POV MIAEl día siguiente llegó más rápido de lo que esperaba, y con él, la creciente ansiedad que había intentado mantener a raya durante toda la noche. Me desperté temprano, mucho antes de que Sebastiano siquiera se moviera, y me quedé mirando el techo, repasando una y otra vez las palabras que pensaba decirle.—Buenos días —murmuró Sebastiano con su voz ronca y adormilada, girándose hacia mí y envolviéndome en sus brazos.—Buenos días —respondí, tratando de sonar normal, aunque mi voz traicionó un leve temblor.—¿Dormiste bien? —preguntó, rozando mis labios con los suyos en un beso suave.—Sí, algo —mentí, porque la realidad era que no había pegado ojo en toda la noche.Sebastiano me observó por un momento más de lo necesario, sus ojos buscando algo en los míos. Era como si pudiera ver a través de mí, y eso me ponía aún más nerviosa.—Hoy tengo una reunión en la mañana, pero volveré para almorzar contigo —anunció, acariciando mi mejilla con ternura.—Está bien —dije con una sonrisa
POV MIACuando finalmente salí del baño, Sebastiano estaba allí, esperándome en el pasillo. Su postura era relajada, con las manos en los bolsillos, pero su mirada estaba fija en mí, penetrante, como si intentara leer lo que estaba sucediendo en mi interior.—Mia, tenemos que hablar —dijo, sin rodeos.—¿Hablar de qué? —traté de sonar despreocupada mientras pasaba junto a él, pero su mano se cerró con suavidad alrededor de mi muñeca, deteniéndome.—De lo que sea que estás escondiendo. Sé que algo pasa. Lo he notado desde esta mañana, desde antes de que fueras al baño.Mi corazón empezó a latir con fuerza, pero me obligué a mantener la compostura.—No estoy escondiendo nada, Sebastiano. Estoy bien, solo un poco cansada, eso es todo.Él entrecerró los ojos, claramente no creyéndome. Dio un paso hacia mí, invadiendo mi espacio personal como solo él podía hacerlo.—Mia, no me mientas. No a mí. ¿Qué está pasando? —insistió, su tono bajo pero cargado de una intensidad que me hizo temblar.—N
POV MIASebastiano no dejó de mirarme con esa intensidad que hacía que todo a mi alrededor desapareciera. Su mano seguía en mi mejilla, y la otra se movió con cuidado hasta mi abdomen, como si aún le costara creer que dentro de mí había una nueva vida. Una que era nuestra.—Esto cambia muchas cosas, Mia —dijo en voz baja, casi como si estuviera hablando consigo mismo—. Pero no cambia lo que siento por ti. Si acaso, lo hace más fuerte.Sus palabras fueron como un bálsamo para mi ansiedad. Sentí mis ojos llenarse de lágrimas otra vez, pero esta vez no eran de miedo, sino de alivio. De esperanza. Lo abracé con fuerza, hundiendo mi rostro en su cuello, dejando que la calidez de su cuerpo calmara mi corazón acelerado.—No quiero que te sientas presionada, pero necesito que sepas que voy a estar aquí. No importa lo que pase, no voy a huir de esto —continuó, susurrándome al oído—. Tú eres mi familia, Mia. Tú y nuestro bebé.Quise responderle, pero las palabras se atascaron en mi garganta. So
El sonido sordo de mis puños golpeando el saco de boxeo resonaba en la sala de entrenamiento, una sinfonía de frustración y rabia que había sido mi compañera constante. Cada golpe era un recordatorio de la venganza que se me escapaba entre los dedos, como si el saco de boxeo pudiera absorber la oscuridad que me consumía.La imagen de Isabella, mi dulce hermana. Seguía atormentándome. Vittorio Morelli, el jefe de la Cosa Nostra, aún caminaba libre, y mi búsqueda de justicia se convertía cada día más en una lucha contra el tiempo y la impotencia.Mis músculos ya estaban tensos y el sudor resbalaba por mi frente cuando la puerta chirrió al abrirse. Todos sabían que cuando entrenaba no podían molestarme, a menos que fueras Niccoló, mi mejor amigo y aliado en esta venganza, Isa era como una hermana para él.El nombrado entró con una sonrisa que no lograba ocultar la excitación en su rostro.—Marco, amigo mio, tengo buenas noticias para ti —anunció, con una mirada llena de complicidad.Dejé
POV VALENTINA MORELLILa expectativa y el temor se mezclaban en mi mente mientras aguardaba la llegada del guardaespaldas que mi padre había decidido asignarme. La sola mención de su apodo, "la bestia", había encendido una chispa de aprensión que ardió en lo más profundo de mis pensamientos.Cada sonido fuera de la puerta aumentaba mi ansiedad. Saber que este hombre, conocido por su ferocidad en peleas y aparentemente desprovisto de emociones, se convertiría en mi sombra protectora, me sumergía en una inquietud incontrolable. ¿Cómo podía confiar mi seguridad a alguien tan imponente y aparentemente despiadado?Las historias sobre él se propagaban como sombras susurrantes, creando una imagen de un individuo sin tacto, un ser cuya presencia resonaba más como una amenaza que como una protección. La sola idea de compartir mi espacio con alguien tan distante y enigmático me hacía cuestionar las decisiones de mi padre.—Hija, buenos días —giré para encontrarme con la figura de mi padre, emer
POV MARCO RICCI Me repetía una y otra vez las razones por las cuales aún no podía llevar a cabo el asesinato de Vittorio, aun a pesar de las oportunidades que se me estaban presentando y que seguramente continuarían surgiendo en el futuro. Asesinarlo tan pronto sería demasiado sencillo; mi estrategia era sembrar el caos dentro de la Cosa Nostra. Posteriormente, cuando Vittorio estuviera sumido en la confusión de tantos golpes provenientes de diferentes direcciones, sería el momento de atacarlo. Quería revelarle toda la maldita verdad mientras se desangraba, obligándolo a enfrentar las consecuencias de sus acciones.Él tenía que sufrir y lo haría.Gracias al cielo era la última clase que tendría Valentina, y eso me brindaba la oportunidad de llevarla nuevamente a casa. Este tiempo adicional me permitiría estudiar minuciosamente la disposición de las alarmas, cámaras de seguridad y aprender los horarios de los guardias. Mi pierna se movía impacientemente; la espera no era precisamente
POV VALENTINATemblaba mientras permanecía agachada, abrazando mis piernas con fuerza. Las lágrimas no dejaban de caer mientras mi mente se llenaba de escenarios horribles. Estaba tan asustada, pero mi mayor preocupación era Marco; si le pasaba algo por mi culpa, no me lo perdonaría.No podía decir cuánto tiempo llevaba en esa posición, pero sabía que era suficiente como para ya no sentir mis piernas. Los disparos habían cesado hace unos minutos, pero simplemente no quería enfrentar la realidad.Marco vendría por mí. Marco estaría bien, él lo había prometido. Esa certeza era la única cosa que me daba un poco de consuelo en medio de todo el caos y el miedo.Cuando empezaron a escucharse unas fuertes pisadas, me encogí aún más en mi lugar y cerré los ojos, preparándome para el posible estruendo de las balas. Sin embargo, el impacto nunca llegó. Abrí los ojos de inmediato y jadeé de sorpresa al verlo frente a mí, ileso.No sé cómo mis piernas encontraron la fuerza, pero me levanté de inm
POV VALENTINAEl agradecimiento se deslizó de mis labios en un susurro, apenas perceptible— Muchas gracias por todo —murmuré—. Por salvarme y por tu hospitalidad, cocinas muy bien.Él asintió lentamente, mientras continuábamos caminando hacia la entrada de mi hogar. Pero la distancia entre nosotros parecía haberse ensanchado aún más. Nuevamente estaba el inaccesible guardaespaldas.—¿Entrarás? —pregunté, buscando romper la barrera que se había erigido entre nosotros.—Debo reportarlo —respondió con sequedad, abriendo la puerta para mí y dejándome pasar primero.Sus palabras cortantes resonaron en el aire. Mi interior se hundió con la frialdad de su tono, pero mantuve la compostura mientras continuaba el camino hacia las escaleras. Sin embargo, un impulso irresistible me detuvo antes de que pudiera retirarme por completo.Me giré para enfrentarlo, encontrándome con su mirada gélida que parecía atravesar mi alma.—Hasta mañana —dije, no queriendo irme, no sabía por qué, pero no quería