Cuando ingresé en ese nuevo mundo creí que todo iba a estar bien y que en poco tiempo haría nuevos amigos. Los primeros tres días algunos chicos y chicas me hablaron. Mayormente para preguntarme cosas del mundo real. Un mundo sin limosinas, sin mayordomos, ni cuentas bancarias en Suiza. Yo estaba feliz de contarles como era la vida fuera de sus burbujas, pero misteriosamente, después de esos tres maravillosos días pasó mucho tiempo antes de que alguien me dedicara la palabra. Eso me resultó muy extraño. Era casi como si temieran por acercarse.
Comencé a sentir que algo así como un manto negro que se extendía sobre mí cada vez que pisaba ese lugar. En él las horas pasaban arrastrándose. Era difícil no sentirme incómoda. ¿Sabes lo complicado que era mantener mi salud mental metida ahí, sin querer estarlo, sin adaptación, sin amigos?Esa escuela para mí era desesperante y, no solo la escuela: los profesores, los alumnos, las clases, los pasillos, los baños, la cocina…
Todo lo que se encontrara dentro de esos cinco kilómetros cuadrados era extremadamente odioso. Odiaba esa palacio repleto de "príncipes" y "princesas" presumidos.Sin embargo he de admitir que no todo era malo. Para contrarrestar lo negativo que veía en ese lugar había algo muy positivo: muchos chicos irresistiblemente guapos. Obviamente no aspiraba a tener algo serio con ninguno, pero eso no me impedía mirarlos de reojo. Era genial notar como en algunos el uniforme se adhería a sus figuras atléticas, como se peinaban metiendo sus dedos en aquellos magistrales cabellos o como caminaban con paso seguro por los pasillos con sus mochilas colgándoles de un solo hombro.
En mi salón, uno de los chicos que más destacaba era Lucas Miller.
Él, no era el típico chico sexy que reprueba todas la asignaturas excepto gimnasia y que necesita que le ayuden con los estudios para que no repruebe el año. Al contrario, es extremadamente listo y un experto en casi todo lo que se ha propuesto a aprender. Cuenta con un metro con ochenta centímetros de alto, cabellera dorada y ojos de un muy brillante color café (que oculta tras lentes de contacto azules de vez en cuando). Es delgado, pero con un cuerpo bien moldeado y lleno de músculos bien definidos, resultado de las muchas horas que le dedica a el ejercicio físico.Siempre se le ve con sus tres mejores amigos: Michael, Dylan y Lisa.
Lucas era un sujeto bastante codiciado. Muchas de las chicas de la preparatoria soñaban con casarse con él para unir las fortunas de sus respectivas familias y luego divorciarse para quedarse con la mitad de los bienes. Otras, solo querían una noche de sexo intenso. Volverlo loco de placer, tanto que él olvidara que el condón estuviese roto o que no se lo había puesto en primer lugar. La idea era que Lucas eyaculará en sus entrañas, después de nueve meses tener un bebé y vivir de la manutención que debería darle el padre al niño hasta que fuera mayor de edad.
Sé que suena raro, pero esas eran algunas de las fantasías que escuchaba mencionar mientras estaba cumpliendo mi papel de fantasma.No sé lo que piensen los demás, pero yo considero que ese deseo de hacerlo padre para después vivir del niño es un poco de mujerzuela barata y mala madre.Aunque nunca lo había mirado más de dos segundo seguidos, ni dos veces durante el día. Cuando mejor lucía era luego de la clase de gimnasia. Después de tomar una ducha para deshacerse del olor a sudor, se vestía con el uniforme nuevamente. Con su cuerpo aún húmedo la camisa se transparentaba un poco y exhibía de forma sutil ese dorso, esa espalda y esos brazos de deportista que tiene.
Debido a todos los problemas que tuve con el proceso de adaptación mis notas comenzaron a descender.
La directora me advirtió que si no mantenía el rango de calificaciones establecido perdería el derecho de estar ahí. A pesar de que sonaba tentadora la posibilidad de volver a mi antigua vida, no me resultó gracioso pensar que eso conllevaría a que mi acumulado se arrastrara por los suelos. Decidí ser fuerte y proponerme a mí misma mejorar. Puse un poco más de empeño al estudio y al hecho de acostumbrarme a estar en mi nueva escuela.Lo curioso fue la solución que le dio mi directora al asunto. Ella me preguntó ¿sabes quién es Lucas?, a lo que respondí que sí. Lo siguiente que afirmó me impactó un poco "pues ya tienes a un tutor para que guíe tu estudio" luego se fue dejándome parada en medio del pasillo, estupefacta. "¿Qué?" hablé sola cuando logré recuperar el aliento"¿Lucas va guiar mi estudio? ¿Ese tipo arrogante va a ayudarme?"
Aún recuerdo cuando Lucas se enteró. Su expresión no fue de agrado, ni sus palabras tampoco "veo que todo lo podrido de la escuela termina recayendo sobre mí".
Nuestra relación fue durante un par de meses única y exclusivamente de tutor-reprobada pero solamente fuera del horario escolar. Durante el horario de clases pasaba de mí como si tuviese sarna o algo peor. Cuando estaba rodeado de sus queridos amigos fingía no conocerme. Prácticamente no hablábamos.Todos los días, después de las clases, teníamos que vernos en la biblioteca de la escuela para que él me "ayudara" a repasar las diferentes y muy diversas temáticas de las asignaturas.
Ayudar era lo que menos hacía. De hecho, estableció un ordenado patrón de acciones que repetía todos los días:1-Él llegaba una o dos horas tarde a la biblioteca.2-Se sentaba en una silla bastante lejos de mí.3-Hacía cualquier cosa inútil durante diez minutos, aproximadamente. A veces leía, otras hacía aviones, tiraba pelotas del papel al aire o simplemente se balenceaba en la silla masticando un chicle.4-Se acercaba a mí con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones de su uniforme y me decía "fue un placer ayudarte, de nada".5-Se iba dejando la puerta abierta.
Así era todos los días. Yo trataba de mirarlo lo menos posible o de nisiquiera mirarlo para prestar la mayor atención a los temas que necesitaba estudiar. No podía seguir reprobando porque sería expulsada. Mi promedio de notas caería y mis padres perderían los cinco mil dólares que tienen que pagar, cada tres meses para que yo conserve la matrícula.
Tampoco me quejaba.No podía decir que Lucas era un bueno para nada como profesor porque de esa manera los alumnos en general y sus fans en particular, en vez de ignorarme me iban a hacer la vida un infierno dentro y fuera de la escuela. No estaba dispuesta a sufrir de bullying por culpa de él.—¿Por una sola vez en la vida pudieras hacer las cosas bien? Eres tan engreído que vienes y me dices "fue un placer ayudarte, no me agradezcas" y nunca te has molestado por ser un buen compañero—le dije sin levantar la vista de mis libros. Luego alcé la mirada.
Él quedó parado frente a la puerta.
Tengo que admitir que me impactó su respuesta. Tragué grueso.
—Claro que te estoy hablando a ti imbécil ¿acaso ves a alguien más aquí?—tengo que admitir que tengo también un buen par de ovarios.
—No tienes que ser tan grosera—giró lentamente sobre su eje.
—Yo dejaré de ser "grosera" si tú dejas de ser tan soberbio—le pedí algo imposible en ese momento.
Lucas dibujó una sonrisa chueca en su rostro. Mostró así su impecable dentadura.
—¿Estás intentando negociar conmigo?
—Para nada. Yo, contigo, quiero el mínimo roce.
—Pues, vas por mal camino.
Puse los ojos en blanco, irritada.
—Te asignaron como mi compañero de estudios ¿Pudieras, por una vez ayudarme de verdad?—alzó una ceja—No es tan difícil. Sólo necesito que me expliques un tema de...
—¡Cállate!
Dejé de hablar y lo miré con rabia—¿Qué?
—¡Qué dejes de hablar!
—Muchachito insolente y presumido ¿Quién te crees que eres para decirme que haga silencio?
—¿Qué quién soy?—Sonrió de forma chueca y eso me sacó aún más de mis casillas—Das pena pequeña, aún no sabes dónde estás metida.
—Pues en una escuela diría yo.
—Una escuela para personas de la alta sociedad. Los adolescente que hay aquí tienen al menos un millón de dólares en el banco. ¿Cuántos tienes tú?
—¡Eso no te incumbe!
—Seguramente tu familia no tiene ahorrados ni cien mil dólares.
—¿Cuál es el objetivo de esta conversación?¿Recordarme que eres millonario? Eso lo sabía hace tiempo, así que deberías ahorrar tu valiosa saliva.
—Veo que no conoces tu lugar.
Suspiré para calmarme
—Niño de oro, tú tienes la vida resuelta, pero yo tengo que aprobar para poder llegar a ser alguien en la vida. La gente en el mundo real primero estudia; y luego trabaja para no morir de hambre ¿Lo entiendes?
—Estás perdiendo tu tiempo aquí-hizo una pausa—Lo olvidaba, tu tiempo no vale nada—soltó una leve risa.
Yo tenía unas colosales ganas de matarlo en ese momento por darme unas repuestas tan bruscas y tan poco gentiles. ¿Quién se creyó para hablarme así?
Canalicé mi ira mientras repetía para mis adentros "cálmate, cálmate y no le metas el lápiz en el cuello, por ahora"Miller caminó hacia mí manteniendo sus manos guardadas en los bolsillos de sus pantalones. En pocos pasos lo tuve delante. Entre él y yo solo se interponía la mesa.
—¿Sabes qué?—le dije haciendo un gesto de desprecio con la mano—olvídalo. Ya me las arreglaré sola. Error mío el de pedirte ayuda.
—¡Haz silencio! Ya te dije que tu voz me irrita.
—Entonces vete, para que no tengas que escucharla.
—Además, hace un momento, cuando estaba sentado lejos de ti, no vine ayudarte porque pensé que lo tenías todo bajo control.
—¡No seas cínico!—Di un golpe sobre la mesa, tan fuerte que hizo eco en la biblioteca—¡Ayudarme era tu deber!
—¿Deber? No, te equivocas.
—¿Entonces para que vienes a la biblioteca a diario?
Inclinó hacia la mesa, se apoyó sobre sus manos, acercó su rostro al mío.
Sonrió nuevamente.
—Para motivarte con mi presencia, princesa.
¿Princesa?
Un escalofrío nació en mi columna. Recorrió todo mi interior y murió en las puntas de los dedos de mis pies. Lucía realmente intimidante visto así de cerca. Mis piernas comenzaron a temblar y mis manos sudaban tanto que no podía sostener el lápiz correctamente. Aún así puse mi frente en alto. Le hablé con un tono de voz fortísimo que ocultó mi inseguridad.
—¡Yo no necesito motivación, ni tu presencia, necesito pasar el examen de mañana con una buena calificación! ¡Y si vas a estar aquí para ofenderme mejor será que te multipliques por cero.
Lucas apretó sus labios. Giró los ojos y suspiró con fuerza.
—Está bien, si para ti aprobar es tan importante te voy a ayudar.
—¿Qué debo hacer ahora?—utilicé un poco de sarcasmo—¿Aplaudirte, verdad?
—Si quieres me voy.
—Ahí está la puerta.
—Tranquila—otra vez dejó ver su sonrisa—estaba bromeando. Realmente lo voy a hacer porque me demostraste que eres una niña ruda, pero tienes que estar callada porque si no, me desconcentro ¿ok?—asentí moviendo la cabeza—Veo que aprendes rápido, eso es bueno porque no te explicaré nada más de dos veces.
Esa frase de "sólo porque eres una niña ruda" me gustó mucho y subió mi ego a la estratósfera. Estaba tan feliz de que me ayudara que decidí ser obediente y no hablar. No me iba a arriesgar a que ese bueno para nada me dejara la explicación a medias.
Se sentó junto a mí. Muy cerca, para que pudiera verlo y escucharlo a la perfección. Entendí todo en poco tiempo.Al día siguiente vi el exámen tan fácil que lo hice rápido y muy confiada. Después de aquella ocasión empecé con mi propia rutina:
1- Lo veía llegar tarde.
2-Lo ignoraba mientras estaba sentado lejos de mí.3-Si necesitaba su ayuda le pedía que se acercase y él acudía de mala gana a mi llamado.4-Permacía en silencio, atenta a su explicación.5-Cuando entendía todo, me quedaba haciendo algunos ejercicios del libro mientras lo escuchaba irse.Esos eran los breves momentos en los que le hablaba. En horario escolar pasaba por su lado y fingía que no existía. Aprendí a ser un poco como él.
Si tú me ignoras, yo te ignoro. Así de sencillo.Esa noche decidí dejar los libros escolares y las tareas a un lado para continuar con la lectura de una novela que me encanta. Narra la historia de una chica de dieciséis años llamada Silvia. Sus padres murieron en un incendio doméstico y ella quedó bajo la custodia de Edisnora, su tía por parte de madre. Esta señora manda a vivir a su sobrina a la casa de otro tío. Era un señor muy rico; pero que anteriormente había enfrentado problemas legales por pedofilia. Silvia, al enterarse, de que estaba viviendo con un ser pervertido y despreciable huye en medio de la oscuridad de la madrugada. Ambos deciden buscarla: el tío para abusar sexualmente de ella y Edisnora, para matarla y quedarse con la herencia.Estaba en una maravillosa nube de fantasía; pero el sonido de una llamada en mi teléfono celular hizo que me precipitara bruscamente hacia la realidad. Jenna, una de mis mejores amigas, era la causante de la llamada.Aparté el libro, no sin antes marcar la página
Para mi sorpresa (o no) Lucas no me habló en días ; yo tampoco a él. Quería tenerlo lejos. Tal vez es algo que resulta lógico; pero el beso que me dio no salía de mi cabeza. Moría de ganas de saber por qué lo hizo. Aunque las personas como él no necesitan motivos ni excusas. La próxima vez que le hablara le preguntaría. No iba a hacer una tormenta en un vaso con agua. Estaba tranquila porque en mi cabeza existía la idea de que esa "próxima vez" sería en muchos años o nunca.Era sábado tres de enero, el cumple de Jenna. Ella en honor a la fecha organizó una fiesta a la cual yo estaba invitadísima.El despertador sonó a las siete de la mañana y como siempre arruinó un bello sueño que tenía en aquel momento. Claro que no faltó el almohadazo que lo silenció. Era una preciosa mañana, el sol brillaba, las aves cantaban y yo me dirigí con cara de zombie a la cocina. Mamá me esperaba con un desayuno hipercalórico, que es mi favorito.
Al día siguiente sentía que la cabeza me quería explotar. Desperté incluso antes de que el despertador sonase. Aunque no sé el porqué no quito la alarma los fines de semana. No quería que llegara el lunes. Deseaba volver al día anterior y cambiar lo que hice, omejor dicho, lo que dejé que me hiciera.¿Alguna vez has sentido que tu mente y tu cuerpo se desconectan? ¿Qué ningún lugar es lo suficientemente bueno para estar?¿Haz temido que suene tu celular o que toquen a la puerta? Si respondiste que sí, al menos a una de las anteriores preguntas ¡Te felicito! puedes saber como me sentía en aquel momento. Pasé el día dando vueltas por mi habitación. Nunca imaginé que el tiempo pudiese transcurrir tan despacio. De vez en cuando bajaba a la cocina a buscar algo para comer. Preferiblemente de chocolate, porque es mi antidepresivo favorito.No fue un domingo muy interesante. Me acosté a dormir un poco después de las ocho. Estaba nerviosa y asustada, pero me convencí
Llegué a casa sana y salva. El chofer me dejó justo en frente del jardín y luego se despidió con una sonrisa amigable.Cuando abrí la puerta, estaban mis padres bien juntitos viendo la televisión, esperando para interrogarme.—Me resultó muy agradable el chicos de esta tarde—dijo papá interpretando el papel de policía bueno.—Hola para ustedes también-torcí la mirada.—¡Espero que sea decente y de buena familia! ¿Por qué no lo dijiste? ¿Por qué ocultaste que tenías novio—Habló el policía malo, mamá.—Lucas no es mi novio es solamente un...amigo confianzudo.—Eso es exactamente lo que decía tu madre cuando estaba saliendo conmigo. Creo que ahí hay algo más— insinuó papá.—Olvidé que últimamente ustedes no escuchan nada de lo que digo. Ahora voy a mi cuarto, estoy agotada.Subí a mi habitación de inmediato. Moría d
Desperté en mitad de la madrugada como si hubiese tenido una pesadilla. Encendí la luz de la pequeña lámpara que tengo a un lado de mi cama. Cuando miré a mi alrededor y comprobé que estaba en mi cuarto, me calmé un poco y volví a poner la cabeza sobre la almohada.Estaba sudando, muy agitada, sentía que todos los músculos de mi cuerpo ardían, tenía los vellos erizados y la piel de gallina. Además pude sentir húmedad entre mis piernas.Cerré mis ojos para intentar dormir otra vez pero volvieron a mi menteesas imágenes, como si fueran una película con contenido erótico.Ese despertar tan brusco fue por causa de un sueño para nada inocente que tuve con Lucas. Tomé mi celular para poder leer nuevamente el mensaje donde me decía "Te ordeno que esta noche sueñes conmigo".¿Cómo pudo meterse en mi subconsciente de esa manera?El sueño fue muy realista. Casi pude sentir a Lucas. Podía oler su arma de hombre, morde
Por alguna razón había comenzado a notar interesantes elementos en la odiosa personalidad de Lucas. Para decir las cosas literalmente como son: él había encendido dentro de mí varias de mis alarmas hormonales.Aquella noche recuerdo que la pasé con insomnio, pensando y pensando en él hasta que sonó el despertador.En el desayuno solo comí una manzana y bebí un taza de café,algo que es muy raro en mí. Joseph intentó provocarme con sus inmaduras indirectas. No me digné a contestarle, que es aún más raro.Mamá tocó mi frente pensando que tenía fiebre. Papá me preguntó un millón de veces si me sentía enferma y Joseph sólo dijo con indiferencia "Déjenla en paz, que de seguro está en sus días de la regla".Luego del desayuno papá me llevó a la preparatoria. Cuando llegamos fui directamente al salón de clases y pude ver que ni él ni sus amigo estaban."Todo ocurre por una razón, tal vez no debía verlo hoy. Seguramente anda divirtién
El tono de llamada de mi celular sonó al mismo tiempo que el despertador, dejándome sin opciones para seguir durmiendo. Tomé el reloj en un acto de rabia y lo lancé contra la pared, pero siguió sonando en el piso, desafíandome.No era el momento de perder la cabeza a causa de eso, así que decidí ignorarlo. Miré después la hora en mi celular. Seis y media de la mañana y ya Lucas estaba perturbándome la existencia. Obviamente mi teléfono sonó debido a las llamadas de él. Mientras revisaba el historial para ver desde cuando me estaba llamando. Abrí mi W******p. Quería revisar si había mensajes sin leer. En ese momento recibí una videollamada por la misma aplicación y la acepté.Mi cara en ese preciso momento era un desastre. Pasó por mi mente la ingenua idea de que tal vez él también estuviera en la misma situación pues era muy temprano. Al aceptar la llamada lo pude ver: estaba en pijama, pero bien peinado y desayunando acostado en la cama con una expresión extremadament
Salimos de aquel local tomados de la mano, como si en aquel momento hubiésemos sido novios. Caminamos así, juntitos, hasta el parque. Lucas me estaba haciendo reír muchísimo con sus ocurrencias inmaduras y de estúpido cretino. No tenía idea de que tuviera una faceta agradable. De hecho, había muchas cosas de él que no conocía hasta ese momento. Mientras caminábamos apreciamos el verdor y la belleza del parque. De repente me dijo:—Ahora que salimos de aquella cafetería puedo dejar de fingir que eres mi novia.Yo, que hasta ese momento me sentía dentro una película romántica regresé de golpe a la realidad.—Espera, espera ¿eso que significa?—le pregunté algo sorprendida.—Nada en especial es sólo que no me gustaba la idea de que estuvieras coqueteando con el mesero en mi presencia, así que tenía que entretenerte haciéndome pasar por tu novio. No tienes que aplaudirme.—C