era como si jugamos a las escondidas no se dejaba atrapar, a lo mejor me morí y esto es el cielo, a lo lejos logro verla, tenía un vestido blanco y me extendía sus manos, no llegue a ver su rostro ya que sus largos cabellos dorados caían como cascadas tapando su rostro. —¡¡Annalise ven!! Quiero que estés conmigo —empecé a moverme hacia ella, pero no podía mientras más me acercaba ella se alejaba. —Espera no te vayas —la veo cada vez más lejos. —Yo estoy aquí ¡Tú tienes que volver! —no entendía lo que me decía porque debía volver ¿Quién era ella? —Annalise te estoy esperando
Annalise —Por favor tenemos que hablar —desde que llegamos a casa tenía a Paul pegado a mi como si fuera una mosca. —¡Es necesario que estés encima mío! —se lo digo sin mirarlo. —Desde que estás de vuelta que me evitas, así que si es necesario estaré como una sombra detrás de ti —blanqueo mis ojos. —¡Esta bien! Vamos al jardín a hablar entonces —caminamos juntos ante la mirada de los presentes. —¿Qué quieres saber? —me cruzo de brazos mirándolo. —¿Por qué estás a la defensiva? Dime que te hice, estos meses te busque como un loco, no había día que no te piense —me río ante sus palabras. —¡¡Así!! Que bien, entonces ¿Dime quién es Carol? —lleva sus manos a la cabeza. —No se dé que hablas —me levanto de mi lugar para irme. —Paul no necesito más mentiras, solo debes hablar con la verdad —él me detiene tomándome del brazo. —Acaso tiene importancia ¡Fue algo pasaje
Annalise Mirar hacia atrás me traía mucho dolor, fueron varios meses donde solo el sufrimiento fue el único sentimiento que sentía, jamás pensé que una persona pudiese hacerme tanto daño, decidí hacer este viaje para aclarar mis ideas, para poner en orden mi vida, es increíble pensar que en un mismo año sucedió todo tan rápido, primero mí ascenso en la revista, pase de ayudante a columnista, mis notas gustaban y vendían muchos ejemplares, luego mi intento fallido de arreglar mi matrimonio, pensar que creía que ese día sería el mejor de todos y resultó ser lo contrario, jamás llegó mí tan ansiada reconciliación, agote todas las opciones que tenía para salvar lo imposible, creer que Paul me amo, tal vez en algún momento de nuestra vida lo hizo, pero su traición me demostró lo contrario porque quien te quiere no te daña, ni él ni Tayler me quisieron, solo fui un trofeo para ellos, pero al final de cuentas ninguno supo cuidar de mí,