Una decisión, por pequeña que sea tiene el poder suficiente para cambiar radicalmente una vida. Como en este universo todo y todos estamos interconectados, a veces, tu vida dará un giro inesperado aunque la idea no te pertenezca. Puede ser una decisión que quizá tomó un desconocido, un amigo, tus vecinos, tu profesor de Matemática, el vendedor de legumbres, tu gato, tu perro... Mis padres, pensando todo el tiempo en lo que es mejor para mí, tomaron una importante decisión. Ellos, sin saberlo, disminuyeron la distancia que me separaba de él. Una brecha existente entre nuestras clases sociales, nuestras situaciones económicas, de personalidades y entre nuestro respectivos colores de piel. Esa persona, con ciertas características y maneras de actuar con las que no estaba muy acostumbrada a lidear, entró en mi vida, la cambió un poco y terminó siendo parte de ella.
Leer másMeses después...La brisa proveniente del mar acariciaba y refrescaba mi pielEn algunas ocasiones erizaba mis vellos. Alocaba mis rizos. Los hacía bailar a su ritmo natural. Mi nariz se llenaba y disfrutaba con el leve olor a salitre que viajaba en ese soplo.La arena mojada brillaba como un millón de monedas de oro debido a la resplandeciente luz de los rayos del sol. Se apreciaba esa marcada línea entre los diminutos granos secos, que volaban con el viento y los más compactos. Estos últimos, eran así por el beso constante de las olas.Olas que iban a morir a la orilla dejando tras ellas unas finas hileras de blanca espuma.Observaba todo desde el resguardo de una enorme sombrilla azul con listas verdes. Me proporcionaba una sombra deliciosa y me protegía del abrasador apretón del Astro Rey. Mi cuerpo estaba descansando en posición horizontal. Malamente me cubría un traje de baño blanco de dos piezas. Lucas lo eligió, por cierto. A mi
Lucas y yo nos encontrábamos sentados en Peace Garden C, durante la hora del descanso. Estábamos sentados en una banca, pensando y analizando muy bien cual sería el próximo paso; para no equivocarnos ni arrepentirnos cuando lo diéramos. A pesar de que la indecisión era compartida, era fácil notar que en Lucas había crecido más que en mí. Lo peor todo es que la mezclaba con sus impulsos.—¡Ya estoy harto!—Se puso en pie—Voy a la dirección a hablar con mi tía.—¡No, espera!—Lo hice detenerse en seco.Lo veía bastante estresado.—¿Qué tengo que esperar?—Un mejor momento. Ella ahora está muy ocupada. Deberías decirle, pero en su casa. Con calma.Suspiró enojado y se sentó a mi lado de nuevo. Apoyó sus codos en sus rodillas y tomó su cabeza. Metió sus dedos entre sus cabellos.—Necesitamos que Dakota lo sepa primero, Lucas. Ella es muy comprensiva y te aconsejará, inclu
Monté en el asiento del copiloto del auto de Lucas, mientras que él colocaba cuidadosamente las bolsas de la compra en el maletero. Llegó el olor del interior del vehículo a mi nariz. Respiré profundamente para sentir mejor ese aroma que ya conocía: el perfume de Lucas. Escuché el maletero cerrarse de inmediato.Él se sentó en silencio frente al volante. Estaba algo más que pensativo y yo me puse nerviosa por alguna razón.Lucas condujo hasta su casa. Durante el trayecto no estuvimos completamente en silencio, pero tampoco hablamos de algo fuera de lo común. Noté que quería reservar la noticia para el momento en que llegáramos.El auto entró lentamente en el garaje en reversa. Cuando estuvimos fuera tomó mi mano y me condujo a su habitación "Allá estaremos más tranquilos" me dijo. Subimos las escaleras y entramos en un cuarto.La casa tiene muchas habitaciones, pero esta en particular era en la que Lucas usualmente dormía. "La idea inic
No supe cuando pasaron esas dos semanas. Estaba muy ocupada con los chicos. Ellos no son malas personas; pero aún son un poco inmaduros. Es decir, se quieren pero discuten, se juegan bromas pesadas, se insultan. Me tocaba a mí, como única chica del grupo poner algo de orden. Recuerdo que siempre me paraba a pensar en qué haría Lisa.Con respecto a Frank, bueno, hacía tiempo que estaba extraño. Realmente sentía que tenía que hablar con él.Aquel sábado desperté temprano e intenté contactar a Lucas, pero su teléfono celular daba millones de timbres y él no contestaba. Me estaba preocupando mucho. Decidí llamar a su casa. Una de las chicas de la limpieza tomó la llamada y me dijo que "el señorito había salido temprano y no quería ser molestado". Agradecí a la chica por la información y colgué.Me desesperé. Era como si Lucas tratara de dejarme de lado en algo importante. Eso o se había ido con una zorra de esas que se tirarían delante
—¿Qué están haciendo todos ustedes aquí?—Preguntó Lisa a través del telefonillo de la puerta.—No protestes y sólo abre, Lisa—Contestó Michael—No te vas a deshacer de nosotros tan fácilmente.No escuchamos respuesta pero al cabo de un minuto Lisa estaba abriendo la puerta.—No puedo creer que...—Intentó decir.—Tú, cada día, nos conoces menos—Repuso Lucas alzando la mano en la que llevaba una botella de whisky de dieciocho años—No dejaremos que te vayas sin darte una despedida adecuada.Lisa hizo un gesto de sonrisa sutil.—Está bien, pasen. De todos modos, no puedo dejarlos fuera ni llamar a seguridad. No se vería bien.La tropa de personas que entró a la casa de Lisa estaba compuesta por Michael, Dylan, Kevin, Calvin, Lucas, Frank y yo. Brenda quería asistir pero tuvo que ir a otro lugar para resolver un compromiso personal. Ella le mandó muchos saludos a Lisa. Pi
Me encontraba tirada bocarriba sobre las sábanas de mi cama. Alrededor mío giraba, con furia, un tornado de pensamientos.Nada, tiré las cenizas de mi madre por el retrete."¿Cómo pudo Lucas hacer semejante atrocidad?¿No le pesó la conciencia?¿Acaso se ha vuelto loco?"Mi cabeza comenzó a doler bajo el peso de estas preguntas que se repetían dentro de mí una y otra y otra vez. Me levanté y quedé sentada en el borde del colchón. Sentía que el cerebro me palpitaba. Coloqué el dorso mi mano derecha casi instintivamente sobre mi frente, buscando cualquier indicio de fiebre. Comprobé que aquella migraña se debía a la impresión que me causaron sus palabras, no a una enfermedad.Bajé a la cocina en busca de un gran vaso con agua y de una aspirina.Saqué el frasco de un anaquel y luego caminé hacia el frigorífico. Extraje de este último una botella de plástico azul llena de agua. Cerré el refrigerador. To
En el momento en que leí las páginas del diario lo comprendí todo. Entendí la causa de que Lucas se sintiera como un insecto aplastado contra el pavimento en plano medio día de verano. Él leyó el antiguo diario de su madre por completo y descubrió toda la verdad: no es el hijo biológico de Richard, sino del doctor Gordory. Y por si eso fuera poco supo que toda esta artimaña fue planeada meticulosamente por su madre. Marie, se había aprovechado de lo que el doctor Lucas sentía aún por ella. Engañó a todos de una manera muy cruel; a Richard, a Dakota, a su hijo, a todas y cada una de las personas que conocen a los MillerGheats.Ella, estaba tan obsesionada con la idea de que Richard la amara que trajo al mundo a un par de hijos sólo para que les sirvieran de amarre.No tengo dudas de que Marie llegó a amar a sus hijos, pero su forma de ser y de pensar les hizo más daño que bien. Dakota estaba triste. Se encontraba muy mal debido a la muerte de su madre y Lucas s
Al día siguiente cumplí con mi rutina matutina tranquilamente. Salí de casa como de costumbre, porque si me hubiese desesperado habría levantado sospechas. Papá, me dijo que él tenía suficiente tiempo para llevarme a la escuela en su coche. Por supuesto esa fue una proposición a la cual me con sutileza. Él no insistió mucho, supongo que sabía que necesitaba mis momentos a solas.Me alegré mucho de que mis padres tuviesen esa manera de ser, tan compresiva. Por un breve instante me invadió el colosal deseo de confesarlo todo, de decirles que no me dirigiría hacia la escuela aquella mañana, pero me contuve.No existe ninguna ruta de autobús que llegue hasta las cercanías de la mansión de los MillerGheat. Sólo había una en especial, la T-32 que me dejaría más o menos a un kilómetro del lugar. Mi plan
Las cenizas de Marie fueron colocadas cuidadosamente dentro de un pequeño jarrón chino lacado en negro, con un complejo diseño tradicional de finas líneas de polvo de oro.Era un recipiente extremadamente exquisito y muy costoso.Hay quienes afirman que ella lo había comprado tiempo después de haber decidió que quería ser cremeda cuando muriera. No me resultó difícil creerlo. Marie era del tipo de persona que consideraba que todo en la vida tiene un patrón inquebrantable y que existe un modo perfecto de hacerlo todo. Supongo que no quería dejar cabos sueltos ni nada fuera de lugar aún después de su muerte.Era como si lo hubiese planeado todo. Como si supiese que iba a morir. Y quizás sea lo más probable porque ella muy bien que conocía sus problemas de salud. Pero como dijo el doctor Gordory: ella estaba tan obsesionada con el quirófano que iría hospital por hospital, de médico en médico, ofreciéndoles dinero hasta que alguien aceptara