¡Hola! Me alegra verte de nuevo, quiero agradecer tu apoyo a FRAUDE MATRIMONIAL. Cada detalle aquí tiene importancia y podemos ver eso ahora, al ver el motivo por el que Adam se embriagó capítulos atrás y que jamás aborreció a Hannah. También se revela la razón por la que Adam se ve con su ex, ¡aunque eso no es todo, hay razones impactantes que aún no vemos! ¡CONTINÚA LEYENDO CONMIGO!
Pasé mis dedos por su cabello, mirándolo con brillantes ojos excitados y respirando entre labios, recibiendolo con gusto. Nuestros alientos se mezclaban en la quietud de la habitación. ¿En qué momento habíamos pasado del jardín a la cama?—Te amo, Hannah —gruñó en mi oído por décima vez, balanceándose entre mis piernas de manera rítmica.Le respondí besando su mandíbula, gimiendo suavemente y rodeando su cuello con mis delgados brazos. Notaba el contorno de uno de sus brazos sosteniéndome por la espalda, apoyado en la curvatura cada vez más pronunciada en mi columna a causa del avanzado embarazo.—Nunca me fijé en ti porque me recordarás a Sabine —buscó mi mirada, ansioso. Me observó con expresión abrasadora, con unos encendidos ojos que, del habitual color avellana, habían pasado a un verde muy oscuro y profundo.Elevó una mano y, con cariño, me acarició la piel sudorosa de la mejilla y apartó mi cabello. Gemí sintiendo mi piel ardiendo, tan caliente que temí tener fiebre.—Me gustast
—¡¿Qué crees que haces?! —Adam miró a su padre con ojos enfebrecidos.Apretó mi mano con la suya con exceso de fuerza, claramente disgustado con la sorpresa que teníamos enfrente. Delante de nosotros, al lado de Dominic Baker, su guapa exmujer nos miraba con ojos chispeantes, sosteniendo una copa con la mano izquierda y apoyando el brazo derecho en el brazo de su exsuegro.—¿Me dirás a quién debo abrirle las puertas de mi casa? —inquirió su padre con disgusto y severidad.Miró a Sabine y le palmeó con cariño la mano, que se sujetaba a su brazo.—Fue mi hija por 7 años. Además, ella fue quién vino y me recordó esa fecha. Incluso organizó esta cena para todos.¿Fecha? Confundida, alcé los ojos, justo a tiempo para ver la mandíbula de Adam cerrarse fuertemente y desplazar una mirada iracunda hacía su ex.—¿Tú armaste este teatro? —le preguntó frunciendo los labios.Sabine se encogió de hombros y ablandó su mirada.—He celebrado contigo este día cada año, desde que nos conocimos. Y solías
Mientras Dominic resoplaba con el rostro enrojecido, Adam lentamente se llevó una mano a la mejilla, donde su padre le acababa de pintar los dedos al abofetearlo. Se tocó la cara con expresión asombrada, antes de mirar al techo y emitir una profunda exhalación, luego una risita breve, llena de incredulidad.—Te advertí que nunca volvieras a golpearme.Con una cara apática, miró a Sabine levantar el bastón y entregárselo a su padre. Este lo tomo con un arrebato enfurecido.—¡Muchacho estúpido! ¡Eres un desvergonzado! —le reprochó Dominic, llevándose una mano al pecho y pasando otra vez al pálido—. ¡Ojala... no fueses... mi hijo! ¡Bastardo! Al ver como el pobre hombre perdía fuerzas, la preocupación cambió mi semblante y traté de ir a ayudarlo, pero antes de poder dar medio paso, Adam me sujetó del brazo y me retuvo. Miró como su padre se tambaleaba, pero no había angustia o siquiera lástima, solo una nada escalofriante en su mirada.—¡Dios, Dominic! —fue Sabine quién lo ayudó a sentar
Esa era una noche importante. La más importante de nuestras vidas.Me observé al espejo una ultima vez para afinar detalles; verifiqué que mi plateado vestido de noche no tuviera arrugas y que el escote profundo no se moviera de su sitio; me aseguré que las pulserás en mis manos lucieran bien; me retoqué el maquillaje y las gramurosas sombras sensuales alrededor de mis verdes ojos.Por ultimo, pinté mis labios de un precioso rojo carmin y me calcé unas zapatillas altas. Mi apariencia era excelente.—Te ves increíble, Hannah —me susurró mi novio, abrazandome desde atrás y besandome en el hombro—. Esta será nuestra noche, estoy seguro. Hoy lograré un ascenso y al fin tú y yo nos casaremos.Le sonreí levemente desde el espejo. Aunque lo apoyaba y lo quería, ya no creía en él. Llevabamos como novios desde los 16 años y durante los ultimos 5 años, nos habiamos ido a vivir juntos, pero el matrimonio nunca llegaba. Ahora ambos teniamos 24 años y viviamos como pareja, pero él no era mi marido
Por más de un minuto, solo hubo silencio en ese bar vacío. A la distancia se podía oir la fiesta en el restaurante, pero allí dentro, podría incluso oirse una aguja caer al suelo. En mi cabeza, aún creía que todo eso era una broma, un gran chiste de un hombre millonario que se sentía aburrido y buscaba diversión al burlarse de nosotros.Y Sean pensaba lo mismo.—¿Está bromeando con nosotros, señor Baker? —inquirió con una risita confusa.Pero su jefe negó con seriedad y con suma calma, miró la hora en el rolex de su muñeca.—De ninguna manera. No acostumbro jugarles bromas a mis empleados. Lo que digo es completamente en serio.Mientras hablaba, le sirvió otro trago a Sean.—Estoy negociando con usted un ascenso a cambio de una noche con su mujer.Mi novio tomó el vaso y lo bebió lentamente, mientras yo seguía paralizada y Adam Baker explicaba su propuesta con mayor detalle.—Tiene una mujer hermosa a su lado, Sean —sentí su mirada y yo tuve qué apartar la mía para no enrojecer de nuev
¿Los hombres con dinero son distintos al resto?No lo sabía, pero ahora sabía una cosa qué hacía diferente a ese desconocido millonario de mi novio: y era su forma de besar. Nunca, en toda mi vida, alguién me había besado con tanto impetu y ardiente deseo, cómo si buscará devorarme y marcar mi alma. Con Sean los besos eran simples y habían dejado de ser apasionados casí desde el comienzo de nuestra relación, se habían vuelto vacíos y solo parte de una costumbre.Pero en ese oscuro pasillo, me di cuenta de aún existían hombres apasionados. Adam Baker me hizo probar mi primer beso real.—Disfrutemos esta noche, Hannah —murmuró su voz ronca, agravada por el deseo.Me acorraló contra la puerta del bar a mis espaldas, presionando su pesado cuerpo contra el mío y besandome de una manera tan intensa que no podía respirar y pronto comencé a notar un extraño y agradable sensación nacer en mis entrañas.Cuando se alejó, yo estaba sonrojada y con el corazón desvocado. Él me acarició el rostro una
Nos perdimos por los pasillos enormes de esa mansión, besándonos con frenesí, hasta terminar a las puertas de una habitacion en una zona oscura, apenas iluminada por las farolas del exterior. Jadeé cuando ese perfecto hombre pausó el beso para verme y acariciar mi rostro.—¿Puedo contar con que no saldrá corriendo? —bromeó, pero noté la verdadera duda bajo esa broma.¿Me iria a mitad de la noche? Sería imposible aunque quisiera, porque estaba en otro país. Además, una especie de necesidad comenzaba a despertar en mi sangre, era un deseo que yo nunca había experimentado a ese nivel.Le respondí con un corto beso y eso fue suficiente para que abriera la puerta. Nos internamos en el oscuro interior, sorteando los muebles hasta dar con la cama. Solté un suave jadeo cuando me hizo caer sobre las frescas sabanas de seda.Incluso en esa oscuridad, fui capaz de mirarlo a los pies de la cama, observandome todo el tiempo, mientras se quitaba la chaqueta y se aflojaba la corbata. Cuando se quitó
La luz del sol a tráves de mis parpádos me llevó a abrir los ojos y a estirar los brazos sobre la cabeza, sonmolienta y cansada. Las sabanas eran frescas y blancas, pero yo tenía tanto calor que me levanté y miré en torno. Ese lugar era muy distinto a mi pequeño cuarto en casa, no había botellas de alcohol ni el horrible olor a humedad que me despertaba cada mañana, sino un fresco aroma a flores y una vista estupenda de los bosques de alrededor.Bajé los ojos y me miré las manos, rememorando el tacto de esa noche, hasta ruborizarme. Me llevé las palmas a mi rostro caliente, reviviendo todo lo ocurrido, cada caricia, palabra y sonido que llenó esa habitación.—¿Ya ha despertado, señorita Clair? —una voz masculina cruzó la puerta, pero era diferente a la de él.Me descubrí los ojos. Entonces noté que me hallaba sola en esa enorme habitación, la persona que debería estar a mi lado, simplemente no estaba. En su lugar, había una pequeña nota y sobre él, un cheque. Al tomar la nota, leí un c