Capítulo 1

Actualidad

— Solo quiero llegar a casa, hoy es el día, hoy es...— Se decía Oleika emocionada a pesar del cansancio que la consumía, con unos cuantos conejos en sus manos.

Al tener veintidós años y no tener una loba, se sentía frustrada y sobajada por todos en la manada Brisa Nocturna, todos los integrantes de la manada cumplían una función.

Cazar, construir, ser parte del servicio imperial o entrenar para ser guerreros, pero en cada una de las tareas la pequeña y frágil Oleika no podía llegar a término, siempre se agotaba y alguien más debía pagar por su ineptitud.

Sin tener a su loba de apoyo físico y emocional, muchas de las cosas eran prácticamente imposibles para ella.

Además de siempre ser vista con  desdén y recibir malos tratos de muchas personas que la rodeaban.

Golpes, desprecios, burlas, siempre mantenía la mirada en alto, sin importar lo difícil que fuera…

Pero estaba dispuesta a ganarse su lugar en la manada.

Por lo tanto había desarrollado distintas estrategias para compensar sus desventajas, y tenía todos los alrededores de la aldea llenos de trampas, las cuales revisaba cada mañana en cuanto salía el sol y poco antes del oscurecer.

Y hoy finalmente tenía algo que aportar al sustento de su casa, y sabía que con constancia podría ser parte importante de la manada Brisa Nocturna.

Enseñarles que no todo tenía que hacerse con el cuerpo, también podían utilizar a su favor, lo que la naturaleza les daba.

— ¡Oleika, Oleika!

Escuchó que le gritaban en medio de los árboles, en ese momento salió de entre la sombras Fraly, su única amiga.

— Finalmente te encuentro — susurró Fraly al mismo tiempo que se acercaba y abrazaba a Oleika llena de alegría.

La pelirroja recibió el abrazo complacida, le encantaba sentir el calor de su amiga, era como una manta a su alrededor, aunque no comprendía ¿de qué se trataba?

— ¡Finalmente Oleika! ¡Todo ha valido la pena! — Gritó Fraly sin contenerse más.

— ¿De qué hablas?— Oleika se alejó un poco para ver lo feliz y emocionada que estaba su amiga.

— Tu mamá quiere verte— dijo Fraly con una sonrisa, tomándola de los hombros para asegurarse que tenía toda la atención de Oleika— tu mamá está muy feliz y quiere verte, no te lo vas a creer pero… gracias a ti ahora sigue con vida.

— ¿A mí?— Repitió la pelirroja, aun sin comprender.

Una sensación de incredulidad e ilusión hicieron una combinación perfecta en el corazón de Oleika. Incluso supo que esa podría ser la emoción o sentimiento que tendría si llegaba a tener loba en algún momento de su vida.

—  Ella atrapó a un lobo desertor debido a una trampa de las tuyas.

— ¿De verdad?— Oleika estaba inmersa en los cientos de pensamientos y las innumerables noches en las que había pedido a la Diosa Luna que la ayudara para encontrar su lugar en el camino y finalmente veía la luz.

Tendría el reconocimiento de su madre, finalmente podría ser abrazada por ella y obtener ese amor que tanto tiempo tenía necesitando y por el que había luchado de manera incansable.

— Me mandó por ti— dijo Fraly extendiendo su mano para que Oleika la tomara.

“Oh Diosa, tal vez” pensó Oleika “esta es mi función, este es mi lugar en la manada, protegerlos y ahora puedo encontrar mi lugar a pesar de no tener loba”

En medio de los árboles Oleika iba caminando de manera automática, como en una especie de nube irreal, a excepción de Patrick y su única amiga Fraly, lo que recibía de todo quien la viera eran desprecios o burlas, incluso humillaciones.

Desde pequeña había pasado su vida entre los árboles, los únicos que no la juzgaban, los únicos que no menospreciaban su existencia, estar rodeada de ellos la hacía sentirse completa, y en absoluta paz, incluso su madre era uno de esos tantos que habían puesto una espinita en su corazón.

Pero hoy, a partir de este momento, todo sería diferente, su madre podría reconocer sus capacidades y aceptar de todo lo que podía ser capaz.

Al momento de pasar por una pequeña senda en el camino y ver lleno de flores silvestres instintivamente Oleika se soltó de Fraly.

— ¿Qué haces?— preguntó su amiga.

— Le llevaré flores a mi madre, será un reinicio Fraly que limpiará heridas y desprecios de pasado.

Una bola se formaba en su pecho, presionando sus pulmones.

“Tal vez son todas esas lágrimas que llevo tanto tiempo guardando, lágrimas de felicidad y por fin tendré la oportunidad de derramarlas” Pensó Oleika emocionada, todo lo que le había pedido a la Diosa Luna se estaba haciendo realidad, no podía ambicionar más que esto en su vida.

Después de eso continuaron caminando y al llegar a donde estaba su casa, Oleika observó desde lejos a su madre y a su hermano esperándola en la puerta.

Esa imagen era completamente igual a lo que había soñado, ellos a la espera de su llegada, con sonrisas en sus rostros, aceptándola como una de ellos.

Sin pensarlo, corrió lo más rápido que sus pequeñas piernas daban, feliz y completa.

Hasta que en un instante, de repente, el suelo cedió ante su peso y una trampa enorme la tenía en sus garras.

“Las flores” pensó Oleika, quien recibió varios golpes al preferir poner sus brazos como forma de protección de las flores para su madre en su pecho que de su propio rostro.

Después de todo, representaban el reinicio de su familia, el reinicio de su vida.

“¿Cómo puede ser que haya caído en mi propia trampa? ¿Acaso estaba tan emocionada que no podía mantenerse a salvo ni ella misma? ¿Cómo pensaba mantener a los demás a salvo si ella misma era un completo desastre? ” Se cuestionó aunque la sensación de que algo estaba mal llegó a su mente y  no la abandonó ni un solo segundo, era como una especie de zumbido que no la dejaba olvidar esa extraña sensación.

No recordaba haber puesto ninguna trampa aquí, específicamente esta área no servía para caza, sería una pérdida de recursos y esfuerzo mal aplicado.

Entonces ¿qué estaba pasando?

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