POV MIAEl sol se filtraba por las cortinas cuando abrí los ojos, sintiéndome envuelta por el calor de Sebastiano. Su brazo estaba firmemente apoyado sobre mi cintura, como si incluso en sueños sintiera la necesidad de protegerme. Lo observé por un momento, esa mezcla de dureza y calma que siempre parecía acompañarlo. Tenía las líneas del rostro más relajadas, lo que le daba un aire casi juvenil, lejos del líder imponente de la mafia que todos conocían.Con cuidado, me deslicé fuera de la cama para no despertarlo. Era raro tener tiempo para mí por las mañanas, pero sabía que el día estaría lleno de actividades, y quería aprovechar estos minutos de tranquilidad. Me puse una bata ligera y fui hacia la terraza de nuestra habitación. Desde allí, podía ver la inmensidad de los viñedos y la villa en todo su esplendor. Todo parecía sacado de un sueño, pero había aprendido que incluso los sueños podían tener sombras.Después de una ducha rápida, bajé al comedor donde algunos de los miembros d
POV MIA El día había comenzado con una energía diferente en la villa. Desde temprano, el bullicio de las preparaciones llenaba el aire. El personal iba y venía, cargando arreglos florales, bandejas de comida, y los últimos detalles para la ceremonia. La villa parecía un sueño, transformada en un espectáculo de elegancia y tradición.Desde mi ventana, podía ver a los invitados comenzar a llegar. Mujeres con vestidos impresionantes y hombres con trajes impecables, todos saludándose con sonrisas que parecían más políticas que genuinas. Este era el mundo de Sebastiano, uno donde cada gesto tenía un propósito y cada palabra, un peso.Estaba de pie frente al espejo mientras la estilista ajustaba los últimos rizos de mi cabello. Mi vestido, un diseño entallado en un tono champán con detalles de encaje dorado, caía perfectamente sobre mi figura. Sebastiano lo había escogido, insistiendo en que debía lucir como la esposa del Don, y aunque no lo admitiera, estaba complacida con su elección.—E
—Esto… no está tan mal.Él rió suavemente, su pecho vibrando contra el mío.—No, no lo está.La música seguía envolviendo el ambiente mientras bailábamos, pero sentía que estaba en un mundo aparte, solo con Sebastiano. Su mano en mi cintura era firme, pero sus movimientos reflejaban una suavidad que pocas veces veía en él. Nadie se atrevía a interrumpirnos, y aunque notaba las miradas de algunos invitados, me sentía protegida bajo la mirada intensa de Sebastiano.—¿Cansada? —murmuró cerca de mi oído, su aliento cálido enviando un leve escalofrío por mi piel.—Para nada. —sonreí, disfrutando el momento.—Eso es bueno, porque la noche apenas comienza.Antes de que pudiera preguntar qué significaba eso, la música terminó, y él tomó mi mano, llevándome fuera de la pista.—Sebastiano, ¿a dónde vamos? —pregunté, intentando mantener el paso con sus largas zancadas.—A tomar aire. Aquí dentro hay demasiado ruido.Nos detuvimos en el balcón, donde la vista del viñedo bajo la luz de la luna era
POV MIALa tarde transcurría tranquila, y estaba sentada en el jardín con un libro cuando escuché el sonido de un coche acercándose por el camino principal de la villa. Pensé que quizás era algún socio de Sebastiano, pero cuando levanté la vista, vi a una mujer bajarse del vehículo. Alta, de cabello castaño oscuro y perfectamente peinada, con un vestido de lino blanco que parecía hecho a medida. Su porte irradiaba confianza y una elegancia que no podía pasar desapercibida.Antes de que pudiera procesar su llegada, Sebastiano apareció en la entrada principal. Mi respiración se detuvo al ver cómo la mujer sonreía al verlo. No una sonrisa casual, sino una llena de complicidad y calidez.—Sebastiano. —Su voz era suave pero segura mientras se acercaba a él.—Giulia. —respondió Sebastiano, inclinándose para besarle ambas mejillas, un gesto que parecía casi íntimo.Sentí un nudo formarse en mi estómago mientras observaba la interacción. Giulia. El nombre resonaba en mi mente, pero no lo reco
POV MIALa familia de Sebastiano había decidido organizar una pequeña reunión en la villa, algo informal para despedir a Bianca y su esposo antes de que se marcharan de luna de miel. La idea de estar rodeada nuevamente por algunos de los parientes más impertinentes de Sebastiano no era especialmente alentadora, pero estaba decidida a hacer mi mejor esfuerzo.Para mi sorpresa, Giulia todavía estaba allí. Supuse que ya se habría marchado después del almuerzo, pero una de las tías de Sebastiano, aparentemente encantada con su presencia, la invitó a quedarse para la reunión.—No tiene sentido que te vayas ahora, querida. Quédate un rato más. Es una tarde relajada, y además, te queremos aquí. —dijo la tía con una sonrisa afectuosa.Giulia, con su usual aire de falsa modestia, aceptó la invitación.Sebastiano, quien estaba a mi lado, frunció levemente el ceño, pero no dijo nada. En cambio, tomó mi mano y me llevó al jardín donde estaban armando las mesas. El gesto fue tranquilizador, pero n
POV MIALa casa estaba envuelta en un silencio inquietante, roto solo por el suave crujir de la madera bajo mis pies mientras caminaba por el pasillo. Me había despertado en mitad de la noche al notar que el lado de Sebastiano en la cama estaba vacío. Pensé que tal vez había bajado a beber agua o que necesitaba revisar algo importante, pero una sensación incómoda me empujaba a buscarlo.Me puse una bata sobre el camisón, intentando protegerme del frío nocturno, y salí al pasillo. La casa era enorme y silenciosa, y cada paso parecía resonar con más fuerza de lo que debería.Bajé las escaleras lentamente, tratando de no hacer ruido. La luz bajo la puerta del estudio de Sebastiano me llamó la atención. Estaba encendida, y una voz suave y femenina se filtraba por la rendija. Me detuve un momento, reconociendo la voz de Giulia.Mi corazón dio un vuelco. No quería suponer lo peor, pero mi mente ya estaba creando escenarios que no podía ignorar. Me acerqué a la puerta, manteniéndome en las s
POV MIALas lágrimas comenzaron a correr por mi rostro antes incluso de llegar al pasillo. Sentía una opresión en el pecho que hacía que me costara respirar. Todo lo que habíamos construido, todo lo que creía que éramos, se desmoronaba frente a mis ojos.Avancé por el pasillo sin rumbo fijo, intentando calmarme, pero era imposible. Las imágenes de Giulia, su mano en el brazo de Sebastiano, sus palabras cargadas de intención, seguían repitiéndose en mi mente como un maldito bucle. Y lo peor era que Sebastiano no había hecho lo suficiente para detenerla desde el principio.Me detuve en una de las ventanas del corredor, apoyando las manos en el marco mientras intentaba controlar mi respiración. Mi mente era un caos, y cada vez que pensaba en irme, en dejar esta vida atrás, mi corazón gritaba que no podía. Pero, ¿cómo quedarme después de lo que había pasado?Sentí pasos detrás de mí. No necesitaba voltear para saber que era él.—Mia. —Su voz era firme, pero tenía un tono de súplica que no
POV MIAEl amanecer llegó, pero no trajo alivio. Mi mente seguía enredada en el caos de la noche anterior. Me desperté con la decisión tomada: necesitaba irme. No podía seguir en este lugar, rodeada de recuerdos y dudas, con la constante sensación de que nunca encajaría del todo en su mundo. Mi madre era mi prioridad, y lo único que tenía claro era que necesitaba regresar con ella.Me levanté temprano. Me miré en el espejo y apenas reconocí a la mujer que veía. Mis ojos estaban hinchados, mi piel pálida, pero algo en mi mirada era diferente: una resolución que no había sentido antes.Cuando bajé a la sala, Sebastiano ya estaba ahí, sentado en el sillón con una taza de café en la mano. Parecía haber estado esperando. Su mirada se levantó al instante en que me vio, y algo en sus ojos me dijo que sabía lo que iba a decirle.—Necesitamos hablar. —dije, manteniendo mi voz firme.Sebastiano dejó la taza sobre la mesa, cruzando los brazos mientras me observaba con cuidado.—Habla.Respiré ho