Harper no será jamás la protagonista que quiera dárselas de buena, así que posiblemente tendrá más vibras de villana algunas ocasiones. Me encanta, ¿qué opinan ustedes?
—Un elogio es lo que podría darle realismo a esto —le limpió la boca con una de las yemas de su dedo— o alguien más lo hará. —Que esposa tan hermosa la que tienes, sin intención de faltar el respeto, Crown —dijo el sujeto de camisa azul con una copa de brandy en sus manos. —Gracias por el cumplido, Zabeth —respondió Mateo tomándola de la cintura, con una sonrisa fría—. Pero te aconsejo que mantengas tus ojos y tus comentarios lejos de lo que me pertenece. No suelo compartir mis tesoros, menos cuando es el más valioso. Sus ojos se dispararon hacia la boca de su esposa. —Quién sabe lo majestuoso que es, no necesita elogios— la pegó más a su cuerpo. Ella ocultó exitosamente que no quería alejarlo. —Lo lamento, no quise que se malinterpretara —añadió el dueño de la franquicia más importante en la ciudad. —Mil disculpas. —No hay problema. Mi esposo es un poquito posesivo, entenderá que sea un poco tosco con sus respuestas —añadió Harper intentando con disimulo quitar la man
Cómo dos cuerpos creados para encajar a la perfección, Mateo y Harper se movían a un ritmo casi asesino, en el cuál, el objetivo era destruir las ansias por el otro que tenían. Un beso virulento, cargado de agresividad, arrebatado y con saña, casi cómo un castigo que no deseaban detener. Avivando mucho más la fiereza al tomar el otro para compenetrarse, tal cuál, piezas que quisieran desgastarse mutuamente. La humedad destilaba de la hendidura de la pelirroja, provocando que los dedos de Mateo la presionaran, logrando que ella le diera más acceso a ese lugar. Su polla presionó, necesitada, ansiosa por obtener la liberación, esta vez sobre la culpable de que todas las noches tuviera ese dolor tan exquisito. Mateo se deshizo de la camisa, dejando a la vista el torso trabajado y las incalculables cicatrices, lo cuál a Harper la hicieron perder más la cordura. Eso no debería ser atractivo para ella, pero le encendía las ganas de pasar su lengua por esa piel marcada por figuras irregular
El dolor aún estaba reflejado en esos ojos violeta que solo cobraban más intensidad con cada estocada. Harper podía notar cuánto se contenía el mafioso, pero también lo incitaba a seguir, ya que la carencia de dolor sólo creaba ese punto exacto de dolor que quería y le dejaba ver a través de sus ojos. Las muecas lo ponían peor. El dolor nunca antes supo tan bien cómo verlo reflejado en la pelirroja que jadeaba, presa entre la satisfacción y su brutalidad. Su furor no desaparecía, aumentaba al embestir a la inglesa que lo besaba, dándole su quejidos de esa forma. Sus piernas temblaban porque el tamaño la estaba torturando de distintas formas, ya que no era fácil que su entrepierna lo resistiera tanto tiempo, pero se las arreglaba para que la fricción desapareciera la molestia. Su labio fue mordido, en tanto Mateo se clavó más profundo, obligándola a verlo esta vez, sin contener la siguiente estocada cruel que la tensó por completo. Los ojos de la pelirroja se torcieron con la fuer
Harper se hizo cargo de meter todas las sábanas a la lavadora, el desorden no le gustaba y no quería dormir rodeada del caos que había causado el mafioso. Por lo que cuándo Winifred llegó por horas de la mañana la encontró durmiendo y sin un sólo rastro de lo ocurrido. Se dio un baño para quitarse el sueño y preparó el desayuno que dejó listo, antes de irse a dormir. La reunión con sus nuevos amigos la entretuvieron toda la noche, y necesitaba descansar. Aunque al despertar pasado el mediodía, el desayuno seguía en el mismo lugar que lo dejó, la nota no había sido tocada y todo estaba igual. Se asustó al pensar que Lorcan había vuelto y la había lastimado, corrió a toda prisa a la habitación, pero no había ningún indicio de nada. Se acercó a ella, viéndola con los ojos cerrados y la frente perlada de sudor. Fiebre. La temperatura en su cuerpo lo dejaba claro. —¿Qué sucede? —murmuró Harper al abrir los ojos, confundida. —Tienes temperatura, cariño— le quitó de encima la colcha
Por la mañana, Mateo, en lugar de ir a Aegis, se abocó a la empresa de Anthony, quién de buen humor no se veía. Aún cuándo escondía muy bien que estaba molesto, él lo conocía. —Úrsula se retiró cómo estaba previsto, pero logró convencer a dos para acompañarla, además de los que dedujimos,— señaló dejando los documentos firmados en manos de su asistente. —No me enoja que se retire, Vladimir dice que Carter y Grayson Bassett se unirán y Johan propuso invitar al tío del Mayor— Mateo detuvo sus ojos en él. —Haremos una prueba, no habrá cambio en nada. Mejor dime si tu propuesta a candidata ya entró del todo a su papel en esto. No hay que olvidar que representa una ganancia del 300%, así que para estos momentos la competidora debe estar en su entrenamiento. —No vivo con ella y no la vigilo, pero enviaré a Hermes para que revise si se encuentra haciendo su trabajo— indicó Mateo tomando el móvil. —Sí no es la inversión, ¿qué es lo que te tiene de ese modo? —La instalación del nuevo sistem
Con un suspiro de frustración, se centró nuevamente en su trabajo. Tenía pruebas pendientes con las que aún estaban pendientes, pero su mente necesitaba distracción y por ello se dijo que requería crear algo que superara sus propias expectativas. Cada componente del arma debía ser perfecto, tanto en función como en forma. La idea de un mecanismo de seguridad biométrico, que sólo respondiera al ADN del usuario, comenzó a tomar forma en su mente. Sería un avance revolucionario, añadiendo una capa de personalización y seguridad nunca antes vista. Eso quería, su mente trabajando en cosas productivas, no en tonterías sin sentido.Mientras avanzaba en el diseño, agregó una nota a un lado sobre la posibilidad de crear un sistema de balanceo automático que ajustara el peso del arma según las preferencias del usuario, entre otras como el visor holográfico y el tipo de balas que podía estudiar. Soltó el dispositivo cuándo la camioneta se aparcó frente a un portón de malla. Habían llegado a su
Harper actuó como si el mafioso no existiera, mirando al rottweiler en su lugar. No era tan bestial cómo se veía, pero tenerlo cerca tampoco le daba la tranquilidad que el mafioso sí. Mateo se rascaba la nuca a cada nada, dejando a la vista los dedos que la hicieron mover la lengua dentro de su boca. En tanto Mateo, movía los dedos para quitarse esa sensación que lo tenía con su grosor destilando perlas que recorrían su longitud. Esa maldit@ tela tan adherida a su piel debía ser fácil de quitar y si no, seguro podía romperla, tanto como podía romper a la pelirroja que movía sus dedos con delicadeza, como si esa mano no fuera la misma que se acomodaba su polla en la entrepierna. —¿Ya te funcionan las piernas o necesitas más atención inmediata? —cuestionó sin verla aún. —Me recuperé rápido, no fue la gran cosa— buscó el paquete de toallas para no darle importancia al asunto. —No sé qué estás acostumbrado a ver en las demás, pero no fue lo mismo que en mí. Créeme —añadió quitándose l
La inglesa caminó detrás de la mujer que no tenía intención de esperar a nada y su velocidad al caminar era la de alguien que sabía a dónde dirigirse. Grettel no esperó a ser invitada al apartamento, entrando directamente al lugar con una llave que sacó de su bolsillo. Un claro indicio de quién era el encargado de haberla enviado. Una chica de postura rígida caminaba detrás suyo, cómo si estuviera dispuesta a recibir una bala por su jefa. —Tienes cinco minutos para estar vestida, calientas durante diez minutos y me muestras lo que tienes — «Será un día largo y pesado», pensó Harper. —Muéstrame a los jueces. Harper no creyó que esa información la pudiera tener alguien más, pero al ver algunas fotos en un dispositivo al pasar a su lado se dio cuenta que ella sí. No era agradable trabajar con alguien de quién ni siquiera tuviera referencias malas. Estaba a ciegas con ella y eso le molestaba. Pero era disciplinada y en el tiempo que tenía cumplió con estar de regreso. Calentó dura