Días después, se celebró el cumpleaños de Fernanda, un acontecimiento importante para la sociedad y los medios informativos que estuvieron presentes, siguiendo cada momento. Pero lo que más ansiaban era conocer detalles sobre la boda de los hermanos Martinelli. El tema más comentado por las próximas semanas hasta que se supo la fecha y la hora del acontecimiento.Una gran celebración se preparó con estricta confidencialidad, encargados y asesores manejaron todo respecto a la boda del año, sin soltar ningún detalle a la prensa. Llegado el momento, solo algunos medios tuvieron el privilegio de transmitir en vivo desde la iglesia Santa Clara de Asís, el minuto a minuto de la boda más comentada del año.En medio de una decoración de ensueño, amigos, familiares, socios e invitados especiales se prepararon para ver entrar a las novias. Todo parecía ser un cuento de hadas, desde la limusina en la que fueron trasladadas a la iglesia, hasta la música de Christina Perri — "A Thousand Years", de
(Jenny)Después de un día agotador en la universidad, regresé a casa para encontrar a mi amiga doblada de risa en mi habitación. Al entrar, la vi de pie frente al espejo, vestida como policía, al parecer.— ¿Qué haces vestida así? ¿Te has adelantado a Halloween? —pregunté.—Es mi disfraz para la fiesta de esta noche. Dijiste que iríamos —respondió entre risas. ¿No es genial? Deberías ver el tuyo.— ¿De qué estás hablando? No mencionaste ningún disfraz. ¿Lo omitiste a propósito?—¡No! simplemente lo olvidé.—Mientes —cruzé los brazos.—Si te lo hubiera mencionado, ni siquiera habrías considerado ir. Eres tan aburrida y anticuada.—No soy aburrida. Solo que...—Tienes miedo de probar cosas nuevas. Una fiesta de disfraces es lo mejor que nos puede pasar en esta época del año. Nos saca de la rutina. Además, el disfraz que te han enviado es más decente y sexy —dijo mientras se acercaba a una caja sobre la cama para que lo viera por mí misma.Dejé un suspiro escapar y me acerqué a ella, apa
Regresamos a casa a tiempo para arreglarnos y estar listas para matar, como dice Amelia muy animada.—Lo que sí usaremos de la caja será el antifaz; está muy hermoso y al parecer todos usarán uno igual —le comunico.Unos minutos después, tomamos un taxi en la esquina del edificio para ir a esa tan ansiada fiesta.—No entiendo por qué los disfraces, no estamos en carnavales ni en Halloween.—Caprichos de niño rico —responde Amelia—. Y con esto no digo que Carlos lo sea. Fue idea de su hermano menor organizar una fiesta como esta —sonríe—. Tiene la ilusión de encontrar en todas esas chicas misteriosas la media naranja que complemente la vida de Carlos. Sin embargo, lo que no sabe es que aquí ya está su futura esposa.—Amelia, el amor no funciona así. Los dos deberían saberlo. No estoy interesada en un noviazgo, mucho menos en un matrimonio —la miro seria y luego suelto una carcajada.—Cuando lo conozcas, te derretirás de amor. Carlos es tan dulce, amable, sincero, sencillo, carismático
Mi amiga levanta solamente la mano y se pierde entre los asistentes. Me siento mareada por las luces, la sofocación va en aumento y mi corazón se acelera más por el temor de una cita a ciegas en un lugar como ese.“¿Cómo es que me dejé convencer? Debo buscar el baño y mojarme la cabeza. Pero ¿dónde puede estar?”Respirando intranquila, me abro paso entre los asistentes hasta que puedo localizar el famoso cartelito. Camino en esa dirección sintiendo una inquietud incontrolable en mi corazón.“¡Carajo! ¿Por qué no habré frecuentado antes estos sitios? Me siento como un bicho raro. Es un ambiente normal y común, por así decirlo. No hay de qué temer.”Dejo salir una sonrisa nerviosa y, como si nada pasara, avanzo entre las parejas que bailan y se besan por todos lados, haciéndome sentir más incómoda. Qué alivio siento al llegar al pequeño corredor de los servicios higiénicos. Me arreglo un poco la falda y doy unos pasos ingresando, cuando de pronto, alguien me toma del brazo y me lleva ha
—Gracias, ya tengo pareja — respondo, intentando no doblegarme ante sus encantos.— ¿Y cómo se llama? Digo, Para ir buscándolo. Entre tanta gente de clase debe haber uno que no encaje — sonríe.Ver esa sonrisa pintada en su rostro me provoca suspiros involuntarios, pero también una enorme rabia, por la manera de expresarse.—Se llama Carlos y es hermano del estúpido que hizo esta horrenda fiesta — le informo.Cuando ese nombre entra por los oídos del extraño, su sonrisa de niño bobo desaparece por un segundo. Pero sigue sacándome de mis casillas.— ¡Mira pues! Y yo que esperaba conocer a un monumento curvilíneo como acompañante del gran Carlos Martinelli; una diosa, ya sabes, una de esa mujer llena de atributos que te dejan tuerto de tanto mirar —suspira largamente, mientras muerde su labio inferior.— ¿Qué quieres decir?—Que eres fea, amargada y pues no veo esos enormes melones apetecibles, ni trasero redondo —dice mirándome de arriba abajo mientras sus manos se mueven.Sin pensarlo
(Esteban)Sigo riendo, incapaz de contenerme, mientras reflexiono sobre el divertido y peculiar incidente de haber besado accidentalmente a la cita de Carlos."Fue un error, eso está claro. Nadie puede culparme por un simple malentendido. No estoy traicionando a nadie, fue un suceso fortuito, pero extraordinariamente placentero y emocionante. ¿Por qué decidieron intercambiar disfraces? Aunque debo admitir que estoy agradecido por ello. Hay algo especial en ella, algo que va más allá de su belleza, algo que acelera mi corazón y despierta suspiros en mi pecho. ¡Dios mío! No debería sentirme atraído, no puedo permitirlo. Ella y Carlos... Quién sabe qué sucederá entre ellos esta noche. Pero es inevitable que me sienta intrigado por esta mujer que parece arder con fuego en su interior."Con un suspiro, intento recuperar la calma y estoy a punto de retirarme, cuando mi atención se centra en el antifaz de la dulce gitana que yace en el suelo. Su presencia me recuerda que este encuentro accid
Estoy disfrutando del mejor sexo oral de mi vida, cuando escucho a otra pareja entrar al cubículo contiguo. Sus risas y su calentura empiezan a incomodarme. No sé si sea eso o el estar pensando en aquella chica maleducada. Ana sigue tan caliente y yo a punto de enfriarme cual témpano de hielo.—Aquí no puedo concentrarme —aparto a Ana de mi pene, acomodándome aprisa el pantalón. La pequeña gitana suelta un gran suspiro de resignación y se aleja para acomodar sus prendas.—¿Qué diablos te pasa? —interroga enojada.—No puedo hacerlo cuando ellos —señalo el cubículo siguiente donde los jadeos y gritos se hacen cada segundo más incontenibles— parecen estar filmando una escena porno.—Disfrutan el momento —me aclara Ana— y tú —levanta mi polo y lo estrella en mi pecho, muy enojada— tienes la mente en otro lado.—No sé qué me sucede —me coloco el polo.—Estás perdiendo tu oportunidad conmigo.—Lo sé.—¡Carajo! —grita— Nadie me ha despreciado de esta manera —abre la puerta del baño y sale fu
Después de unos minutos, llegamos a Casanova club. Puede decirse que somos conocidos, no es difícil conseguir una zona Vip con los mejores cuerpos de Colombia.Pedimos unas copas y mientras nos deleitábamos con las chicas bailando, le cuento a Roger sobre la cita de Carlos y el intercambio de disfraces, que provocó este inesperado altercado.—Si no me lo cuentas, no lo creo — dice Roger.—Te juro que ambas se parecen tanto, aún más sin el antifaz, pero son tan diferentes— pienso un momento en ese beso — Al igual que su manera de besar.— ¿Por qué de repente estás sonriendo Esteban? Estás poniendo cara de idiota— cuestiona Roger.—Por nada en especial, solo recordaba los cariñitos que me dio esa chica.—Debieron ser ricos, porque traes esa cara de tonto, que hace mucho no te veía. Que me late que te enamoraste.Empiezo a reír.—No pasa nada, únicamente me pareció gracioso la manera en que nos conocimos— le informo.—Claro, no siempre uno tiene la dicha de besar a una mujer tan linda.—