Amy
Bajo del carro y suspiro al levantar la vista para contemplar el enorme edificio que papá construyó para tener algo que le recordara ese dulce momento en el que conoció al amor de su vida siendo un adolescente inexperto, y a quien reencontró tanto años después. Papá es un hombre de tanto corazón, entregado y decidido por lo que quiere, y eso es lo que todos nosotros hemos aprendido de él. También de mamá.
Así que esta visita a casa tiene que ser definitiva. Darlo todo por mi familia. Por Christi y por mi hijo.
El “Eztia” abre sus puertas para mí. La recepcionista, una mujer madura que trabaja aquí desde que este edificio abrió sus puertas, me saluda con entusiasmo mientras me acerco a ella. El chico a su lado, nuevo, al parecer, sonríe de esa manera profesional y de marca patentada para todo empleado de servicio al cliente. Cínico, ciertamente.
No durará mucho.
Una chica a su lado, también nueva, ladea la cabeza y murmura
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Amy—Gracias por ayudar a los Bottom y dejar de hostigarlos —digo, muy sincera.—¿Es ese el idiota con el que sales? —Me mira con irritación, con decepción y desprecio.Mi hermano es tan…Por segundos lo odio.—No. No lo es.—Pero hay alguien que sí y pretendes presentarlo en la fiesta de navidad.Entrecierro la mirada hacia él, insegura de cómo comportarme a su lado. Preguntándome siempre qué tanto sabe de todo.Aunque, siendo sincera conmigo misma segura de que le conozco lo suficiente, ya hubiera armado un gran escándalo sobre mi relación con Christian.—Me extraña que no hayas investigado al respecto.Ríe y cruza sus piernas, toma un trago de su licor, uno pequeño.—Es muy temprano para beber.He intentado decírselo desde hace un
Christian No hay nada como tener la tranquilidad de que todo está bien. Deseo ver crecer a mi hijo dentro de ella y no perderme nada de este proceso, quiero ser un buen padre, ser como papá y amar a mi hijo porque es lo mejor que a ella y a mí nos ha sucedido jamás. Papá está enojado, joder, sus continuos mensajes furibundos y su constante acoso ya me tienen temblando. No he logrado concentrarme en los juegos de esta semana, he sido un penoso desastre del que Jessie se burla, y eso no ayuda a que mi nena esté más tranquila con lo que hemos venido a enfrentar hoy. Esta semana es la semana de descanso de nuestro equipo y eso me pone peor, no tengo escusas para escapar de este momento. Respeto a papá, ese es mi único temor. Si tan sólo Amy me hubiera escuchado y hubiéramos hablado con papá y mamá desde el primer instante, esto no estuviera sucediendo. Pero eso no se lo diré; joder, son desesperantes sus cambios de humor y escucharla llorar por t
Christian —¡¿Qué?! —chillamos, Jake y yo, realmente anonadados. Vaya. Eso no lo esperaba de mi hermano. Él es la persona más correcta que conozco, aún más que papá y mamá. Aunque la posición en la que lo encontré esta mañana en su apartamento con aquella vampiresa no era de alguien correcto. Miro a Lou, sus ojos se humedecen y niega. —Y yo que creí conocerte mejor que nadie, Lou —dice Jake, decepcionado, como si él fuera mejor que nosotros. Ciertamente se conocen muy bien y son amigos desde el jardín de niños, se volvieron inseparables desde el primer día hasta hoy. Yo lo doy todo por mi hermano, pero él confía más en Jake que en mí. Es como si hubiéramos hecho algún intercambio de hermanos, sólo que ahora Amy es mi mujer. Las vueltas de la vida y sus ironías. —Papá —murmura Lou, sin prestar atención a nuestras réplicas—. No hago nada malo. —Es casado, hijo. Espera, espera, espera. ¿Qué jodida m****a?
AmySonrío observando a cada uno de los integrantes de mi familia. A mis hermanos, a mis padres y a Christian. Papá ha hecho que los más pequeños cenen temprano y se fueran a sus habitaciones para que no tengamos ningún impedimento a la hora de dar nuestra noticia. Aun así, el vacío huye de mi pecho, aunque reconozco que desde que comparto mi tiempo con Christian, no pesa como antes. Jake ríe como hace mucho no lo veía, discute con Lou, como siempre, y come como si su estómago no tuviera fondo. Lou participa activamente en la discusión y come con cuidado. Me encuentro con la mirada de papá y sonrío ampliamente cuando él lo hace. Siempre ha tenido ese poder en todos nosotros, cuando se enoja nos asusta, cuando está feliz, lo que es la mayoría del tiempo, el lugar es pura alegría. A pesar de no estar muy feliz con Christian y conmigo, me da paz
Amy Cierro la puerta de la habitación con cuidado para no despertarlo. Suficiente suerte tuve al lograr que me soltara de su acerado agarre. No hemos hablado luego de esa horrible cena que arruinamos con nuestra peculiar manera de dar noticias. Mamá y papá no volvieron a bajar, sólo vi a Charlie subir con té para mamá, mientras Lou parecía triste por mi hermano, quien simplemente se fue de la casa para estar solo, como siempre. Más que un acontecimiento feliz, parece que mi relación con Christian y mi embarazo han traído solo tristeza a esta casa. Es difícil darte cuenta de que tu felicidad no es compartida con las personas que amas, y que, por el contrario, esperan que tu vida sea un desastre sin conocer realmente lo que pasas. Me gusta no tener que andar con abrigos por toda la casa. Papá siempre se preocupó porque los cambios del clima, a lo largo del año, no nos afectaran. Así puedo caminar a pies descalzos por todo el pasillo hasta la cocina, tan oscura como es de esperarse. En
Christian Christian Embisto con todas mis fuerzas, estrello mi hombro derecho contra el lateral izquierdo de mi contrincante, ese sonido seco y fuerte me hace sonreír. Roscoe se retuerce en el piso y levanto mi pulgar hacia él. No presto atención cuando el entrenador me grita que sólo es una práctica y que debo contener mi fuerza, mucho menos me intereso en los gritos e insultos de mis compañeros. Sólo a una persona le he dicho esto libremente, pero jugar ayuda a calmar mi cabeza, a concentrarme y pensar de la mejor manera. El fútbol me mantiene concentrado. Me ordenan salir del campo, lo hago obviando el mal humor de mis compañeros y sigo mi camino. Tengo dos semanas en este equipo y no fue mi mejor opción si hablamos de dinero, pero me gusta. —Eres un idiota —me acusa Ricky—. El doctor está revisando a Roscoe. Le dañarás la temporada. —No llores por tu mujercita —me burlo. Ese par siempre están juntos y se siente bien desqui
ChristianSu apartamento está a oscuras. Espero no demore y logremos cenar juntos. Papá está un poco preocupado por ella y continuamente me dice que venga a verla, pero sólo hasta hoy he sacado mis agallas para verla. Desde que empezó a trabajar en esa galería este verano se ha hecho amiga de una mujer unos años mayor que ella con un prontuario de prostíbulo. Ese comentario siempre nos hizo reír a Jake y a mí. Amy es una niña muy centrada, dulce y dedicada. Ama lo que hace desde los once años, allí encontró la manera de alejar sus pensamientos de la tristeza que le causó el abandono de su padre biológico, y se dedicó a pintar, aunque nunca nos ha mostrado uno de sus trabajos por voluntad propia. Encontró en la pintura lo que yo encontré en el futbol cuando tenía esa misma edad.Enciendo las luces, tanteando las par
AmyOdio los despertares como estos. Dolor de cabeza, garganta seca, huesos de gelatina y unas inexplicables ganas de llorar. Por eso odio beber. Me levanto de mi cama y me quejo, quisiera seguir durmiendo, pero ya no puedo con el dolor de cabeza y la garganta rasposa. Necesito tomar mucha agua.Camino hacia la cocina, odiando lo enorme de este lugar por hacerme caminar tanto para llegar a un lugar. Empujo la puerta de la cocina con desgano y me inclino sobre el lavaplatos, tomo agua de allí como un camello deshidratado y gimo al sentir el fresco en mi interior.—Al fin despiertas.Me sobresalto y termino salpicando toda mi cara, provocando esa risa tan ronca y profunda que me hace querer llorar, porque lo extrañaba. Miro a mi espalda, resoplo al verlo apoyado a la pared al lado de la puerta de la cocina, mirándome como si quisiera saltar sobre mi cuello. Demasiado serio, pero nada con lo que no sepa lidiar. Viste unos simples v