Dos semanas después
Ya habían pasado 14 días desde que estuve con Paul, y no podía entender cómo es que él no notó que era yo quien estuvo en sus brazos, esa noche me sentí plena, nunca pensé que volveríamos a estar juntos, todo se lo debía a Natasha, este tiempo ella me ayudó mucho a poder estar aquí, aún no entendía su postura, sé que algo oculta ya que Tayler confía ciegamente en ella. Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos.
—¿Sí quién es? —preguntó.
—¡Soy Natasha! —le dejó entrar, trae una charola con comida —te traje una sopa de verduras — entra y deja la bandeja sobre la cama.
—Gracias no debiste molestarte —le sonrió.
—Sabes que no es molestia, además somos amigas —acaricia mi cabello con el dorso de su mano.
—¡Por supuesto que sí! Cambiando de tema ¿Sabes si Tayler volverá hoy? —Llevaba dos días fuera, no es que lo extrañe, pero a veces temía que le hicier
Natasha —Por favor cálmate sí que nada va a sucederles —estaba en el estudio de Steven. —Tu mejor que nadie conoces a Tayler —lleva sus manos a su cabeza. —Mira Steven yo sé que es difícil, pero hay algo que debes saber —él me mira incrédulo. —¿Qué? —me acerco a su escritorio y tomó asiento. —Primero debo saber algo —siento el ambiente tenso, pero debo decirle mí verdad. —Por dios Natasha habla de una maldita vez —pega un golpe a la mesa. —Carajo Steven lo que hago es para proteger a tu familia ¿Vas a contestar mi pregunta si o no? —le digo furiosa. —Habla pregunta lo que sea —se tira para atrás apoyándose en su sillón —Muy bien necesito que digas todo lo que sabes de los negocios de Tayler y cuando digo todo es todo entendiste —se inclina y me mira raro. —No entiendo para qué quieres saber eso ¿Cómo ayudarías a mí familia con esa información? —Bueno
Annalise Los días pasaban y las esperanzas de que me encuentren se desvanecen día tras día, de Natasha no sabía nada, llevaba más de una semana sin venir a la mansión, el abogado tampoco vino, Tayler se la pasaba encerrado en su oficina hecho una furia ya que no conseguía sacarme del país. —Señora quiere más café —Antonia me saca de mis pensamientos. —No gracias, puedes retirarte a descansar —ella asiente y se va dejándome sola, me levanto limpio lo que ensucie y siento gritos en la entrada, caminó lentamente hacia la sala, entran el abogado seguido de Natasha. —Maldito Benson sal de tu cueva —me quedo escondida tras una columna. —No me hagas reír Steven, sabías que si juegas con fuego te puedes quemar —Tayler larga una risa maquiavélica. —¡Bastardo! —le lanza un puñetazo a su boca y Brandon interviene apuntado hacia el abogado. —Yo te avise querido amigo, quien avisa no traiciona
Annalise Nos habían traído a una cabaña en el bosque, lo sabía porque durante el día se sentía el canto de los pájaros y el agua correr de algún cercano arroyo, la cabaña era de madera, al parecer antes era una granja ya que había un hedor a m****a de algún animal, a través de las rendijas de madera ingresaba la luz del sol, durante la mañana nos traían pan duro y agua. Llevábamos dos días aquí metidos sin tener noticias de Tayler. —Crees que la policía lo haya atrapado —miraba hacia la esquina donde Steven se encontraba. —Ese maldito tiene más vidas que un gato, no te olvides que está forrado en dinero que heredó de Valeria y con dinero todo es posible en este mundo. —Esto no debe ser así ¿Por qué hace todo esto? Pudo haber sido feliz con cualquier mujer —mis ojos se cristalizan, trago saliva no quiero llorar, no de nuevo. —Es un maniático, no te culpes por sus locuras tú también eres vícti
Annalise Llevábamos 30 minutos por un camino alternativo, estaba esperando el momento que llegue a una autopista más transitada, si bien había escuchado a las 10 am llegaríamos a destino para cruzar la frontera, apoye mi cabeza en la puerta y miraba a través del cristal de la ventana de la camioneta, de un momento a otro quede dormida, al despertarme noté que ya había amanecido, me senté y mire la hora, eran las 8:20 am, aún tenía tiempo para mí plan, fijé la vista al camino, solo había árboles y una solitaria carretera. —Dime ¿Qué tanto piensas? —Tayler iba concentrado en el camino mientras me hablaba. —La manera de matarte —se lo digo mientras veo que ingresa a una autopista transitada. —No me digas ¿Tú y cuántos más? —saca de debajo del asiento un revólver apuntándome. —No necesito a nadie y mucho menos un arma —él empieza a reírse mientras apoya el arma en mí cabeza, su vista seguía fija al ca
Annalise Me sentía sumergida en una burbuja de aire, no sentía nada solo mi cuerpo flotar, era una sensación inexplicablemente maravillosa, a lo lejos sentía una dulce voz que me llamaba, no lograba verla, solo escucharla, era raro ya que no reconocía su voz, intentaba acercarme pero me perdía en la bruma de su risa melodiosa, era como si jugamos a las escondidas no se dejaba atrapar, a lo mejor me morí y esto es el cielo, a lo lejos logro verla, tenía un vestido blanco y me extendía sus manos, no llegue a ver su rostro ya que sus largos cabellos dorados caían como cascadas tapando su rostro. —¡¡Annalise ven!! Quiero que estés conmigo —empecé a moverme hacia ella, pero no podía mientras más me acercaba ella se alejaba. —Espera no te vayas —la veo cada vez más lejos. —Yo estoy aquí ¡Tú tienes que volver! —no entendía lo que me decía porque debía volver ¿Quién era ella? —Annalise te estoy esperando
Annalise —Por favor tenemos que hablar —desde que llegamos a casa tenía a Paul pegado a mi como si fuera una mosca. —¡Es necesario que estés encima mío! —se lo digo sin mirarlo. —Desde que estás de vuelta que me evitas, así que si es necesario estaré como una sombra detrás de ti —blanqueo mis ojos. —¡Esta bien! Vamos al jardín a hablar entonces —caminamos juntos ante la mirada de los presentes. —¿Qué quieres saber? —me cruzo de brazos mirándolo. —¿Por qué estás a la defensiva? Dime que te hice, estos meses te busque como un loco, no había día que no te piense —me río ante sus palabras. —¡¡Así!! Que bien, entonces ¿Dime quién es Carol? —lleva sus manos a la cabeza. —No se dé que hablas —me levanto de mi lugar para irme. —Paul no necesito más mentiras, solo debes hablar con la verdad —él me detiene tomándome del brazo. —Acaso tiene importancia ¡Fue algo pasaje
Annalise Mirar hacia atrás me traía mucho dolor, fueron varios meses donde solo el sufrimiento fue el único sentimiento que sentía, jamás pensé que una persona pudiese hacerme tanto daño, decidí hacer este viaje para aclarar mis ideas, para poner en orden mi vida, es increíble pensar que en un mismo año sucedió todo tan rápido, primero mí ascenso en la revista, pase de ayudante a columnista, mis notas gustaban y vendían muchos ejemplares, luego mi intento fallido de arreglar mi matrimonio, pensar que creía que ese día sería el mejor de todos y resultó ser lo contrario, jamás llegó mí tan ansiada reconciliación, agote todas las opciones que tenía para salvar lo imposible, creer que Paul me amo, tal vez en algún momento de nuestra vida lo hizo, pero su traición me demostró lo contrario porque quien te quiere no te daña, ni él ni Tayler me quisieron, solo fui un trofeo para ellos, pero al final de cuentas ninguno supo cuidar de mí,
Annalise La semana fue intensa, luego de mi charla con Paul no volvimos a cruzarnos, decidí solo enfocarme en mi trabajo, en la fundación, dejé el bufete en manos de Steven, sabía que era un muy buen abogado, mucho mejor que Paul inclusive, tenía más años frente a uno y no me había equivocado, está semana con su nombramiento más casos llegaron a la firma y eso me enorgullece ya que entendía que hice bien mi trabajo. Miro mi reloj pulsera ya era hora de irme a casa, pero antes debo hacer una llamada a mi amigo, marco su número y al tercer tono atiende —Annie cariño hasta que te acuerdas de los pobres. —¡Oye no es cierto! Tuve mucho trabajo esta semana, además déjame decirte que de ti nunca me olvido. —Mmm... Cariño eso ya lo sé, soy inolvidable, dime para qué soy bueno. —Mi amor tu no cambias más, mira t