POV MIALa cena había terminado, pero el ambiente en casa aún cargaba un peso sutil. Sabía que Sebastiano intentaba manejarlo todo a la perfección: su madre, nuestras vidas, su trabajo. Era su naturaleza, pero no dejaba de sorprenderme la forma en que se esforzaba por protegerme, incluso de las personas más cercanas a él.Cuando subimos a nuestra habitación, me quité los zapatos con un suspiro y me dirigí al baño, buscando relajarme un poco después del tenso episodio. La ducha siempre había sido mi refugio, un lugar donde podía permitirme dejar las preocupaciones fuera por un rato.Encendí el agua caliente, ajustándola hasta que el vapor comenzó a llenar el baño. Mientras me desvestía, escuché los pasos firmes de Sebastiano moviéndose por la habitación, probablemente organizando algo en su mente como solía hacerlo. Me metí en la ducha y dejé que el agua cayera sobre mi piel, llevándose la tensión del día.El sonido de la puerta del baño al abrirse me hizo voltear la cabeza ligeramente
POV SEBASTIANOEl sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas de la habitación cuando abrí los ojos. La tenue luz dorada iluminaba el espacio con una suavidad que no encajaba con la intensidad de mi día a día, pero en la cama junto a mí, Mia dormía profundamente, su rostro relajado y tranquilo. Por un momento, me permití observarla, grabando cada detalle de su expresión serena. Era una imagen que rara vez podía disfrutar, pero que siempre me llenaba de una calma que pocas cosas lograban.Me levanté con cuidado, asegurándome de no despertarla, y caminé hacia el baño. La rutina matutina era algo que siempre seguía con disciplina: una ducha rápida, afeitarme y vestirme para enfrentar el día. Pero esa mañana, mientras el agua caliente caía sobre mi piel, no podía evitar pensar en cómo habían cambiado las cosas. Tener a Mia en mi vida había transformado cada aspecto de mi existencia. Ahora, con un hijo en camino, el cambio era aún más profundo.Cuando terminé de ducharme, envolví una
POV SEBASTIANOUna vez en mi oficina, cerré la puerta detrás de Dario y me dirigí directamente a mi escritorio. Dejé caer los documentos sobre la superficie de cristal y me apoyé en el respaldo de la silla, cruzando los brazos mientras esperaba que hablara. Con él, no necesitaba muchas formalidades.—Dime lo que sabes —dije, mi tono firme pero calmado.Dario tomó asiento frente a mí, inclinándose ligeramente hacia adelante mientras colocaba un sobre manila en el escritorio.—Han estado moviéndose rápido. Los Conti están desesperados por recuperar el control que perdieron desde que rompiste el compromiso con Alessandra. Están utilizando a sus aliados en el norte para presionarte económicamente, intentando interceptar envíos y amenazando a algunos de tus socios más pequeños.Abrí el sobre y comencé a revisar el contenido. Había informes detallados, nombres de intermediarios, ubicaciones clave e incluso fotografías tomadas desde la distancia.—¿Los aliados? —pregunté sin apartar la vista
POV MIAEsa mañana, me levanté con una ligera sensación de tranquilidad. El día estaba despejado, y la luz del sol entraba por las enormes ventanas de la casa, bañando todo con un cálido resplandor. Después de desayunar en silencio con la madre de Sebastiano, quien, para mi sorpresa, no había hecho ningún comentario mordaz, me dirigí a la sala con un libro que había comenzado hacía semanas, pero que no había tenido tiempo de terminar.La llegada de las empleadas de servicio trajo consigo una energía diferente a la casa. Se escuchaban voces en la cocina, pasos apresurados en el corredor y el leve sonido de puertas abriéndose y cerrándose mientras se ponían manos a la obra. Siempre era un alivio tenerlas aquí; significaba que yo podía dedicarme a algo que realmente disfrutaba, aunque fuera por unas horas.Estaba sentada en el sofá de la sala, con las piernas cruzadas y el libro apoyado en mis rodillas. La historia me tenía completamente absorbida. Era una novela romántica con un toque d
POV MIAFinalmente, escuché el sonido familiar de su auto entrando en el garaje. Tomé una respiración profunda y me preparé para enfrentar lo que venía.Cuando escuché la puerta principal abrirse y cerrarse, mis nervios se intensificaron. Estaba sentada en el sofá, intentando aparentar tranquilidad, aunque por dentro sentía un torbellino de emociones. Sebastiano apareció en la sala, su presencia imponente llenando el espacio. Llevaba su traje perfectamente ajustado, su cabello aún ligeramente húmedo por la lluvia que había comenzado a caer afuera. Su mirada se posó en mí, y su expresión se suavizó al instante.—Buona sera, amore mio —dijo mientras se acercaba y se inclinaba para besar mi frente.—Hola —respondí, esforzándome por mantener la calma.Sebastiano dejó su maletín en la mesa y se quitó la chaqueta del traje, colocándola cuidadosamente en el respaldo de una silla. Se giró hacia mí, percibiendo de inmediato que algo no estaba bien. Frunció ligeramente el ceño y se sentó a mi l
POV SEBASTIANOMe recosté en el respaldo del asiento de cuero negro, tamborileando los dedos sobre el escritorio mientras esperaba. La ciudad de Milán se extendía a mis espaldas, iluminada por luces parpadeantes que apenas lograban romper la oscuridad de la noche. La oficina estaba en completo silencio, salvo por el tictac del reloj en la pared y el sonido del whisky al girar en el vaso de cristal que sostenía en la mano. Sabía que no tardaría en llegar. Agatá Lombardi nunca ignoraba una citación mía, no cuando ella misma era consciente de que estaba cruzando líneas que no debía cruzar.Y, como lo esperaba, el eco de sus tacones resonó en el pasillo. Unos segundos después, la puerta de mi oficina se abrió y mi madre entró con su porte altivo, la barbilla en alto y la misma expresión de frialdad que siempre llevaba cuando se disponía a reprenderme. Cerró la puerta tras de sí con un ademán pausado, calculado. Su vestido azul oscuro estaba impoluto, sin una sola arruga, y su cabello reco
POV SEBASTIANOEl trayecto hacia la empresa fue silencioso. Mi chofer conducía con precisión, mientras yo revisaba los informes del día en mi teléfono. Aquel era un día particularmente cargado de reuniones, decisiones financieras y, sin duda, asuntos que requerían toda mi atención. Lombardi Tech no solo era una de las empresas más importantes del sector tecnológico y de seguridad, sino que también representaba un eje clave en la estructura de poder de mi familia.Cuando llegué al edificio, los empleados en recepción me saludaron con movimientos rápidos y educados. Nadie en mi empresa desperdiciaba mi tiempo con conversaciones triviales o innecesarias. Sabían que valoraba la eficiencia por encima de cualquier otra cosa.—Buenos días, señor Lombardi —saludó Paolo, mi asistente personal, en cuanto crucé la entrada principal. Caminaba a mi lado con su libreta electrónica en mano, listo para informarme de cualquier novedad.—Dime que todo está listo para la reunión de esta mañana —respondí
POV MIALa luz de la mañana entraba suavemente por las ventanas cuando terminé de desayunar. Como siempre, la mesa estaba impecablemente servida, con una variedad de pan, fruta fresca y café. Sin embargo, mi apetito no era el mismo. Tal vez los nervios o la emoción de lo que estaba a punto de hacer me tenían con el estómago revuelto.Después de tantos días debatiéndome entre decirlo o no, había decidido finalmente contarle a mi mamá que estaba embarazada. La noticia no era fácil de procesar para mí misma, mucho menos para ella, que había pasado años preocupándose por mi bienestar, por mis decisiones, por la vida que llevaba. ¿Cómo le explicaría que estaba esperando un hijo de un hombre como Sebastiano? ¿Que nuestra relación no era precisamente convencional?Respiré hondo. No importaba. Lo único que quería era ver su reacción. Sentir su abrazo. Saber que, a pesar de todo, me apoyaría.Dejé la taza de café sobre el plato con un ligero tintineo y me puse de pie.—Gracias por el desayuno