Sentía fuego en mi piel, me quemaba cada vez un poco más. Y al parecer a mi novio también, ya que me sostenía entre sus brazos mientras yo ardía en llamas y el rojo carmesí de mi sangre recorría todo mi cuerpo. Escuché una ambulancia acercarse cada vez más y después la voz de mi novio. —Veníamos del juego de la gran final de básquetbol, el cual nuestro equipo ganó y ella se enojó mucho conmigo debido a que una de las porristas me besó y por ese beso ella me gritó diciéndome que la llevara a casa, lo cual hice, pero ella aún estaba muy enojada, en el auto seguimos discutiendo; en una de las curvas un camión cisterna lleno de gasolina chocó contra nosotros y en minutos el carro explotó. Sólo fue cuestión de segundos para poder salir, pero ella fue la más afectada debido a que se encontraba muy cerca de las llamas y pocas chispas se esparcieron en su cuerpo, la puerta del copiloto quedó destrozada y debido a los golpes ella no aguantó. ✿✿✿✿✿✿✿ Era un lugar hermoso, debo admitirlo. En é
Me encontraba más solo que un vagabundo sin hogar, ni familia. Ella era todo lo que yo tenía y ahora estaba desolado, triste y en una fuerte depresión que me mataba cada segundo, podía sentir como la desesperación se apoderaba de mi cuerpo. La cama sin su presencia no era nada, más que puras almohadas y cobijas. Su ropa aún estaba esparcida por el suelo, tal y como la última vez que íbamos a la fiesta, me invadió un recuerdo suyo, corriendo como loca por no saber qué ropa ponerse; dejando la habitación patas para arriba… ella se estaba arreglando, quedó tan hermosa como siempre, pero fui un tonto en no apreciarla. Recorrí la cama con mi mano; aún quedaban restos de su perfume, su silueta imaginada en mi mente, llenaba mi soledad. No era perfecta, pero era lo más cercano a la perfección… para mí ella era la perfección en vida, pero ya no estaba, me encontraba completamente solo. Eran las dos de la madrugada y su ausencia me estaba matando. No quería saber cómo iba a ser mi vida sin e
La chica de cabello negro, cayó al suelo, estaba desmayada, la observé detenidamente. Esta chica era realmente muy parecida a Deb, solo había pequeños rasgos que la diferenciaban. Corrí bajo la espesa lluvia que caía, tras esa chica que, de alguna forma, sabía que era mi amada, mi corazón me lo decía a gritos. Mi mente estaba a mil, no entendía qué pasaba. La única explicación razonable es… que de alguna forma mi amaba, mi Deb, regresó a mis brazos. La tome de la nuca y la acerque a mi pecho, besé su frente y me di cuenta de que tenía un gran parecido a Deb. Contemplé su hermoso cabello lacio, sus ojos cerrados, sus labios carnosos que se encontraban semiabiertos y su color rojo intenso que me impulsaban a besarla, pero sabía que no podía. Su hermosa tez blanca relucía bajo la espesa lluvia y lo único que deseaba era que abriera sus hermosos ojos. —Mi amor, ¿Eres tú? —Pregunté emocionado, mis lagrimas se mezclaban con la lluvia interminable. Ella no respondió. Sus ojos continuaban
—Mi nombre es... Axel. —mordió sus labios. Pasó la mano por su cabello lacio y se puso de pie. Colocó sus manos en los bolsillos del pantalón y miré como sus ojos brillaban intensos. — ¿Vivirás conmigo? —Mintió queriendo sonreír, pero sin lograrlo, pero tenía que preguntárselo. —Como siempre, Deb. —Contestó a los segundos. — ¿Y tú cuidas de mí? —Siempre lo he hecho. —Gracias. —Murmuré mirando la habitación. Un doctor entró y me dio algunas pastillas, ordenó que me durmiera un poco y que, si para el día de mañana mejoraba, yo podría irme a casa. Luego salió y nuevamente quedé a solas con ese chico. —Así que ¿Cuánto tiempo has estado aquí? —Pregunté rompiendo el silencio. Si no lo hacía yo, él no se preocupaba por hacerlo. Simplemente se quedaba con su mirada fija en el suelo, como si resultara muy interesante ver las rayitas y las figuras que formaba la baldosa. Descubrí que una de su reacción debido a los nervios, era morder su labio inferior y debido a ello, tenía algunas ci
Saboreé sus labios en mi mente, imaginándome el beso perfecto que podría darle a esta distancia tan corta que lo tenía, pero lo evité a toda costa. Tenía que ganarle a la tentación. Puesto que había tardado mucho en contestar, traté de concentrarme y solo pude decir lo primero que cruzó mi mente... —... Dormí perfectamente bien. —Contesté. Su sonrisa se hizo aún más amplia, dejando en descubierto su dentadura blanca. Note unos pequeños hoyuelos en sus mejillas y eso me pareció lo más hermoso del mundo. Cuando salí del hospital, decidí vivir con "Mi prometido" puesto que quería retomar la forma en la que solía vivir. Quería conocer un poco más a Axel. La casa era demasiado parecida a la de mi sueño, y no podía equivocarme sobre aquella piscina. Tuve esa sensación de Déjà vu al ingresar a la casa. Miré que colocó las llaves en una mesita de vidrio que estaba en la sala y yo solamente me encaminé hacia esa puerta corrediza de cristal que dividía la habitación de la piscina. —Tal vez
» Antes del accidente « Desperté al lado de mi novia, había la demasiada confianza como para hacer lo que quisiera, así que dormía desnudo, tenía la vaga costumbre desde joven de dormir así. Me metí al baño y lavé mis dientes, luego mi cara, me puse un bóxer e hice algo de desayunar. —Que sexy amanecimos hoy, mi amor. —Dijo Deb abrazándome por detrás. —Hola, buenos días señorita dormilona. —Besé sus labios y continúe cocinando, ella se sentó en la barra mientras me miraba con delicadeza. — ¿Qué harás, cariño? —Huevos con jamón. —Me parece perfecto. —Dijo sonriente. Le regresé la sonrisa y continué con mi quehacer. Comimos como cada mañana, juntos y regresamos a la preparatoria. Besé sus labios y me introduje a mi salón de clases, poco después salía la cancha de básquetbol y me junté con mis compañeros de equipo para organizar el juego, puesto que en unos días iba a ser la gran final. Las porristas ensayaban su rutina y fue entonces cuando llegó Missy, la ahora líder de todas las
Su voz encajó perfectamente en la situación, yo me levanté y corrí a tomarla en los brazos, la levanté hasta llevarla en uno de mis hombros, ella renegaba; la dejé caer en la cama de nuestra habitación. Yo me acosté arriba de ella agarrando sus brazos para que no se quitará. La besé hasta que ella se rindió y me siguió el beso. — ¡Basta! ¡Suéltame maldito infiel! —Exclamó enojada. Me levanté y la tomé de la mano para que ella también se levantara de la cama. —Perdón, no quise hacerlo. —Dije. Ella sacudió polvo invisible de su blusa y se puso de pie. —Si vamos a vivir perdonando al prójimo ya sería millonaria ¿No lo crees, Armacost? —Respondió con ironía. ¿ARMACOST? ¿En serio? Escuché perfectamente bien ese tono de llamarme por mi apellido… eso significaba sólo una cosa, estaba enojada. Más bien, estaba hirviendo en furia. —Oh vamos, cariño... —Rogué. — ¡No te atrevas a siquiera llamarme cariño! ¡Aléjate de mí, aléjate, aléjate! —Gritó golpeando mi pecho histéricamente. Yo la d
Empecé a sudar de los nervios y tan pronto miré que comentó, le respondí con “Oh, gracias linda, es tan gratificador que me felicites con esa energía de siempre. Te amo.” Literalmente a los segundos me llegó otra notificación de ella “Ya sabes, yo siempre con mi buena energía.” Definitivamente las había cagado, cometí una estupidez por culpa de la rabia del momento y ahora me encontraba en problemas. Vacilé unos segundos y miré que John se acercó a mí con un gesto de preocupación. —Oye viejo, ¿Que sucedió? Miré la foto. —Dijo mientras me mostraba su celular. — ¿Qué? ¡Ya todos la miraron! ¡Demonios! Se sentó en una silla a mi lado y me miró mientras me quitaba el celular de las manos. Se puso a leer los comentarios hasta llegar a los últimos. — ¡Pero qué idiota eres! —Exclamó levantando sus cejas. — ¿No te das cuenta en lo que te has metido? —Advirtió. Asentí con la cabeza y coloqué mis codos en las piernas mientras con mis manos movía mi cabello hacia atrás. Me sentía resignado.