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— Solo quiero llegar a casa, hoy es el día, hoy es...— Se decía Oleika emocionada a pesar del cansancio que la consumía, con unos cuantos conejos en sus manos.
Al tener veintidós años y no tener una loba, se sentía frustrada y sobajada por todos en la manada Brisa Nocturna, todos los integrantes de la manada cumplían una función.
Cazar, construir, ser parte del servicio imperial o entrenar para ser guerreros, pero en cada una de las tareas la pequeña y frágil Oleika no podía llegar a término, siempre se agotaba y alguien más debía pagar por su ineptitud.
Sin tener a su loba de apoyo físico y emocional, muchas de las cosas eran prácticamente imposibles para ella.
Además de siempre ser vista con desdén y recibir malos tratos de muchas personas que la rodeaban.
Golpes, desprecios, burlas, siempre mantenía la mirada en alto, sin importar lo difícil que fuera…
Pero estaba dispuesta a ganarse su lugar en la manada.
Por lo tanto había desarrollado distintas estrategias para compensar sus desventajas, y tenía todos los alrededores de la aldea llenos de trampas, las cuales revisaba cada mañana en cuanto salía el sol y poco antes del oscurecer.
Y hoy finalmente tenía algo que aportar al sustento de su casa, y sabía que con constancia podría ser parte importante de la manada Brisa Nocturna.
Enseñarles que no todo tenía que hacerse con el cuerpo, también podían utilizar a su favor, lo que la naturaleza les daba.
— ¡Oleika, Oleika!
Escuchó que le gritaban en medio de los árboles, en ese momento salió de entre la sombras Fraly, su única amiga.
— Finalmente te encuentro — susurró Fraly al mismo tiempo que se acercaba y abrazaba a Oleika llena de alegría.
La pelirroja recibió el abrazo complacida, le encantaba sentir el calor de su amiga, era como una manta a su alrededor, aunque no comprendía ¿de qué se trataba?
— ¡Finalmente Oleika! ¡Todo ha valido la pena! — Gritó Fraly sin contenerse más.
— ¿De qué hablas?— Oleika se alejó un poco para ver lo feliz y emocionada que estaba su amiga.
— Tu mamá quiere verte— dijo Fraly con una sonrisa, tomándola de los hombros para asegurarse que tenía toda la atención de Oleika— tu mamá está muy feliz y quiere verte, no te lo vas a creer pero… gracias a ti ahora sigue con vida.
— ¿A mí?— Repitió la pelirroja, aun sin comprender.
Una sensación de incredulidad e ilusión hicieron una combinación perfecta en el corazón de Oleika. Incluso supo que esa podría ser la emoción o sentimiento que tendría si llegaba a tener loba en algún momento de su vida.
— Ella atrapó a un lobo desertor debido a una trampa de las tuyas.
— ¿De verdad?— Oleika estaba inmersa en los cientos de pensamientos y las innumerables noches en las que había pedido a la Diosa Luna que la ayudara para encontrar su lugar en el camino y finalmente veía la luz.
Tendría el reconocimiento de su madre, finalmente podría ser abrazada por ella y obtener ese amor que tanto tiempo tenía necesitando y por el que había luchado de manera incansable.
— Me mandó por ti— dijo Fraly extendiendo su mano para que Oleika la tomara.
“Oh Diosa, tal vez” pensó Oleika “esta es mi función, este es mi lugar en la manada, protegerlos y ahora puedo encontrar mi lugar a pesar de no tener loba”
En medio de los árboles Oleika iba caminando de manera automática, como en una especie de nube irreal, a excepción de Patrick y su única amiga Fraly, lo que recibía de todo quien la viera eran desprecios o burlas, incluso humillaciones.
Desde pequeña había pasado su vida entre los árboles, los únicos que no la juzgaban, los únicos que no menospreciaban su existencia, estar rodeada de ellos la hacía sentirse completa, y en absoluta paz, incluso su madre era uno de esos tantos que habían puesto una espinita en su corazón.
Pero hoy, a partir de este momento, todo sería diferente, su madre podría reconocer sus capacidades y aceptar de todo lo que podía ser capaz.
Al momento de pasar por una pequeña senda en el camino y ver lleno de flores silvestres instintivamente Oleika se soltó de Fraly.
— ¿Qué haces?— preguntó su amiga.
— Le llevaré flores a mi madre, será un reinicio Fraly que limpiará heridas y desprecios de pasado.
Una bola se formaba en su pecho, presionando sus pulmones.
“Tal vez son todas esas lágrimas que llevo tanto tiempo guardando, lágrimas de felicidad y por fin tendré la oportunidad de derramarlas” Pensó Oleika emocionada, todo lo que le había pedido a la Diosa Luna se estaba haciendo realidad, no podía ambicionar más que esto en su vida.
Después de eso continuaron caminando y al llegar a donde estaba su casa, Oleika observó desde lejos a su madre y a su hermano esperándola en la puerta.
Esa imagen era completamente igual a lo que había soñado, ellos a la espera de su llegada, con sonrisas en sus rostros, aceptándola como una de ellos.
Sin pensarlo, corrió lo más rápido que sus pequeñas piernas daban, feliz y completa.
Hasta que en un instante, de repente, el suelo cedió ante su peso y una trampa enorme la tenía en sus garras.
“Las flores” pensó Oleika, quien recibió varios golpes al preferir poner sus brazos como forma de protección de las flores para su madre en su pecho que de su propio rostro.
Después de todo, representaban el reinicio de su familia, el reinicio de su vida.
“¿Cómo puede ser que haya caído en mi propia trampa? ¿Acaso estaba tan emocionada que no podía mantenerse a salvo ni ella misma? ¿Cómo pensaba mantener a los demás a salvo si ella misma era un completo desastre? ” Se cuestionó aunque la sensación de que algo estaba mal llegó a su mente y no la abandonó ni un solo segundo, era como una especie de zumbido que no la dejaba olvidar esa extraña sensación.
No recordaba haber puesto ninguna trampa aquí, específicamente esta área no servía para caza, sería una pérdida de recursos y esfuerzo mal aplicado.
Entonces ¿qué estaba pasando?
Cuando Oleika levantó la mirada, se encontró con su madre, quien la veía con determinación aunque siempre la había mirado de forma diferente a como lo hacía con su hermano, en este momento, ella le provocaba un escalofrío.— Mamá— Susurró ella al mismo tiempo que daba un paso hacia atrás discretamente.— Oleika, esta es mi recompensa para ti. La trampa que diseñaste es realmente útil.— Ella elogióAl oír esto, Oleika se levantó a pesar del dolor, levantó las flores en sus brazos y dijo— Mamá, estas son para ti. No están rotas.—¡Jajajaja! ¡Es tan estúpida! —Fraly agarró el ramo de flores silvestres y lo arrojó a sus pies—. ¿Todavía no lo entiendes? No eres más que una inútil. ¡Solo sirves para ser una esclava! Pero no te preocupes, hemos encontrado un comprador para ti.Provocando que Oleika cayera en el suelo después del impacto, un escalofrío contundente la atravesó por completo.— ¡Ah! pero ¿por qué?— Cuestionó Oleika al mismo tiempo que buscaba la mirada de su madre, pero lo que
La noche arreció y Oleika sentía mucho más frio, la jaula estaba llena de mujeres lobas, a pesar de estar en horribles condiciones, seguramente eran más fuertes que ella.De manera discreta se acercó a la loba que tenía a su lado y en cuanto tocó su piel un escalofrío satisfactorio la recorrió.Después de sentir que casi se congelaba un poco de calor era solo una esperanza en medio de tanto dolor.Pero el descanso duró poco, un golpe fuerte la hizo que se impactara de lleno con uno de los barrotes que tenía a su lado.— ¡Ah! — Gritó ella ante el dolor del impacto.— Aléjate de mí— ordenó la loba, quien a pesar de encontrarse en las mismas condiciones que ella, siendo una esclava, amarrada de manera humillante, la veía con superioridad.— te… tengo fri… frio— tartamudeó la chica.— ¡Silencio!- Gritó uno de los guardias que custodiaban la jaula.Un momento después Oleika apretó los dientes para no gritar, acababa de recibir una cubeta con agua helada como castigo, si sentía que le dolía
El clima se siente perfecto, los rayos del sol son de la temperatura idónea para sentirlos sobre la piel.— Patrick te he extrañado demasiado— Le dice Oleika con una sonrisa en el rostro al verlo llegar desde la densidad de los pinos— mira nuestro pequeño cachorro ya puede hablar.Un niño pequeño de poco más de un año, idéntico a Patrick está jugando con unos juguetes que Oleika le había hecho con sus propias manos.Oleika se siente feliz, en su cabaña llena de flores y con mucho amor.Su mate la abraza y la besa con mucha pasión y ella no puede evitar suspirar al no poder contener tanta felicidad en ella.Entre sus brazos se sentía plena y segura.De pronto escucha una palabra que la desconcierta.— ¡A todos, arránquenles el corazón! — ese grito hace que Oleika cierre los ojos impactada por lo que escucha y el tono tan grueso de la voz, pero gira la mirada y no nota nada distinto.La mirada de Patrick es alegre y su sonrisa es grande. ¿Se lo estaría imaginando?— ¡AH! ¡Maldito!— De n
Año 1500En una noche oscura y llena de frio, en medio del bosque en el que cada quien debe luchar por mantenerse con vida, se llevaría cabo una lucha ensangrentada entre dos razas que solían coexistir con una superflua paz.Hombres Lobos y brujas.En específico un aquelarre… Leiia.El cual es uno muy especial, ya que son del linaje más antiguo de brujas, por lo tanto pueden obtener respaldo y poder de sus antecesoras.Un linaje que pasó de generación en generación, donde este don solo lo podían tener las mujeres, a los hombres se les trataba como seres inferiores. En medio del cambio de estación en época de celo los hombres lobos después de varias noches, comenzaron a desaparecer sin dejar rastro alguno, ninguna manera de localizarlos, sin cuerpos por identificar.A pesar de los intentos exhaustivos de los compañeros de manada, nada daba resultado.Hasta que una noche una información clave llegó a los oídos del alfa de la manada Garra dorada.— Hijo necesito de tu apoyo, no podemo