CAPÍTULO 86: LAMENTO LA DEMORA, PRINCESAMichaelCinco meses se sienten como una eternidad, pensé que no podría volver a ver a Natalie después de todo lo que había pasado, pero ahora que la tengo frente a mí, tengo una sensación de extrañeza ante ella. Sigue siendo su mismo rostro, su mismo cuerpo que me enloquece, pero hay algo diferente en su mirada, la inocencia y ternura que la caracterizaban se han ido para reemplazarse con un oscuro vacío de dolor.Natalie se pone de pie lentamente, no se acerca a mí.—¿Michael? No, eso es imposible, yo… te vi morir.—Soy yo, princesa, te lo prometo.Doy un paso adelante, el deseo que tengo por tenerla entre mis brazos me hace actuar impulsivamente.—No, mientes —dice levantando el arma y apuntándome directo al pecho.Levanto los brazos sin dejar de avanzar hacia ella.—Princesa, baja eso, te prometo que todo tiene una explicación, pero debemos irnos de aquí antes de que llegue la policía.Natalie no puede contener más las lágrimas en sus ojos,
Cinco años habían pasado desde aquellos oscuros días en los que Natalie creyó haber perdido a Michael para siempre. A pesar de la ira y el dolor que había consumido su corazón durante tanto tiempo, Natalie no pudo evitar rendirse ante el amor que aún sentía por él.Ahora, muchos años después de aquel fatídico día, Natalie y Michael habían formado una familia. Tenían gemelos, una niña y un niño, que eran la luz de sus vidas. La alegría de poder ser madre había sanado el vacío en su corazón, dejó atrás su sed de venganza y se convirtió en la esposa del jefe de la mafia, una posición de poder y respeto que nunca habría imaginado para sí misma.Juntos, Natalie y Michael habían superado todas las adversidades, fortaleciendo su amor y su unión. Aunque sus vidas habían sido marcadas por la tragedia y la violencia, habían encontrado la paz y la felicidad en los brazos del otro, sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier desafío que el destino les pusiera en el camino.
CAPÍTULO 1: ¿QUÉ OCULTAS, JEFA?MichaelCuando Natalie Dupont hace resonar sus tacones por los pasillos de Synergetech Solutions, no queda una sola alma que no se haga a un lado o entierre sus cabezas en los escritorios con la esperanza de que ella no los note.Nadie, excepto por mí.La mujer, con su cuerpo de reloj de arena, un perfecto cabello negro y un rostro tan bello como el de una modelo, entra en el piso de presidencia con la típica imponencia que emana su cargo, y es que ella no es otra que la CEO de la empresa. Hija de su fallecido padre Richard Dupont y quien le dejó todo a su cargo.Y es que tal vez a otros les intimide ver a semejante monumento entrar siendo la dueña del lugar; porque lo es, pero a mí no. Desde la primera vez que la vi supe que tenía que estar a su lado, aunque solo fuese; por ahora, como un simple asistente.Natalie pasa por mi lado y ni siquiera me nota, le miro embobado, admirando esas curvas que quisiera tener entre mis manos, hasta que ella se gira d
CAPÍTULO 2: ¿SE ENCUENTRA BIEN, JEFA?Michael—Michael, ¿la jefa está ahí? Tengo que entregarle unos documentos.—No. Vuelve después.—Pero puedo escucharla ahí dentro. Déjame entrar no seas así.—No insistas Georgina, no está disponible, pidió que nadie la interrumpiera.La molesta secretaria se va resoplando como caballo agitado. No tengo idea de cuánto tiempo más pueda mantener a todos alejados de la oficina. Me sorprende que lleve tanto tiempo con esa mujer embarazada allí dentro. Definitivamente algo extraño ocurre aquí, pero no puedo descifrar qué es.Cinco minutos después, otro más se acerca a la oficina, solo que esta vez se trata de Wade Kaulitz, uno de los miembros de la junta directiva. Verlo me hace recordar que se supone que hoy tienen una reunión.—Buenos días, señor Kaulitz, ¿en qué puedo ayudarlo? —pregunto con amabilidad.—¿Dónde está Natalie? La junta empieza en diez minutos.—Ya mismo le avisaré, descuide.El hombre asiente y se da media vuelta sin siquiera darme la
Michael La conexión casi mágica entre los dos se rompe de forma abrupta cuando ella me separa de su cuerpo a toda prisa. Carraspea su garganta y con las mejillas tan rojas que estoy seguro de que podría quemarme la mano solo de rozar su piel. —Mmm, y-yo… —De nada —contesto con galantería. —Por favor, retírate —me pide con tono severo. No le digo nada más, tan solo camino hasta la salida, no obstante, ella me detiene antes de que salga de la oficina. —Espera un momento. —Dígame, señorita Dupont. —La sonrisa se me borra de los labios cuando la veo con la computadora encendida y la página todavía ahí. —Lo has visto, ¿verdad? Dime, ¿ya lo sabes todo? —cuestiona enarcando una ceja. La verdad es que fácilmente puedo hacerme el desentendido, pero esta es una de esas oportunidades que solo aparecen una vez en la vida. ¿Qué posibilidades hay de acercarme más a ella que pretendiendo que sé de lo que me habla? Después de todo, yo solo vi un nombre desconocido y lo de la prisión. Y aunqu
Michael Amanezco la mañana siguiente con el sonido de mi celular reventándome los oídos. Estoy a punto de apagarlo, pero al ver el número contesto de inmediato. —Axel, ¿tienes la información que te pedí? —Por supuesto, pero a tu padre no le gustó nada que dieras señales de vida después de todos estos meses. Chasqueo la lengua, no tengo tiempo para preocuparme por mi padre ahora mismo. —Solo dímelo. —Está bien. El nombre que me diste es de un tipo condenado a muerte, se encuentra en la prisión estatal esperando el día de la ejecución. Al parecer cometió un asesinato por omisión contra la hija de un fiscal importante de California. —¿Asesinato? ¿Y qué relación tiene con los Dupont? —Eso no lo sé, no se esclarece muy bien, pero todo este asunto está muy raro. El hombre no tiene ningún antecedente, simplemente de pronto apareció en el sistema. —¿Sabes cómo fue el homicidio? —Sobredosis. —Bien, iré hoy mismo a la prisión a darle una visita al tal Cristhian Carter, prepara todo p
CAPÍTULO 5: CASATE CONMIGO, JEFA Michael —E-está bien, le contaré todo señor Reid —me dice el hombre luego de saber quién soy—. Pe-pero, prométame que me sacará de aquí. Niego lentamente con la cabeza y chasqueo la lengua repetidas veces. —Eso dependerá de la información que me des. Él traga en seco y suspira profundo. —Bien, empezaré. ¿Usted conoce al hermano de la señorita Natalie Dupont? —No. —Maddox Dupont, es un pequeño ricachón hijo de mami. Él sabía de la condición de mi familia porque nos conocimos en el bar donde yo trabajaba. Parecía buen chico al principio, pero me di cuenta pronto de que solo era un dr0gadicto. —Bien, pero ¿qué tiene que ver el hermano de la señorita Dupont con esto? —pregunto apoyando mis codos sobre la mesa. —Él fue quien mató a esa chica, a la hija del fiscal. Su nombre era Tatiana West. También fue una chica muy dulce, pero se juntó con la gente equivocada. La confesión me deja realmente sorprendido. No puede ser que este hombre esté diciendo
Natalie¿Qué me case con él? ¿Pero qué clase de insolente se cree que es? Claro, como me tiene entre sus manos cree que voy a ceder a cualquier petición absurda que me diga.Hace tan solo un mes y medio que Michael Reid trabaja para mí, pero tengo que admitir que me pareció atractivo desde la primera vez que lo vi. Sin embargo, eso quedó hasta ahí. Nunca en mi vida me he relacionado con nadie del trabajo y no pienso empezar a hacerlo ahora.No voy a negar que sus ojos negros y profundos me hipnotizan y su sola cercanía logra ponerme nerviosa de formas que no me gustan. A veces siento que me mira como si yo fuese un pequeño corderito y él, el lobo dispuesto a devorarme en la primera oportunidad. Pero ningún hombre va a intimidarme y si él piensa que puede chantajearme está muy equivocado.Lo empujo con fuerza lejos de mí y rápidamente me arreglo el vestido.—¿Quién crees que eres? —vuelvo a preguntar.—Esa es mi condición, princesa.—¡Insolente! ¡¿Cómo te atreves a traspasar la relació