CAPÍTULO 81

POV MIA

Cuando desperté al día siguiente, el sol ya estaba alto en el cielo. Sebastiano estaba sentado en un sillón frente a la cama, con un café en la mano y su mirada fija en mí. Parecía haberse levantado horas antes, pero su rostro mostraba una mezcla de preocupación y ternura.

—Buenos días, dormilona —dijo, dejando la taza sobre la mesa auxiliar.

—Buenos días —murmuré, mi voz todavía ronca por el sueño.

—¿Cómo te sientes?

Me tomé un momento para evaluar mi cuerpo. Las náuseas habían disminuido, pero aún sentía una ligera debilidad.

—Mejor, creo.

Él asintió, pero no parecía convencido.

—Ya hablé con un médico. Nos está esperando en su consultorio a las diez.

—Sebastiano, no es necesario. Probablemente solo sea estrés o algo que comí…

—No voy a arriesgarme, Mia. Vamos al médico, y punto —dijo con un tono que no dejaba lugar a discusión.

Suspiré, sabiendo que no tenía sentido pelear.

—Está bien.

Después de desayunar, Sebastiano me llevó al consultorio. Todo el camino permaneció en si
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