Hola, querida lectora. Agradezco de corazón el apoyo que le has dado a FRAUDE MATRIMONIAL. Espero continuemos juntas a lo largo de las actualizaciones que vienen, ¡la historia aún es joven y estamos a la puerta del drama! ¡SIGUE LEYENDO!
Volví a casa con la mente perturbada, con más preguntas que respuestas. ¿Qué me escondía Adam Baker? ¿Dolería cuando me enterará? Él me gustaba, había logrado abrirse paso hacía mis sentimientos sin demasiado esfuerzo, pero aún no lo amaba. No, no estaba enamorada de él. Me autoconvencí de ello cuando me detuve a observar el amplio espacio blanco y vacío, sobre la chimenea en el recibidor de la mansión."Era un cuadro familiar" Volví a oír la voz del mayordomo junto a mí.Ladeé el rostro y entrecerré los ojos. Como siempre, ese espacio desentonaba con la armonía del resto de la casa, pero ahora, me tomó solo un momento de análisis atar los hilos sueltos aquí y allá."Un cuadro muy personal, pintado por alguien de la familia y colocado aquí por el señor Baker, en la entrada de la casa para que todos pudieran verlo. El cuadro le gustaba mucho". Completó la voz de Antony en mis recuerdos.Alejé la mirada de ese desagradable vacío y subí las escalinatas tan rápido como mi embarazo me per
Con el semblante mudo por la sorpresiva declaración, continué observando el rostro de mi esposo. Un hombre atractivo, en sus 30s, con rasgos faciales occidentales y perfectos, cuyo cuerpo bien dotado, presionaba al mío contra la cama y encajaba a la perfección.Tenía una expresión intensa en la cara, apasionada y expectante.—Te amo, Hannah. Lo digo en serio.En mi garganta, una esfera de aire se acumuló y no dejó salir siquiera un suspiro. No reaccioné ni cuando apartó las sábanas que separaban nuestros cuerpos y comenzó a llenarme el escote de besos ansiosos.Ya antes había oído a un hombre decir amarme, me lo había repetido todos los días, por años, y al final, a la primera oportunidad, me había mandado al diablo. Así que, ¿cómo podría creerle a este tipo? ¿Podía confiar en la palabra de un hombre que me escondía los detalles de su anterior matrimonio y, peor, que aún se veía con su ex a mis espaldas?Me vino a la mente el misterioso auto en la puerta de la mansión, esperando con la
A diferencia de mi vestimenta habitual, que siempre elegía aquella que disimulará mi embarazo, esta vez escogí un entallado vestido que resaltará mis 17 semanas de gestación. Incluso puse empeño en mi maquillaje y en mi pelo, antes de salir de la habitación dejando a Adam durmiendo profundamente.Salí sin ningún contratiempo a medianoche y tomé mi coche, para después abandonar la propiedad en el mayor sigilo. Había citado a la exmujer de mi marido en un discreto restaurante, que yo frecuentaba con Sean y donde era seguro que no me encontraría con nadie del elevado círculo social de Adam.Cuando llegué al lugar, una mesera ya me esperaba y me guio hasta mi mesa. Ella ya se encontraba allí. La pude observar mientras caminaba hacía ella. Y las manos me sudaron. Sabine Baker era preciosa en el máximo sentido de la palabra. En el cuadro se notaba más joven, cerca de mi edad, pero los años le habían caído tan bien que se veía incluso mejor.—¿Hola? —me saludó con una sonrisa chispeante y atr
Lo primero que hizo Adam al llegar hasta donde Sabine y yo nos encontrábamos, fue usar su brazo sano para jalarme y colocarme detrás suyo. El aroma amaderado de su colonia, tan parecido al perfume sensual de su exmujer, invadió mis sentidos cuando se plantó frente a ella.Mi aturdimiento era tanto que no hice nada y tampoco hablé cuando su voz defensiva rompió la quietud de la noche.—¿Qué tratas de hacer, Sabine? —indagió duramente—. Te pedí expresamente mantenerte lejos de mi matrimonio.La noche era tan oscura que no fui capaz de ver la expresión de mi esposo, pero su voz rezumaba hostilidad y repudio.—¿Buscas llenarle la cabeza de cuentos? Te advierto que no te permitiré...—Yo no la busqué, seguro ya lo viste en el texto que ella misma me envió —lo interrumpió ella, manteniendo una actitud cortés—. Tu esposa me buscó a mí, Adam, no yo a ella.Adam no dijo nada al respecto, limitándose a ver fijamente a la guapa mujer con quién mantuvo una relación de 7 años. Sabine se abrazó a sí
Adam Baker nunca me iba a ceder el divorcio. Incluso había llegado al punto de ponerlo en el contrato de matrimonio como una cláusula irrompible, atada a sus caprichos y a su exclusiva decisión. Sí, algún día él firmaba el acta de divorcio y me hacía una mujer libre, sería por su elección personal y porque seguramente ya se habría cansado de mí.Pero mientras eso no pasará, mi vida quedaba atrapada a su lado. Había sido listo, no, más que eso, Adam era un tipo escalofriantemente astuto al incluir esa demente clausula en el contrato que me dio a firmar justo antes de llevarme al altar.Y yo fui tan tonta al firmar sin leer en donde me metía.Eso me dijo John cuando lo llamé y, tras hacerle jurarme que eso sería confidencial, le mostré una copia del contrato matrimonial. Él lo estudió con el ceño fruncido y finalmente expiró sin esperanza.—Vaya. Adam sin duda es un sujeto inteligente, no dejó ni una sola laguna legal.Mis hombros se hundieron y perdí la poca esperanza que aún conservaba
Pasé mis dedos por su cabello, mirándolo con brillantes ojos excitados y respirando entre labios, recibiendolo con gusto. Nuestros alientos se mezclaban en la quietud de la habitación. ¿En qué momento habíamos pasado del jardín a la cama?—Te amo, Hannah —gruñó en mi oído por décima vez, balanceándose entre mis piernas de manera rítmica.Le respondí besando su mandíbula, gimiendo suavemente y rodeando su cuello con mis delgados brazos. Notaba el contorno de uno de sus brazos sosteniéndome por la espalda, apoyado en la curvatura cada vez más pronunciada en mi columna a causa del avanzado embarazo.—Nunca me fijé en ti porque me recordarás a Sabine —buscó mi mirada, ansioso. Me observó con expresión abrasadora, con unos encendidos ojos que, del habitual color avellana, habían pasado a un verde muy oscuro y profundo.Elevó una mano y, con cariño, me acarició la piel sudorosa de la mejilla y apartó mi cabello. Gemí sintiendo mi piel ardiendo, tan caliente que temí tener fiebre.—Me gustast
—¡¿Qué crees que haces?! —Adam miró a su padre con ojos enfebrecidos.Apretó mi mano con la suya con exceso de fuerza, claramente disgustado con la sorpresa que teníamos enfrente. Delante de nosotros, al lado de Dominic Baker, su guapa exmujer nos miraba con ojos chispeantes, sosteniendo una copa con la mano izquierda y apoyando el brazo derecho en el brazo de su exsuegro.—¿Me dirás a quién debo abrirle las puertas de mi casa? —inquirió su padre con disgusto y severidad.Miró a Sabine y le palmeó con cariño la mano, que se sujetaba a su brazo.—Fue mi hija por 7 años. Además, ella fue quién vino y me recordó esa fecha. Incluso organizó esta cena para todos.¿Fecha? Confundida, alcé los ojos, justo a tiempo para ver la mandíbula de Adam cerrarse fuertemente y desplazar una mirada iracunda hacía su ex.—¿Tú armaste este teatro? —le preguntó frunciendo los labios.Sabine se encogió de hombros y ablandó su mirada.—He celebrado contigo este día cada año, desde que nos conocimos. Y solías
Mientras Dominic resoplaba con el rostro enrojecido, Adam lentamente se llevó una mano a la mejilla, donde su padre le acababa de pintar los dedos al abofetearlo. Se tocó la cara con expresión asombrada, antes de mirar al techo y emitir una profunda exhalación, luego una risita breve, llena de incredulidad.—Te advertí que nunca volvieras a golpearme.Con una cara apática, miró a Sabine levantar el bastón y entregárselo a su padre. Este lo tomo con un arrebato enfurecido.—¡Muchacho estúpido! ¡Eres un desvergonzado! —le reprochó Dominic, llevándose una mano al pecho y pasando otra vez al pálido—. ¡Ojala... no fueses... mi hijo! ¡Bastardo! Al ver como el pobre hombre perdía fuerzas, la preocupación cambió mi semblante y traté de ir a ayudarlo, pero antes de poder dar medio paso, Adam me sujetó del brazo y me retuvo. Miró como su padre se tambaleaba, pero no había angustia o siquiera lástima, solo una nada escalofriante en su mirada.—¡Dios, Dominic! —fue Sabine quién lo ayudó a sentar