Capítulo 36.

Muy temprano por la mañana, Harper pidió una cita con el especialista con quién pasó un par de horas antes de tomar un tiempo que usó para ponerse de acuerdo con el próximo comprador. Ken, ya había regresado a la ciudad, por lo que podía continuar con las negociaciones de lo que faltaba.

Al llegar la hora indicada se abocó a la casa del tipo que envió un vehículo para recogerla. Aunque su pensamiento se fue inmediatamente a que tendría que ver al tigre o al rottweiler, de nuevo.

Caminó con cautela, hasta cruzar la sala, encontrándose sola en un sitio, que a su parecer, era demasiado inseguro. Pasó las manos por sus rodillas, intentando no dejar al descubierto que imaginaba los colmillos de alguno de esos animales contra ella.

Sabía cómo dolían. Podía escuchar los ladridos en sus orejas, su cuello se sintió presionado.

Las pisadas ligeras la hicieron ver hacia el animal que corría, haciendo que se incorporara de golpe al verlo aproximándose.

Las pisadas en el fondo no le fueron de
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