Sentía que estaba en una pesadilla, de la cual no podía despertar, me sentía sucia de mí mente no salían las imágenes de lo sucedido hace un momento, el me hizo suya me tomo como si fuera de su propiedad, nunca en mi vida pensé que esto podría pasarme, mientras la lágrimas caían sin cesar, yo me encontraba desnuda bajo los brazos de Tyler, intentaba cerrar mis ojos para dormir pero en cada intento recordaba lo sucedido y me desesperaba saber que esto sería así por el resto de mi vida, de repente siento su mano moverse desde mi ombligo hacia mí seno deteniéndose en mí pezón, trague saliva al sentir sus caricias, quería salir corriendo pero no podía, lo único que tenía en mi mente eran las imágenes de lo sucedido.
Flashback
—Eres tan hermosa Annie —él término de sacarse su ropa quedando completamente desnudo ante mis ojos, yo solo lo miraba no había hablado en ningún momento ya que solo quería que esto acabe pronto, no estaba mal tenía su cuerpo trabajado, sus abdominales marcados, su paquete no era tan grande pero tampoco pequeño, pero bajo ninguna circunstancia logré sentir algo, solo irá por todo lo que me pasa, yo solo quería vivir mí vida con la persona a la cual amo y esa persona no era él, se acercó lentamente hacia mi acomodándose arriba mío, me encontraba desnuda ya que él había quitado prenda por prenda de mi cuerpo, empezó besándome los labios luego bajó por mi cuello hasta mis pezones dónde se detuvo a chuparlos y lamerlos, mientras que con sus manos acariciaba cada parte de mí cuerpo, trataba de no pensar, de creer que era alguien más no sé cualquiera pero no podía hasta que sentí cuando se hundió en mí de una fuerte estocada, sus embestidas fueron brutas, me cogía muy duro que dolía, juro que dolía, no solo lo vagina sino el alma, cada toque cada lamida me erizaba la piel, sentía escalofríos que jamás antes sentí, ni siquiera llegue a tener un orgasmo, todo fue tortuoso, hasta que sentí por fin cuando acabo y se tiró encima mío respirando agitado.
—Eres una maldita puta, y así decías amar a Paul —mientras me hablaba se quitaba el condón el cual tiró a un lado de la cama.
—Y tú un maldito cabrón, no te das cuenta de que lo hice obligada —intenté levantarme, pero me detuvo atrayéndome más a su cuerpo.
—A dónde crees que vas, eres mi esposa y aquí te quedas —me aferró más a su pecho abrazándome.
Fin flashback
A la mañana siguiente desperté y por fortuna estaba sola, me levanté fui al baño me di una ducha rápida y me cambié de ropa, me puse un vestido color azul marino, era largo tenía dos aperturas a cada costado, llevaba puesto unas converse blancas, mi cabello lo deje suelto y baje a la cocina allí estaban Natasha y Antonia desayunando, me les uní en la barra de la cocina.
—¡Buen día! —Saludo, Antonia levanta la cabeza y apresurada me sirve café.
—Disculpe patrona no sabía que ya estaba levantada —ella me habla agachando su cabeza.
—Tranquila que yo puedo hacerlo a fin de cuentas no hago nada —tomo mi taza de café y Antonia se retira.
—Dormiste bien —la pregunta de Natasha me hace tragar saliva porque el solo hecho de recordar lo de anoche me da escalofríos.
—Fue la peor noche de mi vida —me cuesta seguir desayunando y dejó a un lado la taza.
—Lo siento —me da una sonrisa de labios cerrados —no debí preguntarte- agacha su cabeza.
—Oye no es tu culpa que él sea un animal sin escrúpulos, anda vamos al jardín quiero ver las orquídeas nuevas —nos levantamos y dirigimos al invernadero.
Paul
—Como que no puede hacer nada padre estoy desesperado —acudí a casa de papá ya que él era fiscal y quizás logré ayudarme a reanudar la causa de Annalise.
—Créeme que intente hacer lo que estuvo a mi alcance, pero para la justicia Annie se fue por su voluntad —mí padre se acerca y me da un abrazo.
—Se que ella no escribió esa maldita carta y lo del divorcio es imposible, tú sabes que habíamos vuelto a empezar todo iba bien —llevo mis manos, frustrado a mí rostro.
—Solo puedo decirte que busques pruebas no sé las cámaras de seguridad de toda la redonda de su edificio a lo mejor se nos pasó una -Y así lo hice salgo de casa de mis padres a buscar a Erick para iniciar la búsqueda de las cámaras porque sabía que Annalise me amaba y que jamás se alejaría así.
Annalise
Dos semanas después
Estaba en la biblioteca de esta enorme mansión, buscaba un libro para entretenerme, hacía mucho tiempo no leía y por suerte tenía libros a cantidad para buscar y leer lo que quisiera, había encontrado uno interesante, lo aparte, busco otros dos más, la noche anterior había llevado uno a mí habitación y lo leí en una tarde, ahora fui más atenta, llevaba tres ya que Tyler no me dejaba entrar más que una vez al día y bajo su supervisión, me parece que aquí oculta algo sino porque tanto misterio, y ese algo estaba en la notebook de su escritorio o en la caja fuerte que descubrí detrás del cuadro de su difunta esposa Valeria Wilder.
—¿Ya terminaste? —Su pregunta me saca de mis pensamientos.
—Ehh si llevo estos tres —me los pide y los ve.
—Buena selección, aunque a este no lo leí —me devuelve los libros.
—No sabía que te gustaba leer —detiene su andar y gira para quedar frente a mí.
—A Valeria le gustaba que lea junto a ella —noto un dejo de tristeza en sus palabras.
—¿La amabas? No perdón no quiero ser entrometida —intento salir y me detiene tomándome del brazo.
—Qué cambia si la quise, ya está muerta nada sirve, dime ¿Tú me amarás algún día? —Me suelta con brusquedad haciéndome chocar con la pared.
—Sabes que te odio y jamás cambiaré lo que siento por ti —intenté levantarme y él agarra mi rostro con sus manos acercando su rostro al mío.
—Pues deberías empezar a sentir algo ya que todo esto que tengo lo hice por ti, para ti para que vivas como una reina, y en cuanto a tu pregunta jamás la quise, solo me ayudó a crecer y ser quien soy ahora —me suelta con brusquedad.
—¡Estas enfermo! Ni todo el dinero del mundo cambiará lo que siento —me levanto para irme a mi habitación.
—Esta noche tenemos una fiesta cariño —me detengo al escucharlo.
—¿Cómo? ¿Qué fiesta? —Se dirige a su escritorio y saca un sobre y me lo extiende.
—¡Ábrelo! Ahí tienes nuestra invitación —saco la tarjeta del sobre que lleva el nombre de Señor Y Señora Benson. Un escalofrío recorre mi cuerpo el solo pensar que todos crean que me escapé con él.
—¿Por qué vamos a ir? No se supone que estoy secuestrada aquí —le devuelvo la invitación.
—No estaba en mis planes que nos vean aún, pero es de máscaras y ya sabes usa tus lentes de contacto, no queremos que tus amigos te reconozcan, ahora vete en tu habitación está el vestido que usarás y Lara vendrá en una hora -dijo amigos será que ellos estarán ahí, subí a mi habitación y tal como él dijo encontré un vestido color azul rey hermoso, el escote era cerrado y se unía en mi nuca la espalda era descubierta, solo tenía bordado en el corte de la cintura como si fuera un cinturón plateado, los zapatos eran gamuzados del mismo color. Lara llego me peino alisándome el cabello, dejo unas cuantas ondas en las puntas, me maquillo resaltando el azul de mis ojos de contacto, la boca me la delineo por fuera para que pareciera más grande y me la pinto de rojo carmesí, una vez que terminó se retiró y quedé parada delante del espejo y no podía creer que era yo, ya que no me reconocía, era otra persona, me coloque la máscara y si no había chance de ser reconocida, baje a la sala y allí estaba Natasha enfundada en un hermoso vestido color bordo, peinada y maquillada aunque ella era ella no tenía ningún cambió.
—¿Tú también vas a la fiesta? —Mi pregunta era obvia, pero debía saber.
—Sí y voy como tu guardaespaldas personal —me guiña un ojo.
—Como no... —me interrumpe Tayler.
—¿Están listas? —me giró para quedar frente a él y estaba enfundado en un traje negro, camisa blanca, muy bien peinado y perfumado.
—¡Sí señor! —Contesta Natasha y salimos rumbo a la limusina que nos espera afuera. Cuando subo noto que tienen cortinas las ventanas intento abrir una y la mano de Tayler me detiene.
—No me veas la cara de estúpido —sostiene mí muñeca con fuerza.
—Solo iba mirar por la ventana —me suelto de su agarre y me quedo mirando la nada. Después de 20 minutos llegamos, el chófer abre la puerta y salen Tayler seguido de Natasha, al salir tomó el brazo de mi esposo, caminamos por una alfombra roja y divisó que estamos en el hotel de la capital, lo que me lleva a saber que seguimos en Buenos Aires, mientras caminábamos, intento reconocer a alguien, pero era imposible ya que al ser una fiesta de máscaras todos llevaban una puesta.
—Bueno aquí se quedan, Natasha ya sabes que tienes que hacer —Tayler se va dejándonos en una mesa asignada para nosotros.
—¿De quién es la fiesta? —Miro en dirección a Natasha.
—De la revista "estilo" —hace comillas con sus dedos.
—Es cierto este año se cumplen 10 años de su inauguración —empiezo a buscar con la mirada a mis amigos hasta que doy con ellos estaban a unas cuantas mesas de la mía.
—Se lo que estás pensando, pero no subestimes a Tayler, si quieres salir de esto tienes que hacer lo que yo te diga —Natasha me detiene y creo que es mejor hacer lo que ella me diga.
—¡Esta bien! Pero porque me trajo —Natasha niega con su cabeza y yo trataba de entender todo esto.
—¡Cariño vamos! —Tayler se acerca y me tomó del brazo —Tu también ven conmigo —le dice a Natasha. Mientras caminamos veo que nos dirigimos a la mesa de Cristopher y allí también está Paul.
—No hagas ninguna estupidez sino ya sabes que puede pasarte —me susurra al oído y empiezo a temblar.
—Caballeros buenas noches —se saludan.
—Querido Tayler bienvenido —le recibe la madre de Cristopher. —¿Ellas son? —Nos mira a ambas.
—Disculpen les presento a mi esposa Natasha —por un momento creí que hablaba de Natasha, pero era a mí a quien presentó —Y su hermana Anna —palidecí al escuchar el nombre con el cual presentó a Natasha. Extiendo mi mano para saludar hasta que llegó a Paul y lo miro a los ojos intentando hacerle saber que era yo, estaba perfecto todo en él era perfecto, tenía un traje azul no llevaba corbata y los primeros botones de su camisa los llevaba abierto.
—Paul Carter un placer —tomo su mano y siento una corriente recorrer todo mí cuerpo, espero él se haya dado cuenta que quién estaba atrás este maldito disfraz era yo Annalise.
Annalise —Todo esto es una maldita m****a —suelto enfurecida sentada al lado de Natasha, también estaba Brandon el guardaespaldas de Tayler vigilándonos. —¡Cálmate si! —Ruedo los ojos ante su comentario. —No entiendo ¿Qué hacemos aquí? —Estaba tan enfurecida que tomó una copa de vino y la tomó de un saque. —Tu marido quería presentarte ante la sociedad —me señala con la cabeza hacía Tayler. —Ya sabes que no puedes tomar, los antibióticos no te van a hacer efecto —había tenido angina la cual me dejó afónica. —Ni que fuera un premio y tomar un poco de vino no me va a hacer mal —busco con la mirada a Paul hasta que lo veo, está con una morena, ella le coquetea y él se sonríe con ella, me levanto de mi silla para irme. —¿A dónde vas? —Me detiene Natasha. —¡Quiero irme a casa! No ves que no vine para que conozcan a la esposa de Tayler sino para eso —le señalo hacia Paul quie
Dos semanas después Ya habían pasado 14 días desde que estuve con Paul, y no podía entender cómo es que él no notó que era yo quien estuvo en sus brazos, esa noche me sentí plena, nunca pensé que volveríamos a estar juntos, todo se lo debía a Natasha, este tiempo ella me ayudó mucho a poder estar aquí, aún no entendía su postura, sé que algo oculta ya que Tayler confía ciegamente en ella. Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos. —¿Sí quién es? —preguntó. —¡Soy Natasha! —le dejó entrar, trae una charola con comida —te traje una sopa de verduras — entra y deja la bandeja sobre la cama. —Gracias no debiste molestarte —le sonrió. —Sabes que no es molestia, además somos amigas —acaricia mi cabello con el dorso de su mano. —¡Por supuesto que sí! Cambiando de tema ¿Sabes si Tayler volverá hoy? —Llevaba dos días fuera, no es que lo extrañe, pero a veces temía que le hicier
Natasha —Por favor cálmate sí que nada va a sucederles —estaba en el estudio de Steven. —Tu mejor que nadie conoces a Tayler —lleva sus manos a su cabeza. —Mira Steven yo sé que es difícil, pero hay algo que debes saber —él me mira incrédulo. —¿Qué? —me acerco a su escritorio y tomó asiento. —Primero debo saber algo —siento el ambiente tenso, pero debo decirle mí verdad. —Por dios Natasha habla de una maldita vez —pega un golpe a la mesa. —Carajo Steven lo que hago es para proteger a tu familia ¿Vas a contestar mi pregunta si o no? —le digo furiosa. —Habla pregunta lo que sea —se tira para atrás apoyándose en su sillón —Muy bien necesito que digas todo lo que sabes de los negocios de Tayler y cuando digo todo es todo entendiste —se inclina y me mira raro. —No entiendo para qué quieres saber eso ¿Cómo ayudarías a mí familia con esa información? —Bueno
Annalise Los días pasaban y las esperanzas de que me encuentren se desvanecen día tras día, de Natasha no sabía nada, llevaba más de una semana sin venir a la mansión, el abogado tampoco vino, Tayler se la pasaba encerrado en su oficina hecho una furia ya que no conseguía sacarme del país. —Señora quiere más café —Antonia me saca de mis pensamientos. —No gracias, puedes retirarte a descansar —ella asiente y se va dejándome sola, me levanto limpio lo que ensucie y siento gritos en la entrada, caminó lentamente hacia la sala, entran el abogado seguido de Natasha. —Maldito Benson sal de tu cueva —me quedo escondida tras una columna. —No me hagas reír Steven, sabías que si juegas con fuego te puedes quemar —Tayler larga una risa maquiavélica. —¡Bastardo! —le lanza un puñetazo a su boca y Brandon interviene apuntado hacia el abogado. —Yo te avise querido amigo, quien avisa no traiciona
Annalise Nos habían traído a una cabaña en el bosque, lo sabía porque durante el día se sentía el canto de los pájaros y el agua correr de algún cercano arroyo, la cabaña era de madera, al parecer antes era una granja ya que había un hedor a m****a de algún animal, a través de las rendijas de madera ingresaba la luz del sol, durante la mañana nos traían pan duro y agua. Llevábamos dos días aquí metidos sin tener noticias de Tayler. —Crees que la policía lo haya atrapado —miraba hacia la esquina donde Steven se encontraba. —Ese maldito tiene más vidas que un gato, no te olvides que está forrado en dinero que heredó de Valeria y con dinero todo es posible en este mundo. —Esto no debe ser así ¿Por qué hace todo esto? Pudo haber sido feliz con cualquier mujer —mis ojos se cristalizan, trago saliva no quiero llorar, no de nuevo. —Es un maniático, no te culpes por sus locuras tú también eres vícti
Annalise Llevábamos 30 minutos por un camino alternativo, estaba esperando el momento que llegue a una autopista más transitada, si bien había escuchado a las 10 am llegaríamos a destino para cruzar la frontera, apoye mi cabeza en la puerta y miraba a través del cristal de la ventana de la camioneta, de un momento a otro quede dormida, al despertarme noté que ya había amanecido, me senté y mire la hora, eran las 8:20 am, aún tenía tiempo para mí plan, fijé la vista al camino, solo había árboles y una solitaria carretera. —Dime ¿Qué tanto piensas? —Tayler iba concentrado en el camino mientras me hablaba. —La manera de matarte —se lo digo mientras veo que ingresa a una autopista transitada. —No me digas ¿Tú y cuántos más? —saca de debajo del asiento un revólver apuntándome. —No necesito a nadie y mucho menos un arma —él empieza a reírse mientras apoya el arma en mí cabeza, su vista seguía fija al ca
Annalise Me sentía sumergida en una burbuja de aire, no sentía nada solo mi cuerpo flotar, era una sensación inexplicablemente maravillosa, a lo lejos sentía una dulce voz que me llamaba, no lograba verla, solo escucharla, era raro ya que no reconocía su voz, intentaba acercarme pero me perdía en la bruma de su risa melodiosa, era como si jugamos a las escondidas no se dejaba atrapar, a lo mejor me morí y esto es el cielo, a lo lejos logro verla, tenía un vestido blanco y me extendía sus manos, no llegue a ver su rostro ya que sus largos cabellos dorados caían como cascadas tapando su rostro. —¡¡Annalise ven!! Quiero que estés conmigo —empecé a moverme hacia ella, pero no podía mientras más me acercaba ella se alejaba. —Espera no te vayas —la veo cada vez más lejos. —Yo estoy aquí ¡Tú tienes que volver! —no entendía lo que me decía porque debía volver ¿Quién era ella? —Annalise te estoy esperando
Annalise —Por favor tenemos que hablar —desde que llegamos a casa tenía a Paul pegado a mi como si fuera una mosca. —¡Es necesario que estés encima mío! —se lo digo sin mirarlo. —Desde que estás de vuelta que me evitas, así que si es necesario estaré como una sombra detrás de ti —blanqueo mis ojos. —¡Esta bien! Vamos al jardín a hablar entonces —caminamos juntos ante la mirada de los presentes. —¿Qué quieres saber? —me cruzo de brazos mirándolo. —¿Por qué estás a la defensiva? Dime que te hice, estos meses te busque como un loco, no había día que no te piense —me río ante sus palabras. —¡¡Así!! Que bien, entonces ¿Dime quién es Carol? —lleva sus manos a la cabeza. —No se dé que hablas —me levanto de mi lugar para irme. —Paul no necesito más mentiras, solo debes hablar con la verdad —él me detiene tomándome del brazo. —Acaso tiene importancia ¡Fue algo pasaje