POV MIALa tarde transcurría tranquila, y estaba sentada en el jardín con un libro cuando escuché el sonido de un coche acercándose por el camino principal de la villa. Pensé que quizás era algún socio de Sebastiano, pero cuando levanté la vista, vi a una mujer bajarse del vehículo. Alta, de cabello castaño oscuro y perfectamente peinada, con un vestido de lino blanco que parecía hecho a medida. Su porte irradiaba confianza y una elegancia que no podía pasar desapercibida.Antes de que pudiera procesar su llegada, Sebastiano apareció en la entrada principal. Mi respiración se detuvo al ver cómo la mujer sonreía al verlo. No una sonrisa casual, sino una llena de complicidad y calidez.—Sebastiano. —Su voz era suave pero segura mientras se acercaba a él.—Giulia. —respondió Sebastiano, inclinándose para besarle ambas mejillas, un gesto que parecía casi íntimo.Sentí un nudo formarse en mi estómago mientras observaba la interacción. Giulia. El nombre resonaba en mi mente, pero no lo reco
POV MIALa familia de Sebastiano había decidido organizar una pequeña reunión en la villa, algo informal para despedir a Bianca y su esposo antes de que se marcharan de luna de miel. La idea de estar rodeada nuevamente por algunos de los parientes más impertinentes de Sebastiano no era especialmente alentadora, pero estaba decidida a hacer mi mejor esfuerzo.Para mi sorpresa, Giulia todavía estaba allí. Supuse que ya se habría marchado después del almuerzo, pero una de las tías de Sebastiano, aparentemente encantada con su presencia, la invitó a quedarse para la reunión.—No tiene sentido que te vayas ahora, querida. Quédate un rato más. Es una tarde relajada, y además, te queremos aquí. —dijo la tía con una sonrisa afectuosa.Giulia, con su usual aire de falsa modestia, aceptó la invitación.Sebastiano, quien estaba a mi lado, frunció levemente el ceño, pero no dijo nada. En cambio, tomó mi mano y me llevó al jardín donde estaban armando las mesas. El gesto fue tranquilizador, pero n
POV MIALa casa estaba envuelta en un silencio inquietante, roto solo por el suave crujir de la madera bajo mis pies mientras caminaba por el pasillo. Me había despertado en mitad de la noche al notar que el lado de Sebastiano en la cama estaba vacío. Pensé que tal vez había bajado a beber agua o que necesitaba revisar algo importante, pero una sensación incómoda me empujaba a buscarlo.Me puse una bata sobre el camisón, intentando protegerme del frío nocturno, y salí al pasillo. La casa era enorme y silenciosa, y cada paso parecía resonar con más fuerza de lo que debería.Bajé las escaleras lentamente, tratando de no hacer ruido. La luz bajo la puerta del estudio de Sebastiano me llamó la atención. Estaba encendida, y una voz suave y femenina se filtraba por la rendija. Me detuve un momento, reconociendo la voz de Giulia.Mi corazón dio un vuelco. No quería suponer lo peor, pero mi mente ya estaba creando escenarios que no podía ignorar. Me acerqué a la puerta, manteniéndome en las s
POV MIALas lágrimas comenzaron a correr por mi rostro antes incluso de llegar al pasillo. Sentía una opresión en el pecho que hacía que me costara respirar. Todo lo que habíamos construido, todo lo que creía que éramos, se desmoronaba frente a mis ojos.Avancé por el pasillo sin rumbo fijo, intentando calmarme, pero era imposible. Las imágenes de Giulia, su mano en el brazo de Sebastiano, sus palabras cargadas de intención, seguían repitiéndose en mi mente como un maldito bucle. Y lo peor era que Sebastiano no había hecho lo suficiente para detenerla desde el principio.Me detuve en una de las ventanas del corredor, apoyando las manos en el marco mientras intentaba controlar mi respiración. Mi mente era un caos, y cada vez que pensaba en irme, en dejar esta vida atrás, mi corazón gritaba que no podía. Pero, ¿cómo quedarme después de lo que había pasado?Sentí pasos detrás de mí. No necesitaba voltear para saber que era él.—Mia. —Su voz era firme, pero tenía un tono de súplica que no
POV MIAEl amanecer llegó, pero no trajo alivio. Mi mente seguía enredada en el caos de la noche anterior. Me desperté con la decisión tomada: necesitaba irme. No podía seguir en este lugar, rodeada de recuerdos y dudas, con la constante sensación de que nunca encajaría del todo en su mundo. Mi madre era mi prioridad, y lo único que tenía claro era que necesitaba regresar con ella.Me levanté temprano. Me miré en el espejo y apenas reconocí a la mujer que veía. Mis ojos estaban hinchados, mi piel pálida, pero algo en mi mirada era diferente: una resolución que no había sentido antes.Cuando bajé a la sala, Sebastiano ya estaba ahí, sentado en el sillón con una taza de café en la mano. Parecía haber estado esperando. Su mirada se levantó al instante en que me vio, y algo en sus ojos me dijo que sabía lo que iba a decirle.—Necesitamos hablar. —dije, manteniendo mi voz firme.Sebastiano dejó la taza sobre la mesa, cruzando los brazos mientras me observaba con cuidado.—Habla.Respiré ho
POV SEBASTIANOEl avión despegó, llevándose a Mia lejos de mí, y con ella, una parte de mi propia alma. Me quedé en el mismo lugar durante varios minutos después de que el coche desapareció en la distancia, como si el vacío que dejaba pudiera llenarse con mi simple presencia.No podía culparla por querer irse, pero eso no hacía que fuera más fácil de aceptar. Había algo en su voz, en su mirada, que me decía que esto era más que una visita a su madre. Esto era su forma de escapar, de poner un océano entre nosotros para poder pensar con claridad.—Señor, ¿todo está bien? —preguntó uno de mis hombres, acercándose con cautela.—Déjame en paz. —respondí con un gruñido, volteándome para entrar de nuevo en la casa.El aire dentro era sofocante, cada rincón parecía estar impregnado de su presencia. Las habitaciones que alguna vez parecían llenas de vida ahora se sentían vacías. Giulia aún seguía ahí, pero su presencia me resultaba irrelevante. Ya no había cabida para distracciones en mi mente
POV SEBASTIANOEl día había sido una tormenta de pensamientos confusos, pero los negocios, esos malditos negocios, no se detienen. No importaba cuán jodidamente mal me sintiera por la distancia con Mia. Las cosas en mi mundo mafioso seguían marchando, y las reuniones no esperaban. Hoy tenía una con unos proveedores de armas ilegales, un negocio que siempre me ponía de mal humor. No porque no fuera rentable, sino porque este tipo de transacciones nunca eran fáciles. Había demasiados intereses, demasiados riesgos.Me vestí de manera rápida pero meticulosa, con el traje oscuro que siempre usaba para este tipo de reuniones. La chaqueta perfectamente ajustada, los zapatos lustrados hasta el último detalle. No podía permitirme parecer débil, no en estos momentos. Cuando entré al coche, la oscuridad de la mañana me rodeaba. En la distancia, podía ver la silueta del almacén donde nos encontraríamos. El lugar estaba alejado de la ciudad, un terreno abandonado con naves que olían a metal oxidad
POV SEBASTIANOLa tarde se deslizaba con una pesadez que ya se me hacía familiar. El sol, a través de los altos ventanales del edificio, golpeaba las superficies de vidrio y acero, reflejándose en las mesas de reuniones. El reloj en mi muñeca no hacía más que marcar los minutos, segundos, minutos nuevamente. El maldito tiempo.Hoy no era un buen día, no lo sentía. Había terminado mi reunión con los proveedores de armas, pero aún quedaban pendientes muchas cosas por atender. La empresa de telecomunicaciones no esperaba, y el maldito trabajo no me daba respiro. Así que aquí estaba, de nuevo, listo para otro de esos encuentros con los ejecutivos que, sin importar lo que dijeran, me parecían cada vez más incompetentes. La misma maldita historia. La misma mierda de siempre. ¿Cuántas veces tenía que explicarle a estos imbéciles cómo hacer las cosas correctamente?El aire dentro de la sala de reuniones estaba cargado. Los ejecutivos, todos impecablemente vestidos, tomaban asiento en la mesa.