POV SEBASTIANODespués de regresar a casa, mi teléfono comenzó a vibrar insistentemente en mi bolsillo. Era un mensaje de uno de mis hombres, recordándome una junta importante que no podía posponer. Cerré los ojos por un momento, frustrado por tener que dejar a Mia tan pronto después de todo lo que habíamos vivido esta mañana.Me acerqué a ella, que estaba sentada cómodamente en el sofá, revisando algo en su teléfono. Su expresión tranquila y serena me hizo sentir un poco mejor.—Mia, tengo que atender una junta en la tarde —dije, inclinándome para besarla en la frente.Ella levantó la mirada, una pizca de preocupación cruzando por sus ojos.—¿Por cuánto tiempo?—No mucho. Un par de horas, tal vez menos. Pero no quiero que te quedes sola. Prefiero que vayas a casa de tu madre mientras tanto.Ella frunció ligeramente el ceño.—Sebastiano, puedo quedarme aquí. No tienes que preocuparte tanto.—No es negociable, Mia —respondí con firmeza, pero suavizando mi tono al notar su reacción—. No
POV SEBASTIANOLa mañana transcurría tranquila hasta que el timbre resonó por toda la casa. Fruncí el ceño. Era temprano para visitas inesperadas y las señoras del servicio tenían el día libre hoy. Dejé la taza de café en la mesa y me dirigí hacia la puerta. Cuando la abrí, ahí estaba mi madre, de pie en el umbral con una expresión que mezclaba irritación y determinación.—¿Qué haces aquí? —pregunté, directo, sin molestia aparente pero con la frialdad que siempre marcaba nuestras interacciones.Ella entró sin esperar una invitación, sus tacones resonando contra el mármol del piso. Cerré la puerta y la seguí hasta la sala, donde se sentó con la espalda recta, proyectando la misma autoridad que siempre había intentado imponer, incluso cuando sabía que ya no tenía ningún control sobre mí.—Tenemos que hablar, Sebastiano —anunció, cruzando las piernas con elegancia.Me apoyé contra el marco de la puerta, cruzando los brazos.—Adelante, te escucho.—He estado recibiendo llamadas de extorsi
POV SEBASTIANOPOV SEBASTIANOLa mañana estaba lejos de ser tranquila, incluso antes de que llegara a la oficina. Después del asunto con mi madre, mi paciencia ya estaba al límite, y la idea de enfrentarme a una junta importante no mejoraba mi humor. Pero los negocios eran los negocios. Nada, ni siquiera amenazas externas, podía interponerse entre mí y el control absoluto de mi imperio.Al llegar a la sede principal de Lombardi Corp., el edificio de vidrio y acero que se alzaba como un símbolo de poder en el corazón de la ciudad, todo estaba en marcha. Mi asistente, Chiara, me recibió en cuanto salí del ascensor privado, entregándome una carpeta con los detalles de la reunión.—El comité está reunido en la sala principal. Los representantes del proyecto están listos para presentar las proyecciones de expansión de los hoteles, y también necesitan tu aprobación para los presupuestos de renovación en las propiedades europeas.—¿Alguna novedad importante? —pregunté mientras caminábamos ha
POV MIAMe desperté temprano, con el suave murmullo de los pájaros y el tenue resplandor del sol filtrándose a través de las cortinas. Sebastiano ya no estaba en la cama, lo cual no me sorprendió. Su rutina comenzaba mucho antes que la mía, siempre persiguiendo el próximo movimiento en sus negocios. Aun así, me pregunté cómo estaría después de la reunión tensa que tuvo el día anterior.Deslicé los pies fuera de la cama y me puse una bata ligera. Aunque el embarazo comenzaba a pasar factura en mis niveles de energía, decidí hacer un desayuno sencillo. Necesitaba algo ligero que calmara mi estómago revuelto.Al entrar a la cocina, el familiar aroma del café fresco ya llenaba el aire. Pero lo que no esperaba encontrar era a la madre de Sebastiano sentada en uno de los taburetes de la isla, con una taza de café perfectamente preparada frente a ella y una expresión de desaprobación que prácticamente podía cortar el aire.—Buenos días, signora Lombardi —saludé, intentando sonar más tranquil
POV MIADecidí bajar a la cocina alrededor de las cinco de la tarde. Tenía hambre, pero esta vez no quería pedir comida. Había algo en mí, una necesidad de hacer las cosas por mi cuenta, aunque no estuviera acostumbrada a ello. Además, un antojo específico empezaba a rondarme la mente, algo que no podía ignorar.Al entrar a la cocina fui directamente a abrír el refrigerador en busca de inspiración, y allí lo vi: un hermoso lomo de res, perfectamente sellado al vacío. En cuanto lo vi, supe que eso era exactamente lo que quería. Lomo asado, jugoso, con un acompañamiento sencillo pero delicioso.Saqué el lomo del refrigerador y lo coloqué sobre la encimera. Luego busqué los ingredientes que necesitaba: sal marina, pimienta, ajo fresco, romero y aceite de oliva. Mientras reunía todo, un pequeño cosquilleo recorrió mi pecho. Era raro emocionarme por cocinar, pero había algo especial en este momento. Tal vez era la idea de satisfacer ese antojo. Mi primer antojo de embarazada.Tomé un cuchi
POV MIALa cena había terminado, pero el ambiente en casa aún cargaba un peso sutil. Sabía que Sebastiano intentaba manejarlo todo a la perfección: su madre, nuestras vidas, su trabajo. Era su naturaleza, pero no dejaba de sorprenderme la forma en que se esforzaba por protegerme, incluso de las personas más cercanas a él.Cuando subimos a nuestra habitación, me quité los zapatos con un suspiro y me dirigí al baño, buscando relajarme un poco después del tenso episodio. La ducha siempre había sido mi refugio, un lugar donde podía permitirme dejar las preocupaciones fuera por un rato.Encendí el agua caliente, ajustándola hasta que el vapor comenzó a llenar el baño. Mientras me desvestía, escuché los pasos firmes de Sebastiano moviéndose por la habitación, probablemente organizando algo en su mente como solía hacerlo. Me metí en la ducha y dejé que el agua cayera sobre mi piel, llevándose la tensión del día.El sonido de la puerta del baño al abrirse me hizo voltear la cabeza ligeramente
POV SEBASTIANOEl sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas de la habitación cuando abrí los ojos. La tenue luz dorada iluminaba el espacio con una suavidad que no encajaba con la intensidad de mi día a día, pero en la cama junto a mí, Mia dormía profundamente, su rostro relajado y tranquilo. Por un momento, me permití observarla, grabando cada detalle de su expresión serena. Era una imagen que rara vez podía disfrutar, pero que siempre me llenaba de una calma que pocas cosas lograban.Me levanté con cuidado, asegurándome de no despertarla, y caminé hacia el baño. La rutina matutina era algo que siempre seguía con disciplina: una ducha rápida, afeitarme y vestirme para enfrentar el día. Pero esa mañana, mientras el agua caliente caía sobre mi piel, no podía evitar pensar en cómo habían cambiado las cosas. Tener a Mia en mi vida había transformado cada aspecto de mi existencia. Ahora, con un hijo en camino, el cambio era aún más profundo.Cuando terminé de ducharme, envolví una
POV SEBASTIANOUna vez en mi oficina, cerré la puerta detrás de Dario y me dirigí directamente a mi escritorio. Dejé caer los documentos sobre la superficie de cristal y me apoyé en el respaldo de la silla, cruzando los brazos mientras esperaba que hablara. Con él, no necesitaba muchas formalidades.—Dime lo que sabes —dije, mi tono firme pero calmado.Dario tomó asiento frente a mí, inclinándose ligeramente hacia adelante mientras colocaba un sobre manila en el escritorio.—Han estado moviéndose rápido. Los Conti están desesperados por recuperar el control que perdieron desde que rompiste el compromiso con Alessandra. Están utilizando a sus aliados en el norte para presionarte económicamente, intentando interceptar envíos y amenazando a algunos de tus socios más pequeños.Abrí el sobre y comencé a revisar el contenido. Había informes detallados, nombres de intermediarios, ubicaciones clave e incluso fotografías tomadas desde la distancia.—¿Los aliados? —pregunté sin apartar la vista