Capítulo 9.

Como cualquier otro ciclo,  la  noche da paso al día, Oleika respira profundo un momento antes de abrir la puerta de la habitación de Alfa líder Malcolm.

Pero sorpresivamente se encuentra con la habitación completamente vacía, a excepción de otra chica que se encuentra cambiando las cobijas de la cama.

— ¿Qué pasa? ¿Dónde se encuentra el alfa? — Cuestionó Oleika con una voz tímida y evitando hacer contacto visual.

En todo reino hay jerarquías y una persona libre que hiciera las labores de limpieza era digna de respecto de parte de una esclava, como ella.

“Además” se dijo “no quería provocar una lucha contra ella y el alfa solo por hablarle, no sabía lo que había sucedido realmente ayer pero no quería arriesgarse”

— Hoy se encuentra haciendo un recorrido de todos los territorios colindantes, normalmente se tarda todo el día, hasta el oscurecer.

Oleika siente un alivio envolvente, no tendría que verlo pronto.

“Me aterra pensar que quiera castigarme por haber entrado anoche” Piensa.

— ¿ Y qué haré hoy?— Oleika no había tenido un solo día de descanso desde que había llegado aquí.

No sabía que era lo que tenía permitido hacer, aunque el rostro de desconcierto de la muchacha no le  ayudo demasiado.

— ¿Cómo?— En ese momento la joven le sonrió de forma amistosa.— Lo que quieras hacer.

El corazón de Oleika se inflamó ante la alegría que la consumía.

“Puedo hacer lo que quiera” Pensó “Puedo conocer fuera de las paredes del castillo, después de la clínica no conozco nada y lo necesitaré para cuando escape”

Sin decir más, solo sonrío y se fue dando saltos de alegría con su largo cabello moviéndose como péndulo con cada movimiento.

Había caminado demasiado.

— Oleika debiste detenerte después de no saber cómo regresar. — En este punto ella estaba abrazándose a sí misma al mismo tiempo que veía en todas direcciones en busca de algo que le pareciera familiar.

El aire había refrescado y su vestido era de tela delgada, no le ayudaba en nada en este momento.

La luz del sol apenas se filtraba entre las copas tupidas de los pinos, haciendo unas sombras absolutamente siniestras por todos lados.

“No debí creerme valiente, siempre estoy equivocada con mis ideas” Se reclamaba a sí misma “Diosa mírame, me salvas la vida de forma constante y yo misma me pongo en peligro, soy una burla para ti, ¿Cuál  es mi destino?  ¿Por qué no solo me matas y ya evitamos tanto sufrimiento?  O hacerme ilusiones estúpidas.

En ese momento de introspección, detrás de uno de los troncos se escuchó un ruido extraño.

La espalda de Oleika estaba alerta y su nuca sintió un frio sepulcral.

“Creo que la solicitud fue muy rápida” Pensó Oleika  “¿Y si la cancelo?” Le pidió a la Diosa Luna al mismo tiempo que comenzaba a correr en dirección contraria del ruido.

Pero un gruñido fue el siguiente indicio que no estaba segura.

La caza fue una especie de broma, en cuestión de segundos Oleika estaba tirada en el suelo con alguien sobre ella aplastándola.

— Lo siento… Lo siento… — Comenzó ella —  No conozco el lugar si entré en su territorio fue sin querer.

Sabia de licántropos que no podían vivir en sociedad, así que se aislaban y eran muy obsesivos con que nadie se adentrara en su territorio.

Un silencio arrollador fue su respuesta. Poniendo a Oleika los nervios de punta.

— Desde hace mucho que estas siempre en mi camino— La voz la dejó confundida.

Ya había escuchado ese tono antes pero… ¿de quién?

La licántropo la tomo como un costal y la arrojó contra el tronco de un pino.

El golpe fue tan fuerte que saco el aire de los pulmones de Oleika.

— Te dije que me las pagarías.

Ahí de frente con la boca abierta haciendo un fuerte intento por respirar, Oleika se dio cuenta de quién era.

— ¿Tu?

Era la esclava que la había rechazado cuando ambas estaban en la jaula, cuando las habían bañado a ambas con agua helada, porque ella había querido calentarse un poco al acercarse a ella.

— Si yo, tu maldito chiste me costó días de recuperación en la clínica.

— Pero… ¿Por qué estás  haciendo esto?

— Porque ahora soy más que tú, y puedo disponer de ti.

Oleika no comprendía. Y su rostro lo mostraba, confusión completa.

Una carcajada de parte del licántropo la hizo estremecerse.

— ¿No lo sabes? Eres bastante estúpida— se acercó a Oleika hasta que quedó con el rostro solo a unos centímetros. — En esta aldea no existe la esclavitud, de hecho por eso nos rescataron para liberarnos — La licántropo saboreó cada palabra.

El rostro del licántropo era tenebroso disfrutando de ser quien tenía el poder, de ser quien le arrancaría la vida.

— Pero yo soy… El alfa…— Oleika no podía comprender nada, recordaba perfectamente cuando se lo había dicho Alfa Líder Malcolm.

“A partir de hoy, serás mi esclava personal” Esas habían sido sus pal abras.

El licántropo le tomo el cuello y comenzó a apretarlo, Oleika comenzó a lanzar golpes pero la fuerza de ella era incomparable con la de Oleika.

— Eres poco menos de basura, de todas las rescatadas eres la única que sigue siendo una esclava, m*****a defectuosa, seguro el alfa Líder Malcolm sabe que no tienes loba y por eso no te da la virtud de la libertad.

Los pulmones de Oleika ardían y su boca se abría desesperada por aire, pero nada llegaba.

Hasta veía puntitos de colores, pero  en ese momento el licántropo la arrojó de nuevo al suelo.

Oleika comenzó a jadear desesperada por llenar sus pulmones de aire.

— Cómo… Lo… sabes… — cuestionó Oleika sin poder hablar bien.

— Todas las que estábamos en ese maldito lugar lo escuchamos, tenemos excelente oído, es lógico pensar que eras algo defectuoso, m*****a inútil, ¿ Que harás en caso de ataque? ¿Correr y llorar como ahora?

Oleika sintió que algo perforaba su corazón, la historia se repetía, aunque había intentado dejar el pasado atrás, siempre la alcanzaba, seguía siendo una inútil para los ojos de los demás.

“Pero no quiero rendirme” Pensaba decidida, en ese momento tomó un montón de tierra y se la lanzó al rostro, para iniciar la carrera de nuevo. “No voy a rendirme”.

— ¡Suficiente de consideraciones!, eres solo un montón de basura, no mereces ser la esclava del Alfa Líder, ¡le haré un favor al matarte!—gritó la licántropo.

En ese momento la licántropo se transformó en una enorme loba, fue cuestión de un salto largo y derrumbó de nuevo a la  pelirroja.

Sus colmillos estaban expuestos y Oleika podía ver la felicidad en sus ojos, estaba atascando sus garras en su pecho, abriéndole la piel, iba a disfrutarlo.

No quería ver su propia muerte, así que cerró los ojos en espera de su último golpe.

Alana Aguilar

De nuevo a punto de morir!! Oleika tiene la sangre salada...

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