Capítulo 47

Ariana se dejó callar por esa lengua caliente y hábil. Sus pasos fallaron. Cayó desvanecida ante las caricias obscenas de Axel.

En otro lugar de la ciudad, Karina sufría las consecuencias de sus decisiones. En sus pesadillas, la visitaba aquel ser sin escrúpulos que la había violada, ese tipo obeso y canoso que, con una sonrisa perversa, hizo con ella lo que quiso, un simple objeto. Las lágrimas caían con fuerza por sus mejillas, como si su angustia no tuviera fin.

―¡Para, detente, esto no me gusta! ―Sus manos crispadas se aferraron a la sábana. El hombre nunca prestó atención, siguió chocando sus caderas contra las de ella.

En el interior de su vientre, algo ardía, como si un fuego invisible la consumiera desde lo más profundo. Su alrededor se llenó de sangre, sudor y el llanto desgarrador de un bebé que le perforaba los tímpanos, sumiéndola en una desesperación insoportable.

Karina despertó con la boca seca, y sus ojos recorrieron lentamente la habitación del hospital. La luz de la
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