POV MIAAsentí, procesando lo que acababa de decir. La idea de estar con él en todo momento era tanto un alivio como una preocupación. No sabía qué esperar al acompañarlo en sus negocios, pero la promesa de un momento en la playa me dio algo a lo que aferrarme.El auto siguió su camino por las estrechas calles de la ciudad italiana, flanqueadas por edificios antiguos que hablaban de historia y tradición. Sebastiano permaneció en silencio, revisando su teléfono de vez en cuando, aunque sin parecer demasiado distraído. Su presencia era constante, como si el simple hecho de estar cerca fuera suficiente para mantener todo bajo control.Finalmente, el auto se detuvo frente a un edificio imponente. Era una estructura moderna, en claro contraste con el entorno clásico. Las líneas elegantes y los ventanales enormes proyectaban una imagen de poder y éxito.—Llegamos —dijo Sebastiano mientras bajaba del auto. Un hombre abrió mi puerta, y Sebastiano extendió su mano para ayudarme a salir.Apenas
POV MIAAl entrar a la habitación, el aire estaba cargado de una electricidad palpable. La puerta se cerró detrás de nosotros con un suave pero firme golpe, y el sonido retumbó en el silencio de la estancia. Sebastiano no perdió tiempo; sus ojos, oscuros y penetrantes, se clavaron en mí al instante.No dijo nada, pero lo entendí perfectamente. La intensidad de su mirada me decía todo. Era una mirada que hablaba de algo más profundo, de una necesidad que no podía esperar más. Se acercó con pasos firmes, hasta que estuvimos frente a frente, tan cerca que podía sentir su respiración caliente sobre mi piel.Me estremecí cuando su mano se posó en mi cintura, y sin mediar palabra, sus labios se abrieron contra los míos. El beso fue inmediato, feroz, como si estuviera absorbiendo cada rincón de mí. Su cuerpo, siempre imponente, se acercó más, y sentí su calor envolverme, atrapándome en su presencia.Sebastiano no me dio tiempo para pensar, sus manos recorrían mi espalda con urgencia, bajando
El sonido sordo de mis puños golpeando el saco de boxeo resonaba en la sala de entrenamiento, una sinfonía de frustración y rabia que había sido mi compañera constante. Cada golpe era un recordatorio de la venganza que se me escapaba entre los dedos, como si el saco de boxeo pudiera absorber la oscuridad que me consumía.La imagen de Isabella, mi dulce hermana. Seguía atormentándome. Vittorio Morelli, el jefe de la Cosa Nostra, aún caminaba libre, y mi búsqueda de justicia se convertía cada día más en una lucha contra el tiempo y la impotencia.Mis músculos ya estaban tensos y el sudor resbalaba por mi frente cuando la puerta chirrió al abrirse. Todos sabían que cuando entrenaba no podían molestarme, a menos que fueras Niccoló, mi mejor amigo y aliado en esta venganza, Isa era como una hermana para él.El nombrado entró con una sonrisa que no lograba ocultar la excitación en su rostro.—Marco, amigo mio, tengo buenas noticias para ti —anunció, con una mirada llena de complicidad.Dejé
POV VALENTINA MORELLILa expectativa y el temor se mezclaban en mi mente mientras aguardaba la llegada del guardaespaldas que mi padre había decidido asignarme. La sola mención de su apodo, "la bestia", había encendido una chispa de aprensión que ardió en lo más profundo de mis pensamientos.Cada sonido fuera de la puerta aumentaba mi ansiedad. Saber que este hombre, conocido por su ferocidad en peleas y aparentemente desprovisto de emociones, se convertiría en mi sombra protectora, me sumergía en una inquietud incontrolable. ¿Cómo podía confiar mi seguridad a alguien tan imponente y aparentemente despiadado?Las historias sobre él se propagaban como sombras susurrantes, creando una imagen de un individuo sin tacto, un ser cuya presencia resonaba más como una amenaza que como una protección. La sola idea de compartir mi espacio con alguien tan distante y enigmático me hacía cuestionar las decisiones de mi padre.—Hija, buenos días —giré para encontrarme con la figura de mi padre, emer
POV MARCO RICCI Me repetía una y otra vez las razones por las cuales aún no podía llevar a cabo el asesinato de Vittorio, aun a pesar de las oportunidades que se me estaban presentando y que seguramente continuarían surgiendo en el futuro. Asesinarlo tan pronto sería demasiado sencillo; mi estrategia era sembrar el caos dentro de la Cosa Nostra. Posteriormente, cuando Vittorio estuviera sumido en la confusión de tantos golpes provenientes de diferentes direcciones, sería el momento de atacarlo. Quería revelarle toda la maldita verdad mientras se desangraba, obligándolo a enfrentar las consecuencias de sus acciones.Él tenía que sufrir y lo haría.Gracias al cielo era la última clase que tendría Valentina, y eso me brindaba la oportunidad de llevarla nuevamente a casa. Este tiempo adicional me permitiría estudiar minuciosamente la disposición de las alarmas, cámaras de seguridad y aprender los horarios de los guardias. Mi pierna se movía impacientemente; la espera no era precisamente
POV VALENTINATemblaba mientras permanecía agachada, abrazando mis piernas con fuerza. Las lágrimas no dejaban de caer mientras mi mente se llenaba de escenarios horribles. Estaba tan asustada, pero mi mayor preocupación era Marco; si le pasaba algo por mi culpa, no me lo perdonaría.No podía decir cuánto tiempo llevaba en esa posición, pero sabía que era suficiente como para ya no sentir mis piernas. Los disparos habían cesado hace unos minutos, pero simplemente no quería enfrentar la realidad.Marco vendría por mí. Marco estaría bien, él lo había prometido. Esa certeza era la única cosa que me daba un poco de consuelo en medio de todo el caos y el miedo.Cuando empezaron a escucharse unas fuertes pisadas, me encogí aún más en mi lugar y cerré los ojos, preparándome para el posible estruendo de las balas. Sin embargo, el impacto nunca llegó. Abrí los ojos de inmediato y jadeé de sorpresa al verlo frente a mí, ileso.No sé cómo mis piernas encontraron la fuerza, pero me levanté de inm
POV VALENTINAEl agradecimiento se deslizó de mis labios en un susurro, apenas perceptible— Muchas gracias por todo —murmuré—. Por salvarme y por tu hospitalidad, cocinas muy bien.Él asintió lentamente, mientras continuábamos caminando hacia la entrada de mi hogar. Pero la distancia entre nosotros parecía haberse ensanchado aún más. Nuevamente estaba el inaccesible guardaespaldas.—¿Entrarás? —pregunté, buscando romper la barrera que se había erigido entre nosotros.—Debo reportarlo —respondió con sequedad, abriendo la puerta para mí y dejándome pasar primero.Sus palabras cortantes resonaron en el aire. Mi interior se hundió con la frialdad de su tono, pero mantuve la compostura mientras continuaba el camino hacia las escaleras. Sin embargo, un impulso irresistible me detuvo antes de que pudiera retirarme por completo.Me giré para enfrentarlo, encontrándome con su mirada gélida que parecía atravesar mi alma.—Hasta mañana —dije, no queriendo irme, no sabía por qué, pero no quería
POV MARCOUna semana después—Por fin tienes un día de descanso, empezaba a extrañar a mi amigo —comentó Niccoló, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.—Se fueron de viaje por este fin de semana —respondí, dejando caer las pesas al suelo con un suspiro—. Aprovecharé estos dos días sin ella.Sentí su pesada mirada sobre mí y giré para encontrarme con su rostro serio.—¿Seguro? —inquirió, frunciendo el ceño con evidente preocupación—. Si vas a aprovechar estos dos días sin ella, ¿por qué demonios estás aquí en el gimnasio en lugar de estar en algún bar o explorando algún lugar nuevo?Dejé escapar una risa irónica mientras me sentaba en uno de los bancos del gimnasio.—Me gusta el gimnasio —respondí simplemente, sabiendo que mi respuesta no sería suficiente para satisfacer su curiosidad.Niccoló me observó con atención, sus ojos escudriñando mi rostro en busca de respuestas.—Te veo diferente. Te siento diferente —continuó, su tono grave y preocupado—. Esta última semana has estado