POV MIAEl día transcurrió lentamente, cada minuto pesando más que el anterior. Mamá finalmente se quedó dormida en el sofá después de almorzar, y yo decidí aprovechar el silencio para relajarme un poco. La sensación de malestar seguía presente, pero intenté ignorarla, enfocándome en el hecho de que Sebastiano y yo habíamos tomado las cosas con calma después de días difíciles.Sin embargo, esa tranquilidad duró poco. Mi teléfono vibró en la mesa, y al alzarlo, vi un correo electrónico del laboratorio médico. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Recordé que, en el consultorio, había decidido dar mi correo en lugar del de Sebastiano para evitar que se preocupara antes de tiempo.Me levanté con cuidado, asegurándome de no hacer ruido y de no despertar a mamá. Caminé hacia el baño, cerrando la puerta tras de mí y bloqueándola. No quería interrupciones ni preguntas.Sentada en el borde de la bañera, abrí el correo con manos temblorosas. Había un archivo adjunto con los resultados. Respiré hon
POV MIAEl día siguiente llegó más rápido de lo que esperaba, y con él, la creciente ansiedad que había intentado mantener a raya durante toda la noche. Me desperté temprano, mucho antes de que Sebastiano siquiera se moviera, y me quedé mirando el techo, repasando una y otra vez las palabras que pensaba decirle.—Buenos días —murmuró Sebastiano con su voz ronca y adormilada, girándose hacia mí y envolviéndome en sus brazos.—Buenos días —respondí, tratando de sonar normal, aunque mi voz traicionó un leve temblor.—¿Dormiste bien? —preguntó, rozando mis labios con los suyos en un beso suave.—Sí, algo —mentí, porque la realidad era que no había pegado ojo en toda la noche.Sebastiano me observó por un momento más de lo necesario, sus ojos buscando algo en los míos. Era como si pudiera ver a través de mí, y eso me ponía aún más nerviosa.—Hoy tengo una reunión en la mañana, pero volveré para almorzar contigo —anunció, acariciando mi mejilla con ternura.—Está bien —dije con una sonrisa
POV MIACuando finalmente salí del baño, Sebastiano estaba allí, esperándome en el pasillo. Su postura era relajada, con las manos en los bolsillos, pero su mirada estaba fija en mí, penetrante, como si intentara leer lo que estaba sucediendo en mi interior.—Mia, tenemos que hablar —dijo, sin rodeos.—¿Hablar de qué? —traté de sonar despreocupada mientras pasaba junto a él, pero su mano se cerró con suavidad alrededor de mi muñeca, deteniéndome.—De lo que sea que estás escondiendo. Sé que algo pasa. Lo he notado desde esta mañana, desde antes de que fueras al baño.Mi corazón empezó a latir con fuerza, pero me obligué a mantener la compostura.—No estoy escondiendo nada, Sebastiano. Estoy bien, solo un poco cansada, eso es todo.Él entrecerró los ojos, claramente no creyéndome. Dio un paso hacia mí, invadiendo mi espacio personal como solo él podía hacerlo.—Mia, no me mientas. No a mí. ¿Qué está pasando? —insistió, su tono bajo pero cargado de una intensidad que me hizo temblar.—N
POV MIASebastiano no dejó de mirarme con esa intensidad que hacía que todo a mi alrededor desapareciera. Su mano seguía en mi mejilla, y la otra se movió con cuidado hasta mi abdomen, como si aún le costara creer que dentro de mí había una nueva vida. Una que era nuestra.—Esto cambia muchas cosas, Mia —dijo en voz baja, casi como si estuviera hablando consigo mismo—. Pero no cambia lo que siento por ti. Si acaso, lo hace más fuerte.Sus palabras fueron como un bálsamo para mi ansiedad. Sentí mis ojos llenarse de lágrimas otra vez, pero esta vez no eran de miedo, sino de alivio. De esperanza. Lo abracé con fuerza, hundiendo mi rostro en su cuello, dejando que la calidez de su cuerpo calmara mi corazón acelerado.—No quiero que te sientas presionada, pero necesito que sepas que voy a estar aquí. No importa lo que pase, no voy a huir de esto —continuó, susurrándome al oído—. Tú eres mi familia, Mia. Tú y nuestro bebé.Quise responderle, pero las palabras se atascaron en mi garganta. So
POV ALESSANDRO Cuando terminé la llamada de trabajo, me quedé un momento en silencio, mirando el teléfono en mi mano. Nunca en mi vida había considerado la posibilidad de ser padre. Siempre había estado enfocado en mi mundo, en mis negocios, en mantener el control de todo lo que me rodeaba. Pero con Mia, las cosas siempre habían sido diferentes. Sabía exactamente lo que estaba haciendo cada vez que estábamos juntos, sin ninguna protección. Nunca había pensado en las consecuencias, pero ahora estaban frente a mí, imposibles de ignorar.Mi primogénito. Nuestro primogénito.Cuando llegaron los resultados de los exámenes a mi correo también, sentí un escalofrío recorrerme. No era miedo, no exactamente, pero sí una sensación abrumadora de que mi vida acababa de dar un giro de 180 grados. Nada volvería a ser igual.La noticia me golpeó como un rayo. Me pregunté si sería un buen padre, si estaba preparado para esto. Quería ser como mi padre, un hombre fuerte, presente, alguien que pr
POV SEBASTIANODespués de regresar a casa, mi teléfono comenzó a vibrar insistentemente en mi bolsillo. Era un mensaje de uno de mis hombres, recordándome una junta importante que no podía posponer. Cerré los ojos por un momento, frustrado por tener que dejar a Mia tan pronto después de todo lo que habíamos vivido esta mañana.Me acerqué a ella, que estaba sentada cómodamente en el sofá, revisando algo en su teléfono. Su expresión tranquila y serena me hizo sentir un poco mejor.—Mia, tengo que atender una junta en la tarde —dije, inclinándome para besarla en la frente.Ella levantó la mirada, una pizca de preocupación cruzando por sus ojos.—¿Por cuánto tiempo?—No mucho. Un par de horas, tal vez menos. Pero no quiero que te quedes sola. Prefiero que vayas a casa de tu madre mientras tanto.Ella frunció ligeramente el ceño.—Sebastiano, puedo quedarme aquí. No tienes que preocuparte tanto.—No es negociable, Mia —respondí con firmeza, pero suavizando mi tono al notar su reacción—. No
POV SEBASTIANOLa mañana transcurría tranquila hasta que el timbre resonó por toda la casa. Fruncí el ceño. Era temprano para visitas inesperadas y las señoras del servicio tenían el día libre hoy. Dejé la taza de café en la mesa y me dirigí hacia la puerta. Cuando la abrí, ahí estaba mi madre, de pie en el umbral con una expresión que mezclaba irritación y determinación.—¿Qué haces aquí? —pregunté, directo, sin molestia aparente pero con la frialdad que siempre marcaba nuestras interacciones.Ella entró sin esperar una invitación, sus tacones resonando contra el mármol del piso. Cerré la puerta y la seguí hasta la sala, donde se sentó con la espalda recta, proyectando la misma autoridad que siempre había intentado imponer, incluso cuando sabía que ya no tenía ningún control sobre mí.—Tenemos que hablar, Sebastiano —anunció, cruzando las piernas con elegancia.Me apoyé contra el marco de la puerta, cruzando los brazos.—Adelante, te escucho.—He estado recibiendo llamadas de extorsi
POV SEBASTIANOPOV SEBASTIANOLa mañana estaba lejos de ser tranquila, incluso antes de que llegara a la oficina. Después del asunto con mi madre, mi paciencia ya estaba al límite, y la idea de enfrentarme a una junta importante no mejoraba mi humor. Pero los negocios eran los negocios. Nada, ni siquiera amenazas externas, podía interponerse entre mí y el control absoluto de mi imperio.Al llegar a la sede principal de Lombardi Corp., el edificio de vidrio y acero que se alzaba como un símbolo de poder en el corazón de la ciudad, todo estaba en marcha. Mi asistente, Chiara, me recibió en cuanto salí del ascensor privado, entregándome una carpeta con los detalles de la reunión.—El comité está reunido en la sala principal. Los representantes del proyecto están listos para presentar las proyecciones de expansión de los hoteles, y también necesitan tu aprobación para los presupuestos de renovación en las propiedades europeas.—¿Alguna novedad importante? —pregunté mientras caminábamos ha