Su belleza infinita la atormentaba cada noche, no quería ceder al deseo, a la tentación. Mantener las distancias era la única opción posible pues tenía la lección más que aprendida. Los hombres apuestos, solo daban problemas.
Leer másNOAH Su compañera de vida estaba tan preciosa atada, temblando y jadeando gracias a sus atenciones que el omega no podía evitar sentirse orgulloso por conducirla a ese viaje de placer carnal que tanto estaba gozando. Pero aún así, había algo que Noah y el lobo deseaban con fervor, más incluso que todo el juego de sabores que acababan de realizar, sin embargo, primero necesitaban el permiso de su única antes de pasar a mayores. —Nina… —la llama suavemente mientras vuelve a prestar toda su atención en su hinchado y sensible clítoris—. Hay algo que lleva un tiempo rondando por nuestra mente pero no sé si te gustará… —empieza a decir el atractivo lobo mientras besa despacio su húmedo y más que dispuesto sexo a la vez se masturba en un intento de calmar a su dolorida erección. La loba no cesaba de revolverse en la cama retorciendo también las ataduras de sus manos que la mantenían indefensa a sus deseos. Sabía que a Nina le estaba costando como el mismísimo infier
NOAH (Esa misma noche más tarde) La pareja compuesta por la beta y el omega de Montigraus ya habían despedido a Donovan y a Megan, quienes iban a dar un paseo nocturno, y por fin se encontraban a solas en la casa de alquiler. Nina acababa de darse una ducha rápida y en esos instantes se estaba poniendo el pijama. Lo que ella no sabía, y ni tan siquiera sospechaba, es que la prenda de ropa iba a durarle muy, muy poco tiempo. «¿Ya?», pregunta su salvaje lobo con impaciencia por llevar su estudiado plan a cabo. «Sí, camarada», le confirma Noah disimulando una traviesa sonrisa. Lentamente, su querida única, aún ajena a todo lo que tenía planeado para esa velada, se tumba a su lado, le abraza y apoya la cabeza sobre su pecho desnudo mientras Noah besa y acaricia su pelo. Casi todas las noches su compañera de vida hacía justo eso, tumbarse sobre él para beber de su aroma cosa que el lobo adoraba pues le permitía compartir unos calmados instantes en
NINACon toda la comida acumulada de unos y de otros, los betas de las dos respectivas manadas habían decidido hacer un picnic improvisado bajo la agradable sombra de los árboles para conmemorar y hacer honor a su inesperado encuentro.—¿De verdad que no les molestará a tus Amaras? —pregunta Nina de nuevo mientras pone las cosas sobre la mesa y sin tenerlas todas consigo.El beta de Fergus había sido el principal impulsor de la idea, y tanto ella como Noah, sólo le seguían el juego.—Puedo asegurarte que no, sobre todo teniendo eso de postre —repite Blake señalando el exquisito pastel que Noah había preparado para la ocasión y ya con la boca haciéndose agua.En verdad, Nina le había pedido a su experto y apuesto repostero que contara hacer el pastel sólo para cuatro personas, pero Noah, siempre fiel a su innato instinto de maestro past
NINA (Numerosas semanas más tarde) —¿Ya lo tienes todo? —pregunta su preciado y apuesto Amara mientras baja una maleta mediana de color azul del maletero de su elegante coche gris. —Así es —le confirma Nina cerrando la puerta del copiloto con entusiasmo y sintiendo su alma ligera como una pluma al chocar el aire fresco en su rostro. La beta y el omega se encontraban de vacaciones, ¡pero de vacaciones de verdad! Nina tan siquiera recordaba la última vez que eso había ocurrido, sin duda antes de convertirse en beta, y además, en esta ocasión, tenía a la mejor compañía posible. «¡Síííí! Nosotras pasar un buen tiempo con Amara», se jacta la loba quien llevaba muchos días entusiasmada con la idea. «Sin duda, amiga», le asegura Nina echando un rápido vistazo a la bonita casa dónde iban a pasar los días siguientes y que el señor Perks muy amablemente les había alquilado. Su lugar de destino finalmente había sido el lago Korias. Ese er
NOAH Después de largos minutos a la carrera para desfogarse, la manada de Montigraus había empezado a dispersarse y por fin podía tener unos momentos a solas con su única. «Amara hacer un gran trabajo esta noche», comenta el lobo interior con agrado y bufando por el esfuerzo de seguir a su elegida. Nina era rápida como el mismísimo demonio y la verdad es que le tenía un poco ahogado. «Por supuesto, camarada. Es una Santiago», le recuerda el omega sin dejar de observar a la preciosa loba negra y recuperando el aliento. Por primera vez desde que la conocía, su compañera de vida no se había molestado en ocultar su natural atracción fatal y magnetismo así que el cambio entre los hermanos Santiago, apenas había sido notable. No había ni uno sólo pero que reprocharle a Nina por su actuación frente a la manada y estaba convencido de que Donovan estaba bien orgulloso de su hermana pequeña al ver su impecable trabajo. Era consciente de que esa
NINA (Noche del ciclo lunar) Como venía siendo costumbre desde que era adulta, Nina se desnuda despacio con sus negros ojos fijos en la magnificente y resplandeciente luna llena. Muchos seguro que no entendían porque alguien como la beta de la manada se presentaba siempre en forma de loba en los ciclos de luna, no obstante, la razón era bien sencilla y mucho menos retorcida de lo que la mayoría confabulaban. Simplemente, a Nina no le gustaba exponerse porque era demasiado discreta, sólo eso. Mostrarse totalmente desnuda y con todos esos penetrantes ojos mirándola, era la peor de sus pesadillas pues aunque muchos lo negaran, era imposible no echar un vistazo disimulado a sus cuerpos. Ella misma, quien muchos consideran la reencarnación de la rectitud, había tenido que luchar contra la apremiante tentación de mirar al expuesto cuerpo del cautivador omega. Sobre todo cuando éste mostraba su delicioso pecho de puro mármol tallado, y su otra mitad
NINA Un elegante coche gris oscuro aparece por la esquina del callejón y Nina se pone en marcha para subir al interior del vehículo sin mucha demora. Después de sus respectivas ajetreadas mañanas, por fin podían volver a reunirse con su Amara. —Hola, beta Santiago —la saluda su adorado Noah dándole un suave pero delicioso beso en los labios que necesitaba como el mismísimo aire. Estar lejos de él cada vez le resultaba más complicado y ahora más que nunca agradecía que trabajaran de lo mismo. —Hola —responde ella contra su boca y feliz de verle otra vez. Ese día su instinto estaba por las nubes a causa de la inminente luna llena y necesitaba tener contacto con el cuerpo del omega casi de forma enfermiza. —Te ves contento —advierte viendo un plácido brillo satisfecho en sus ojos—. ¿Qué ha pasado con los Castro? —cuestiona la beta de la manada con curiosidad. Todavía no tenía ni idea de cuál había sido esa urgencia que le había ar
NOAH (Cuatro días más tarde, preludio del ciclo lunar) Una increíble fuerza de la naturaleza tiraba del ombligo del omega de Montigraus que no podía hacer nada más que sucumbir al instinto del licántropo y empujarse dentro de esa húmeda y placentera calidez que en esos momentos envolvía su dolorido pene. «¿Esa es… Amara…?», pregunta para sus adentros medio dormido aún. «Sí, esa ser Amara que querer darnos su amor», confirma el lobo interior más feliz que una perdiz y dejándose llevar. Para la sorpresa de ambos, Nina estaba entre sus piernas chupándole hambrienta de buena mañana como si nunca antes le hubiera probado. Casi siempre era él quien se lo hacía a ella, pero en esa ocasión, se habían cambiado los puestos. —Nina… —le llama Noah en un jadeo mientras abre los ojos ligeramente y baja su mano para acariciar su oscuro y sedoso pelo. La boca de la loba estaba bien abierta tomando todo aquello que podía. Sus labios se veían hi
NINA—Toma, Elinor —dice Nina ofreciendo una vaso de agua a la emocionada madre de su Amara que en esos momentos estaba sentada en una silla y se limpiaba las lágrimas que traicioneramente se derramaban de sus ojos.—Gracias, Nina. Tú siempre cuidando de los demás, ¿eh…? —comenta mientras toma unos sorbos e intenta tranquilizarse.—Bueno, ayudar a la manada es mi trabajo —le recuerda Nina en una sonrisa y sintiéndose todavía un poco ajena a toda la situación.Al fin y al cabo, la relación de su compañero con sus padres era un tema familiar que le resultaba bastante íntimo a la par que complicado y no sabía muy bien qué hacer.—Sí, lo sé. Un cargo de manada más en mi familia… —comenta soltando un disimulado suspiro que Nina no sabe ubicar entre positivo o negativo—. Por cierto, &