CAMILLE ASHFORD—¿Camille? —preguntó Lucien detrás de mí mientras yo no dejaba de darle vueltas al sobre que contenía la dirección de Cloe. Cuando Volteé, no pude evitar notar el miedo reflejado en sus pupilas y mi estómago se hizo pequeño, sabiendo que no había manera de consolarlo. Estiré mi mano hasta que el sobre quedó cerca de él. Lo tomó como si fuera una serpiente esperando atacar. Le dio un par de vueltas con el ceño fruncido hasta que empezó a abrirlo. —Esa es la dirección de Cloe Sullivan —dije en un susurro, recuperando su atención—. Ella es la mujer que buscas. La amante de Aston Smith. La verdadera Ruiseñor. La que debería de estar en mi lugar y quien tuvo que sufrir las humillaciones que me tocaron a mí. Me levanté lentamente de la cama y pasé las manos por mi vestido, alisándolo. Sabía lo que tenía que hacer, pero cuando estaba lista para hacerlo, sentí como si mis músculos se entumecieran y no quisieran apoyarme en mi huida.—¿Qué? —preguntó Lucien confundido, sentá
CAMILLE ASHFORD—Arreglemos esto, Camille… —suplicó estirando su mano hasta alcanzar mi mejilla. Su tacto me dolió y una lágrima logró escapar de entre mis pestañas—. Quédate. Déjame demostrarte que me merezco una segunda oportunidad…»No me dejes —su voz sonaba cargada de miseria y súplica, aun así, retrocedí, alejándome de su caricia—. Véngate de lo que te hice, quédate y grítame, pégame… dispárame si eso te hace sentir mejor, pero arreglemos esto aquí. Me merezco todo lo que me quieras hacer, solo… no te vayas, no me abandones. Sus ojos suplicaban, llenos de dolor, y mi corazón se resquebrajaba dolorosamente dentro de mi pecho. Tomó mi mano entre las suyas, besó cada uno de mis dedos y pude sentir su miedo a perderme. Cuando creí que estaba a punto de ceder, la puerta de la entrada se abrió. —¿Damián? —pregunté sorprendida al ver a mi hermano plantado ahí, con los ojos oscuros y llenos de furia, las mandíbulas rígidas y los hombros tensos. A su lado estaba Shawn, como el ratón as
CAMILLE ASHFORDMe gustaría decir que conforme nos alejábamos me sentía más tranquila, incluso más alegre, pero la verdad es que no era así. Me sentía peor, como si mi corazón se hubiera quedado allá. Era ilógico, Lucien era malo para mí en todos los aspectos y, aun así, estaba tentada a voltear hacia atrás, a llorarle, incluso a llamarlo. La mano de Damián se posó sobre la mía y su rostro delató que estaba preocupado por mí. —¿Te sientes bien? —preguntó en un murmullo y yo solo sonreí de manera insípida y comprometida. Una sonrisa forzada y amarga que hundía mi corazón. —¿Por qué? —inquirí confundida con una mano en el pecho—. ¿Por qué duele cuando se supone que estoy haciendo lo correcto?—Buena pregunta… —contestó Damián pasando su brazo por encima de mis hombros y atrayéndome hacia él para besarme la cabeza—. Podrías preguntarle a Andy. De cierta manera a quien más entiendo es a Lucien. Aunque no a su nivel, yo también fui un patán con mi panterita y, bueno, aunque me esforcé p
ANDY DAVIS—¡¿Embarazada?! —exclamé emocionada e inquieta. No podía sonreír más de lo que ya lo hacía. Mi corazón golpeaba tan fuerte como un tambor y de pronto no sabía si reír o llorar por la emoción. —Así es… —contestó el doctor mientras revisaba mis estudios—. Me alegra que la inseminación artificial haya dado resultados tan satisfactorios. Al parecer tienes tres semanas de gestación. El producto está bien implantado. Ahora solo falta revisar si es uno solo o gemelos.Hizo a un lado el folder con los resultados de sangre y sacó los de ultrasonido mientras sus palabras aumentaban mi sorpresa.—¿Gemelos? —pregunté ansiosa. Me faltaba la respiración. Mi esposo y yo nos habíamos esforzado tanto por tener un hijo, si eran dos, sería una bendición. —En la fertilización in vitro suele haber gestaciones múltiples, pues inoculamos varios óvulos fecundados para aumentar el porcentaje de éxito —dijo el doctor con una sonrisa mientras revisaba el estudio—, y como decía, hay dos productos qu
ANDY DAVIS—No tiene sentido hablar de eso en este momento —dijo John mientras acariciaba la mejilla de su amante y esta levantaba su mirada hacia él. Había chispas entre ellos. Derramaban miel, pero para mí era veneno puro. Cuando la chica se alzó en las puntas de sus pies para alcanzar los labios de mi esposo decidí que yo también podía jugar en este juego y salir victoriosa. En cuanto sus labios se tocaron, saqué mi teléfono y tomé un par de fotografías, tomándolos por sorpresa antes de guardar mi celular en el bolsillo. —¿Qué se supone que…? —No dejé que mi suegra indignada terminara su pregunta cuando les ofrecí a los tres una amplia sonrisa.—Se llama evidencia… —contesté mientras volvía a revisar el contrato de divorcio, esta vez con más atención y el corazón frío. Como me lo esperaba, yo no sacaría nada de este matrimonio. No me darían ni las gracias por haber desperdiciado cinco años de mi vida amando a un ingrato y soportando a una bruja como suegra. —¿Evidencia? —pregunt
ANDY DAVIS—¿Cómo que no…? —ni siquiera terminé de preguntar cuando ya me sentía mareada y con náuseas. —Lo siento tanto, créame que fue un accidente —contestó el doctor verdaderamente apenado.—¡¿Un accidente?! ¡Me acaba de decir que mis hijos no son de mi esposo! ¡¿Cómo pudieron equivocarse?! ¡No concibo que una clínica de su categoría…!—Señora, le juro que la pasante que confundió las muestras ya fue despedida —insistió el médico cada vez más avergonzado del error.Por un momento caminé en círculos dentro del consultorio. Lo que parecía un día en el que nada podría salir mal, en realidad era un día en el que todo estaba saliendo mal. Primero la traición de John y ahora eso. La encargada de fecundar mis óvulos con el esperma de John se había equivocado y ahora estaba embarazada de… ¡quién sabe quién! ¿Cómo habían dejado algo tan importante en manos de una novata? ¡¿Qué, nadie la estaba supervisando?! Bueno, era obvio que no. —Si mi esposo no es el padre de mis hijos… entonces, ¿
DAMIÁN ASHFORD—¡Estás loco! ¡No tienes corazón! —exclamó la mujer con la mirada llena de ira y sus manos en su vientre, protegiendo a mi hijo de mis palabras—. ¿Cómo puedes hablar así? No es un juguete que puedas tirar a la basura. Eres un demonio. Me quedé en completo silencio, viéndola una vez más. No estaba acostumbrado a esa clase de respuestas y era sorprendente que esa mujer se comportara como una fiera conmigo. ¡¿Quién carajos se creía que era?! —Es mi esperma —dije entre dientes tomándola del brazo y acercándola de un tirón, creí que sería suficiente para que, como otras solían hacer, pidiera disculpas y llorara, pero, por el contrario, lo primero que hizo fue lanzarme una bofetada que pude atrapar sin separar mi atención de su rostro iracundo. —Son mis óvulos —respondió sosteniendo mi mirada. Fascinante, no planeaba ceder. Era feroz y no tenía consciencia del peligro que significaba hablarme así. No era la clase de mujer aburrida con la que siempre me encontraba y… aunqu
ANDY DAVISMe quedé por un largo rato tirada en la cama, repasando lo lujosa de la habitación. Era el secuestro más costoso que alguna vez me habría imaginado que sufriría. Y sí, no había otra manera de describirlo, era imposible escapar de la habitación. Los guardaespaldas no se separaban de la puerta y afuera de mi ventana también había hombres vigilando. Empecé a sentirme claustrofóbica y esperaba que mi respuesta fuera suficiente para que ese hombre me dejara en paz. Ya estaba harta de los hombres poderosos y su necesidad imperiosa de tener hijos a costa del corazón de una mujer.Cuando la noche estaba a punto de caer, la puerta se abrió, tomándome por sorpresa. De un saltó me bajé de la cama y esperé. Temía lo peor, pero solo era el ayudante, acomodándose las gafas y ofreciéndome una sonrisa tímida. —Señora Andy, el día de mañana se le realizará el procedimiento de legrado —dijo con una sonrisa que no compartía—. Será en la clínica por la mañana. El doctor me pidió que le diera