Christian y Amy comparten muchas cosas. Mismos padres, mismos hermanos, incluso el día de su cumpleaños; pero, ¿la cama? ¿Qué tendrán sus padres que decir a eso? Un jugador de futbol, tosco e insensible, babeando el piso por aquella a la que llama "hermana". ¿Y ella? Esta es una secuela de la Serie Aventura, los hijos de Aventura de Una Ama de Casa Desesperada.
Leer másHola a todos y todas las que me leen. Les quiero agradecer, desde el fondo de mi corazón el que lean mis historias y les gusten, que comente y tengan esta historia aún presente.A este punto, definitivamente, les debo una disculpa por demorar tanto en publicar, por no haber terminado esta historia desde hace años. Todas las novelas publicadas en esta plataforma están terminadas, excepto esta, y es algo a lo que pienso poner solución a la brevedad.Para el día de mañana, sábado 14 de diciembre, publicaré nuevo capítulo.Les agradezco mucho la paciencia y la espera.No es fácil tener dos trabajos, estudiar literatura, dictar talleres de literatura a adolescentes, ser madre, y atenderme a mí misma. Se me dificultó equilibrar mi vida en todos esos aspectos y me tomé más tiempo del debido. Pero espero seguir escribiendo y publicando pronto.Estoy en un proyecto de una novela negra llamada Oliver Nash, lo que me ha costado porque el narrador es el mismo protagonista y escribir desde la voz
Amy Cierro la puerta de la habitación con cuidado para no despertarlo. Suficiente suerte tuve al lograr que me soltara de su acerado agarre. No hemos hablado luego de esa horrible cena que arruinamos con nuestra peculiar manera de dar noticias. Mamá y papá no volvieron a bajar, sólo vi a Charlie subir con té para mamá, mientras Lou parecía triste por mi hermano, quien simplemente se fue de la casa para estar solo, como siempre. Más que un acontecimiento feliz, parece que mi relación con Christian y mi embarazo han traído solo tristeza a esta casa. Es difícil darte cuenta de que tu felicidad no es compartida con las personas que amas, y que, por el contrario, esperan que tu vida sea un desastre sin conocer realmente lo que pasas. Me gusta no tener que andar con abrigos por toda la casa. Papá siempre se preocupó porque los cambios del clima, a lo largo del año, no nos afectaran. Así puedo caminar a pies descalzos por todo el pasillo hasta la cocina, tan oscura como es de esperarse. En
AmySonrío observando a cada uno de los integrantes de mi familia. A mis hermanos, a mis padres y a Christian. Papá ha hecho que los más pequeños cenen temprano y se fueran a sus habitaciones para que no tengamos ningún impedimento a la hora de dar nuestra noticia. Aun así, el vacío huye de mi pecho, aunque reconozco que desde que comparto mi tiempo con Christian, no pesa como antes. Jake ríe como hace mucho no lo veía, discute con Lou, como siempre, y come como si su estómago no tuviera fondo. Lou participa activamente en la discusión y come con cuidado. Me encuentro con la mirada de papá y sonrío ampliamente cuando él lo hace. Siempre ha tenido ese poder en todos nosotros, cuando se enoja nos asusta, cuando está feliz, lo que es la mayoría del tiempo, el lugar es pura alegría. A pesar de no estar muy feliz con Christian y conmigo, me da paz
Christian —¡¿Qué?! —chillamos, Jake y yo, realmente anonadados. Vaya. Eso no lo esperaba de mi hermano. Él es la persona más correcta que conozco, aún más que papá y mamá. Aunque la posición en la que lo encontré esta mañana en su apartamento con aquella vampiresa no era de alguien correcto. Miro a Lou, sus ojos se humedecen y niega. —Y yo que creí conocerte mejor que nadie, Lou —dice Jake, decepcionado, como si él fuera mejor que nosotros. Ciertamente se conocen muy bien y son amigos desde el jardín de niños, se volvieron inseparables desde el primer día hasta hoy. Yo lo doy todo por mi hermano, pero él confía más en Jake que en mí. Es como si hubiéramos hecho algún intercambio de hermanos, sólo que ahora Amy es mi mujer. Las vueltas de la vida y sus ironías. —Papá —murmura Lou, sin prestar atención a nuestras réplicas—. No hago nada malo. —Es casado, hijo. Espera, espera, espera. ¿Qué jodida m****a?
Christian No hay nada como tener la tranquilidad de que todo está bien. Deseo ver crecer a mi hijo dentro de ella y no perderme nada de este proceso, quiero ser un buen padre, ser como papá y amar a mi hijo porque es lo mejor que a ella y a mí nos ha sucedido jamás. Papá está enojado, joder, sus continuos mensajes furibundos y su constante acoso ya me tienen temblando. No he logrado concentrarme en los juegos de esta semana, he sido un penoso desastre del que Jessie se burla, y eso no ayuda a que mi nena esté más tranquila con lo que hemos venido a enfrentar hoy. Esta semana es la semana de descanso de nuestro equipo y eso me pone peor, no tengo escusas para escapar de este momento. Respeto a papá, ese es mi único temor. Si tan sólo Amy me hubiera escuchado y hubiéramos hablado con papá y mamá desde el primer instante, esto no estuviera sucediendo. Pero eso no se lo diré; joder, son desesperantes sus cambios de humor y escucharla llorar por t
Amy—Gracias por ayudar a los Bottom y dejar de hostigarlos —digo, muy sincera.—¿Es ese el idiota con el que sales? —Me mira con irritación, con decepción y desprecio.Mi hermano es tan…Por segundos lo odio.—No. No lo es.—Pero hay alguien que sí y pretendes presentarlo en la fiesta de navidad.Entrecierro la mirada hacia él, insegura de cómo comportarme a su lado. Preguntándome siempre qué tanto sabe de todo.Aunque, siendo sincera conmigo misma segura de que le conozco lo suficiente, ya hubiera armado un gran escándalo sobre mi relación con Christian.—Me extraña que no hayas investigado al respecto.Ríe y cruza sus piernas, toma un trago de su licor, uno pequeño.—Es muy temprano para beber.He intentado decírselo desde hace un
Amy Bajo del carro y suspiro al levantar la vista para contemplar el enorme edificio que papá construyó para tener algo que le recordara ese dulce momento en el que conoció al amor de su vida siendo un adolescente inexperto, y a quien reencontró tanto años después. Papá es un hombre de tanto corazón, entregado y decidido por lo que quiere, y eso es lo que todos nosotros hemos aprendido de él. También de mamá. Así que esta visita a casa tiene que ser definitiva. Darlo todo por mi familia. Por Christi y por mi hijo. El “Eztia” abre sus puertas para mí. La recepcionista, una mujer madura que trabaja aquí desde que este edificio abrió sus puertas, me saluda con entusiasmo mientras me acerco a ella. El chico a su lado, nuevo, al parecer, sonríe de esa manera profesional y de marca patentada para todo empleado de servicio al cliente. Cínico, ciertamente. No durará mucho. Una chica a su lado, también nueva, ladea la cabeza y murmura
ChristianPongo un poco de música y mis auriculares en los oídos. Dejo caer mi peso en el cómodo y amplio sillón del avión que nos llevará a nuestro último partido, donde nos dirán, al fin, si iremos a los playoffs. Joder. Estos idiotas aún lo dudan. Tenemos las mejores estadísticas, el mejor juego, la mejor jodida defensa. Seguimos siendo el primer equipo de la división este.Cierro los ojos y permito que la satisfacción de mi vida se vea a través de una sonrisa. Escucho la risa de Jessie al otro lado del pasillo luego de murmurar mi nombre con burla, levanto mi mano del apoyabrazos y exhibo el dedo medio para enseñarle una muy coherente señal de que me importa una mierda lo que piense.Estoy jodido y feliz.Bueno, quizás me sienta un poco inquieto por la reacción que papá está teniendo hacia nosot
AmyRetraigo mis manos, avergonzada por esas fuertes palabras nada amigables. Se sienta a mi lado, muy pegado a mí, y me mira con los ojos entrecerrados, ofendiéndome con sus sospechas, pero sé que también se divierte con mi vergüenza.Es tan idiota que me sorprende amarlo tanto.—No te golpeo porque sé que tu mujer lo hará en un rato —dice Elroy, con una sonrisa falsa que muestra lo tan ofendido que ha quedado por el escándalo de Christian, vociferando de esa manera con huéspedes alrededor—. Me retiro.Christian bufa y se acerca para darme un beso. Me alejo, con el ceño profundamente fruncido, odiando especialmente lo mucho que me divierte su falta de discreción.—Dame un beso —exige, fingiendo un gruñido que hace vacilar mi, ya de por sí, falsa determinación.—Estamos en público —