capitulo 6

Tayler

—Te volviste loco Tayler —Steven empezó a caminar en círculos en mi despacho.

—Qué más podía hacer, sabía que ella se rehusaba a vivir conmigo —me acomodo bien en mi sillón.

—¡Pero secuestrarla! Sabes que hay una denuncia y que la buscan por todo el país —se rasca su nuca y su nerviosismo me está alterando.

—¡Cálmate si! Que ya está establecida en mi Quinta en Puerto Madero —apoyo mis manos en mi escritorio —además, no creo que la encuentren —deja de caminar y se sienta por fin.

—Y qué piensas hacer luego que te canses de ella —él vuelve a tomar asiento en su lugar.

—La amo y nunca la dañaría —saco un paquete de cigarros y prendo uno.

—Qué manera tan peculiar la tuya de amar —le doy una calada a mí cigarro luego prendo mi monitor para verla.

—Necesito que investigues el curso de su búsqueda —levantó la mirada.

—Y que logras con ello, según tú nunca la encontrarán —sentía a Steven muy enojado.

—Necesito saber quién lleva a cabo la búsqueda, necesito sobornar al fiscal —fumo la última calada y dejó la colilla en el cenicero.

—No estoy de acuerdo con todo esto, déjala libre, así ella nunca te va a querer —me levanto furioso y lo tomo por la camisa.

—Ya estamos en el baile hay que bailar, además tú me ayudaste a redactar la carta y su divorcio —lo suelto y él cae en su silla.

—¡Pero no para que la secuestraran! —Steven lleva sus manos a su rostro.

—Está todo bajo control, ahora ve y cumple con lo que te pedí —él sale de mi departamento en Buenos Aires, dejándome solo.

Annalise

La semana pasó muy lenta, no dejaba de pensar en la manera de escapar de aquí, tenía todo el tiempo encima mío a Antonia y Natasha, y sin mencionar que esta casa está llena de guardias de seguridad, no sabía exactamente dónde estaba, si seguía en Argentina, de Tayler no sabía nada, llevo encerrada una semana y me estaba desesperando, la casa era enorme pero solo podía estar en mi habitación, la cocina y el jardín de invierno en donde ahora estaba, tenía prohibido entrar a las demás habitaciones.

—¿Qué haces? —se acerca Natasha.

—Lo mismo que todos los días... ¡Nada! —la ignoro y sigo mirando las orquídeas.

—Yo sé que es difícil por lo que estás pasando —se acerca y se sienta a mi lado apoyando su mano en mi hombro.

—¿Ah sí? No me digas, estás aquí a la fuerza también —quitó su mano de mi hombro y se levantó.

—¡Claro que no! Y tampoco estoy de acuerdo con lo que él te hace —siento sinceridad en sus palabras.

—Entonces ayúdame a salir de aquí —me empiezan a picar los ojos —¡Por favor! —Le digo en un susurro.

—No hay nada que pueda hacer solo decirte que deberás acostumbrarte a esto, él no es mal hombre —sus palabras me hacen reír.

—Por dios te escuchaste, un buen hombre no golpea ni mucho menos toma a una mujer a la fuerza —llevo mis manos a mí rostro frustrado y empiezo a llorar.

—shhh calma yo te voy a ayudar —levantó la vista para mirarla.

—¿Cómo? —Ella toma mis manos y habla.

—No sé... Hay que idear un plan, por ahora solo finge que estás bien —luego de charlar vuelvo a mi habitación a encerrarme como lo vengo haciendo desde que estoy aquí.

Un mes después

Paul

—Paul tranquilízate o te voy a detener —me reprocha Erick.

—Cómo me pides calma, ella no aparece es como si la tierra se la hubiera tragado —me tumbó en una de las sillas de la oficina del comisario.

—Te recuerdo que es mi hermana y me duele tanto como a ti —me señala con su dedo en el pecho.

—¡Perdóname si! No puedo pensar con claridad —entran a la oficina el comisario seguido de Cristopher y Tayler.

—Señores no les tengo buenas noticias —nos invita a sentarnos.

—¿Cómo que no tiene buenas noticias? Paso algo con Annie —llevo mis manos a mi cabeza desesperado.

—De su paradero no se sabe nada aún, pero con todo lo investigado el fiscal... —se detiene y nos mira.

—¿El fiscal qué? No entiendo —esta vez veo nerviosismo en Erick y no me gusta.

—Por favor hable de una vez —le gritó.

—El fiscal pidió archivar la causa ya que cree que Annalise se fue por voluntad propia —la oficina queda en silencio.

—NO PUEDE SER CIERTO —grita Erick mientras Cristopher lo detiene. El comisario nos explicó que la carta que dejó Annie es más como de despedida, que el fiscal tomó esa prueba como suficiente para frenar la investigación ya que cree innecesario seguir buscando a alguien que se fue y no quiere ser encontrada, no pudimos hacer más solo irnos y buscarla o encontrar algo más para que pruebe que ella no escribió eso, ni mucho menos que se fue a quien sabe dónde.

—No puedo creer esta m****a —Patrick se nos une en casa de Cristopher.

—No podemos quedarnos de brazos cruzados, y si Annie está no sé siendo torturada —me estaba volviendo loco.

—Es increíble que el fiscal se lleve por esa carta que no tiene validez todos aquí conocemos a Annie jamás se iría así —Erick no paraba de maldecir, esto nos superó a todos.

—Chicos calma, sé que casi no los conozco, pero y si ella realmente se fue —Erick se levanta de su lugar y empuja a Tayler tirándolo al suelo.

—¡Si tú lo dijiste! No nos conoces por los tanto si no vas a aportar nada positivo no hables —se levanta y sale pegando un portazo.

—Lo siento no quise hacerlo enojar — Tayler se levanta del piso y sube escaleras arriba ya que él vivía con Cristopher.

—Quien es este mequetrefe —señala Patrick hacia arriba con su mentón.

—Es Tayler Benson nuestro abogado en la revista, no tiene dinero está empezando aquí de nuevo —se encoge de brazo Cris.

—También fue nuestro compañero de universidad, conoce a Annie ellos se conocieron primero —seguimos en casa de Cristopher un rato más y luego nos fuimos cada uno a casa, aún no podía creer que archivaron su causa, sé que ella no actuaría así.

Annalise

Me despierto muy temprano, eran las 7 am estos días de encierro no pude dormir bien, me la paso todo el día encerrada llorando y debo hacer algo o me volveré loca, creo que debo tomar el consejo de Natasha tratar de fingir pero cómo hacerlo si estoy muerta de miedo por dentro, me quedo en la ducha hasta que me arrugo como pasa de uva, salgo y me cambio por ropa deportiva, una calza azul y una remera negra con una campera a juego con la calza, mis zapatillas blancas, al mirarme al espejo noto mi cara llena de tristeza, mis ojeras delatan el llanto de anoche, mi cabello perdió su brillo ya que este mes no me pinte y se está lavando, me recojo el cabello en un moño alto y bajo a la cocina.

—¡Buen día señora! Bajó justo para desayunar con el patrón —al escuchar esas palabras se me retorcieron las tripas del asco, sabía que en cualquier momento vendría. Me acomode en uno de los taburetes de la barra de la cocina.

—¡Buen día hermosa! —Me rodea por la espalda dejando un beso en mi mejilla. Levantó la mirada y Antonia se desapareció de la cocina.

—Buen día para ti supongo —me doy vuelta para mirarlo a los ojos.

—Y esa cara ¿Qué pasó? —Se pone una mano en el mentón como pensando —no llores más y hazte la cabeza que esté será tu hogar y yo tu marido —me tomó del brazo y me llevó hacia el comedor, donde una hermosa mesa está preparada para dos. 

—¡Está bien! Haré lo que tú me digas, pero tengo mis condiciones —él suelta una risotada mientras que yo me mantengo sería.

—Y que ahora te crees con derecho a imponer —se pone serio y toma mi brazo con fuerza —a ver dime tus condiciones —me suelta, él se ubica en su lugar y me indica hacer lo mismo.

—No hace falta que me maltrates, además que necesito hacer algo, dame mi notebook o mi celular —empieza a desayunar ignorando mi pedido —¡Por favor escúchame! —deja lo suyo y me responde.

—Primero desayunamos, luego hablamos y felicitaciones se ve que tan tonta no eres —empiezo a desayunar y espero me de lo que le pido. Terminamos de desayunar y él se levanta para irse.

—Ahora podemos hablar —se gira para responderme.

—Mi respuesta es ¡NO! —intento refutar y me calla —no me creas tonto, nunca tendrás acceso a lo que me pides, ahora ve duerme una siesta te quiero sin ojeras para esta tarde —se retira dejándome allí, me devuelvo a mí habitación y noto que la puerta de su oficina está abierta, me acerco un poco y observó que hay una gran biblioteca de libros, no le doy muchas vueltas al asunto y subo a mí habitación ahora sé que le pediré.

—¡Hola! ¿Qué haces aquí? No te vi llegar —Natasha estaba en mi habitación con una caja de cosméticos. 

—Vine a traerte esto para ti —me señala la caja —Tayler quiere que te arregles de ahora en adelante él se quedará aquí —me senté en la cama resignada.

—Y como para que quiere que me maquillé, si estoy encerrada —me recuesto y Natasha niega con la cabeza.

—¿No lo quieres hacer enojar cierto? Ven te pondré esta crema y la mascarilla para quitarte esas ojeras, luego de una sesión de media hora terminamos, tomó el espejo y vaya que la crema funcionó no sé notan mis ojeras, pero veía a través del espejo la tristeza en mí mirada y ninguna crema tapa eso. Natasha se fue y me recosté en mi cama luego bajé a almorzar y para mí suerte él no estaba, solo éramos Natasha y Antonia como todos estos días aquí, volvía a mi habitación y me senté en la ventana a mirar el jardín, me quedé aquí por unas horas hasta que golpean mi puerta era Antonia.

—Permiso señora el patrón la manda a llamar está en su despachó —salgo por detrás de ella y allí estaba él junto a una señorita.

—Hola cariño ven te presento a Lara tu estilista —me acerco a ellos y hago una sonrisa fingida.

—¿Estilista? —Levantó una ceja mirando mal a Tayler.

—Si para tu cambio de look, me lo pediste ayer, ¡Te olvidaste! —Me fulmina con la mirada.

—Ahh... Ya, claro vienes a hacerme el color ya se me lavo —le sigo la corriente ya que me hace falta.

—Si en realidad tú querías un cambio ¿Lo recuerdas? —Lo miro extrañada.

—No se preocupen que te dejaré tal como tú marido me pidió —aplaude ella toda emocionada.

—Las dejo y Annie no te preocupe que Lara ya sabe que tiene que hacer —se acerca a mí oído y me susurra —espero me hagas caso y quiero verte como yo sé lo pedí —se va dejando un beso en la mejilla.

—Bueno Annalise ¿Verdad? —Suspiró pesadamente y asiento.

—Supongo que si —luego de casi 3 horas de cortar y teñir mi cabello termina.

—¡Listo terminamos! —Gira mi silla y me puedo ver al espejo quedé impresionada y solo quiero salir de aquí y matar a Tayler. Me levanto de mi lugar y antes de irme le hablo.

—Gracias quedo bien —se lo digo con sarcasmo y entró a la cocina hecha una furia.

—Wow Annie quedaste bellísima —intenta acercarse y me alejo.

—¡Te odio! —Salí y entré a mi habitación pegando un portazo!.

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