—¡Tienes que acelerar! ¡No te detengas! ¡Rápido!— Ariadne estaba desesperada, tocándose el vientre. Las lágrimas fluían por su rostro sin parar.
—¡Eso es lo que estoy tratando de hacer!— Dijo Clarisse, pisando el acelerador con todas sus fuerzas y aferrando sus manos al volante, —Pero no puedo correr el riesgo de que suframos un accidente de tránsito. —¡Pero si no aceleras esa persona que nos viene persiguiendo nos va a alcanzar!— Ariadne estaba más desesperada, tratando de mirar hacia atrás, —Yo no quiero que nos pase nada y mucho menos a mi bebé. Clarisse Haldorn no dijo nada más. Tenía que analizar la situación si es que quería lograr escapar y no morir en el intento. Estaban en medio de una carretera y era de noche. Por lo tanto, la iluminación era escasa y para empeorar la situación estaba cayendo una fuerte lluvia que estaba volviendo el pavimento resbaloso. —Yo te prometo que te voy a sacar de ésta situación, Ariadne. Solamente no te alteres que eso no le hace bien a tu bebé. —Llevo tres meses de embarazo. Mi bebé tiene que nacer.— Dijo Ariadne, tomando una suave respiración y cerrando sus ojos para relajarse. Clarisse sabía que esa camioneta de color negra todavía las estaba siguiendo. Pero no sabía quién era la persona que venía manejando ni qué era lo que tenía planeado hacerles. —Ariadne, ¿Tú le lograste ver la cara a la persona que nos viene persiguiendo?— Le preguntó Clarisse, girando el volante para tomar una curva arriesgada y peligrosa. —No. Estábamos a punto de abordar el auto y alguien disparó. Lo único que recuerdo es que nos subimos y comenzamos a escapar.— Contestó Ariadne, —Pero todo pasó demasiado rápido que ni tuve tiempo de darle una mirada a su rostro. —Necesito que tomes tu teléfono y trates de llamar a mi marido.— Le ordenó Clarisse, —Dile a Esteban que necesitamos de su ayuda. Pero tienes que mantener la calma para que le puedas explicar la situación, ¿De acuerdo? Ariadne Lizbrook asintió. Su cabellera castaño oscuro estaba desarreglada debido a la situación. Clarisse Haldorn siguió manejando por esa carretera, tratando de perder de vista a esa camioneta negra. Sin embargo, no estaba dando resultado. —No tenemos mucha señal.— Dijo Ariadne un minuto después. —Tienes que seguir insistiendo o si no, intenta mandarle un mensaje.— Recomendó Clarisse Haldorn. La lluvia no parecía querer menguar y ni siquiera con la limpieza de los limpiaparabrisas, se podía ver con claridad. Todo estaba oscuro y ya Clarisse estaba manejando a su suerte. —No le llega el mensaje.— Ariadne se sentía llena de frustración. —No tengas miedo que... En ese momento la camioneta negra las impacto por la parte de atrás con mucha fuerza, provocando que Clarisse perdiera el control del auto y se estrellaran contra un árbol. —Ariadne, ¿Estás bien?— Clarisse estaba lastimada. Ariadne estaba inconsciente en el asiento del copiloto, estaba más golpeada que ella y su vientre estaba sangrando—No puede ser... No puede ser. En ese momento su celular estaba comenzando a sonar. La esperanza en ella volvió a renacer dentro de su ser y no dudo ni un segundo en responder sin ni siquiera mirar el número de contacto. —Esteban me alegra que me hayas llamado. Necesitamos de tu ayuda... —Clarisse soy yo tu hermana. Clarisse se quedó impactada. Podía reconocer esa voz a la perfección. Pero antes de que lograda decirle algo, alguien le colocó el cañón de una pistola sobre su cabeza. —Ni se te ocurra hacer nada.— La persona no se podía ver en medio de la oscuridad. Pero claramente por su tono de voz era una mujer, —Finalmente nos volvemos a ver cara a cara. Clarisse Haldorn estaba llena de incredulidad. No podía creer que estaba escuchando la voz de la persona que menos se imaginaba.Phoenix, Arizona. Tres meses antes...—Yesenia.— Ariadne se detuvo en la entrada con una sonrisa de labios cerrados, —Sabía perfectamente que te podía encontrar en tu taller.—¿Cómo sabías que estaba acá?— Yesenia le preguntó con curiosidad bienhumorada, sin mirarla porque estaba concentrada en su arte.—El arte es uno de tus mayores pasatiempos.— Contestó Ariadne, terminando de entrar para admirar la hermosa obra realizada en ese enorme lienzo, —La pintura es la principal causa de tu felicidad.—Incorrecto.— Yesenia dejo el pincel a un lado. Ariadne tenía la mirada ampliada y sus ojos grises estaban llenos de curiosidad, —Mi mayor felicidad es mi matrimonio con Rodrigo Longwoth.—¿Es es una semana? ¿Verdad?—En una semana. Siete días para poder sellar mi unión con el amor de mi vida. Yo amo a Rodrigo Longwoth.Ariadne sintió un nudo en su garganta y al mismo tiempo un sentimiento de culpabilidad dominó su mente. Jamás se iba a perdonar el error tan grande que había cometido dos
—¿Secretos?— Rodrigo comenzó a reír, —Me divierte mucho tu imaginación.—¿Vas a entrar a la mansión o te vas a quedar afuera, Ariadne?— Yesenia poso su mirada sobre su hermana menor. Ariadne asintió de manera dubitativa, dando unos pasos lentos y meticulosos al interior, —No tengas miedo. Mis futuros suegros tampoco son capaces de matarte.—El hecho de que me odien sin ninguna clase de sentido es suficiente...— Ariadne se quedó en silencio, tomando asiento en uno de las sillas de la sala, —¿Ellos están acá en la casa?—Mi padre está en una reunión en su oficina y mi madre debe estar dormida.— Rodrigo hablo con mucha calidez, —¿Quieres un trago? ¿Un vino? ¿O prefieres un café?Ariadne nego con la cabeza. Ahora sus ojos de color gris estaban fijos en un punto desconocido. Su mente estaba trayendo recuerdos de ese momento amoroso que había tenido con Rodrigo Longwoth.—Yo vine para acá para buscar mi regalo.— Yesenia meneó sus cejas de arriba para abajo. Una sonrisa hermosa estaba en su
—¿Qué?— Ariadne se detuvo en medio de la sala de emergencias. Las enfermeras y pacientes que estaban por el lugar los miraban, —¿Cómo crees que voy a abortar al bebé?— Susurró ella, —¿Te volviste loco?—Es una locura el hecho de que estés embarazada de mí.— Dijo él en voz baja y entre dientes, —¿O es que ya se te olvidó que soy el prometido de tu hermana mayor?Ariadne comenzó a caminar hasta la salida de esa clínica. Estaba molesta con la situación y mucho más ahora que Rodrigo la estaba siguiendo a toda prisa.—¿Por qué no pensaste eso cuando te acostaste conmigo?— Ella clavo sus ojos grises ardientes en rabia sobre él, —Rodrigo, ¿Dónde teníamos metida la cabeza?—Todo fue un error. Un maldito error que tenemos que eliminar.— Dijo él en voz baja, tomándola de la muñeca, —La solución es que ese bebé nunca nazca.—No.— Hablo ella con voz ampulosa, —Ahora déjame ir. Me tengo que ir para la casa para pensar en una solución.—De acuerdo.— Él la soltó, —Pero me tienes que prometer que no
Ariadne por suerte logró terminar de cruzar esa calle. El carro negro se detuvo unos metros más adelante y del mismo descendió una mujer de unos treinta y tantos años. —Oye, ¿Te encuentras bien?— Preguntó. La mujer era de cabellera negra, —Casi te choco. —Sí.— Contestó Ariadne, procesando la situación, —Lamento mucho todo lo que pasó. Estaba tan metida en mis pensamientos que... —Es un hecho que a todos nos puede suceder.— Dijo la mujer, dándole la mano para presentarse, —Mi nombre es Clarisse Haldorn, ¿Cómo te llamas? —Yo me llamo Ariadne Lizbrook. —Encantada.— Clarisse visualizo el enorme edificio, —Veo que estás saliendo de la sede principal de la cadena hotelera del reconocido multimillonario Ignacio Longwoth, ¿Estabas buscando trabajo? —No. Mi hermana mayor es la prometida del hijo del dueño.— Explico Ariadne, —Me tengo que ir. Un placer conocerte, Clarisse. —Espera.— Hablo Clarisse, —¿Qué te parece si damos un paseo por la ciudad? Ariadne se quedó pensativa. —Bueno. Un
Ariadne comenzó a reír después de lo que había escuchado de boca de su hermana mayor. —¿Estás loca? ¿Cómo crees que puedo estar embarazada?— Ariadne seguía riéndose. —No lo sé. Pero esos parecen ser síntomas evidentes.— Hablo Yesenia con voz baja y divertida, —¿No te has hecho un exámen de embarazo? —No. No tendría porque hacerlo y mucho menos si no he tenido relaciones con ningún hombre.— Ariadne se quedó en silencio, —¿Por qué no vamos a tu taller para que pintes un rato? —¡Me parece una idea increíble!— Yesenia sonrió llena de felicidad, —Tengo tanta inspiración y ahora que mi matrimonio está cada vez más cerca, mucho más. 。◕‿◕。 —No me parece para nada justo que no quieras que mi prometida pueda entrar al negocio de la familia.— Dijo Rodrigo, sentado a la mesa, cortando un trozo de filete con un cuchillo y un tenedor, —¿Por alguna vez en toda tu vida podrías dejar el machismo a un lado y darle la oportunidad a una mujer de ser exitosa? —Mi mentalidad no será cambiada y mu
—Mira nosotras no vamos a permitir que nos vengas a faltar el respeto.— Yesenia se había levantado de su puesto. Estaba enojada por el comentario de esa mujer, —No queremos que te vengas a burlar de la memoria de nuestra madre, ¿Te quedó claro?—Yo no vine a burlarme de ustedes, sino para que se haga justicia.— Dijo la mujer con calma, —Su madre fue asesinada y yo vine para ayudarlas a hacer justicia.—¿Y cómo vamos a hacer justicia?— Ariadne comenzó a reír, —Éramos unas niñas en aquel entonces.—Por esa razón he venido hasta acá.— Dijo la mujer, —Mi nombre es Verónica Berlín.—¿Y cómo nos puedes ayudar?— Preguntó Yesenia llena de mucho interés, volviéndose al puesto al que estaba, —Han pasado muchos años desde que asesinaron a nuestra madre, ¿Qué puedes ofrecernos para hacer justicia?。◕‿◕。—¡Malak! ¿Cuántas vidas te vas a tomar para plancharme la camisa.— Ignacio estaba parado a mitad de las escaleras, —¡Necesito que muevas esa mano!Malak apareció con un gancho en manos y de la
—No. Nunca en mi vida había escuchado el nombre de esa mujer.— Contestó Rodrigo con normalidad y total sinceridad.—Es que se me hace un poquito extraño que esa tal Verónica haya venido de la nada y nos haya dicho eso.— Habló Yesenia, —Pero en parte estoy con la curiosidad. Verónica al parecer sabe mucho sobre la muerte de nuestra madre.—¿Me pueden decir cómo fue esa muerte?— Preguntó Rodrigo con interés, —¿Recuerdan algún detalle?—Éramos unas niñas en aquél entonces. Yesenia tenía cinco años y yo apenas tenía tres.— Explicó Ariadne, —No recuerdo mucho sobre eso. Solamente recuerdo que estábamos en la habitación y al salir, nuestra madre estaba muerta.—Yo lo único que recuerdo era que estábamos en la sala con mamá. Alguien toco a la puerta.— Yesenia se quedó pensativa, —Ella se puso un poquito nerviosa y nos pidió que nos fuéramos al cuarto.—Y al salir estaba muerta.— Habló Rodrigo. Ambas hermanas asintieron, —¿Hasta ahora no saben quién la mató?—No. Nunca más decidí hacerme esa
—¿Qué hace ella acá?— Malak la señaló con odio. Verónica Berlín camino unos pasos lentos. Pero llenos de total confianza y seguridad hasta ellos.—Han pasado tantos años desde aquella ocasión.—No vuelvas a abrir la boca.— Le ordenó Ignacio, —¿Qué vienes a buscar? ¿Dinero?—Ya las hermanas Lizbrook saben de mi existencia. Pero las debe con una intriga de saber quién asesinó a su madre.— Verónica les mostró una sonrisa de burla. Ellos la miraban con un profundo desprecio.—No puedes abrir tu boca.— Malak Villareal frunció el ceño, —Nadie puede saber nada, ¿Les quedó claro?—Yo no sé por cuánto tiempo pueda mantener mi boca cerrada. La verdad está en la punta de mi lengua y en algún momento eso va a explotar.— Verónica guiño su ojo derecho y sonrió.—¿Cuánto dinero quieres para que te vayas lejos y no vuelvas para acá?— Ignacio saco su billetera llena de muchos dólares, —Dime una cifra.—No es cuestión de dinero.— Verónica se dió media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida del jar