Ariadne por suerte logró terminar de cruzar esa calle. El carro negro se detuvo unos metros más adelante y del mismo descendió una mujer de unos treinta y tantos años.
—Oye, ¿Te encuentras bien?— Preguntó. La mujer era de cabellera negra, —Casi te choco. —Sí.— Contestó Ariadne, procesando la situación, —Lamento mucho todo lo que pasó. Estaba tan metida en mis pensamientos que... —Es un hecho que a todos nos puede suceder.— Dijo la mujer, dándole la mano para presentarse, —Mi nombre es Clarisse Haldorn, ¿Cómo te llamas? —Yo me llamo Ariadne Lizbrook. —Encantada.— Clarisse visualizo el enorme edificio, —Veo que estás saliendo de la sede principal de la cadena hotelera del reconocido multimillonario Ignacio Longwoth, ¿Estabas buscando trabajo? —No. Mi hermana mayor es la prometida del hijo del dueño.— Explico Ariadne, —Me tengo que ir. Un placer conocerte, Clarisse. —Espera.— Hablo Clarisse, —¿Qué te parece si damos un paseo por la ciudad? Ariadne se quedó pensativa. —Bueno. Un paseo puede ayudarme a despejar la mente de todo lo que está pasando.— Dijo ella, —Vamos a dar ese paseo. 。◕‿◕。 —Mi prometida tiene todas las ganas de formar parte del negocio de la familia.— Dijo Rodrigo, —Yesenia es buena en las artes y ella puede diseñar las nuevas construcciones. —Me parece sumamente genial tu idea y el talento de mi futura nuera, Yesenia. Sin embargo, las leyes en éste negocio son claras.— Ignacio guardo silencio por unos segundos, —LAS MUJERES NO PUEDEN TRABAJAR. —Pero, con todo respeto señor Longwoth...— Yesenia comenzó a hablar. —Y yo no pienso cambiar mi decisión por nada del mundo.— Ignacio sonrió con malicia, —Ahora necesito que se retiren de mi oficina ahora. Rodrigo y Yesenia se levantaron y sin mediar palabras comenzaron a salir del lugar. —Tu madre me había comentado que tu padre era un machista. Sin embargo, no me imagine que era de esa manera.— Hablo Yesenia cuando estaban en el ascensor. —Mi padre siempre ha sido un machista. Él quiere que yo sea igual que él.— Dijo Rodrigo. Unos segundos después ambos estaban en el primer piso y ahora se dirigían hasta la salida. —¿Dónde estará, Ariadne?— Yesenia frunció el ceño, mirando a su alrededor. —Puede que se haya ido.— Contestó él, —Ya ella se debe sentir incómoda que mis padres la corran cada vez que la ven. —Tienes razón.— Yesenia asintió la cabeza con lentitud, —Ariadne es incapaz de hacerle daño a alguien, ¿Por qué tus padres la odian? ¿Ella que les hizo? —Vamos. Tenemos que buscarla y darle nuestro apoyo.— Dijo Rodrigo. —Pero antes...— Ella lo abrazo y lo beso, —No me puedo quedar ni un segundo más sin darle un beso a mi futuro y fiel esposo. 。◕‿◕。 Clarisse detuvo su carro color negro cerca de la plaza. Ariadne estaba con la mirada fija en la ventana lateral, sus ojos grises reflejaban tristeza. —¿Eso quiere decir que estás embarazada del prometido de tu hermana?— Preguntó Clarisse con curiosidad. —Sí.— Una lágrima se deslizó por la mejilla derecha de Ariadne, —Pero todo fue un error. Sin embargo, estás en todo tu derecho de poder juzgarme. —Jamás te juzgaría, Ariadne. Yo también viví una experiencia similar.— Clarisse suspiro, —Es una larga historia que en otra ocasión te puedo contar. —Mi hermana no sabe nada y tan pronto lo sepa...— Ariadne se quedó en silencio con miedo de decir las siguientes palabras, —Me va a odiar o me puede hasta matar. —¿Crees que tu hermana sea capaz de matarte? —Todos somos capaces de matar por amor.— Hablo Ariadne, —Mi hermana Yesenia no es la excepción. —No tengas miedo.— Dijo Clarisse, —Vamos. Es hora de llevarte a tu casa. —Le quiero pedir que por favor, no le comente nada a nadie de lo de mi embarazo.— Dijo Ariadne, —Mi cuñado es el único que sabe. —Te aseguró que así será. Te entiendo, yo también he vivido esta historia y sé lo desesperada que estás. Clarisse estaba manejando por las hermosas calles de la ciudad de Phoenix. Ariadne estaba en silencio y con una expresión llena de tristeza. Todavía sentía dolor por lo que había hecho y en el fondo sabía que era una completa basura. —Yo vivo en la siguiente calle.— Susurro Ariadne, —Tengo mucho miedo de lo que pueda pasar cuando todo salga a la luz. —Tienes que estar preparada.— Dijo Clarisse, —¿Es acá? Ariadne asintió y comenzó a descender del vehículo. Unos segundos después ya estaba afuera del mismo con una sonrisa de labios cerrados. —Gracias. —Espero volver a verte pronto.— Clarisse sonrió y aceleró, perdiéndose en el camino. Ariadne comenzó a dar su recorrido con destino a su casa. Su jardín no era tan lujoso y hermoso como el de la familia Longwoth. Sin embargo, tenía muchos recuerdos del mismo. Recuerdos dolorosos... —Ariadne, ¿Dónde estabas?— Yesenia salió del interior de la casa y la abrazo, —¿Te sientes bien? Me duele mucho todo lo que tuviste que tolerar. —Ya me he acostumbrado a eso.— Ariadne habló en voz baja. Ambas hermanas comenzaron a caminar por el jardín. Sin embargo, comenzó a sentirse mal y estuvo a punto de caer de rodillas. —¿Estás bien?— Yesenia logró estabilizarla, —Vamos. En la casa te vas a sentir mejor. —Esto puede ser síntoma del estrés que experimente hace poco.— Dijo Ariadne, sentándose a orillas de su cama. —Esto solamente puede significar una cosa — Dijo Yesenia, —Estas embarazada.Ariadne comenzó a reír después de lo que había escuchado de boca de su hermana mayor. —¿Estás loca? ¿Cómo crees que puedo estar embarazada?— Ariadne seguía riéndose. —No lo sé. Pero esos parecen ser síntomas evidentes.— Hablo Yesenia con voz baja y divertida, —¿No te has hecho un exámen de embarazo? —No. No tendría porque hacerlo y mucho menos si no he tenido relaciones con ningún hombre.— Ariadne se quedó en silencio, —¿Por qué no vamos a tu taller para que pintes un rato? —¡Me parece una idea increíble!— Yesenia sonrió llena de felicidad, —Tengo tanta inspiración y ahora que mi matrimonio está cada vez más cerca, mucho más. 。◕‿◕。 —No me parece para nada justo que no quieras que mi prometida pueda entrar al negocio de la familia.— Dijo Rodrigo, sentado a la mesa, cortando un trozo de filete con un cuchillo y un tenedor, —¿Por alguna vez en toda tu vida podrías dejar el machismo a un lado y darle la oportunidad a una mujer de ser exitosa? —Mi mentalidad no será cambiada y mu
—Mira nosotras no vamos a permitir que nos vengas a faltar el respeto.— Yesenia se había levantado de su puesto. Estaba enojada por el comentario de esa mujer, —No queremos que te vengas a burlar de la memoria de nuestra madre, ¿Te quedó claro?—Yo no vine a burlarme de ustedes, sino para que se haga justicia.— Dijo la mujer con calma, —Su madre fue asesinada y yo vine para ayudarlas a hacer justicia.—¿Y cómo vamos a hacer justicia?— Ariadne comenzó a reír, —Éramos unas niñas en aquel entonces.—Por esa razón he venido hasta acá.— Dijo la mujer, —Mi nombre es Verónica Berlín.—¿Y cómo nos puedes ayudar?— Preguntó Yesenia llena de mucho interés, volviéndose al puesto al que estaba, —Han pasado muchos años desde que asesinaron a nuestra madre, ¿Qué puedes ofrecernos para hacer justicia?。◕‿◕。—¡Malak! ¿Cuántas vidas te vas a tomar para plancharme la camisa.— Ignacio estaba parado a mitad de las escaleras, —¡Necesito que muevas esa mano!Malak apareció con un gancho en manos y de la
—No. Nunca en mi vida había escuchado el nombre de esa mujer.— Contestó Rodrigo con normalidad y total sinceridad.—Es que se me hace un poquito extraño que esa tal Verónica haya venido de la nada y nos haya dicho eso.— Habló Yesenia, —Pero en parte estoy con la curiosidad. Verónica al parecer sabe mucho sobre la muerte de nuestra madre.—¿Me pueden decir cómo fue esa muerte?— Preguntó Rodrigo con interés, —¿Recuerdan algún detalle?—Éramos unas niñas en aquél entonces. Yesenia tenía cinco años y yo apenas tenía tres.— Explicó Ariadne, —No recuerdo mucho sobre eso. Solamente recuerdo que estábamos en la habitación y al salir, nuestra madre estaba muerta.—Yo lo único que recuerdo era que estábamos en la sala con mamá. Alguien toco a la puerta.— Yesenia se quedó pensativa, —Ella se puso un poquito nerviosa y nos pidió que nos fuéramos al cuarto.—Y al salir estaba muerta.— Habló Rodrigo. Ambas hermanas asintieron, —¿Hasta ahora no saben quién la mató?—No. Nunca más decidí hacerme esa
—¿Qué hace ella acá?— Malak la señaló con odio. Verónica Berlín camino unos pasos lentos. Pero llenos de total confianza y seguridad hasta ellos.—Han pasado tantos años desde aquella ocasión.—No vuelvas a abrir la boca.— Le ordenó Ignacio, —¿Qué vienes a buscar? ¿Dinero?—Ya las hermanas Lizbrook saben de mi existencia. Pero las debe con una intriga de saber quién asesinó a su madre.— Verónica les mostró una sonrisa de burla. Ellos la miraban con un profundo desprecio.—No puedes abrir tu boca.— Malak Villareal frunció el ceño, —Nadie puede saber nada, ¿Les quedó claro?—Yo no sé por cuánto tiempo pueda mantener mi boca cerrada. La verdad está en la punta de mi lengua y en algún momento eso va a explotar.— Verónica guiño su ojo derecho y sonrió.—¿Cuánto dinero quieres para que te vayas lejos y no vuelvas para acá?— Ignacio saco su billetera llena de muchos dólares, —Dime una cifra.—No es cuestión de dinero.— Verónica se dió media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida del jar
—¡Tienes que acelerar! ¡No te detengas! ¡Rápido!— Ariadne estaba desesperada, tocándose el vientre. Las lágrimas fluían por su rostro sin parar.—¡Eso es lo que estoy tratando de hacer!— Dijo Clarisse, pisando el acelerador con todas sus fuerzas y aferrando sus manos al volante, —Pero no puedo correr el riesgo de que suframos un accidente de tránsito.—¡Pero si no aceleras esa persona que nos viene persiguiendo nos va a alcanzar!— Ariadne estaba más desesperada, tratando de mirar hacia atrás, —Yo no quiero que nos pase nada y mucho menos a mi bebé.Clarisse Haldorn no dijo nada más. Tenía que analizar la situación si es que quería lograr escapar y no morir en el intento. Estaban en medio de una carretera y era de noche. Por lo tanto, la iluminación era escasa y para empeorar la situación estaba cayendo una fuerte lluvia que estaba volviendo el pavimento resbaloso.—Yo te prometo que te voy a sacar de ésta situación, Ariadne. Solamente no te alteres que eso no le hace bien a tu bebé.—
Phoenix, Arizona. Tres meses antes...—Yesenia.— Ariadne se detuvo en la entrada con una sonrisa de labios cerrados, —Sabía perfectamente que te podía encontrar en tu taller.—¿Cómo sabías que estaba acá?— Yesenia le preguntó con curiosidad bienhumorada, sin mirarla porque estaba concentrada en su arte.—El arte es uno de tus mayores pasatiempos.— Contestó Ariadne, terminando de entrar para admirar la hermosa obra realizada en ese enorme lienzo, —La pintura es la principal causa de tu felicidad.—Incorrecto.— Yesenia dejo el pincel a un lado. Ariadne tenía la mirada ampliada y sus ojos grises estaban llenos de curiosidad, —Mi mayor felicidad es mi matrimonio con Rodrigo Longwoth.—¿Es es una semana? ¿Verdad?—En una semana. Siete días para poder sellar mi unión con el amor de mi vida. Yo amo a Rodrigo Longwoth.Ariadne sintió un nudo en su garganta y al mismo tiempo un sentimiento de culpabilidad dominó su mente. Jamás se iba a perdonar el error tan grande que había cometido dos
—¿Secretos?— Rodrigo comenzó a reír, —Me divierte mucho tu imaginación.—¿Vas a entrar a la mansión o te vas a quedar afuera, Ariadne?— Yesenia poso su mirada sobre su hermana menor. Ariadne asintió de manera dubitativa, dando unos pasos lentos y meticulosos al interior, —No tengas miedo. Mis futuros suegros tampoco son capaces de matarte.—El hecho de que me odien sin ninguna clase de sentido es suficiente...— Ariadne se quedó en silencio, tomando asiento en uno de las sillas de la sala, —¿Ellos están acá en la casa?—Mi padre está en una reunión en su oficina y mi madre debe estar dormida.— Rodrigo hablo con mucha calidez, —¿Quieres un trago? ¿Un vino? ¿O prefieres un café?Ariadne nego con la cabeza. Ahora sus ojos de color gris estaban fijos en un punto desconocido. Su mente estaba trayendo recuerdos de ese momento amoroso que había tenido con Rodrigo Longwoth.—Yo vine para acá para buscar mi regalo.— Yesenia meneó sus cejas de arriba para abajo. Una sonrisa hermosa estaba en su
—¿Qué?— Ariadne se detuvo en medio de la sala de emergencias. Las enfermeras y pacientes que estaban por el lugar los miraban, —¿Cómo crees que voy a abortar al bebé?— Susurró ella, —¿Te volviste loco?—Es una locura el hecho de que estés embarazada de mí.— Dijo él en voz baja y entre dientes, —¿O es que ya se te olvidó que soy el prometido de tu hermana mayor?Ariadne comenzó a caminar hasta la salida de esa clínica. Estaba molesta con la situación y mucho más ahora que Rodrigo la estaba siguiendo a toda prisa.—¿Por qué no pensaste eso cuando te acostaste conmigo?— Ella clavo sus ojos grises ardientes en rabia sobre él, —Rodrigo, ¿Dónde teníamos metida la cabeza?—Todo fue un error. Un maldito error que tenemos que eliminar.— Dijo él en voz baja, tomándola de la muñeca, —La solución es que ese bebé nunca nazca.—No.— Hablo ella con voz ampulosa, —Ahora déjame ir. Me tengo que ir para la casa para pensar en una solución.—De acuerdo.— Él la soltó, —Pero me tienes que prometer que no